Título: Pijama nuevo.
Fandom: Mass Effect.
Personajes: Fem!Shepard y James Vega.
Palabras: 677.
Advertencias: Situado al principio de ME3, ligeros spoilers.
Notas: Basado en mi propio headcanon de que Shepard duerme con camisetas de hombre, sea invierno o verano.
Shepard estaba frustrada. Más que frustrada, estaba enfadada, furiosa y harta. Eso y más. El encierro la estaba matando, terminando con todo atisbo de paciencia. ¡Los segadores acechaban y ella sin hacer nada, esperando un juicio! Desde que la degradaron, todo había ido de mal en peor. Había perdido el contacto con la Normandía, y no sabía nada de su tripulación. Hacía semanas que no veía a Anderson ni sabía nada del Alto Mando. Incluso James, que después de aquella noche había seguido yendo a verla con la misma frecuencia, llevaba días sin aparecer. Y, para colmo de males, los de la lavandería se habían cargado su pijama.
-¡Mierda! -masculló Shepard, lanzando la ropa hecha una bola sobre la cama. Solía dormir con una camiseta de la Alianza, varias tallas más grande que ella; pero aquella que descansaba sobre su cama había encogido tras volver de la lavandería. En el fondo sabía que era una tontería preocuparse por algo así en su situación, pero eso no le servía de consuelo. Además, le tenía cariño.
Siempre había usado camisetas para dormir, y cuando se unió a la Alianza se hizo con una lo más grande que pudo con ese propósito. Aquella camiseta se había quemado con la vieja Normandía, o estaría aún vagando por el espacio a medio desintegrarse, pero gracias a Chakwas había conseguido hacerse con una nueva. La doctora aún tenía amigos en la Alianza, y el día que pudo dormir nuevamente con el escudo en el pecho fue la primera vez que descansó de verdad.
-¡Joder! -gritó-. Ahora tendré que conseguir otra -exclamó en voz alta. Y, en su situación, no sabía si podría. La Alianza no estaba para atender a las peticiones de una simple soldado, y menos una tan problemática como ella. Los más probable sería que, en cuanto reportara el problema, le asignaran un pijama estándar. Y los odiaba, tanto que tenía ganas de romper algo sólo de pensarlo. En un impulso, acabó lanzando un vaso contra la pared opuesta junto cuando se abría la puerta.
-¡Eh, loca! -exclamó James, cerrando tras de sí-. Siento haber tardado tanto en venir, pero no es para ponerse así. Aunque entiendo que me eches de menos -dijo, mirándola de arriba abajo. Shepard negó con la cabeza, suspirando.
-Perdona. Estoy algo… cabreada, eso es todo -masculló.
-¿Por algo en particular? -preguntó James, esquivando los cristales y acercándose a ella-. ¿O es que siempre has tenido un odio secreto por los vasos?
Shepard no pudo evitar reír ante el comentario. No había ningún motivo por el cuál no pudiera decírselo, ¿no?
-Los de lavandería se han cargado mi pijama -masculló. Se arrepintió enseguida de haberlo dicho, pues en voz alta sonaba aún más estúpido. Para colmo de males, tuvo que aguantar las sonoras carcajadas de James durante un rato.
-¿Y cuál es el problema? -preguntó cuando se hubo calmado-. Sal y cómprate otro, comandante. O encárgalo.
Shepard negó con la cabeza.
-No puedo -dijo, cogiendo lo que quedaba de su pijama. Era, al menos, cuatro tallas más pequeño. Se lo tendió a James para que lo viera-. Duermo con una camiseta de la Alianza; no me darán una que no sea de mi talla por más que se lo pida -explicó. James observó la camiseta, frunció ligeramente el ceño y luego hizo algo que dejó a Shepard totalmente descolocada: se quitó su camiseta y se la lanzó.
-Menudo drama -dijo-. Me la he puesto limpia hace un rato, después del entrenamiento. Con tu cuerpo -continuó, volviendo a repasarla con la mirada- imagino que te quedará lo suficientemente grande -rió. Shepard sostuvo la camiseta y sonrió.
-Gracias, James. Es perfecta -agradeció. James se encogió de hombros, restándole importancia-. Aunque ya sé que lo has hecho sólo por lucirte.
-Disfruta de la vista, comandante -dijo él, yendo hacia la puerta.
-Eso hago -contestó Shepard.
-Yo sólo venía a saludar, por cierto -se despidió James, abriendo la puerta-. Y me quedo con la tuya, de recuerdo -avisó. Lo último que vio Shepard fue su espalda desnuda desaparecer tras la puerta.