Que el Mr.Tea tiene el mismo efecto que el té verde, for real.

Aug 16, 2009 22:50

No es como si esperara ver a alguien conocido un sábado por la mañana en el instituto. Especialmente un sábado común como él sólo, sin planes de por medio, las actividades extracurriculares pospuestas debido al mantenimiento anual, y todo eso. Entonces no había razón alguna para sentirse algo estúpido por el hecho de no haber previsto una maldita bola de beisbol acercarse directamente a él. Igual, iba de espaldas, ni que fuera un dios brillante o algo por el estilo.

Por ello, si se dirigía con paso firme hacia la cancha de beisbol, bola bien apretada en mano y ganas de echarse a alguien encima estaba totalmente justificado. Oh, ojalá fuera el tipo ese que se había burlado del uniforme de baloncesto, bien le traía ganas.

Maldijo su suerte. De todo el instituto tenía que ser una chica. Sí, una chica beisbolista. Y no, eso no era todo. Tenía que ser esa chica de entusiasmo y positivismo desbordante, que, sinceramente llegaba a ser algo hostigador. No es que él fuera un tipo amargado o algo por el estilo, pero tío, ¿en serio? En fin, eso de adaptarse a las circunstancias no le venía tan mal y al final de cuentas, igual había sido ella quien le había golpeado.

-Vaya, no sabía que bateabas- fue su presentación, claro, tono burlesco y amplia sonrisa incluida en el paquete. Cortesía de Hawk.

Ella volteó, por supuesto, y sorpresa fue lo que se plasmó en su cara. Estaba seguro que igual a él, ella no había esperado ese tipo de encuentro. Sin embargo, no tardó demasiado en recobrar su compostura, ni en devolver el ‘saludo’.

-Hay muchas cosas que no sabes de mi- fue lo que dijo. Hawk sólo rodó un poco los ojos, ahí estaba de nuevo esa interminable alegría junto a la gran sonrisa. La chica no le dio importancia y siguió tratando de batear repetidamente. Lo admitía, había que darle algo de crédito.

Ella volvió a prestarle atención al sentir un ligero golpe en sus pies. Bajando su mirada, su boca se abrió ligeramente, esa era una de las bolas del instituto.

-Te faltó esa. Mi espalda la detuvo por ti, así que agradécele a ella- aclaró el chico, bostezando no mucho después. La reacción de la chica valió el golpe, igual.

-Oh… ¡oh! Dios, perdóname, fue mi intención pegarte. ¡Eh! ¡No fue! No fue mi intención pegarte- Richelle terminó su río de palabras, visiblemente apenada. Y en serio, Hawk quiso molestarla un poco más, pero se hacía tarde y todo eso. Tenía que llegar a ese lugar… sí, a ese. Cuando ya se había volteado para irse, se detuvo. Sólo una cosa más.

-Por cierto, la posición de tus codos está desproporcionada a la de tus piernas. No batearás muy bien así- comentó sin darle la cara, y esperaba que todo ese encuentro terminara ahí, pero claro, ¿Qué mundo normal y aburrió sería ese entonces?

-Ja. ¿Crees que lo puedes hacer mejor que yo?- y, oh sí, eso era claramente un reto. Podía oler uno a kilómetros de distancia. Las cosas se ponían cada vez más interesantes.

-No deberías jugar con fuego, Richelle- fue lo único que dijo, sonriendo de lado. Unos momentos después, bate en mano y bola en posición, el sonido seco del golpe retumbó en la cancha.

Claro, fue opacado por un genérico grito de dolor humano. Y Richelle era una buena chica, generosa y dedicada, pero en serio no quería terminar marginada y/o expulsada. La idea de correr fue irresistible, así que se dio a la huida con Hawk.

- ¡Sólo tú le das de lleno al auto del rector!- reprendió entre jadeos la chica. En serio, debía evitar malas influencias.
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