Title: Aju Meolli
Author: Enolha
Fandom: Crossover-TVXQ, JYJ
Pairing: Junsu/Yoochun, Yoochun/Jaejoong, Jaejoong/Yunho, Yunho/Changmin
Length: 3,836 palabras
Raiting: G
Genre: Angst like WOAH
Disclaimer: Si alguno de ellos me perteneciera, me aseguraría de que lo que está escrito en este fic nunca sucediera.
Summary: En un día lejano, un futuro muy lejano, si me ves de nuevo dime que estaremos siempre juntos.
Warnings: Angst
A/N: Disculpa, drabble, cómo es que tienes casi 4 mil palabras?? ¬_¬#
Inspirado y basado en
esta imagen. También, el título y sumario pertenecen a
esta canción, la cual estaba en repeat mientras escribía. El look y la 'pose' de Yunho vienen de
esta otra imagen.
Como dato curioso, excepto por las partes de Yunho y Changmin, cada parte dura exactamente 2 hojas de word xD
A/N2: Como Nao unnie borró su cuenta de elejota (lol) para hacer otra nueva, tendré que repostear el fic que ella subió por mi, porque decidí abrir la comunidad y la otra entrada no la pude editar XD
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Junsu.
Hemos sido amigos por no sé cuánto tiempo ya. En todos mis recuerdos parece que él está siempre presente. Es difícil para mí pensar en algo y que su presencia no venga unida a eso irremediablemente.
-¡Junsu-yah! -escucho su voz y volteo, mirando cómo corre hacia mí agitando la mano.
No puedo evitar la sonrisa que se me escapa cuando llega a mi lado, poniendo las manos sobre sus rodillas mientras respira pesadamente tratando de recuperarse de la carrera. Lleva en sus manos su libreta de música, como siempre. A veces me pregunto si alguna vez la suelta.
-Perdón por llegar tarde, pero mi mamá me entretuvo un montón. ¿Estuviste esperando mucho?
-Nop, casi acabo de llegar -le respondo. No importa que tenga casi una hora sentado en este parque esperando a que llegara.
-¿Por qué diablos tendremos que ir a la escuela en sábado? -dice, y yo sólo puedo reír mientras empezamos a caminar juntos.
-Quien sabe. Hyukjae dijo que era algo con los clubes o no sé qué. Supongo que para fijar horarios o algo. Ya ves que la escuela no es muy grande y necesitamos ponernos bien de acuerdo para esas cosas, Yoochun.
-Si tú lo dices… ¡Oye! Hablando de clubes, me soplaron que ya eres capitán del equipo -me dice dándome un codazo suave.
-Ahahaha, algo así.
Él sólo ríe de inmediato y uno de sus brazos rodea mis hombros. Comienza a felicitarme, diciendo un montón de cosas que, la verdad, no puedo ni escuchar. Todo en lo que puedo pensar es en que me está abrazando, en que si cierro los ojos hasta puedo sentir su aliento golpeando en mi mejilla. Su cara está tan cerca de la mía que si sólo me atreviera a girar, nuestros labios se tocarían.
Y desearía muchísimo poder hacerlo, lo deseo tanto de una manera que Yoochun ni sospecha. Porque siempre he sabido que lo que siento por él va mucho más allá de esta relación de mejores amigos y hermanos que llevamos. Cada vez que me sonríe, el mundo deja de importarme; cuando me abraza, siento que puedo hacer todo lo que él me pida con tal de que nunca me suelte; y cuando está triste o enojado conmigo, me dan ganas de voltear el mundo de cabeza sólo para que vuelva a sonreír otra vez.
-Sabía que podías lograrlo, Junsu. Estoy muy orgulloso de ti.
Y ahí va otra vez mi tonto corazón a latir como burro sin mecate, cómo diría mi mamá. Y esa sonrisa que siempre me desarma. No es justo, simplemente no es justo que pueda ponerme así con nada más que eso.
Rápido miro hacia otro lado para esconder mi cara que de seguro está más roja que la camisa que llevo puesta.
-Idiota -le digo, y comienzo a caminar más rápido, zafándome de su abrazo aunque fuera lo último que quisiera hacer.
-¿Cómo que idiota, tarado? Pero para que vuelva a decirte algo lindo otra vez. Ya verás que terminarás arrastrándote de vuelta hacia mí, ¡porque tú me amas, Kim Junsu, lo sé!
Yo sólo puedo reír cuando él lo hace, pero mi risa es vacía y forzada. Yoochun ni siquiera sabe lo ciertas que son sus palabras. Mi risa se hace más fuerte tratando de aplastar esa punzada en mi pecho, pero el nudo en mi garganta no me deja mucho espacio para que salga la risa.
Vamos el resto del camino riendo y jugando como siempre lo hacemos, hasta que por fin llegamos a la escuela. Estos momentos que estamos juntos son los más importantes para mí, y me aterra lo fácil que puedo perderlos si llego a cometer el error de confesarme. Aunque eso no es lo único que me detiene.
Cuando llegamos, ya ha muchos alumnos esperando en la explanada, y de inmediato los ojos de Yoochun comienzan a buscar entre la multitud a sus compañeros del club de música, mi corazón quiere creer, pero mi mente sabe mucho más que eso.
Cuando sus ojos se posan en cierta persona, su mirada se ilumina y sus mejillas se sonrojan un poco. Baja la vista revisando su apariencia rápidamente. Cuando está satisfecho voltea a verme y me sonríe, agitando un poco la mano como despedida antes de alejarse hacia dónde su club está reunido.
La sonrisa en mi cara no puede ser más falsa, lo sé, pero no puede importarme menos en este momento. Porque conozco perfectamente la razón de por qué nunca me atreveré a decirle cómo me siento. Pero el que lo sepa no hace que duela menos.
Antes de llegar con sus compañeros, Yoochun voltea a verme y yo sonrío un poco más realmente y levanto los pulgares en señal de apoyo. Él asiente con una sonrisa y vuelve a caminar. Lentamente bajo los brazos a mis costados, sin fuerza alguna para levantarlos.
Antes que cualquier cosa, soy su amigo. Y los amigos te apoyan cuando los necesitas, ¿cierto?
Yoochun.
Siento que mis piernas tiemblan con sólo pensar que me voy a acercar a él. Mis manos empiezan a sudar y las limpio en mi pantalón lo más rápido que puedo. Odio comportarme como una chica enamorada de una estrella de cine, pero cualquier reacción que tenga mi cuerpo está más allá de mí. Es un milagro cómo pude hacerme su amigo hasta ahora.
-¡Jaejoong hyung, hola! -saludo en voz muy fuerte, y él voltea a verme con una sonrisa.
-Yoochun-ah, llegaste -me dice con esa suave voz que tiene y siento mi estómago hacerse nudos.
Conocí a Jaejoong hyung porque los dos estamos en el club de música. Al principio parece una persona fría y ausente, pero una vez que lo conoces te das cuenta de que tiene el corazón más grande del mundo. No sé exactamente cómo fue que empezó todo, pero lo que importa ahora es que creo que me enamoré de él. No, no lo creo, lo sé. Estoy seguro de que me enamoré de él.
Ayer le dije a Junsu, mi mejor amigo, lo que me pasaba, y él me dijo que debería confesarme. Yo de verdad no quería hacerlo, pero Junsu me convenció. El enano puede ser bastante persuasivo cuando quiere serlo. Por mucho que me queje de él, Junsu es mi mejor amigo en todo el mundo y yo lo quiero muchísimo.
El discurso (porque la verdad no puede ser llamado de otra manera) del director duró HORAS, o al menos eso me pareció a mí. Luego de la plática, muchos volvieron a sus casas, pero varios nos quedamos a una reunión improvisada de clubes. Jaejoong hyung y yo fuimos los únicos de nuestro club que nos quedamos, y fuimos directamente al salón de música.
-Yoochun-ah, toca el piano para mí -me dijo de pronto.
-Hyung, tú tocas el piano mejor que yo.
-Pero a mí me gusta cuando lo haces tú.
¿Cómo se supone que pueda decirle que no a eso?
Me siento en el banquillo y él de inmediato se sienta a mi lado apoyando la cabeza en mi hombro. Trago saliva muy fuerte para deshacer el nudo de mi garganta, y entonces empiezo a tocar la canción que más le gusta a él. Hyung no lo sabe, pero esa canción la compuse yo mismo pensando en él. Las notas salen de mis dedos, pero son empujadas desde mi corazón. Dios, Junsu tiene razón, soy un maldito cursi.
-Yoochun-ah -comienza a hablar, y dejo de tocar al instante, girando a verlo ahora que se sentó completamente.
-¿Sí?
Fija sus ojos en los míos con una intensidad que estoy seguro que terminará por atravesarme el alma si no tengo cuidado. Duda un poco antes de volver a hablar, parece nervioso por algo. Siento como un hueco se forma en mi estómago.
-¿Puedo hacerte una pregunta de amor? -susurra. Yo sólo asiento, incapaz de hacer otra cosa gracias al martilleo de mi corazón en mi pecho-. ¿Qué harías si te gusta alguien pero estás seguro de que la otra persona no siente lo mismo? ¿Te confesarías?
-Por supuesto -respondo de inmediato para luego voltear a verlo y preguntarle-. ¿Hyung, te gusta alguien?
-Sí -responde tímidamente y con un sonrojo en las mejillas.
Mis manos comienzan a temblar sin que yo pueda evitarlo, así que aprieto los puños muy fuerte y las pongo sobre mis rodillas. Mi cerebro trata de convencerme de que no está hablando de mí, pero siempre he sido un romántico sin remedio y mi corazón se niega a escuchar.
-Ah… ¿y es alguien del club? -pregunto agachando la mirada para que no vea mi propio sonrojo. Él sólo ríe.
-No, por supuesto que no, cómo crees -dice haciendo una mueca-. Es alguien del equipo de básquet.
Juro que puedo sentir mi corazón romperse en este preciso momento. Jaejoong hyung ni siquiera lo nota ya que está hablando las mil maravillas de esa persona que le gusta. Yo cierro los ojos respirando profundamente para detener las lágrimas. Cuando creo que podré mantenerme firme, volteo a verlo de nuevo. Él deja de hablar, me mira y sonríe.
-Gracias Yoochun-ah.
-¿Por qué? -pregunto, agradecido de que mi voz no tambaleara.
-Por escucharme -dice, y entonces, por primera vez desde que lo conozco, me abraza-. Eres un gran amigo, de verdad.
Me besa en la mejilla justo antes de ponerse de pie y salir de la sala de música. En el momento en que escucho la puerta cerrarse, las lágrimas salen de mis ojos amargamente y mis sollozos me ahogan terriblemente. Mi mano va hasta mi pecho porque duele, hyung… De verdad duele mucho.
Jaejoong.
Llevo mucho tiempo observándolo desde lejos. Nuestros ambientes son tan diferentes entre sí que prácticamente casi nunca coincidimos, pero bastó sólo un segundo, sólo verlo jugar una vez, para que se volviera casi mi mundo. También nosotros somos muy diferentes. Él es ruidoso, amiguero, sonriente, todo un torbellino; y yo soy más del tipo callado y solitario.
La primera vez que lo vi, hasta el aliento se me fue.
Él estaba entrenando con el equipo en las canchas de básquetbol. Confieso que lo que llamó mi atención aquella vez fue su físico. Llevaba puesto el pants de entrenamiento, y la playera colgaba de uno de sus bolsillos. La mirada de sus ojos era de total concentración, fija y penetrante. Y de pronto me encontré deseando que esos mismos ojos me miraran a mí de esa manera.
Fue desde entonces que mis ojos empezaron a buscarlo por sí solos. Y fue así como llegué a conocer un poco de él y pude darme cuenta que debajo de esa apariencia decidida y masculina habitaba un niño grande que se negaba a crecer.
-¡¿Tres puntos?! -lo escucho gritar en medio de la práctica-.¡No es justo!
Se ha hecho mi costumbre venir a ver los entrenamientos después de la escuela. Por fortuna, no soy la única persona que lo hace, así que no me preocupa cómo pueda verse eso. Pero por si las dudas, llevo conmigo un libro que finjo leer, aunque la verdad, no he dado vuelta a la pagina como en media hora.
Nunca le había dicho a nadie que él me gustaba, sólo a Yoochun, mi mejor amigo. El único amigo que he tenido en mi vida, más bien. Yoochun es un gran dongsaeng y un extraordinario músico. Me alegra mucho haber lo conocido. Estoy seguro de que seremos amigos por mucho tiempo.
El grito de su nombre llama mi atención. El entrenador lo había llamado para explicarle algo. Sus ojos, normalmente dulces, estaban duros y enfocados, sus cejas arrugadas en concentración. Asintió y volvió a la duela, comunicando las instrucciones a los demás. Me encantaba verlo moverse, correr. Es alto y estético de una manera en la que yo sólo puedo soñar.
El tiempo pasa volando, y antes de darme cuenta, la práctica termina. Todos los jugadores van directo hacia las regaderas en medio de un bullicio como de huracán. Mis ojos tratan de encontrarlo en medio de la multitud, pero no lo veo por ningún lado. De inmediato me pongo de pie, preparado para correr en su búsqueda, cuando alguien se deja caer en las gradas justo a mi lado.
Y claro, bendita sea mi santa suerte, esa persona no podía ser otra que Jung Yunho, el chico que me gusta desde el comienzo del año.
Lo volteo a ver de reojo, escudándome en mi libro, y me doy cuenta de que ya está perfectamente bañado y arreglado. Debió haber salido de la práctica mucho antes y yo, por andar con ensoñaciones tontas, ni siquiera lo noté. Giro un poco sobre la banca para verlo más directamente pero de forma en que siga pareciendo que leo el dichoso libro, que ya ni siquiera recuerdo cuál es, por cierto.
Casi todo el aire se me escapa del cuerpo cuando veo la manera en la que va vestido. En sí, es un atuendo bastante sencillo, sólo jeans, una playera blanca y tenis normales, pero el cuidado que le puso a los detalles hace que se vea impresionante. Su cabello está cuidadosamente desordenado, y los accesorios combinan a la perfección.
Mi boca se abre y se cierra varias veces, pero ni una palabra sale de mis labios. De repente me cuesta mucho respirar y mi mente está totalmente en blanco. Justo ahora tenía que pasarme. Justo cuando tengo la primera oportunidad de hablarle me tengo que quedar como idiota nada más viéndolo. Pero es que es tan perfecto, que no sé qué hacer.
Se cuelga la mochila al hombro y agacha la mirada como pensando algo profundamente; mete uno de sus pulgares en su bolsillo, para luego empezar a golpear la punta del pie contra el suelo; la expresión de su rostro es un ejemplo viviente de concentración. Está nervioso. Jung Yunho está nervioso por algo. Tiene que ser algo realmente importante para que lo ponga así de inseguro. Abro la boca, intentando de nuevo decir algo, pero él habla primero.
-Me gustas -le oigo decir.
Mis ojos se abren enormemente y mi corazón triplica su ritmo de golpe. Casi puedo escuchar los latidos de mi corazón contra los oídos. El libro se había caído de mis manos desde hace un rato, pero eso es lo que menos me preocupa ahora. Estoy seguro de que mi cara está completamente roja ahora.
-¿Quieres ser mi novio? -dice levantando la vista para luego sacudir la cabeza de inmediato.
Agacho la cara y cierro los ojos, suplicando que mi corazón deje de latir tan rápido y los nudos en mi garganta se vayan. Tomo aire muy fuerte y levanto la vista, pero él ni siquiera me mira a mí.
-¿Quieres salir conmigo? -murmura y de inmediato asiente con una sonrisa-. Sí, eso es mejor… Ya es hora. ¡Yunho, Hwaiting!
Me quedo sentado donde estoy viendo cómo se aleja corriendo de regreso a la escuela. Yo sabía que no estaba hablándome a mí, pero aún así siento mi corazón romperse. Debí haber sabido antes que Yunho tenía alguien que le gustaba. Y aún si no lo tuviera, debí haber sabido que jamás voltearía a ver a alguien como yo. Ni siquiera sabe que existo, ¿qué demonios estaba esperando?
Yunho.
Siento que los nervios van a matarme. Jamás me había sentido así, ni cuando hice las pruebas para entrar al equipo o cuando voy a concursos de baile. Pero supongo que es normal, teniendo en cuenta de que uno no se confiesa todos los días a la persona que le gusta, ¿verdad?
Pero ya lo tengo decidido desde hace mucho, y hoy será el día que lo haga. Estoy seguro de que es lo mejor, aunque no sé qué es lo que él pueda contestarme. Lo conozco y somos buenos amigos, pero de eso a salir juntos hay una diferencia, y eso es lo que me pone así como estoy ahora.
Le pedí que viniera a la azotea de la escuela. Lo sé, cliché y anticuando, pero siempre nos hemos visto aquí, así que no puede haber nada mejor que eso. Además, si le pedía que fuera a otro lado, tal vez se daría cuenta de lo que estoy tratando de hacer, y quiero que se dé cuenta por mí, no por su hiperdesarrollado cerebro.
Aunque ni debería quejarme, porque ese hiperdesarrollado cerebro es una de las cosas que más me gustan de él. Junto con su manera de hablar, su sentido del humor, sus ojos, su mirada, su forma de ser. Pero bueno, la cosa es, ¿qué no me gusta de él?
Él es exactamente 12 días menor que yo. A primera vista podría parecer que somos polos opuestos, y tal vez sea cierto. Mientras él es serio y reservado, yo soy ruidoso y más bien afectivo; yo prefiero las películas y él los libros; yo soy bastante descuidado y desordenado y él es casi un maniático del orden; a mí me encantan los niños y él prácticamente les tiene fobia. Pero nunca hemos dejado que eso nos separe, al contrario, nos hemos hecho cada vez más cercanos.
A pesar de que el niño es GUAPO, tanto que casi podría jurar que es modelo o algo así, lo que siento no fue un flechazo o amor a primera vista, como dicen. No. Yo me enamoré de él despacito, poco a poco, lentamente. Primero fue admiración, porque él siempre trabaja duro y se esfuerza en todo lo que hace; es muy inteligente y responsable, y aunque no guarda rencores, tampoco olvida ofensas. Después fue cariño, porque siempre sonríe, sabe dar buenos consejos, siempre es amable, ayuda en todo lo que puede a los demás, y aunque no le gusta que lo toquen mucho, a mí siempre me deja abrazarlo.
No pasó mucho tiempo antes de que me diera cuenta de que su sonrisa era prácticamente la única razón por la que yo mismo sonreía cada día.
-¿Hyung? -escucho de golpe detrás de mí.
Respiro rápido tres veces para calmarme y luego me doy vuelta lentamente.
-¡Changmin-ah! -lo saludo como siempre y él sonríe.
Dios, me mata su sonrisa, la manera en que sus ojos asimétricos se hacen mucho más notorios y sus perfectos dientes se muestran por completo. Por un momento se me olvida lo que he venido a hacer y me quedo viendo su cara fijamente.
-¿Hyung? -vuelve a decir moviendo una mano frente a mis ojos. Cuando reacciono, él ríe-. Ya estoy aquí. ¿Para qué querías verme?
-Changmin-ah -comienzo, tragándome los nervios, pero no puedo controlar los latidos de mi corazón-.No sé si haya una forma correcta de decir esto, así que sólo lo diré, ¿de acuerdo?
Changmin asiente lentamente y yo tomo aire de nuevo. Su sonrisa se ha borrado por completo y sus ojos muestran un aire preocupado. Siento la garganta seca de golpe, y juro que mi estómago se volteará al revés.
-Me gustas, Changmin -suelto las palabras que había practicado antes de venir-. ¿Quieres salir conmigo?
Los ojos de Changmin se agrandaron increíblemente rápido, claramente le cuesta creer lo que acabo de decir. A mí también me cuesta creerlo; me cuesta creer que al fin he tenido el valor de hacerlo. Changmin abre la boca, pero no me dice nada. Su mirada es de total confusión, y casi hasta puedo jurar que alcanzo a ver los engranes de su mente girar. Mentalmente me preparo para cualquier respuesta que pueda herirme, y mucho.
-Hyung, yo… lo siento -dice agachando la mirada-. Perdona, pero no puedo.
Bajo la vista y aprieto las manos en fuertes puños. Sabía que esto podía pasar, sabía que eso era una posibilidad, pero nada me preparó para lo que se siente de verdad. Puedo sentir cómo mis ojos comienzan a arder, hasta mis labios empiezan a temblar un poco. De pronto me abraza, rodeando mi cuello con sus brazos. Cierro los ojos y respiro profundamente, inundando mis sentidos con su aroma, y refugio la cara en su cuello.
-Yunho hyung, no llores -me dice con la voz cargada de preocupación. Se me escapa un suspiro un poco triste, y mis brazos lo toman por la cintura, acercándolo a mí-. Pero, hyung, tú sabes que lo último en lo que pienso es en algo así. Juro que no es por ti. Yo te quiero mucho; tú eres mi hyung.
Eso es suficiente para que una lágrima caiga de mis ojos, y de verdad me alegro de qué el no pueda verla desde donde está. Mis manos se aferran a su camisa y me acerco un poco más a él. Sé que lo que me dice es verdad; yo mejor que nadie sé de los sacrificios que su familia hace para mantener su educación, y cómo lo último que él quiere es defraudarlos.
-Pero -comienzo, maldiciéndome por lo insegura en infantil que suena mi voz-, esto no es un no definitivo, ¿verdad?
-Hyung…
-Es decir -lo interrumpo alejándome un poco para verlo a los ojos sin importarme lo rojos que están-. Después… tal vez después. Tal vez algún día podamos estar juntos… ¿verdad?
Sé que sueno desesperado, pero así es como me siento. Changmin es muy importante para mí y no quiero perder la esperanza de que tal vez, sólo tal vez…
Sus ojos me miran de una manera tan compasiva que mis propios ojos vuelven a llenarse de lágrimas. Mi mirada debe ser en este momento suplicante, si tan sólo muestra la mitad del deseo que siento de que su respuesta sea la que quiero oír. Puedo notar en sus ojos cómo busca en su mente qué decirme.
Por un rato no hacemos nada más que mirarnos, yo tratando de llegar hasta su alma, y él tratando de buscar una manera de hablarme. Al final, Changmin suspira cerrando los ojos. Después de un par de segundos los vuelve a abrir y me mira. Su mirada es diferente ahora, pero no puedo identificar en qué, porque vuelve a hablar casi de inmediato.
-Sí, hyung. Tal vez después.
Siento como si me quitaran de los hombros todo el peso del mundo de golpe. Cierro los ojos y dejo escapar el aire que retenía por la ansiedad. Nuevas lágrimas asoman a mis ojos, pero éstas son de otra clase diferente. Abro los ojos de nuevo y Changmin me mira fijamente con una pequeña sonrisa en los labios. Yo también sonrío en medio de las lágrimas y vuelvo a abrazarlo fuertemente. Él corresponde mi abrazo y frota mi espalda tratando de calmar mi llanto. Pero llorar es lo último que me importa.
-Te amo, Changminnie -susurro en su oído, y lo oigo suspirar de nuevo.
-Yo también te amo, hyung -me responde. Jamás había conocido lo que es la felicidad hasta este momento, y la sonrisa de mis labios lo demostró.
Changmin.
Soy la persona más despreciable sobre la faz de la tierra, hyung, lo sé. No merezco tus lágrimas ni tu sonrisa. De verdad que no las merezco. Porque te dije que te amo, hyung…
Pero no es verdad.
~fin~