H-Day (atrasadísimooo~) Kmi~

Aug 12, 2009 16:14

Mirando al cielo, se dio cuenta que no pasarían más de veinte minutos antes que la lluvia se cerniera sobre él. No queriendo llegar empapado bajo ningún medio, aceleró el paso en su patineta. Ni que enfermedad ni nada, un hombre no contemplaba tales bobadas.

Al llegar a su objetivo, tuvo que admitirse a sí mismo que empezaba a ver borroso, y sentía la cabeza ligera. No le volvió a dar mucha importancia, así que siguió con su camino, encontrándose a Lluvia y a Liga en la entrada de la casa de Kmiya. Genial, lo último que necesitaba, testigos.

-Vaya, y yo que esperaba tener un día tranquilo- le saludó Lluvia, tan casual como siempre.

-Al menos tengo el consuelo de haber arruinado tus planes- respondió el chico, posando sus puños cerrados en sus caderas e inclinando su cabeza en todo un acto desfachatez. Su media sonrisa solo abandono su cara al voltear a ver a la otra chica.

-Hola, Hawk- con una leve sonrisa y un cierto eje en su voz, se hizo escuchar. El aludido le devolvió el reconocimiento con un movimiento de cabeza y una grata sonrisa. Justo cuando iba a empezar a decir algo, su vista se enfocó en dos figuras un poco a lo lejos. Una parecía una sombra amorfa y el cuerpo de la otra terminaba en una cola muy extraña.

Enfocando mejor la vista, se reprochó internamente. Sólo eran Sir y Richelle, vaya que andaba mal. Obviando los saludos, entraron a la casa. Eso de verse las caras cuando amenazaba llover no era muy sano, que digamos.

Y si Hawk veía un elefante rosa en la entrada, pues, no se lo comentó a nadie.

Dentro de la casa de Kmi, las cosas tomaron otro rumbo. El té verde empezó a fluir rápidamente, al igual que las dosis diarias de café de varias chicas.

-Entonces, Kmi, ¿Dónde está tu familia?- preguntó con serenidad Sir, mientras daba un lento sorbo a su taza de café. En serio, la chica sacaría maestría en dejarlos a todos medio bobos.

-Salió a comprar un par de cosas. Dijeron que volverían en un par de horas… con más libros- respondió, mientras ciertos brillitos se desprendían de su ser.

- ¡Ah, sí! ¡Regalos! Mejor te entrego el mío antes de que se me pierda, o antes de que se me olvidé, lo que pase primero- ni bien terminada la frase, Richelle se puso a rebuscar como loca entre su mochila, hasta sacar de ella una esfera de cristal, ofreciéndosela a Kmi- Mira, tiene varios plushies de distintos colores-siguió entusiasmada- Morados, azules, negros, rojos, amarillos, verdes, hasta hay uno gris regado por ahí. ¿A que no son amor?­- era tanto su entusiasmo que se podría sentir, prácticamente. Kmiya tomó su regalo en mano, y agitándolo, vio como los plushies se movían de un lado a otro.

Un gran abrazo fue lo que siguió. Así, cada una de las chicas le fue entregando el regalo a la cumpleañera, el ambiente mezclado de risas, abrazos y uno que otro comentario desafiando la física.  Un grito repentino las alertó.

- ¿¡Qué demonios es eso?! ¡Kmi, hay una criatura en tu casa! ¡No os espantéis! Leí un libro de exorcismo, compraré tiempo para que todas ustedes escapen, ¡corran, ahora!- ordenó bastante exaltado Hawk, quien bloqueaba el camino hacia las chicas en una posición que- infiriendo- parecía de batalla.

-En serio, ¿puedo matarlo ahora?- fue lo primero que se oyó después de que la ‘situación’ se hubiera calmado. Lluvia ya estaba preparando varios métodos de tortura. Miyu, quien misteriosamente había aparecido de la nada, detenía a Lluvia de acercarse al chico. Richelle miraba de lejos algo mareada por todo, y Sir se limitaba a ver la situación con una sonrisita en su cara.

-Hazlo, por favor- concedió Kmiya, la cual no sabía si reír o unirse a la causa.

Antes de que pudieran hacer algo, Luga intercedió- Dejenlo, el pobre debe estar muy enfermo como para alucinar…- comentó con una voz queda, observando al chico ahora acostado en el sofá de la casa. Su cara presentaba un leve sonroso, y también algo de sudor. De seguro la fiebre debía ser alta.

-Pero, ¿quién confunde a una mascota cute con un demonio?- habló de nuevo Lluvia, algo unafada. Claro, dudaban de la sanidad mental de muchos presentes, pero eso seguramente era algo para recordar. Cuando Miyu iba a agregar algo más, sonó el timbre de repente. Con un gesto la dueña dio a entender que ella atendería.

Sorpresa fue lo único que recibió al abrirle a un repartidor de la pastelería local.

-Pastelería “Dulce y Delicioso”, azucaramos tu vida. Entrega especial de cumpleaños a nombre de…­­- el repartidor (quien parecía de lo más desanimado y aburrido) se tomó su tiempo leyendo la tarjeta- Kmiya. Feliz día, que cumplas muchos más, etc. Todos los gastos pagos- al terminar el hombre le dio la entrega a la chica, que no pudo hacer nada más que recibirla y verlo marchar, al parecer con el mismo desgano de antes.

Se reunió con los demás, desconcierto en su cara.

- ¿Qué es?- preguntaron al unísono Rich y Miyu, curiosas ante todo eso. Kmiya abrió la caja, la cual contenía una torta que, al juzgar por el morado, parecía de uva y moras.

-Vaya, que linda, pero, ¿quién la ha pedido? Estoy segura que no han sido mis padres­- por las caras de las otras chicas, parecía que ninguna de ellas había sido. Un pequeño ruido de algo al caerse llamó la atención de todas.

Hawk se había movido, y a causa de ello un pequeño aparato se salió de sus pantalones. Un celular. Sólo había que sumar dos más dos.

-Meh, hay que darle algo de crédito- rompió el silencio Lluvia, algo tocada por toda la situación.

-No es tan malo cuando quiere- comentó en medio de risitas Kmiya, sonriendo ampliamente.

-Que no te escuché diciendo eso- ni bien terminada la frase de Sir, nuevas risas llenaron la habitación.

-Supongo que tendremos que decirle a Bans y a Piojito que no podremos salir al parque- dijo Rich mientras ponía una toalla húmeda sobre la frente del chico.

En todo caso, siendo ellos, terminarían armando una especie de manicomio en la casa de Kmiya,¿no? Algo como eso ni necesitaba confirmación.
.

lmf!hs

Previous post Next post
Up