[1/?] 1. Inicio (tabla básica2, drabbles_fics) De caídas, chocolate y brillo en la mirada
Un ser humano empieza de nuevo infinidad de veces en la vida. Cae. Se levanta. Y sigue adelante. Mira hacia atrás, con vistas al futuro; y es entonces cuando, si está solo, se siente perdido.
Hace calor para ser septiembre, y avanzar tan lentamente por el andén, a pleno sol, se hace pesado. No importa que James tenga once años y el pelo revuelo, que amenaza con vitalidad sin límites. Siente el calor como cualquier criatura.
Cuando se sube al tren, se encuentra con un compartimento prácticamente vacío. En él solo hay un chico de pelo negro, que le cae sobre los ojos. Decide entrar, básicamente porque el de dentro parece estar solo, y a él le apetece charlar.
Entra en el compartimento, como solo un Potter lo haría. Haciéndose notar. El chico que está dentro se limita a alzar la vista y sacudir levemente la cabeza, para dirigirle una penetrante mirada gris por entre el flequillo.
-¿Quién eres?-pregunta curioso. Tiene una voz que arrastra las palabras. No suena hostil. Tan solo interesado.
-Me llamo James. James Potter.-dice el recién llegado.
El otro chico ladea la cabeza, de forma que el flequillo se le aparta de delante de sus ojos, revelando un rostro verdaderamente atractivo, incluso para su edad. Parece estar evaluando a James.
Y, al parecer, le gusta lo que ve, porque esboza una media sonrisa, entre misteriosa y traviesa.
-Yo soy Sirius. Black.-dice luego.
James le devuelve la sonrisa. Ambos saben que se van a llevar muy bien.
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Sirius se sacude el pelo de delante de los ojos una vez más. A su lado, James no consigue estarse quieto. Los tienen en una pequeña habitación, y lo único que les han dicho es “que les van a seleccionar”. Él está tranquilo. Sabe que tiene que ir a Slytherin. Y eso, en el fondo, duele; porque James quiere ir a Gryffindor, y se lo han pasado demasiado bien esa tarde (apostando, jugando al snap explosivo, metiéndose con un niño con pintas de aguilucho…) como para mandarlo todo a la mierda así.
La verdad es que, yendo a Slytherin, lo único que conseguiría sería que su madre estuviese orgullosa de él. Y, siendo sinceros; a él le importa muy poco lo que su madre pueda decir, querer o pensar. Básicamente porque siempre lo trató como el culo de un bowtruckle; y porque el tío Alphard le ha enseñado que hay vida más allá de la sangre.
Y, cuando Sirius finalmente se sienta en ese taburete, con se sombrero en la cabeza, tiene más que claro que no quiere ir a Slytherin.
Por eso sus ojos brillan, gamberros, cuando el sobrero grita GRYFFINDOR a viva voz.
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Respira profundamente, conforme se sienta al lado de un chico moreno de pelo revuelto en la mesa de Gryffindor.
Es el mismo chico que se metió con Severus en el tren. Pero ahora ella está en su casa y Severus está en Slytherin.
-Vaya, ¡pero si es mi pelirroja!-oye que le dice el de pelo revuelto a su amigo, el del flequillo.
Se vuelva, toda ella diplomacia, y se aclara la garganta.
-Yo no soy tu pelirroja, Potter-masculla molesta.
-Vamos, nena, si en el fondo sé que te morirás por mí-suelta luego.
Lily lo fulmina con la mirada, molesta. Asqueada. Menudo estúpido egocéntrico y asqueroso con el que convivir.
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Se sienta en su cama y mira a sus compañeros de cuarto. Es consciente de que está pálido, y de que se le marcan las ojeras.
Su uniforme está perfectamente doblado sobre su baúl, y sus libros perfectamente colocados en su mochila. No sabe evitarlo. Se ha educado bajo una disciplina férrea, casi un entrenamiento militar, para poder, con voluntad, sobrevivir mes a mes.
Los otros dos chicos parecen muy amigos, pese a que Remus sabe que se han conocido esa mañana. Carraspea levemente, y logra que le hagan caso y lo miren- No tiene por qué ser su amigo. Sólo llevarse bien con ellos en la justa medida para que la convivencia resulte agradable.
-¿Queréis chocolate?-pregunta con una sonrisa temblorosa.
En el rostro del chico de pelo revuelto (el de la cama de la izquierda) se dibuja una sonrisa, que de tan traviesa parece salvaje.
Y Remus, en ese momento entiende que no le va a ser fácil rechazar su amistad.
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Entra en el dormitorio caminando torpemente, y se acerca apresurado a su cama, que es la única libre. Los ocupantes de las otras tres están comiendo chocolate, cada uno en la suya.
Peter, sin a penas decir nada más que un tímido y bajito “buenas noches”, se mete en su cama. No quiere molestar a sus compañeros de cuarto.
-¡Eh tú!-una voz que arrastra las palabras lo llama.
Él se vuelve y se ve acorralado bajo una penetrante mirada gris.
-¿Si?-su voz está temblorosa.
-¿Cómo te llamas?
-Peter Pettigrew-dice, intentando sonar un poco seguro de si mismo.
-Bien.-dice el otro.-Yo soy Sirius Black, y estos son mis amigos, James Potter-dice señalando a un chico de pelo negro y revuelto.-Y Remus Lupin-añade señalando a uno pálido y ojeroso.
Peter asiente en silencio., con una vacilante sonrisa, y James toma la palabra.
-No es bueno tener tanta vergüenza, Peter.-dice con una sonrisa que no augura nada bueno.-Nos vamos a pasar siete años juntos…-añade-Así que, vamos a llevarnos muy bien, ¿vale?-dice, casi como si fuese una orden.
Todos asienten, sin saber, en aquel momento, cuanta razón tenían las palabras de James.