Capítulo 10;
número de palabras; 5722
El reloj marca las nueve, en una noche particularmente fría y Kyungsoo no quiere nada más que estar en su cama bajo sus mantas. Se imagina a sí mismo en su propia habitación en la casa de sus padres, acurrucándose bajo las sábanas. Ni siquiera le importaría si sus padres se estuvieran gritando o peleando el uno con el otro, sus voces penetrando a través de las delgadas paredes de su habitación. Con tal de poder descansar un poco, estar en la seguridad de su propio espacio personal y tan sólo quedarse allí hasta que sienta que está listo para salir.
Pero Kyungsoo no puede tener ese pequeño lujo en este momento, porque aún está en el trabajo, empacando libros antiguos para ser enviados al día siguiente. Era una emergencia, su jefe le había dicho. Necesitaba su ayuda y Kyungsoo no podía negarse exactamente. Le agrada su jefe. Le gusta la forma en que no le da demasiados problemas o malos ratos. Y le está pagando extra por las horas extraordinarias también, lo que es suficiente para que Kyungsoo pueda ayudar a pagar las cuentas en casa.
Si sólo su hijo no fuera tan extraño, Kyungsoo suspira mientras mueve una pila de libros a su derecha. No había querido ir por un tiempo, porque no quería ver a Luhan. Lo que hablaron la última vez aún permanece en su cabeza y las únicas veces que logró hacer desaparecer esos pensamientos, era cuando estudiaba o mantenía su mente ocupada.
Como ahora, Kyungsoo piensa al levantar suavemente un viejo libro de la mesa. El trabajo ayuda.
Kyungsoo accidentalmente coloca el libro sobre la parte superior del mostrador con demasiada fuerza y una nube de polvo se dispersa a su alrededor. Tosiendo, Kyungsoo agita el polvo en el aire para limpiar todo cuando golpea algunos libros apilados en el otro lado.
Kyungsoo gime, recogiendo el resto de los libros, con la esperanza de que las páginas no se rasguen. No quiere causar ningún daño e inclinándose con cuidado para levantar uno de los libros, ve que se trata de uno sobre sueños y se detiene.
El libro es viejo y desgastado. Pero Kyungsoo se siente atraído por él al instante. Dejando el libro por sobre el mostrador, Kyungsoo voltea la tapa, abriéndola, sus ojos recorriendo a través de las páginas.
Hay una docena de explicaciones acerca de por qué la gente sueña y Kyungsoo lee a través en cada una de ellas. En realidad, él no sabe qué es lo que está buscando. Todo lo que sabe es que desea obtener la respuesta sobre lo que le está sucediendo. Si realmente, está sucediéndole algo.
Da vuelta otra página y ve que está en un capítulo sobre las pesadillas. Interesado, Kyungsoo comienza a leer a través de las líneas cuando el ruido de pasos bajando por las escaleras lo hacen detenerse, para ver que se trata de Luhan.
Se miran el uno al otro durante un momento, sin saber qué hacer. Kyungsoo lo mira con ganas de hablar, pero no está preparado para ello, mientras Luhan lo mira como si quisiera ayudar.
Ayuda. Quizás eso es lo que realmente necesita.
“Hola”, Kyungsoo comienza, asintiéndole lentamente con la cabeza y Luhan toma esto como una señal para acercarse.
“Hola”, responde, sentándose frente a él. “¿Necesitas ayuda?”
Kyungsoo sacude la cabeza y se las arregla para darle una sonrisa. “Ya he terminado todo”
Luhan asiente, tomando el resto de libros que habían caído al suelo.
“Oye, Kyungsoo-”
“Luhan-”
Ambos dicen al mismo tiempo y Luhan ríe. “Tú primero”
Kyungsoo sonríe. “Gracias. Yo, eh, sólo quería disculparme por lo de la última vez”.
Luhan lo mira y Kyungsoo puede ver que en realidad, sólo estaba tratando de ayudarlo.
“Sé que tienes buenas intenciones. Supongo que fui demasiado obstinado”. Kyungsoo continúa, pasando su mano sobre el libro.
“Está bien”. Luhan responde. “Es un poco difícil escuchar cosas tan extrañas a veces”.
Kyungsoo mira a Luhan cuando este posa la mirada en el libro abierto, delante de él.
“Yo…” Kyungsoo comienza. “Creo que necesito ayuda”.
Luhan desplaza nuevamente su mirada hacia Kyungsoo.
“¿Me dirás ahora?” Kyungsoo pregunta, un poco ansioso ante su pregunta. Aunque duda, aún así quiere saber. Si esto lo va a ayudar a dormir por las noches, entonces necesita saber.
Luhan asiente. “¿Qué es lo que realmente quieres saber sobre Kai?”
Kyungsoo trata de que el agarre que tiene en el borde del libro no se apriete demasiado mientras lo sostiene cuando responde. “Es un caminante de sueños”
“Eso es cierto, en parte” Luhan dice.
“Dijiste que no lo era”.
Luhan le da una pequeña sonrisa. “Kai se refiere a sí mismo como un caminante de sueños, lo que es algo cierto. Ellos caminan alrededor de los sueños de la gente…”
Kyungsoo desvía la mirada, recordando la cantidad de veces que él ha entrado en sus sueños.
“Y…” La vacilación en la voz de Luhan hace que Kyungsoo lo mire otra vez. “Se alimentan de ellos”.
Kyungsoo mira a Luhan, tratando de comprender lo que acababa de decir.
“A ellos les gustan los débiles”. Luhan continúa. “Les gustan los que se rinden en la vida y recurren a los sueños como un escape”.
Yo. Kyungsoo empieza a recordar todas las veces que él era así. Sigue siéndolo, tratando de mantenerse alejado de la realidad.
“Sin embargo, un caminante de sueños también es conocido en la historia como un íncubo”. Luhan toma el libro que Kyungsoo sostiene y lo abre. Kyungsoo analiza la página que está mostrando.
“Tu pesadilla”.
El dibujo de la página se ve como un ser humano. Alto, delgado, aunque bien constituido. Pero mientras mira más de cerca, la criatura ya no luce humana cuando le devuelve la mirada a Kyungsoo, sonriendo con dientes afilados y con ojos de un rojo brillante. Es algo a lo que Kyungsoo es familiar, algo de lo que ha oído hablar, pero que ni una sola vez pensó que era real.
Un cuadro en la parte inferior de la página muestra un íncubo que se cierne por sobre una persona que duerme, su larga cola envolviendo el cuello de ésta y sus manos acariciando las mejillas humanas.
Eso… eso no puede ser Kai.
“Ellos intentan persuadirte”. Luhan comienza, dando vuelta otra página y Kyungsoo ve un íncubo entreteniendo a un hombre en sus sueños. “Te mostrará todo lo que quieres ver, te llevará a los lugares que quieras ir”.
Kyungsoo no puede respirar mientras recuerda todo lo que ha pasado con Kai.
“Ellos te engañan en su mundo. Es dónde tienen todo. Es dónde te dan todo”.
Eso no es cierto… No puede ser.
“Estas criaturas son descritas como demonios, pero en realidad son hermosos”. Luhan continúa. “Tan hermosos que al final te seducen, convenciéndote con sus sonrisas y la forma en que sus ojos parecen tentarte. Y cuando te acuestas con ellos…”
Kyungsoo mira a Luhan.
“Se alimentan de tu cuerpo”.
Kyungsoo ríe nerviosamente. “Eso… eso no puede ser cierto. Estás inventando esas cosas. Quiero decir, Kai no es…no es”.
“¿Uno de ellos?” Luhan pregunta. “Entonces, ¿quién o qué es él si no piensas que es uno?”
Sólo…Kai. Kyungsoo responde en su cabeza.
“¿Qué pasa cuándo conoces a un caminante de sueños?” Kyungsoo se atreve a preguntar, evitando el verdadero nombre con él que Kai se hace llamar.
“Como he dicho, te muestran todo. Enseñándote cómo los sueños son mejores que la realidad”. Luhan responde mientras cierra el libro. “Es cierto. Los sueños son mejores que la realidad que vives en este momento. Pero vivir en tus sueños es peligroso. Tus sueños son un lugar muy peligroso”.
Kyungsoo aprieta sus manos en puños, tratando de no mostrarle a Luhan que está temblando.
“Un íncubo vive en el mundo de los sueños y busca a su presa”.
Kai no puede ser uno…
“Y cuando la encuentran, se aferran a ella como un parásito”.
Kai molestándolo todo el tiempo, acompañándolo en todos los sueños que tiene.
“Y una vez que tienen poder sobre ti, una vez que están seguros de que han logrado convencerte de quedarte para siempre”, Luhan dice. “Ellos absorben la vida fuera de tu cuerpo”.
Las bolsas bajos sus ojos. Kyungsoo perdiendo peso. Su piel traslúcida. Su vista.
“Te mantienen en el mundo de los sueños”.
No, Kyungsoo se ahoga en el espeso aire de confusión que lo rodea, tropezándose. “Eso no es cierto”.
“Lo es”, Luhan dice, caminando hacia él, pero Kyungsoo retrocede, tambaleándose por el peso de las palabras de Luhan. “Y se nota en tus ojos. Puedo verlo”.
No, Kyungsoo piensa. Se niega a creer algo como esto.
“Lo vi en la biblioteca, el día que nos conocimos. Tus ojos parecían diferentes”. Luhan lo mira. “Y se está poniendo peor ahora, ¿verdad?”
Kyungsoo retrocede mientras piensa en todo. Kai, un íncubo. Kai, absorbiendo la vida de él.
Kai… un monstruo.
No, Kyungsoo sacude su cabeza, pero la criatura en ese libro es todo lo que puede ver, sus dientes afilados y ojos rojos. Se tropieza de nuevo, y no pasa mucho tiempo antes de que comience a escapar. Oye a Luhan gritar su nombre, pidiéndole que se detenga pero Kyungsoo no lo hace. Se niega a volver y escuchar. Tiene miedo.
Kyungsoo cierra la puerta tras él cuando llega a la habitación. Está solo y es de noche. Recuerda vagamente a Baekhyun diciéndole que no regresará hasta mañana porque necesita terminar un proyecto en el que está trabajando y Kyungsoo desea haber ido con él. No quiere estar solo. Quiere a alguien con quien hablar. Alguien que le recuerde dónde está ahora, que es real. Quiere hablar con alguien que sea real.
Kyungsoo se arrastra hasta su cama, enterrándose fuertemente bajo las sábanas por seguridad y entre sus almohadas. Se ve ridículo, encogido bajo ellas y mirando hacia la puerta, como si algo o alguien pudiese entrar a la fuerza a su habitación, para llevárselo.
Y absorberle la vida.
Cerrando los ojos, Kyungsoo se entierra bajo las sábanas, con la esperanza de que estas finas mantas sean suficientes para protegerlo esta noche.
* * *
Está corriendo.
Corriendo a lo largo de arbustos y altos árboles. Esquiva una rama a su paso, respirando un suspiro de alivio al evadirla en el último segundo. Pero entonces lo oye de nuevo, oye algo detrás de él, haciéndolo aspirar su respiración, antes de correr más rápido.
Algo se mueve junto a él y Kyungsoo hace todo lo posible para mantener la distancia. Pero el crujido entre los árboles que lo rodean le hace sentir que eso está cada vez más cerca y cuando mira hacia atrás para comprobar, tropieza con una roca y cae al suelo.
Se levanta para correr cuando algo roza su rodilla. Mirando hacia abajo, Kyungsoo ve un par de ojos, rojos ojos brillantes, mirándolo, y Kyungsoo aprieta su mandíbula, reprimiendo un grito cuando lo ve arrastrarse hasta su rostro.
Trata de luchar contra ello, trata de patearlo lejos, pero esa cosa pesa demasiado. Da una especie de silbido y luego se ríe de Kyungsoo, enseñándole los dientes y Kyungsoo desvía la mirada. Siente algo dando vueltas alrededor de su cuello y Kyungsoo agarra la cola, tirándola lejos, con todas sus fuerzas.
Algo cruje entre los árboles otra vez y Kyungsoo siente que la criatura se detiene. Kyungsoo no se mueve cuando siente el aliento cerca de su cuello, arrastrándose de arriba abajo hasta que salta fuera de su pecho, apresurándose en perseguir lo que sea que logró captar su atención.
Temblando, Kyungsoo se incorpora, poniéndose de pie. Volteándose para correr otra vez, se detiene cuando ve a alguien que conoce, alguien con el que está familiarizado, parado al pie de un árbol, apoyándose sobre él y mirando los árboles por entre los cuales la criatura desapareció.
Kyungsoo retrocede lentamente a medida que la persona lo mira y, cuando sus miradas se encuentran, puede ver que él lo mira con cautela.
“¿Así es como me ves ahora?” Kai pregunta, dándole una sonrisa triste y Kyungsoo se voltea, dándole la espalda para ver a la criatura allí, de nuevo mirándolo, ladeando su cabeza hacia un costado, observándolo. Kyungsoo retrocede unos pasos y mira a Kai cuando ve que éste lo mira atentamente, esperando su respuesta.
La expresión en su rostro es algo que jamás espero ver en él. Él es un depredador, después de todo. Y Kyungsoo su presa. Sin embargo, mientras Kyungsoo devuelve la mirada, todo lo que puede ver, es a un niño. Un niño que le hace docenas de preguntas sobre su vida. Un niño que hace que sea un hábito visitar sus sueños y llevarlo a lugares. Un niño que le hace reír, sonreír.
Un niño que sabe cómo se siente sin necesidad de preguntar al respecto.
La triste sonrisa en su rostro es suficiente para recordarle a Kyungsoo que no, esta no es la forma en que ve a Kai. Kai no es así. No importa lo que Luhan le dijo, Kai no es esa…. Esa criatura. No puede serlo.
“Eso…” Kyungsoo mira al monstruo que se escabulle hacia algún lugar nuevamente, para luego mirar a Kai. “Tú no eres eso”.
Y de nuevo, Kai le da una pequeña sonrisa. “Es cierto. Nosotros no tenemos forma”.
Kyungsoo no permite que la sorpresa se muestre en su rostro. “Entonces sí eres uno. Un íncubo”.
Ante sus palabras, Kai da una mueca. “Cual sea el nombre con él que me llames, ya no importa. Ahora sabes la verdad”.
La expresión en el rostro de Kai está llena de tanta emoción, pero ninguna de las que Kyungsoo esperaba ver. Estaba esperando satisfacción, algo que le muestre que tan orgulloso se siente Kai de ser llamado…así. En su lugar, todo lo que ve es dolor y sufrimiento y frustración, lo que hace que Kyungsoo intente tocarlo.
Pero Kai se aleja a su movimiento, mirándolo con recelo, como si Kyungsoo fuese el depredador y no él.
“Está bien”. Kyungsoo dice en voz baja. No está seguro de por qué es él quién esta reconfortándolo cuando Kyungsoo claramente está asustado. Pero se trata de Kai. Y siente la necesidad de protegerlo, de asegurarle que todo está bien.
“Está bien”. Kyungsoo dice nuevamente, caminando lentamente hacia él, pero Kai aún se aleja, una mirada confusa en su rostro.
“No”, Kai responde, sacudiendo la cabeza. “No está bien”.
Kyungsoo ignora todo esto mientras cierra rápidamente la brecha entre ellos y toma el rostro de Kai en sus manos. A su contacto, Kai se inclina hacia él, cerrando los ojos.
Este chico… Kyungsoo se le queda mirando. Él no es un monstruo.
Este es Kai.
Y entonces algo en su pecho lo golpea. Le golpea el percatarse de que Kai es el único que sabe quién es. Él único a quién le importa lo suficiente como para preguntar qué sucede. Kai es el único que puede hacerlo reír o hablar y simplemente hacerlo respirar.
Una vida con Kai en sus sueños es mucho mejor que cuando despierta.
Te mantienen en el mundo de los sueños. Las palabras de Luhan resuenan en sus oídos.
“Está bien”. Kyungsoo vuelve a añadir, tratando de hacer que Kai lo mire pero no lo hace. “Está bien. Si quieres que me quede, está bien”.
Kai abre los ojos y lo mira fijamente, incrédulo. “¿Qué?”
“Sé lo que eres. Sé quién eres”. Kyungsoo responde. “Y si quieres que me quede aquí, no importa. No quiero mi vida”.
Kyungsoo no entiende de dónde viene esto, pero sabe que es cierto. La vida fuera del mundo de los sueños está llena de dolor y decepción. Aquí, él puede hacer lo que sea. No tiene que preocuparse por nada.
Aquí, puede quedarse con Kai.
El dolor y la frustración en los ojos de Kai son sustituidos por ira mientras toma las manos de Kyungsoo, alejándolas de su cara.
“Debes despertar”. Le dice, alejándose de Kyungsoo una vez más.
“No, tenemos que hablar”.
“¿Cómo llegaste aquí? Kai sólo responde y ante sus palabras, la cabeza de Kyungsoo comienza a pensar en la forma en que llegó a este lugar donde los árboles parecen rodearlo. No puede recordar cómo llego aquí y trata de no pensar en ello. Pero todavía lo hace y despierta lentamente, parpadeando ante el techo de su habitación, con las manos extendidas, tratando de alcanzar a alguien que sabe que no puede tocar ahora que está despierto.
* * *
parte dos