Como animales (Jacob/Leah) [Crepúsculo] [7ºReto 6º Periodo, lmf_torneo]
Leah se parece más a una pantera que a un lobo. Cuando tiene forma humana camina de forma felina, con una elegancia sensual que logra despertar los cánidos instintos del resto de su manada. Cuando está en fase logra revolver sus conciencias, torturándolos con el dolor provocado por la injusticia de su condición.
Jacob es demasiado grande para su edad. Ha pegado un estirón descomunal en demasiado poco tiempo. Cuando tiene forma humana camina desgarbado pero firme. Cuando está en fase lo atropella todo a su paso, como un huracán, intentando ignorar los amargos sentimientos de Leah, y los suyos propios.
Se entienden mutuamente más de lo que a ninguno de los dos le gusta reconocer, y al mismo tiempo se odian demasiado. Jacob odia a Leah porque consigue envenenar sus pensamientos con su propio dolor. Leah odia a Jacob porque él aumenta su ya crudo dolor cada vez que piensa en la humana esa.
Son un punto de apoyo mutuo. Cada noche, mientras la manada duerme, Jacob se mueve frenético entre las piernas de Leah. Ella muerde su hombro, aferrándose con fuerza a su espalda. Y se susurran insultos al oído, mientras los muelles de la cama chirrían y sus respiraciones son demasiado ruidosas como para oír nada más.
Porque cuando están en casa de Emily ni siquiera se miran. Duele. Duele ser plenamente consciente de lo que se pierde. Duele ver como Sam mira a Emily y saber que antes la miraba a ella así. Leah siente como todo se retuerce en su interior y mira a Jacob. Sus miradas se cruzan y es como si algo se desatase.
Cuando toda la manada se va a su casa Leah y Jacob terminan mordiéndose y lamiéndose en cualquier rincón de La Push. Se les vuelven locas las manos y el dolor se apodera de sus conciencias, haciéndolos menos humanos. Más animales.
Jacob rodea la cintura de Leah con sus brazos, que son enormes, y hacen que ella se sienta frágil, cosa que pasa en raras ocasiones. Las piernas de Leah rodean la cintura de Jacob mientras él hinca los dientes en su piel color canela, y siente una sensación de afecto que no ha sentido nunca.
Se trata tan sólo de sexo. No hay de por medio ningún sentimiento diferente al dolor. El dolor de haber perdido a quienes alguna vez han amado.
Todo sería más fácil si pudiesen imprimarse entre sí. Pero el capricho de su condición de lobos tan sólo los lleva a empujarse mutuamente contra una pared o un árbol, a moverse como bestias frenéticas sobre una cama de muelles oxidados, a morderse y abrazarse al mismo tiempo.
Y todo deja de doler en el momento en que se corren, juntos, como si, al igual que cuando entran en fase, estuviesen sincronizados. En ese momento Jacob muerde la garganta de Leah, hasta casi hacerle sangre, y Leah muerde el hombro del chico mientras clava unas uñas demasiado largas en su espalda.
No gimen, aúllan. Porque no son humanos, son lobos.
Pero nada de eso importa. Porque cuando están juntos nada duele.