A vosotras, que habéis hecho felices a tantos niños. A vosotras, que nos ayudásteis a superar el trauma de desayunar recién levantados. A vosotras, que despertásteis a nuestro Ross Geller interior. A vosotras, que guiasteis a frodo cuando las demás luces se apagaron nuestros hábitos alimenticios. A vosotras, que nos enseñásteis que no importa si
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