bueno
La verdad es que me siento aquí, a escribir, sé muy bien por qué, pero no sabría explicarlo. Me encuentro a mi misma leyendo posts antiguos, buscando fotos de bonitos recuerdos, pensando en mis cosas. En bellas cosas, se entiende. Vengo de un bar, de estar con gente a la que aprecio y sentirme la mar de bien, orgullosa de lo que me labro día a día en ese sentido. Nunca escribo en el journal, pero hay ciertas cosas que me apetece decir y en otros sitios no puedo porque aunque para mi sea un desahogo y algo natural, para otras personas puede resultar doloroso leerlo. Y no me apetece que así sea.
Pienso muy a menudo en cómo quiero a la gente que quiero. El domingo, comiendo con una personita importante en mi vida, salió un tema espinoso. Me di cuenta de que mi manera de sentir las cosas no es la más apropiada para este mundo. Al mismo tiempo es lo que me hace más yo. Es como una vez que recuerdo haberle dicho a una -entonces- amiga "todos tus problemas vienen de lo impulsiva que eres... y lo peor es que lo sabes pero te encanta serlo". Tuvo que darme la razón, y yo me crecí mucho. Hoy sin embargo me doy cuenta de que todos mis problemas vienen de como siento las cosas, de eso que llaman "sensibilidad". Y he de reconocer acto seguido, que no es que me encante ser así, es que directamente, no concibo la vida de otra manera.
Echo mucho de menos a alguien. A veces creo que la pongo de excusa para todo lo que se me pasa últimamente por la cabeza. También le achaco el haber perdido parte de mi espontaneidad, cierta alegría... de ahí venía lo de leer posts antiguos. He visto palabras tales como "proyectos", "futuro"... y ya no me reconozco en ellas. No me preocupa en exceso cambiar -siempre he sido muy partidaria de los cambios, la experiencia me dice que son para mejor-, pero sí me preocupa no saber hasta qué punto lo que soy ahora es fruto de lo que llaman "madurez"... o es que se me han agarrado algunas cosas al corazón y no se me sueltan. Tengo miedo de que este desencanto, por llamarlo de alguna manera, pase a formar parte de mi y me reconfigure, cambiando alegría por melancolía, por ejemplo. No sé dónde está la frontera entre sentir dolor... y arrastrarlo. No sé si me estoy explicando. No me gustaría que las circunstancias alteraran lo que soy. Sé que algún listo dirá "la vida te va moldeando", pero tampoco me refiero a eso. Es que sencillamente no sé hasta qué punto son lícitos ciertos sentimientos.
Luego pienso en otras personas, que sí están, y como le dije hace tiempo a esa personita importante de la que hablaba antes, me llena mucho querer tanto a ciertas personas... pero me jode que eso que es tan bonito haya pasado a ser pánico. Pánico a perderlas. Cuando quieres -y digo querer, valorar, todo en mayúsculas- mucho a alguien es precioso (al menos para mi lo es) y me jode, me jode en lo más profundo que eso que me hace tan feliz, un microsegundo después se vuelva un miedo espantoso a que esa persona, como sabemos que puede pasar y ha pasado, deje de estar. Yo es que de verdad, no sé que haría. Pero todo es riesgo, como decía antes, no concibo las cosas de otra manera y no soy capaz de poner tierra de por medio. Si hay que darlo todo, se da. Y si hay que sufrir impepinablemente, pues se sufre. No hay otra manera. Las cosas duelen, y punto. A veces mucho, pero es lo que hay.
Supongo que todo esto viene porque... pues porque sí. Porque los día 15 de cada mes, sin darme cuenta, me altero. Igual que me puse triste en nochevieja, justo al terminar de comerme las "uvas". Lo peor de todo esto no es el recuerdo -que yo sostengo que es lo más bonito- sino que es horrible que pensar en alguien que te hacía tan feliz... te cause semejante tristeza. No es nada justo, nada. Yo eso lo llevo muy mal, creo que es lo que más me está costando. Pero es que tampoco sé muy bien como evitarlo, y entonces es cuando pienso ¿hasta qué punto es lícito que sigas dándole vueltas a esto, maría? Y me aturdo, más si cabe, y jo, es que ya está bien...
No teníais por qué haber leído esto. Pero es que hay días que siento que, o me comunico con los que tengo cerca, o no soy humana. En fin.
Pienso muy a menudo en cómo quiero a la gente que quiero. El domingo, comiendo con una personita importante en mi vida, salió un tema espinoso. Me di cuenta de que mi manera de sentir las cosas no es la más apropiada para este mundo. Al mismo tiempo es lo que me hace más yo. Es como una vez que recuerdo haberle dicho a una -entonces- amiga "todos tus problemas vienen de lo impulsiva que eres... y lo peor es que lo sabes pero te encanta serlo". Tuvo que darme la razón, y yo me crecí mucho. Hoy sin embargo me doy cuenta de que todos mis problemas vienen de como siento las cosas, de eso que llaman "sensibilidad". Y he de reconocer acto seguido, que no es que me encante ser así, es que directamente, no concibo la vida de otra manera.
Echo mucho de menos a alguien. A veces creo que la pongo de excusa para todo lo que se me pasa últimamente por la cabeza. También le achaco el haber perdido parte de mi espontaneidad, cierta alegría... de ahí venía lo de leer posts antiguos. He visto palabras tales como "proyectos", "futuro"... y ya no me reconozco en ellas. No me preocupa en exceso cambiar -siempre he sido muy partidaria de los cambios, la experiencia me dice que son para mejor-, pero sí me preocupa no saber hasta qué punto lo que soy ahora es fruto de lo que llaman "madurez"... o es que se me han agarrado algunas cosas al corazón y no se me sueltan. Tengo miedo de que este desencanto, por llamarlo de alguna manera, pase a formar parte de mi y me reconfigure, cambiando alegría por melancolía, por ejemplo. No sé dónde está la frontera entre sentir dolor... y arrastrarlo. No sé si me estoy explicando. No me gustaría que las circunstancias alteraran lo que soy. Sé que algún listo dirá "la vida te va moldeando", pero tampoco me refiero a eso. Es que sencillamente no sé hasta qué punto son lícitos ciertos sentimientos.
Luego pienso en otras personas, que sí están, y como le dije hace tiempo a esa personita importante de la que hablaba antes, me llena mucho querer tanto a ciertas personas... pero me jode que eso que es tan bonito haya pasado a ser pánico. Pánico a perderlas. Cuando quieres -y digo querer, valorar, todo en mayúsculas- mucho a alguien es precioso (al menos para mi lo es) y me jode, me jode en lo más profundo que eso que me hace tan feliz, un microsegundo después se vuelva un miedo espantoso a que esa persona, como sabemos que puede pasar y ha pasado, deje de estar. Yo es que de verdad, no sé que haría. Pero todo es riesgo, como decía antes, no concibo las cosas de otra manera y no soy capaz de poner tierra de por medio. Si hay que darlo todo, se da. Y si hay que sufrir impepinablemente, pues se sufre. No hay otra manera. Las cosas duelen, y punto. A veces mucho, pero es lo que hay.
Supongo que todo esto viene porque... pues porque sí. Porque los día 15 de cada mes, sin darme cuenta, me altero. Igual que me puse triste en nochevieja, justo al terminar de comerme las "uvas". Lo peor de todo esto no es el recuerdo -que yo sostengo que es lo más bonito- sino que es horrible que pensar en alguien que te hacía tan feliz... te cause semejante tristeza. No es nada justo, nada. Yo eso lo llevo muy mal, creo que es lo que más me está costando. Pero es que tampoco sé muy bien como evitarlo, y entonces es cuando pienso ¿hasta qué punto es lícito que sigas dándole vueltas a esto, maría? Y me aturdo, más si cabe, y jo, es que ya está bien...
No teníais por qué haber leído esto. Pero es que hay días que siento que, o me comunico con los que tengo cerca, o no soy humana. En fin.