De cómo habían terminado ahí, los tres, ninguno tenía mucha idea. Yamamoto sólo recordaba algo sobre una competencia por ver quién podía con él primero, y unos segundos después tenía a Squalo atacando su boca, y a un muy complaciente Dino en su cuello, mordiendo con la suficiente fuerza como para dejar marca.
Y tal vez Yamamoto era un obseso del beisbol, sí, pero tenía buen gusto, y sabía apreciar las cosas cuando se ponían frente a él. Aún así, estaba algo aterrado por lo crudo del transcurrir de la situación. Sonreír como siempre lo hacía había quedado atrás, y lo único que podía hacer era dejarse llevar por la situación.
Entonces se encontraban ahí, en una cama rodeada de cortinas de dudosa procedencia, los tres desnudos y necesitados. Sólo que dicha excitación parecía írsele a Yamamoto con la infantil pelea que tenían los otros dos en ese momento.
- ¡VOOI! ¡Yo seré el primero en hacérselo al crío! - gritó Squalo de nuevo, mientras amenazaba a Dino con la mirada.
-Ni en tus sueños. Yo seré quien obtenga tal privilegio- contrarrestó Dino decidido a no dejar pasar esa oportunidad.
- ¿Y si yo se lo hago a ustedes? Digo, soy muy bueno con las manos.
Y las caras desencajadas de los otros dos no tuvieron precio. Yamamoto sólo atinó a sonreírles ampliamente ante su propuesta.
Y si los tres recuperaron su dureza, bueno, nadie tendría que saberlo.
Claim: Crossover: Luffy/Guardianes (Prompt: "¡Únanse a mi tripulación!").
Rating: K.
Advertencias/Notas: Sucesos muy rápidos. No sé que pensar de esto *gota*
- ¡Únanse a mi tripulación! - fue lo que todos los guardianes le escucharon decir a aquel hombre del sombrero de paja minutos después de la pelea. No tenían la más mínima idea de donde había salido. Lo único que tenían para hacerse una idea había sido algo sobre “fruta del diablo dimensional” mencionada por aquel personaje de cabello negro.
Y entonces estaban ahí, anonadados y sin saber por dónde empezar las preguntas. Gokudera quería preguntarle qué tipo de llama le daba esa capacidad de estirarse. ¿Nube? Pero no había visto la manifestación. Yamamoto, por su parte, sonreía divertido ante el extraño, como tratando de ver quién podía hacerlo por más tiempo. Fue Hibari, para sorpresa de todos, quien rompió el silencio.
-Tu fuerza me interesa. Luchemos- decretó mientras lo apuntaba con el tonfa.
Tsuna reaccionó entonces. Mirando a sus guardianes se dio cuenta de la curiosidad palpable en sus caras. Chrome los observaba expectante, mientras Ryohei parecía estar emocionado al extremo. Lambo, por su parte, gritaba algo sobre jugar.
Y se preocupó. ¿Qué clase de extraño poder de atracción tenía ese hombre con el sombrero de paja?
En todo caso, él nunca permitiría que sus guardianes se alejaran de su lado. Después de todos, eran su familia.
Claim: . AU: Hibari/Chrome.
Rating: K.
Advertencias/Notas: AU, claro está. Guardianes en ambientes muy wygs. El "/" es bastante sutil, a decir verdad.
Hibari nunca espera conocer a personas interesantes en ningún lugar, mucho menos en este. Puede que sea su territorio, pero por experiencia propia sabe que en lugares como ese sólo llegan herbívoros que tratan de aparentar lo que no son, y sacar dientes y garras de donde no existen.
Es por eso que avanza sin ningún percance en sus batallas, dejando a sus rivales deseosos de morir y terminar con la tortura que su sola presencia causa. No se sorprende mucho cuando ya ha llegado a la final sin percances de por medio.
Pasa cuando va caminando, instinto asesino al máximo por la gran cantidad de personas que hay en aquel lugar. Mataría a alguien para liberar estrés, pero luego. No sabe cómo ni cuándo, pero llega a la sección de arquería y la ve: una chica débil y frágil, con una mirada tímida y una voz inútil.
Piensa de lleno que debe ser la máxima expresión de los herbívoros, y está a punto de largarse de ahí cuando aquella chica dispara. Y dispara. Hibari lo nota, porque es tan difícil apreciarlo. Se da cuenta de la resolución y la fuerza detrás del tiro, y reconoce en el impacto de la flecha algo que grita todo lo contrario a la apariencia de la arquera.
La mira por dos segundos más, interesado, antes de partir. Pensando en guantes y flechas, sale de ahí, pensando que ya van dos herbívoros en aquel lugar que ocultan un instinto fuera de ellos. Y si se pasa por el campo de arquería después, pues, simplemente morderá hasta la muerte a los testigos.