La Compostura ha Abandonado el Edificio

Jul 02, 2009 22:50


Fandom: Harry Potter
Título: La Compostura Ha Abandonado el Edificio
Autora: Anna Fugazzi
Clasificación: M
Resumen: Secuela de una parte de La Confesión Es Buena para el alma. Timestamp para scrtkpr, que pidió una historia ubicada seis horas después del final de la Confesión.

Aquí está la continuación que les prometimos. Y como podemos ver, de las dos que contestaron la entrada anterior, cecilia57 fue la que más se acercó y por tanto se ha hecho merecedora de dos avatares diseño de la genial Heiko. ¡Pero, adelante, lean y esperamos que les guste, y no olviden que deseamos saber sus opiniones!



La Compostura Ha Abandonado el Edificio

Harry se pasó una mano por el cabello y no volteó a ver el reloj.

El menú de la cena. Sería buena idea leerlo antes de que Draco llegara. Lo más probable era que él ya hubiera estado en este restaurante y por ende estuviera familiarizado con el menú y Harry no quería terminar escogiendo algo al azar y ordenar alguna tontería por estar demasiado nervioso por su primera cita. Tampoco quería parecer un idiota pidiendo palitos de pan o mentas para el aliento. Verificó que trajera arriba el cierre del pantalón.

El bacalao era una buena opción. Probablemente podría preguntarle a Draco, quizá él supiera qué tenían de bueno aquí y eso podría hacer que la conversación fluyera.

Exhaló impaciente. Cualquiera creería que nunca había tenido una primera cita. Esto tenía todos los horribles tintes de lo de Cho Chang. Echó un vistazo furtivamente al restaurante casi esperando ver a la Sra. Puddifoot sonriéndole detrás de un manojo de corazones flotantes.

Esto era ridículo. Esto no era lo mismo que con Cho Chang. Conocía muy bien a Draco, había platicado con él en bastantes ocasiones durante el año que llevaba trabajando en Shetland y nunca se había puesto nervioso por ello. Y también había tenido bastantes citas desde lo de Cho - cierto, muchas de ellas habían sido con Ginny, pero también había salido con otras personas y nunca había hecho el tonto.

Inhala, exhala. Tan sólo es una cita con un amigo y colega que tiene el potencial de convertirse en algo mas. Se revisó el cabello en el reflejo de la ventana. Hizo una mueca y alejó la mirada decididamente.

Ah, pero Draco ya no era sólo un amigo o un colega, ¿verdad? Se conocían demasiado bien para ello. Y aún así no se conocían tan bien; por ejemplo, no sabía si Draco había estado ya en este restaurante de Brae en particular.

Se quitó la corbata. Se veía estúpido con una corbata; esto no era una entrevista de trabajo.

Además, ésta no era una primera cita cualquiera. Afortunadamente estaba ausente todo ese nerviosismo de ‘¿le gustaré?’, pero en su lugar estaba el nerviosismo de ‘le gusto... y mucho’. Draco dijo que estaba enamorado de él. Y eso era un peso enorme para llevarlo a una primera cita.

Se volvió a poner la corbata.

Dios, ¿cómo podía haber pasado por alto eso? ¿Cómo podía haber sido tan despistado? Y por todos los diablos, ¿en dónde estaba Hermione cuando uno la necesitaba más? Sentía una urgencia desesperada de platicar con ella o con Ginny. Pero Hermione era una Innombrable y Ginny estaba entrenando en Mercia y aunque hubiera podido platicar con alguna de las dos, no tenía idea de cómo podría sacar a la plática este tema en particular.

Hermione, ¿recuerdas a Malfoy? Por supuesto que lo recuerdas, él te enseñó la palabra Sangre Sucia. Bueno, ya sabes que hemos estado trabajando juntos, y bueno, la cuestión es que dice que está enamorado de mí y yo no puedo esperar a acostarme con él.

No, no, eso era horrible.

De acuerdo, entonces: Ginny, ¿recuerdas a Malfoy? No me refiero al que casi provocó tu muerte con el diario de Tom Riddle, estoy hablando del otro - su hijo, el que siempre te llamaba la Chica Weasley y la Comadrejita y escribía canciones burlándose de tu hermano. Si, ése mero. Pues resulta ser que no sólo es un excelente Sanador, como ya te había contado, si no que además está bastante guapo y está enamorado de mí y yo estoy pensando que esta sería una excelente oportunidad de encontrar el amor verdadero o cuando menos una cantidad increíble de fajes y de sexo salvaje contra la pared, ya sabes cuánto me prende eso. Oh - y casi me corrí con él en la alacena de pociones de la Clínica.

De acuerdo, quizá no.

¿Los gemelos? Alejó esa idea rápidamente estremeciéndose. En unos cuantos minutos los gemelos se pondrían histéricos y le enviarían a la Clínica cánticos sobre sida y la anatomía correcta durante semanas.

Era en momentos como éste que extrañaba a Ron mas de lo que podía expresar. No era que con Ron hubiera analizado mucho sus sentimientos, pero le habría sido de consuelo poder compartir esto con alguien tan despistado como él en cuanto a las relaciones románticas. Eso, contando con que Ron no muriera inmediatamente de una apoplejía al enterarse de que era Draco Malfoy con quien Harry esperaba embarcarse en una relación romántica.

Se cubrió los ojos con las manos y casi no escuchó el suave pop de una Aparición.

“Lo siento, ¿has estado esperando mucho tiempo?” preguntó Draco, se veía un poco nervioso.

Vaya, ¿cómo era posible que hubiera estado trabajando con él durante poco más de un año y no se hubiera percatado de lo guapo que era? Cierto, normalmente lo veía vestido con la túnica de Sanador y en medio de miembros partidos por la Aparición, vómito y condiciones de piel antiestéticas, y no con una camisa azul que complementaba el color de sus ojos y pantalones negros que resaltaban la forma de su bastante atractivo... pero aún así.

“No, no, acabo de llegar,” dijo complacido de que su voz sonara perfectamente casual. “¿Entramos?” señaló el área de las mesas.

Entraron en el pequeño restaurante y encontraron una mesa vacía, Draco se sentó mirando el menú con aire crítico. “Nunca he venido aquí. ¿Sabes si tienen algo bueno?”

“¿En serio? ¿Nunca has venido? Yo tampoco, pero el bacalao parece estar bueno.”

“Oh, dios - debo admitir que cuando uno vive aquí es bueno que te guste el pescado, ¿no?”

“Si,” rió por lo bajo Harry, “el pescado y la carne de oveja.”

Y así de fácil se fue la incomodidad. Sólo era una cena con un amigo que era interesante, encantador y con quien podía bromear fácilmente debido a un año de una buena relación laboral y seis días de contacto cercano en la casa de cuarentena.

Sólo era una cena. No había nada de incómodo en ello. Era excitante, divertido y muy, muy bueno para su ego.

Y tan sencillo. Pronto estuvieron platicando amigablemente y podría haber sido un almuerzo cualquiera en la Clínica si no fuera por la falta de túnicas y el ambiente, tanto, que llegó a sentirse un poco tonto por su nerviosismo inicial. Platicaron sobre sus pacientes, los casos divertidos que habían tenido desde que comenzaron sus carreras, hicieron bromas blancas sobre el resto del personal de la Clínica y hubiera sido algo totalmente casual de no haber sido por las pequeñas señales aquí y allá de algo más. Una mirada que se demoraba un poco mas, una sonrisa un poco mas amplia de lo que habría sido en la Clínica.

El hecho de comprender que era un hombre demasiado atractivo con el que estaba cenando. La sensación de maripositas en el estómago cada vez que Draco sonreía, reía o cortaba un trozo de su filete de bacalao hábilmente con el tenedor.

De acuerdo, eso ya era probablemente ponerse un poco cursi, y quizá incluso un poco... pero se sentía bien. Muy bien.

Harry les sirvió a ambos una segunda copa de vino, observó la línea franca de la garganta de Draco mientras bebía y se descubrió pensando que sabor tendría si deslizara los labios en el hueco de la base.

“... y entonces Brian dijo, ‘No, eso es solamente para los osos panda’.”

“¡Bromeas!” exclamó bastante seguro de que sería una buena respuesta a lo que fuera que acabara de decir Draco. Dios, qué pena; estaba completamente distraído, nervioso y no tenía idea alguna de qué diablos estaba hablando su acompañante. Afortunadamente su respuesta pareció dar en el clavo, pues Draco sonreía en vez de verse desconcertado por un comentario falto de lógica.

“Tu tampoco sabías mucho sobre Shetland antes de venir a vivir aquí, ¿verdad?” preguntó Draco provocando que Harry se preguntara vagamente que tendría que ver eso con los osos panda - aparte de ser una señal evidente de que debía poner mas atención a la conversación y quitarse de la mente su garganta.

“Erm, no, no mucho. Ginny y yo fuimos a volar a los Orkneys en el verano durante mi primero y segundo años como aprendiz de medimago. Vimos que había una vacante aquí y decidí intentarlo y compararlo con los Orkneys.

“Es curioso, cuando llega la gente aquí o lo ama o lo odia. Brian cuenta los días hasta que pueda conseguir un trabajo de verdad en el sur y por el otro lado, Helga vino como aprendiz hace como un millón de años y nunca se fue.”

“Es lo mismo con los que han nacido aquí. Pepper y Gwen no se irían por nada del mundo, pero me han contado que la medibruja a la que vine a reemplazar lo odió casi desde que nació.

“Qué feo.”

“Aquí es maravilloso. Miro por la ventana y veo los acantilados de Papa Stour. No puedo imaginarme una vista mejor para despertar. Bill, el hermano mayor de Ron, y su esposa vivían en un lugar llamado Shell Cottage, también es un lugar hermoso, pero aquí además está muy lejos de... bueno, de todo lo que no quieres.”

“¿Entonces crees que te vas a quedar para siempre?” preguntó Draco cortando otro trozo de pescado.

“Vaya, es difícil decirlo a largo plazo, pero en el corto plazo no puedo imaginarme irme a otro lado. Esto es mi hogar.” Sonrió pensando en la casa que había hecho suya, miró a Draco y por un momento habría jurado que sus pupilas se habían dilatado.

Debido a él. Por algo que había dicho o hecho en este mismo momento. Era algo inmensamente halagador, aunque al mismo tiempo era un poco abrumante saber que lo había hecho sentir así durante quién sabe cuánto tiempo.

Draco se aclaró la garganta desviando la mirada y Harry miró a su alrededor. Estaban prácticamente solos en el restaurante; sólo había otra pareja ahí completamente metida en su conversación. Apoyó la mano casualmente sobre la de Draco durante un momento, sonrió y sintió un pequeño vuelco en el estómago cuando Draco le regresó la sonrisa justo antes de que ambos retiraran las manos.

Esto era mucho mejor que en quinto año. Harry recordaba claramente haberse sentido atraído inexplicablemente por el rubio burlón que hacía de su vida un infierno, percatándose de que no era nada justa la forma en que su cabello siempre estaba perfecto, como todo en él era elegante, que casi nunca se veía nervioso, desconcertado o torpe. Que parecía gobernar a los de Slytherin sin esfuerzo alguno, que siempre parecía hacerlos reír y que contaba con su aprobación.

Y de pronto recordó, también claramente, la primera vez que despertó de un sueño en el que Draco había terminado jalándolo hacia el nicho junto a una armadura y -

Se aclaró la garganta apresurándose a sacar de su cabeza ésa imagen en particular. “¿Y qué me cuentas de tu casa? ¿Ya te mudaste por completo?”

“No, en realidad no.” Draco le dio un trago a su vino. “Ya llevé algunas cosas, pero no tomaré posesión sino hasta que -”

“¿Draco?”

Harry levantó la mirada y casi se atragantó. Oh mierda. Jessica Malfoy.

“Draco, me alegra haberte encontrado,” dijo la mujer amablemente acomodándose con maestría un mechón de cabello rubio cenizo detrás de la oreja. “Pepper y Gwen dijeron que quizá estuvieras aquí. Harry, qué gusto verte.”

Draco se medio incorporó de la silla frunciendo el ceño ligeramente. “¿Jessica? ¿Qué -?”

“Oh, por favor, no te molestes,” dijo la mujer indicándole que se volviera a sentar. “Sólo vine a decirte que ya está cerrado el trato de la casa. Acaban de firmar los compradores.”

“Oh,” contestó Draco, era evidente que no tenía idea de por qué lo había buscado hasta este lugar para decirle eso. “Erm, gracias.”

“Y claro, también para felicitarte.”

Draco parpadeó confundido.

Ella rió encantadoramente. “Por tu triunfo médico de ayer. Es de lo único que se habla. Deberías estar orgulloso,” dijo sonriéndole cálidamente antes de dirigir su sonrisa deslumbrante hacia Harry. “Harry, ¿cómo te sientes?”

“Oh. Erm. Perfecto. Digo, bien, gracias. Bien.” Deja de balbucear ya, se dijo a sí mismo, te escuchas como un idiota. Aunque probablemente no habría palabra alguna que no sonara tonta cuando balbuceas ante la esposa del hombre con el que estás teniendo una cena romántica.

Jessica le tocó ligeramente el hombro a Draco. “¿Por qué no me dijiste nada? Tus compañeros no podían esperar a contarme cuando hablé por la red flu a la Clínica; no se dieron cuenta de que no me habías contado nada.”

“¿Estabas en casa ayer después de que regresé de San Mungo?” preguntó Draco confundido.

“Por supuesto que si, estaba en mi estudio.”

“Pensé que seguías en Cornwall.”

“Por todos los cielos, no.” Puso los ojos en blanco pero en un ademán amigable. “Es el típico Sanador dedicado,” dijo sonriéndole a Harry. “La mayor parte del tiempo se olvida del resto del mundo.”

Harry sonrió incómodo.

“Dijeron que quizá el caso se publique en el Anual de Sanadores. Por la dificultad del procedimiento y todas las demás... circunstancias del caso.”

Harry hizo una mueca. Un veneno mortífago desconocido que afectó al famoso Harry Potter y que necesitó de la creatividad para Sanar de un simple Aprendiz de Sanador quien resultó ser un antiguo mortífago. Maldición.

La expresión consternada de Draco pareció hacer eco de los pensamientos de Harry. “¿Anual de Sanadores? Merlín, espero que no,” dijo con una mueca.

Los ojos de Jessica perdieron su brillo amigable. “Por supuesto.” Suspiró. “Bueno, avísame cuando hayas firmado los papeles.”

“Eso haré.”

“Regresa a tu cena. Me dio gusto verte, Harry.”

“Si. Erm, igualmente.”

La mujer se fue con su cabello rubio perfecto ondeando seductoramente e incluso la puerta del restaurante pareció elegante y lujosa cuando la cerró con garbo detrás suyo.

Hubo una pausa espantosamente incómoda.

“Vaya. Eso fue...” Draco pasó saliva con dificultad. “Eso fue incómodo.”

“Bastante.”

“Supongo que una cita no puede empeorar mucho mas si tu próxima ex esposa se aparece para ver si queda algo de tu matrimonio.”

“¿Eso fue lo que fue?” preguntó Harry todavía un poco perturbado.

“Yo diría que si. A Jessica le encanta la primera plana y la vuelve loca que a mi ya no me guste.”

“Y tu reacción ante lo que la gente estaba hablando de ti...”

Draco se encogió de hombros. “Yo diría que probablemente no era lo que ella esperaba.”

“Si.” Harry les sirvió otra copa de vino. “Entonces brindemos por la ausencia de la primera plana,” dijo y los labios de Draco se curvaron en una sonrisa.

“Por estar lo más lejos posible de las cosas que no quieres,” dijo y Harry hizo entrechocar sus copas sonriendo.

**

Estaban en el postre - un gelato bastante rico - cuando Harry finalmente se dio cuenta de que no podía más con esta lucha interna para no hacer la mas estúpida de las preguntas.

“¿Por qué yo?” soltó.

“¿Perdón?”

“Es que... ¿por qué yo? ¿Por qué me querrías a mí?” maldición, eso se había escuchado aún mas estúpido en voz alta de cómo había sonado en su cabeza. Y para empeorar las cosas, recordaba perfectamente el tono de voz de Draco mientras, apenas el día antes de ayer, le había explicado el por qué; como era que lo había impresionado su habilidad para dejar el pasado atrás, como era que se había percatado de que sentían lo mismo acerca de muchas cosas, y como había sido que (en contra de su voluntad) se había enamorado a lo largo de un año - aunque quizá a estas alturas ya habría cambiado de opinión, porque por algún extraño motivo, la sencillez de Harry y su confianza en lo concerniente a Draco lo habían abandonado por completo dejándolo convertido en un rematado idiota e inseguro. Y para rematar, un imbécil insensible.

Draco se sonrojó profundamente y bajó la mirada y Harry sintió ganas de golpearse.

“Lo lamento, yo... diablos. Eso era exactamente lo que no... erm.” Bajó la mirada a su gelato para darse cuenta de que quizá estaba mezclando con demasiadas ganas el helado sabor chocolate con el de naranja, tanto que en cualquier momento toda la mezcla saldría volando para estamparse contra la pared. Fantástico. “Voy a dejar de hablar. A menos que quieras que cambie de tema, en cuyo caso te preguntaría qué fue lo mas asqueroso que viste durante tu estadía en San Mungo.”

Draco se sobresaltó tanto que soltó una carcajada. “¿Qué?”

“Cambio de tema para no sentirme como un completo idiota.”

“¿Y quieres que te cuente qué es lo mas asqueroso que he visto mientras comemos?”

“Soy un medimago, ¿recuerdas? No puede darme asco.”

Draco rió. “Dios, plática de medicina durante la cena, eso es algo que siempre odió Jessica.”

Silencio profundo.

“De acuerdo, ahora soy yo el que se siente como un completo idiota,” murmuró Draco.

“No... no hay problema,” comentó Harry.

Mas silencio.

“¿Te mol -?”

“Estaba -” dijeron al mismo tiempo.

“Lo siento,” dijo Harry riendo por lo bajo. “Dime.”

“Oh, no, dime tu.”

“Nada, nada, es que iba a preguntarte es, ¿te molesta hablar de ella?”

“¿De quien? ¿De Jessica?” Draco lo miró confundido. “En realidad no. Pensé que a ti te molestaría... en especial después de que... bueno...”

“¿Molestarme? No.” Harry frunció el ceño. “Aunque... ¿qué tan...? erm.” Se aclaró la garganta. “No estoy seguro de cómo preguntar esto, pero ¿qué tan pronto vas a...? tu sabes...”

“¿Acabar con esto?” Harry asintió. “No hemos firmado los papeles ni hemos realizado el hechizo de divorcio, pero ya está programado. Para el jueves quince.”

Harry sacudió la cabeza divertido y se llevó a la boca otra cucharada de gelato.

“¿Qué?”

“Lo siento, es que - yo no tengo experiencia realmente con los divorcios, pero por lo que vi con Hermione y Ron, me pareciera que un divorcio debe ser mas... no sé, algo que no se pueda esconder de tus compañeros de trabajo. Ya no digamos algo en donde la próxima ex esposa pueda aparecerse en medio de una cita sin que todo acabe en un desastre espectacular.”

Draco sonrió secamente. “Te sorprenderías. No sé nada sobre la ruptura de Granger y Weasley, pero a nosotros no nos ha costado mucho trabajo ser discretos. Ha sido desagradable, pero para nada dramático. Ella se limitó a decir que iba a regresar a Londres, le dije que yo no quería regresar y eso fue... todo.”

“¿En serio?”

“Asumo que Granger y Weasley no terminaron así.”

“Dios, no.” Harry hizo una mueca. “Oh, dios, no. No es un tema de conversación agradable, créeme,” dijo sacudiendo la cabeza. No era solo que no le correspondiera a él contar la historia, si no que prefería olvidarla lo mas posible. Las peleas a gritos, el llanto, las recriminaciones y el resentimiento que había llevado amargura a todos aquellos a su alrededor, hasta el punto en que llegó a añorar esos días felices y despreocupados cuando Ron anduvo con Lavender y Hermione lo atacó con su pajaritos. Sus amigos y familia suspiraron aliviados cuando la pareja finalmente se separó para siempre.

“¿Alguno de ellos sabe que trabajamos juntos?” preguntó Draco.

“Oh, si, el tema salió con Hermione. Se mostró bastante interesada. Te investigó un poco, me dijo que no había problema contigo -” Harry se mordió el labio. Ah, que cosa tan agradable para compartir. Y además sensible.

“Me da gusto por ella,” comentó Draco un poco sorprendido.

“¿Qué? ¿Que no confiara en ti o que estuviera de acuerdo conmigo en darte una oportunidad?”

“Ambas cosas,” Draco sonrió. “¿Y a qué se dedica Granger actualmente?”

“No puedo hablar de ello y tampoco ella. Es una Innombrable.”

“¿En serio?” Draco sonrió aún más. “Igual que Millicent Bulstrode. ¿Verdad que es frustrante? Les preguntas cómo va el trabajo y te dirigen una mirada que claramente dice ‘podría contarte, pero luego tendría que matarte’. ¿Sabías que Millie ni siquiera quiso contestarme un día cuando le pregunté si tenía tiempo para ir a almorzar?”

¿Entonces sigues en contacto con ella?“ preguntó Harry usando un tono casual para intentar ignorar la forma en que el corazón comenzó a palpitarle cuando le dio la última cucharada a su gelato, porque ello señalaba que el fin natural de su cita se acercaba. El mesero les dirigía miradas de impaciencia y, como estaban en Shetland podían esperar con toda seguridad que se acercaría en cualquier momento para decirles que se fueran.

Era una ridiculez. El corazón le estaba latiendo con fuerza, como si tuviera dieciséis años. Pero esto era... esto era importante. Podría ser algo realmente. No se trataba de Robin, Bruce o Thomas, todos ellos habían sido excitantes y desconocidos, y en el caso de Thomas, un poco peligroso. O Lianna, la chica con la que había salido durante un breve receso con Ginny...

Se trataba de alguien que lo conocía en las buenas y en las malas y alguien a quien él conocía bien también. Era Draco, de quien lo mas probable era que se pudiera enamorar. Cuando menos sentía que ya iba a la mitad del camino.

Tragó con dificultad al darse cuenta de que Draco acababa de terminar de hablar sobre Millicent y que no tenía lista ninguna respuesta y ahora ya no podía hacer nada, porque no tenía idea de qué diablos había dicho. “Y, erm... ¿quieres ir a mi casa después de aquí?”

Draco levantó las cejas y Harry sintió que se le acaloraban las mejillas por la vergüenza. Una vez más la compostura parecía haber abandonado el edificio.

“Lo siento - no quise parecer vulgar, es que...” se aclaró la garganta. “Yo... quiero ver a dónde llega esto. Digo, quiero conocerte mejor. También quiero dejar de decir cosas que suenan demasiados estúpidas una vez que salen de mi boca.”

Draco se rió. “De acuerdo.” Pidieron la cuenta y se prepararon para Aparecerse. Y no fue si no hasta que estuvieron en el umbral de su puerta que Harry recordó el estado en que había dejado su casa.

Sigue aquí porque el LJ se quejó de que era una entrada muy larga...

oneshots, la compostura

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