Battlecry (7/?) | Shepard/Kaidan | ME1
Título: Battlecry (7/?).
Fandom: Mass Effect.
Pareja: Fem!Shepard/Kaidan.
Palabras: 744
Advertencias: Puede contener escenas NC-18 y spoilers. Con el tiempo, aún no.
Notas: Situado entre la primera conversación con Garrus y su reclutamiento tras la misión con la doctora Michel.
Battlecry, parte 6
Tras su metedura de pata a su llegada a la Ciudadela, Kaidan se había jurado no volver a ponerse en evidencia delante de Shepard. Habló poco de camino a la reunión con el Consejo, siempre atento a sus alrededores y, muy a su pesar, a su comandante. A pesar de saberse a salvo en la Ciudadela, estar de servicio activaba todas sus alertas y vigilaba todas las esquinas, registraba todos los detalles sin poder evitarlo. Como tampoco podía hacer nada para dejar de notar la presencia de Shepard a su lado, una constante a la que se había acostumbrado en tan poco tiempo que le daba hasta miedo. Tal y como era de esperar, no tuvieron ningún problema en su camino, y fue junto a la fuente del Presidium donde se encontraron por primera vez con quien sería, sin ellos saberlo, un miembro esencial de su equipo de ahí en adelante: Garrus Vakarian.
El turiano discutía con su superior en el Seg-C cuando llegaron., y reconoció a Shepard a la primera. Había estado investigando a Saren, aunque dicha investigación parecía haber llegado a su fin, y la primera impresión de Kaidan fue negativa. No podía explicar por qué, cuál era el motivo, pero en el instante en que le vio hablando con Shepard, tan tranquilo, algo en su interior se retorció. Algo desagradable, oscuro y feo, que le impulsó a interrumpirles de inmediato:
-Creo que el consejo está esperando, comandante -dijo abruptamente. Se arrepintió nada más abrir la boca, aunque parecía que ni Shepard ni Garrus se lo habían tomado mal. Durante lo que duró la vista con el consejo, no dejó de darle vueltas al impulso que se había apoderado de él: no entendía por qué había reaccionado de forma tan maleducada. Él, que se preciaba de no juzgar a nadie a primera vista, había juzgado a Garrus de la peor manera posible por un infantil arranque de celos. El sentimiento de culpabilidad y el enfado que le estaban provocando las respuestas del consejo incitaban a una incipiente migraña a crecer, y Kaidan trató de mantenerla a raya prometiéndose a si mismo que, en cuanto pudiera, arreglaría las cosas con Garrus. Aunque no hubiera nada que arreglar.
La ocasión se le presentó pronto. Tras la vista, Udina les instó a encontrar pruebas, y fue ahí donde Kaidan intervino.
-¿Qué hay sobre Garrus, el investigador del Seg-C? -preguntó-. Le vimos discutir con el ejecutor.
A todos pareció gustarles la idea. Empezarían por Harkin, y Kaidna estaba dispuesto a no volver a meter la pata. Esta vez de verdad.
xxx
Le costó. Le costó muchísimo. Sólo dios, si es que había uno, fue testigo de lo mucho que le costó no intervenir en aquella ocasión. Harkin le daba verdadero asco; el olor de su borrachera le llegaba hasta él, varios pasos por detrás de Shepard. Y la manera en que la miraba, como a un objeto… Quería arrancarle los ojos para que no pudiera volver a mirarla de aquella manera; y cortarle la lengua para que no pudiera dirigirse a Shepard como si fuera una vulgar bailarina. Sin embargo, sabía que no tenía ningún derecho. Nada justificaría un ataque contra Harkin, y Shepard sabía defenderse sola de los ataques verbales de aquel desgraciado.
Eso no hizo, no obstante, que el posesivo sentimiento de querer protegerla de todo y de todos, y más de tipos como él, remitiese en absoluto.
xxx
No lo sabían. En aquél momento ninguno era consciente, ni siquiera Shepard; no se daban cuenta, en el momento en que cruzaban la puerta de la consulta médica, de que sus vidas estaban cambiando para siempre. La vida de Shepard había cambiado en el instante en que pisó Eden Prime; y, por el mero hecho de conocerla, cambió la de todos los demás. Ellos, sin embargo, aún no lo sabían, y cuando Shepard le tendió la mano a Garrus invitándole a unirse a su tripulación Garrus aceptó sin pensar, sin ser consciente de las consecuencias de aquél acto tan fortuito. No sabían que lo que comenzaba siendo la caza y captura de Saren acabaría en una amistad que les marcaría a ambos.
Kaidan tampoco lo sabía. Sí sabía que había hecho lo correcto no dejándose dominar por los celos; pero no tenía ni idea de que el sentimiento que en aquél momento le embargaba, mientras observaba Shepard, no remitiría nunca, le cambiaría para siempre.
Aunque, si lo hubiera sabido, tampoco habría hecho nada por detenerlo.
Fandom: Mass Effect.
Pareja: Fem!Shepard/Kaidan.
Palabras: 744
Advertencias: Puede contener escenas NC-18 y spoilers. Con el tiempo, aún no.
Notas: Situado entre la primera conversación con Garrus y su reclutamiento tras la misión con la doctora Michel.
Battlecry, parte 6
Tras su metedura de pata a su llegada a la Ciudadela, Kaidan se había jurado no volver a ponerse en evidencia delante de Shepard. Habló poco de camino a la reunión con el Consejo, siempre atento a sus alrededores y, muy a su pesar, a su comandante. A pesar de saberse a salvo en la Ciudadela, estar de servicio activaba todas sus alertas y vigilaba todas las esquinas, registraba todos los detalles sin poder evitarlo. Como tampoco podía hacer nada para dejar de notar la presencia de Shepard a su lado, una constante a la que se había acostumbrado en tan poco tiempo que le daba hasta miedo. Tal y como era de esperar, no tuvieron ningún problema en su camino, y fue junto a la fuente del Presidium donde se encontraron por primera vez con quien sería, sin ellos saberlo, un miembro esencial de su equipo de ahí en adelante: Garrus Vakarian.
El turiano discutía con su superior en el Seg-C cuando llegaron., y reconoció a Shepard a la primera. Había estado investigando a Saren, aunque dicha investigación parecía haber llegado a su fin, y la primera impresión de Kaidan fue negativa. No podía explicar por qué, cuál era el motivo, pero en el instante en que le vio hablando con Shepard, tan tranquilo, algo en su interior se retorció. Algo desagradable, oscuro y feo, que le impulsó a interrumpirles de inmediato:
-Creo que el consejo está esperando, comandante -dijo abruptamente. Se arrepintió nada más abrir la boca, aunque parecía que ni Shepard ni Garrus se lo habían tomado mal. Durante lo que duró la vista con el consejo, no dejó de darle vueltas al impulso que se había apoderado de él: no entendía por qué había reaccionado de forma tan maleducada. Él, que se preciaba de no juzgar a nadie a primera vista, había juzgado a Garrus de la peor manera posible por un infantil arranque de celos. El sentimiento de culpabilidad y el enfado que le estaban provocando las respuestas del consejo incitaban a una incipiente migraña a crecer, y Kaidan trató de mantenerla a raya prometiéndose a si mismo que, en cuanto pudiera, arreglaría las cosas con Garrus. Aunque no hubiera nada que arreglar.
La ocasión se le presentó pronto. Tras la vista, Udina les instó a encontrar pruebas, y fue ahí donde Kaidan intervino.
-¿Qué hay sobre Garrus, el investigador del Seg-C? -preguntó-. Le vimos discutir con el ejecutor.
A todos pareció gustarles la idea. Empezarían por Harkin, y Kaidna estaba dispuesto a no volver a meter la pata. Esta vez de verdad.
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Le costó. Le costó muchísimo. Sólo dios, si es que había uno, fue testigo de lo mucho que le costó no intervenir en aquella ocasión. Harkin le daba verdadero asco; el olor de su borrachera le llegaba hasta él, varios pasos por detrás de Shepard. Y la manera en que la miraba, como a un objeto… Quería arrancarle los ojos para que no pudiera volver a mirarla de aquella manera; y cortarle la lengua para que no pudiera dirigirse a Shepard como si fuera una vulgar bailarina. Sin embargo, sabía que no tenía ningún derecho. Nada justificaría un ataque contra Harkin, y Shepard sabía defenderse sola de los ataques verbales de aquel desgraciado.
Eso no hizo, no obstante, que el posesivo sentimiento de querer protegerla de todo y de todos, y más de tipos como él, remitiese en absoluto.
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No lo sabían. En aquél momento ninguno era consciente, ni siquiera Shepard; no se daban cuenta, en el momento en que cruzaban la puerta de la consulta médica, de que sus vidas estaban cambiando para siempre. La vida de Shepard había cambiado en el instante en que pisó Eden Prime; y, por el mero hecho de conocerla, cambió la de todos los demás. Ellos, sin embargo, aún no lo sabían, y cuando Shepard le tendió la mano a Garrus invitándole a unirse a su tripulación Garrus aceptó sin pensar, sin ser consciente de las consecuencias de aquél acto tan fortuito. No sabían que lo que comenzaba siendo la caza y captura de Saren acabaría en una amistad que les marcaría a ambos.
Kaidan tampoco lo sabía. Sí sabía que había hecho lo correcto no dejándose dominar por los celos; pero no tenía ni idea de que el sentimiento que en aquél momento le embargaba, mientras observaba Shepard, no remitiría nunca, le cambiaría para siempre.
Aunque, si lo hubiera sabido, tampoco habría hecho nada por detenerlo.