REGRESO 2da parte

Feb 19, 2010 22:08

Vaya, aquí estamos de vuelta con la segunda parte de Regreso. No se preocupen, no pasa nada malo, sólo que Draco termina con Harry por infiel.

Día 40

“Buena cosecha,” dijo Draco girando el vino en su copa y mirando a Harry por encima de la misma. “Y una bruschetta deliciosa como aperitivo. ¿Cuál es la ocasión?”

“¿Por qué? ¿No podemos tener una cena agradable juntos?”

“¿Hay algún motivo?”

“¿Que te parece haber localizado a Yaxley?” preguntó Harry sonriente.

Draco le contestó la sonrisa, pero ésta no llegó a sus ojos. “Una celebración podría ser un poco prematura, considerando el hecho de que fue por pura suerte que literalmente nos topamos con él y que todavía no estamos seguros de cómo fue que su grupo encontró la casa segura, ¿no crees?”

“¿Qué te parece que Pansy finalmente consiguiera la inmunidad y que ahora esté a salvo fuera del país?”

“Eso fue hace una semana.”

“Entonces, ¿no podemos tener una cena agradable juntos?”

Draco le dirigió una media sonrisa sombría. “¿O hay algo más que quieras decirme?”

“No lo sé,” contestó Harry. “¿Hay algo en particular que creas que quiero decirte?”

Draco lo miró llanamente mientras le daba un sorbo a su vino, sin haber tocado la bruschetta.

Finalmente Harry suspiró y bajó la mirada. “Ron y yo estuvimos hablando hace unos días y él piensa...” levantó la mirada y vio que la expresión de Draco era cerrada, y el corazón se le hundió. Se aclaró la garganta. “Ron señaló que comenzamos a tener problemas justo después de la misión a la que fuimos.” Silencio. “Eh. Ya sabes, la noche en que Ron y yo, eh...”

Draco se volvió. “¿Eso hizo?”

“¿De eso se han tratado las últimas semanas?”

“No sé de qué estás hablando.”

Harry respiró profundo. “Estoy hablando del hecho de que ya no platicamos. Todo lo que hacemos es coger. Que tú no puedes estar en el mismo cuarto que yo durante más que un par de minutos antes de que te conviertas en un... bastardo miserable con una varita en el culo.” Hizo una pausa, frustrado por la falta de reacción de Draco. “Francamente, me hace que me den ganas de estrangularte.”

“¿Y por qué, exactamente? ¿Estoy siendo grosero contigo? ¿O con alguien más?”

“No, te estás comportando extremadamente cortés. ¿Lo aprendiste de tu padre?” Harry quiso abofetearse a sí mismo tan pronto como las palabras salieron de su boca. Nunca era buena idea mencionar a Lucius delante de Draco.

“¿La cortesía? De hecho, sí, la aprendí de él,” contestó Draco ácidamente.

“Sabes a qué me refiero. Esta falsa cortesía tuya, con la que insultas hasta el cansancio a la persona con la que estás enojado, pero en realidad no dices nada que puedan objetarte. Esas tonterías pasivo-agresivas.” Hizo una mueca ante sus propias palabras, percatándose de que quizá no había sido buena idea haber dejado esta confrontación hasta que no era capaz de controlar su propia frustración e ira.

Draco bajó su copa, se levantó y salió de la habitación. Harry lo siguió.

“Entonces, esto es porque dormí con Ron. Deja de huir y enfréntalo como hombre.”

Draco se detuvo y se dio la vuelta. “¿Yo debería enfrentarlo como hombre?” repitió incrédulo. “Y, exactamente, ¿qué es lo que tengo que enfrentar? ¡Tú eres el que se acostó con Weasley!”

“¡Tú dijiste que podíamos hacerlo, tú lo comenzaste, tú lo alentaste!”

“¡Tú eres el que lo quería!”

“¡Pero sólo porque tú dijiste que estaba bien! ¡Por el amor de Dios, Draco! ¡No puedo leerte la mente!”

“¿Hablas en serio? ¿No pudiste entender que quizá no quisiera que te cogieras a alguien más?”

Harry hizo una pausa, haciendo grandes esfuerzos por controlar su carácter e intentar ser razonable. “De acuerdo, quizá debí haber dicho que no. Pero tenía tanto tiempo que quería -” oh, maldición, probablemente eso era lo peor que podría haber dicho.

“Lo sabía,” dijo Draco en voz baja.

“Pero - no, ¡mírame! ¡Dije que lo había deseado durante mucho tiempo, pero no necesitaba hacerlo! Si tú hubieras dicho - tú eres el que toma el sexo a la ligera, tú eres el que dice que lo que hacemos es coger, nunca has dicho una sola palabra que me haga pensar que sientes otra cosa -”

“Y tampoco lo pienso hacer.”

“¿Y si yo quiero que lo hagas?”

“Tienes una forma muy curiosa de demostrarlo, acostándote con otro hombre - un hombre al que te estuviste clavando durante años.”

“¡¡Tú dijiste que estaba bien!!”

Draco desvió la mirada con los labios presionados.

“Fue una prueba, ¿verdad?” dijo Harry con amargura. “Una maldita prueba y la fallé.” Respiró profundo. “¿Por qué no me lo dijiste?”

“¿Qué, hacerte una prueba de la que ya sabes la respuesta? Me impresionas, Gryffindor.”

“¡Te amo, bastardo! ¡Y sé que tú sientes lo mismo! ¡Y - mira, quiero a Ron, pero no es lo mismo! Él es - siempre lo querré, no puedo evitarlo, pero a la larga, no es la persona que quiero en mi cama.”

Draco asintió distante.

“No eres una persona con la que cojo hasta que me canse de ella,” dijo Harry urgentemente. “Eres... me insultaste cuando dijiste eso. Sé lo que siento por ti. Sé lo que quiero de ti, y sé que no puedes decirme las palabras, sé que eres problemático, sarcástico y complicado y tienes un pasado que amablemente llamaría accidentado y nada de eso me importa, aún así te amo.” Harry hizo una pausa para respirar. “Y si decides seguir comportándote como un tarado, o decides terminar con esto ahora, estoy de acuerdo. Dolerá muchísimo pero luego lo superaremos. Pero ten presente que eres tú el que se va, no yo. No me acosté con Ron y regresé con el segundo. Regresé a ti.”

“Me conmueves, ¿Ya puedo irme?”

“Bien, entonces lárgate. Bastardo.” Se pasó una mano por el cabello. “Eres un completo tarado. Tú arruinaste esto, no me eches la culpa a mí.”

Draco giró sobre sus talones y salió por la puerta.

Harry se frotó la frente. Vaya personalidad. Draco Malfoy un estratagema extraordinario. Aventó el objeto más cercano al otro lado del departamento, y éste exploto espectacularmente antes de tocar la pared por la pura fuerza de su frustración e ira.

Se cejó caer en una silla con la cabeza entre las manos. Se quedó ahí unos minutos tranquilizándose, luego se levantó y murmuró Reparo a las astillas patéticas del jarrón que había aventado.

Maldición. ¿Durante cuánto tiempo se había preocupado por esta conversación? Y no podría haberse imaginado un resultado peor.

Bueno, sí, podría habérselo imaginado, pero también había imaginado que podría salir mucho mejor. En los últimos días había intentado con tanto esfuerzo que Draco dijera amablemente lo que sentía; aunque si esta noche lo hubiera relajado y puesto de buen humor, discretamente, podría haber sacado el tema de Ron para que lo discutieran como seres humanos adultos... pero todo se había salido de control, y la frase Innombrable que había quedado flotando sin gracia entre ellos, “Lo noche en que Ron y yo, eh,” tan sutil como un rodillazo a la entrepierna. Y ahora, Draco se había ido.

Maravilloso.

¿Y fue realmente una sorpresa?

Draco Malfoy, que lo animó a que durmiera con su mejor amigo, y luego se puso de un humor de los mil diablos por lo mismo. Que no se molestó en hablar con Harry, no, claro que no; tan sólo se distanció y tiró por  la borda lo que tenían juntos, por ningún motivo.

Y probablemente odiándose todo ese tiempo. “Sólo soy alguien a quien la gente coge porque puede, luego se cansan de mi mierda y siguen adelante,” le había dicho a Ron esa noche. ¿Y esta era una persona de la que Harry había estado seguro no se sentiría afectada porque su actual sujeto - a quien ‘cogía porque podía’ - cogiera con alguien más? ¿Alguien a quien dicho sujeto amaba y había admitido desear desde hacía mucho tiempo?

Se preguntó desde cuándo era que Draco había estado pensando así, desde cuándo se había estado preguntando en qué momento Harry se iría a cansar de su mierda. Desde cuándo se había estado preparando para que lo botaran. Gruñó al pensar en el rostro de Draco esta noche cuando vio el vino encantador y la bruschetta sobre la mesa. Visto bajo esa perspectiva, el escenario había gritado más que mil palabras ‘Seamos amigos’.

Suspiró profundo. Ron y Draco eran tan parecidos. Tan inseguros de su propio valor; Ron con su infancia pobre y llena de hermanos, Draco, sólo Dios sabía exactamente por qué, pero probablemente tenía mucho que ver con Lucius Malfoy. A ambos les hubiera horrorizado que alguien les señalara esa similitud, pero ahí estaba.

¿Y estaba preparado para lidiar con toda esta mierda? ¿De ambos? Ron lo había botado en más de una ocasión, y lo más probable era que lo volviera a hacer un día de estos. Y lo más probable era que Draco hiciera lo mismo. Si no ahora, en un futuro cercano se pondría de muy mal genio y se largaría, a Harry le dolería muchísimo y trataría de arreglar las cosas, y eventualmente se arreglarían - o no - pero habría dolor, marcas y...

Suspiró. ¿Realmente valía la pena? Tuvieron un par de meses de una muy buena amistad y sexo a la que Draco no llamaba amor, y luego semanas y semanas de esta porquería con Draco y sus problemas. Si esta iba a ser la proporción entre los tiempos buenos y malos...

Se talló los ojos, decidiendo esperar hasta la mañana antes de decidir si intentar o no arreglar las cosas, porque así como estaba seguro de que Hagrid amaba a las criaturas letales, también lo estaba de que Draco no iba a ser el primero en disculparse.

Al regresar a la sala de estar pensó que quizá probablemente debería arreglar el resto del departamento también. Lidiar con su ira, pena y frustración a través del esfuerzo físico. O más bien, retrasar el comienzo de dichos sentimientos a través del trabajo físico, porque lo que acababa de pasar todavía no penetraba bien. No sentía que hubiera terminado, no podía ser el final; Draco había bajado a traer el correo de las lechuzas, regresaría en cualquier momento, Harry podía escuchar sus pasos, casi podía escucharlos ahora...

Un minuto. Sí escuchaba pasos. Alguien venía subiendo lentamente las escaleras y abría la puerta principal del departamento. Regresó al vestíbulo, en donde Draco estaba colgando su abrigo. Harry se cruzó de brazos y se recargó contra el marco de la puerta, mirándolo fijamente, la ira y la incertidumbre peleando en su interior.

Draco se quedó ahí parado, nervioso sin mirarlo.

“¿Y bien?” dijo retador. “¿Regresaste a recoger tus cosas?”

Draco levantó la cabeza bruscamente, listo para decir algo desagradable sin duda alguna, luego se compuso y volvió a desviar la mirada. “Yo...”

“¿A eso vienes?”

Draco respiró profundo y Harry se dio cuenta de que se mordía el labio nervioso. Su ira se calmó un poco.

“Draco.”

“Si.”

“¿Vienes...?”

“Yo, eh.” Draco se movía nervioso, estaba mostrando abiertamente su nerviosismo e incertidumbre y... y quizá un poco de esperanza.

Harry se acercó a él lentamente, se detuvo a un metro escaso y esperó a que hablara él. Finalmente habló con cautela. “Creo que las palabras que estás intentando decir son una de dos, o, ‘Te odio y me voy’ o “Lo siento fui un tonto’. ¿Cuál es? ¿La A o la B?”

Draco se aclaró la garganta. “Eh. La B” se volvió a aclarar la garganta. “En parte.”

“¿Cuál parte?”

“La primera.”

“Entonces, ¿no eres un tonto?”

“Tú fuiste el que fue infiel,” dijo Draco rebelde.

“Con tu apoyo y permiso completos,” señaló Harry simplemente. “Por sugerencia tuya.”

“¿Qué clase de idiota toma en serio ese tipo de sugerencias?”

“Aparentemente, éste. Para empezar, ¿qué clase de idiota hace ese tipo de sugerencias si no las dice en serio?”

Hubo una pausa larga. “Aparentemente, éste.”

“Nunca pareció que te importara mucho,” dijo Harry lentamente. Draco levantó la mirada asombrado. “Me refiero al sexo. Sé que te has acostado con bastante gente, incluso cuando estás saliendo con alguien. No sé si lo has hecho conmigo, pero -”

“No lo he hecho. Ese no es el punto.”

“Es que yo lo hice, ¿verdad?”

Draco asintió renuente.

“¿Una doble moral?” preguntó Harry llanamente.

“Tú no eres de los que se acuesta con alguien nada más porque sí,” soltó Draco.

“No fue nada más porque sí. Ron es mi mejor amigo y lo he querido durante años. Eso no fue una cogida para quitarme el gusanito de encima.”

Draco desvió la mirada.

“Pero tampoco contigo es nada más porque sí,” dijo Harry con gentileza. “No eres alguien con el que coja simplemente porque puedo. No me cansaré de tus mierdas y no quiero dejar esto atrás.”

Draco suspiró.

“Mira, te escogí a ti. No a Ron. De hecho no somos compatibles en ese sentido. Aún cuando las cosas han mejorado entre él y yo, ambos estamos conscientes de que nunca funcionaríamos como pareja.”

“Si no estuvieras conmigo, ¿volverías a intentarlo con él?”

“Sabes que está con Hermione.”

Draco hizo un movimiento para desechar eso. “Por ahora. ¿Lo intentarías?”

Harry suspiró. “No lo sé. Quizá. Espero no ser tan estúpido. No funcionamos hace años y no funcionaríamos ahora.”

Draco ladeó la cabeza incierto.

“Pero eso es un punto muerto porque estoy contigo.” Harry hizo una pausa. “¿Sí?”

Hubo un silencio largo. “Sí,” dijo Draco suavemente.

“¿Estás seguro?”

“Sí.”

“Has sido una caja de risas durante las últimas semanas. ¿Puedo esperar más de esto? ¿Vas a seguir castigándome por lo que hice?”

Draco presionó los labios y Harry se percató de que quizá estaba presionando a su suerte. Suspiró. “Está bien, lo siento, no tienes que contestar eso. No importa.”

Draco le frunció el ceño sospechoso.

“Estoy cansado. No quiero pelear más por esto. No quiero hablar de ello.”

Draco asintió bruscamente. “Entonces, ¿me voy?”

“No seas tonto; no hemos terminado la cena. Ni siquiera comenzamos.”

Draco echó un vistazo a la mesa. “Ya no tengo hambre.”

Harry se pasó una mano por el cabello. “Mira, lo siento. No me voy a disculpar por lo que hice, pero me apena lo que te hizo sentir... sea lo que fuere.”

Draco se volvió ligeramente, colgando sus llaves del llavero, jugando con ellas ocioso con la espalda hacia Harry. “No creí que lo fueras a hacer,” dijo con voz baja. “Y cuando lo hiciste, no creí que me fuera a importar mucho.” Tragó con dificultad. “Pero así fue.”

“Te amo,” dijo Harry caminando hasta quedar detrás de él y poniéndole una mano en el hombro. “Lo sabes. Te lo digo siempre.”

Draco se volvió a encoger de hombros y Harry lo abrazó por detrás. Descansó la barbilla sobre su hombro. “Pero... no vuelvas a hacerlo. No me digas que puedo hacer algo cuando en realidad no quieres que lo haga.” Draco asintió lentamente, tenía los hombros tensos y Harry sonrió contra su mejilla. “Y deja de preocuparte por Ron. Nunca va a volver a pasar nada así entre nosotros.”

“¿Te gustaría?”

Hubo un largo silencio mientras Harry meditaba su respuesta. Se debatió entre ser honesto y ser inteligente. Porque era dolorosamente obvio que decir la verdad no haría nada por la seguridad de Draco, pero.. oh, al diablo, la inteligencia nunca había sido su fuerte.

“Sí, me gustaría, lo quiero. Si pudiera tenerlos a los dos en mi cama, sería el hombre mas feliz del mundo. ¿Quién no lo querría? Más oportunidades de acostarse, por no mencionar que el hecho de verlos fajar a ustedes dos sería increíblemente sexy.” Draco se sobresaltó ligeramente. “No me digas que te sorprende.”

“¿A nosotros dos? ¿Te gustaría?”

Harry rió por lo bajo. “Increíblemente sexy. Créeme.”

Draco asintió inseguro. “De acuerdo...”

“¿Te gustó vernos? Si no te hubieras sentido celoso, ¿te habría gustado lo que viste?”

“Sí, eso creo,” murmuró incómodo Draco.

“Bueno.” Harry respiró profundo. “Sí, me encantaría. Si las cosas hubieran salido bien, y realmente hubieras estado de acuerdo con todo ello, como parecía ser, podría haber pensado en hacerlo otra vez. No los tres todo el tiempo; nosotros dos con Ron como un bono extra de vez en cuando, cuando Hermione lo dejara libre un rato.” Rió por lo bajo. “Quizá ella podría mirar.”

Draco rió disimuladamente. “Quizá te hechizaría la boca por la sola sugerencia.”

“No estés tan seguro,” rió Harry recordando unas cuantas cosas que Ron había dejado entrever recientemente de su nueva relación con Hermione. “En fin, como dije, es un punto muerto. La única persona a la que necesito en mi cama es a ti.”

Draco asintió y Harry frotó su mejilla contra la de él, provocando un suspiro suave. “De hecho...” se interrumpió, mordiéndole el cuello. “¿Qué tanta hambre tienes ahora?”

“Disculpa?” preguntó Draco un poco jadeante.

“De comida,” murmuró Harry. “¿Puede esperar la cena?”

“Sí, eso creo. Aunque no deberías dejar afuera el vino -” Draco se detuvo cuando Harry lo jaló hasta la mesa y levantó la copa más cercana.

“Entonces, tomémoslo,” dijo. “Hasta el fondo.” Se tomó la mitad de la copa de un trago.

Draco lo olfateó. “Es una cosecha muy buena como para engullirlo así; no tienes ningún respeto por -”

“Draco,” dijo Harry y vació el resto de la botella en las copas. “¿Quieres hablar de la cosecha, quizá sobre si las uvas que la hicieron fueron cultivadas en el este u oeste del viñedo o te gustaría tener sexo de reconciliación?

Draco tomó su copa, la vació de un trago y se volvió dentro de los brazos de Harry, tomando su boca en un beso. Harry sonrió contra sus labios, saboreando el vino - debería agradecerle al elfo de la cocina del Cuartel General que se lo sugirió - y deslizó las manos por el cabello de Draco, maravillándose de la sensación de cercanía libre de hostilidad o incertidumbre. Se percató de que era la primera vez en semanas que sentía esto. Era imposible determinar cuál era la diferencia, pero fuera lo que fuera se sentía maravillosamente.

“Vamos,” dijo Draco jalándolo hacia la recámara y Harry negó con la cabeza. “¿Qué?” preguntó Draco.

“No, quedémonos aquí,” contestó Harry, quitando un par de cojines del sofá y dejándose caer encima de ellos.

“Ese es el piso,” dijo Draco escuchándose un poco irritado.

“Sí, es el piso, ya me di cuenta. Vamos, vive un poco,” dijo Harry jalándolo.

Suspirando impaciente, Draco de dejó caer junto a él, y Harry lo acercó hacía si, sintiéndose ligeramente mareado por el vino, y preguntándose el por qué de la repentina expresión pensativa de Draco. Se rodó para que Draco quedara encima de él, y gimió cuando éste bajó mordiéndole lentamente el cuello y sintió cómo una maravillosa excitación crecía debajo de su cintura.

“Joder, si,” suspiró. No quería dejar a un lado la urgencia del sexo teñido de coraje - nunca tendría que hacerlo puesto que él y Draco no podían pasar unos cuantos días sin una pelea de grandes proporciones - pero también había extrañado este tipo de sexo. Tierno, lento y tranquilo.

Draco le estaba desabrochando la camisa, botón tras botón y Harry se apresuró a devolverle el favor, tarareando feliz cuando la piel desnuda de ambos emergió y se sintió inmediatamente bastante avergonzado.

Draco se rió. “Haces los ruiditos más tontos durante el sexo,” le murmuró sobre el cuello y Harry puso los ojos en blanco.

“Qué sexy. Algunos dirían, ‘Eres muy guapo, Eres genial en la cama, La chupas muy bien’ - pero no, tú vienes y me dices que hago los ruiditos más tontos.”

“Estoy siendo sincero. ¿Preferirías que te mintiera?” le mordió la oreja y Harry perdió un poco el hilo.

“No, está bien,” gimió, luego bajó la mano, sonriendo cuando Draco jadeó y vaciló, para luego enterrar la cabeza dentro de su cabello, respirando profundamente.

“¿Lo querías lento y bonito o lo querías...?” Harry se interrumpió cuando Draco bajó para tomarlo en su boca, provocando que pusiera los ojos en blanco y que sus sentidos ya alterados se evaporaran.

“Dios, sí,” susurró, mordiéndose el labio mientras Draco hacía su magia. “Oh, joder, sí.”

Draco levantó la cabeza, con los ojos más despiertos de lo esperado, considerando la cantidad de vino que se había tomado de un solo trago hacía poco. “¿Sigo adelante?”

“Joder, sí, por favor, Dios,” dijo Harry fervientemente. “Um. No te detengas, no te detengas, no te detengas. Por favor, por favor, no te detengas...” estaba rogando y no le importaba, esto era demasiado bueno como para no rogar por más y Draco finalmente - ¡finalmente! susurró un hechizo lubricante - algo raro, ya que generalmente prefería las lociones lubricadoras, pero tuvo que admitir que la sensación era fenomenal y algo movió su memoria vagamente - pero en ese momento, Draco comenzó a presionar para penetrarlo y Harry se levantó sobre un codo para besarlo, sorprendido y agradecido de que Draco no apresurara el beso como hacía usualmente, sino que lo dejó durar, lento y dulce. Le acarició el cabello de la nuca, entregándose a él, empujándose contra él al tiempo que Draco le mantenía las caderas en su lugar. Era increíble, demasiado intenso, demasiado ardiente, y Draco lo abrazaba, alentándolo, vertiendo en cada caricia el amor que no podía admitir, llevando a Harry más allá de su discusión, de las últimas semanas de distanciamiento, más allá de lo que pasó en la casa segura... y entonces ambos se corrieron, mezclando sus voces al gritar y lo sintió pulsar dentro de sí mientras escalofríos recorrían todo su cuerpo.

Quien hubiera inventado el sexo era un maldito genio.

Se recostó, exhausto y un poco mareado por el alcohol, el placer y las secuelas emocionales de su pelea, le acarició la espalda lentamente, tarareando nuevamente sin importarle realmente cuando Draco soltó una risa ahogada. Cerró los ojos, relajándose dentro del placer y sonrió cuando Draco tomó su mano y le besó suavemente los dedos.

“Eso fue... eso estuvo mejor,” murmuró Draco casi para sí mismo.

“¿Mejor que qué?” preguntó Harry medio adormilado.

Draco se aclaró la garganta. “Que... mi Pensadero.”

Harry frunció el ceño. “¿Qué Pensadero?”

Draco suspiró y comenzó a retirarse de él y Harry emitió un sonido suave de protesta.

“No te vayas todavía,” le dijo y Draco dejó de moverse. “¿Qué Pensadero?”

“Yo...” Draco se aclaró la garganta otra vez. “Yo... observé lo que pasó entre Ron y tú.”

“Sí...” dijo Harry lentamente, asombrado. “Recuerdo esa parte, ¿sabes? no estaba tan borracho.”

“No, después.” Draco hizo una pausa. “En mi Pensadero.”

Harry abrió mucho los ojos y lo miró fijamente. “¿Hiciste qué?”

Draco desvió la mirada. “Puse el recuerdo en un Pensadero y luego lo observé.”

“¿Para qué? ¿No te molestaba?”

“Sí. No sé por qué lo hice.” Draco se veía igual de incómodo que cuando había regresado al departamento.

“Déjame aclarar esto,” dijo Harry lentamente. “¿Regresaste y observaste? ¿Otra vez? ¿Porque te molestaba?”

“No lo sé, creí que quizás, ya sabes, no había sido para tanto, quizá era sensual, no lo sé,” Draco se interrumpió miserablemente y trató de salirse nuevamente. Harry cerró los brazos a su alrededor automáticamente.

“Erm... no sé qué decir. Y... ¿qué pensaste cuando lo volviste a ver?”

“La primera vez no pensé nada.”

“¿La primera vez?”

Draco se encogió de hombros un poco y volvió a intentar retirarse.

“Maldita sea, deja de hacer eso, no vuelvas a alejarte,” dijo Harry impaciente. “Estoy demasiado cansado como para perseguirte si estás pensando en levantarte y, además, sabes que me gusta que te quedes adentro después.” Miró a Draco. “¿Cuántas veces lo viste?”

“Unas cuantas. Está bien, cinco veces para ser... eh, deshonesto. Siete.”

Harry movió la cabeza. “Eres un poco masoquista, ¿lo sabías?”

Draco buscó su mirada. “¿No estás enojado?”

“¿Porque debería estarlo?”

“Yo...”

“Estoy endemoniadamente confundido, pero no enojado. Dios, Draco. La mayoría de la gente intenta evitar las cosas que los molestan. Tú las guardas en un Pensadero y las miras obsesivamente y luego te pones todo nervioso por lo mismo.”

Draco frunció el ceño.

“De ahí es de donde recuerdo el hechizo lubricante. Me pregunté de dónde lo habrías aprendido.” Harry bostezó quitándole el cabello de la frente y cerrando los ojos, reflexionando en que sus acciones podrían parecer un poco escalofriantes, pero, qué diablos. Harry también había hecho unas cuantas cosas ligeramente escalofriantes en el pasado, y no podía decir que lo impresionaba; ya conocía la forma de ser de Draco desde antes de que comenzaran a salir. Y en realidad, comparado con alentar a tu novio para que se acueste con su mejor amigo como una prueba de lealtad, guardar la experiencia en un Pensadero para verla después un montón de veces parecía bastante inocente.

Volvió a bostezar. “¿Sabes?” comenzó y se percató de que esto quizá saldría un poco deshilado considerando el vino y la neblina mental debida al tremendo revolcón. “De verdad preferiría que no me hicieras pasar por algo parecido nuevamente. No me importa demostrarte mi amor, pero preferiría saltarme la angustia preliminar y llegar a la parte en la que nos revolcamos y se siente bien. Si quieres saber lo que siento por ti, la próxima maldita vez, pregunta. Te amo. Idiota.”

Draco soltó una pequeña risa. “Yo... no puedo decirte lo mismo,” murmuró en voz baja. “No sé cuando seré capaz de decirlo.”

“No importa,” bostezó Harry. “Creo que en tu propia manera muy especial, acabas de hacerlo,” lo bromeó adormilado, sonriendo por la forma en la que Draco tragó con dificultad y lo abrazó más fuerte, y se dejó caer en un sueño profundo y contento.


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