A tabaco y alcohol | James/Shepard | ME
Título: A tabaco y alcohol.
Fandom: Mass Effect.
Personajes: Fem!Shepard y James Vega. Sí, James/Shepard.
Palabras: 935.
Advertencias: Ligeros spoilers (muy ligeros) del principio de Mass Effect 3; o, en su defecto, del DLC de ME2 La Llegada.
Notas: Esto ha salido de mi headcanon personal, donde James es el perfecto follamigo de Shepard. Ese con el que puedes coquetear y, en un momento puntual, con el que te puedes acostar sin que haya ningún tipo de consecuencias. Ése tipo de chico que no existe. Éste fic se situaría al principio, al poco de haberse conocido, y explicaría la confianza que hay entre ambos durante el juego.
James le gustó desde el primer momento en que le vio. Era el encargad de mantenerla al tanto y hacerle llegar los mensajes del Alto Mando durante su arresto domiciliario, y lo hacía siempre con un humor que Shepard agradecía. Aunque no tenía estrictamente prohibido salir de su cuarto, Shepard prefería quedarse en él. Salir sólo le recordaba la situación en la que se encontraba; y, además, tenía tantas zonas vetadas que cada vez que iba a dar una vuelta volvía a su habitación hecha una furia. Con el tiempo, acabó saliendo sólo para lo imprescindible (comidas y reuniones para tratar su caso) y James acabó convirtiéndose en su único contacto con el exterior. Además de ponerla al día sobre el estado de la galaxia, James solía quedarse con ella siempre que podía y contarle sus hazañas, casi todas relacionadas con batarianos. A Shepard le gustaba estar con él y escucharle, le ayudaba a evadirse; pero nunca había accedido a salir una noche con él por más que James insistiera.
Aquella noche, mientras abandonaba el comedor después de la cena, no le vio venir. De repente, un enorme brazo le rodeaba la cintura yt la redirigía por un pasillo en dirección opuesta a su habitación.
-James -advirtió Shepard. No le hacía falta verle para saber que aquél enorme brazo era suyo y que, a pesar de ser nuevamente una simple soldado, él era el único que se atrevería a tratarla con tanta confianza.
-Comandante -saludó él, con una sonrisa. Shepard trató de mantenerse seria, pero no se zafó del agarre.
-Ya te he dicho, un ciento de veces, que no debes llamarme así -recordó-. Y te agradecería que me llevaras nuevamente a mi habitación.
James apretó el agarre, pegándola más a su cuerpo, y Shepard pudo sentir cada músculo contra sí.
-Quizá más tarde -prometió, guiñándole un ojo-. Ahora, tú y yo nos vamos a beber hasta olvidar nuestros nombres.
Shepard trató de protestar, pero lo dio todo por perdido cuando James le amenazó con llevarla en volandas si no se callaba. Y Shepard aún tenía orgullo y una reputación que mantener.
x.x.x
Shepard había perdido la cuenta de todo lo que había bebido aquella noche y, como James había predicho, estaba a punto de olvidar hasta su nombre. Su compañero le había retado, diciéndole que aguantaría más que ella, y si seguía así ganaría seguro. Por suerte, James parecía estar tan mal como ella. Habían hablado mucho, reído mucho y flirteado aún más. James siempre había coqueteado con ella, algo que Shepard le resultaba divertido, pero la influencia del alcohol le había animado a ella a responder. Y fue esa influencia la que le hizo hacer algo que no entraba en sus planes:
-Conseguí colar una botella de whisky peruano -dijo, poniéndose en pie con dificultad-. ¿Terminamos en mi habitación?
-Estaba deseando que m lo pidieras -contestó James, poniéndose en pie a su lado y agarrándole nuevamente por la cintura-. Te dije que te llevaría de vuelta a tu habitación -recordó. Shepard se juntó más a él y contestó:
-Te llevo yo. -James no pudo evitar reír.
Abrieron la puerta a trompicones y Shepard se soltó para buscar la botella. James, sin embargo, se lo impidió volviendo a cogerla y tirando de ella hasta que quedó atrapada entre sus brazos. Shepard se acomodó en el abrazo, mirándole a la cara, y no dijo nada cuando una de las grandes manos de James descendió por su espalda y se posó sobre su culo, dándole un ligero apretón. Ambos tenían las mejillas encendidas, y entre las brumas de su cerebro se abrió paso la idea de que, por muy bruto que pareciera, James era bastante mono.
-Sabes que estás deseándolo, comandante -dijo James, tratando de añadir un tono sugerente a la frase. El alcohol le hizo trabarse, estropeando el efecto, pero Shepard lo pasó por alto y contestó:
-Me parece que el más deseoso eres tú, James -dijo. James se encogió de hombros con una sonrisa.
-Puede ser -admitió, y sin más preámbulos la besó. Fue un beso algo bruto al principio, como James, que se fue suavizando conforme avanzaba. Sabía a alcohol y a tabaco; y Shepard pensó, mientras subía las manos para profundizar el beso, que nunca había besado a nadie así. Y que James tenía que dejar de fumar.
Se separaron cuando el oxígeno se hizo indispensable, y James le obsequió un pequeño mordisco en el labio inferior antes de mirarle a los ojos. Ambos guardaron silencio, estudiándose, hasta que sin previo aviso James comenzó a reír. Shepard se le unió de inmediato. Había algo irreal en aquella situación, tanto que resultaba irrisorio.
-Se acabó el fumar, James -ordenó, cuando el ataque de risa comenzó a remitir-. Y es una orden.
-No acepto órdenes de ti, Shepard -negó él.
-¿Ya no es comandante? -James amplió su sonrisa-. Besas bastante bien -añadió ella.
-lo sé -admitió James. Shepard le golpeó el brazo con suavidad, aún dentro del agarre de su compañero-. Tú también, comandante -reconoció. Shepard sonrió y, mientras él la soltaba, ella deposito un suave beso sobre sus labios, a modo de despedida-. Y hago otras cosas mejor -añadió James, guiñándole un ojo. Se dirigió a la puerta y la abrió.
-Estoy segura de que sí -se despidió Shepard. Antes de irse, James se giró y dijo:
-Si cambias de idea, ya sabes dónde encontrarme.
James cerró la puerta tras de sí y Shepard sonrió. Ambos sabían que no volvería a pasar, y a ninguno pareció importarle. James seguiría flirteando con ella y Shepard le seguiría el juego cada vez que lo hiciera.
Fandom: Mass Effect.
Personajes: Fem!Shepard y James Vega. Sí, James/Shepard.
Palabras: 935.
Advertencias: Ligeros spoilers (muy ligeros) del principio de Mass Effect 3; o, en su defecto, del DLC de ME2 La Llegada.
Notas: Esto ha salido de mi headcanon personal, donde James es el perfecto follamigo de Shepard. Ese con el que puedes coquetear y, en un momento puntual, con el que te puedes acostar sin que haya ningún tipo de consecuencias. Ése tipo de chico que no existe. Éste fic se situaría al principio, al poco de haberse conocido, y explicaría la confianza que hay entre ambos durante el juego.
James le gustó desde el primer momento en que le vio. Era el encargad de mantenerla al tanto y hacerle llegar los mensajes del Alto Mando durante su arresto domiciliario, y lo hacía siempre con un humor que Shepard agradecía. Aunque no tenía estrictamente prohibido salir de su cuarto, Shepard prefería quedarse en él. Salir sólo le recordaba la situación en la que se encontraba; y, además, tenía tantas zonas vetadas que cada vez que iba a dar una vuelta volvía a su habitación hecha una furia. Con el tiempo, acabó saliendo sólo para lo imprescindible (comidas y reuniones para tratar su caso) y James acabó convirtiéndose en su único contacto con el exterior. Además de ponerla al día sobre el estado de la galaxia, James solía quedarse con ella siempre que podía y contarle sus hazañas, casi todas relacionadas con batarianos. A Shepard le gustaba estar con él y escucharle, le ayudaba a evadirse; pero nunca había accedido a salir una noche con él por más que James insistiera.
Aquella noche, mientras abandonaba el comedor después de la cena, no le vio venir. De repente, un enorme brazo le rodeaba la cintura yt la redirigía por un pasillo en dirección opuesta a su habitación.
-James -advirtió Shepard. No le hacía falta verle para saber que aquél enorme brazo era suyo y que, a pesar de ser nuevamente una simple soldado, él era el único que se atrevería a tratarla con tanta confianza.
-Comandante -saludó él, con una sonrisa. Shepard trató de mantenerse seria, pero no se zafó del agarre.
-Ya te he dicho, un ciento de veces, que no debes llamarme así -recordó-. Y te agradecería que me llevaras nuevamente a mi habitación.
James apretó el agarre, pegándola más a su cuerpo, y Shepard pudo sentir cada músculo contra sí.
-Quizá más tarde -prometió, guiñándole un ojo-. Ahora, tú y yo nos vamos a beber hasta olvidar nuestros nombres.
Shepard trató de protestar, pero lo dio todo por perdido cuando James le amenazó con llevarla en volandas si no se callaba. Y Shepard aún tenía orgullo y una reputación que mantener.
x.x.x
Shepard había perdido la cuenta de todo lo que había bebido aquella noche y, como James había predicho, estaba a punto de olvidar hasta su nombre. Su compañero le había retado, diciéndole que aguantaría más que ella, y si seguía así ganaría seguro. Por suerte, James parecía estar tan mal como ella. Habían hablado mucho, reído mucho y flirteado aún más. James siempre había coqueteado con ella, algo que Shepard le resultaba divertido, pero la influencia del alcohol le había animado a ella a responder. Y fue esa influencia la que le hizo hacer algo que no entraba en sus planes:
-Conseguí colar una botella de whisky peruano -dijo, poniéndose en pie con dificultad-. ¿Terminamos en mi habitación?
-Estaba deseando que m lo pidieras -contestó James, poniéndose en pie a su lado y agarrándole nuevamente por la cintura-. Te dije que te llevaría de vuelta a tu habitación -recordó. Shepard se juntó más a él y contestó:
-Te llevo yo. -James no pudo evitar reír.
Abrieron la puerta a trompicones y Shepard se soltó para buscar la botella. James, sin embargo, se lo impidió volviendo a cogerla y tirando de ella hasta que quedó atrapada entre sus brazos. Shepard se acomodó en el abrazo, mirándole a la cara, y no dijo nada cuando una de las grandes manos de James descendió por su espalda y se posó sobre su culo, dándole un ligero apretón. Ambos tenían las mejillas encendidas, y entre las brumas de su cerebro se abrió paso la idea de que, por muy bruto que pareciera, James era bastante mono.
-Sabes que estás deseándolo, comandante -dijo James, tratando de añadir un tono sugerente a la frase. El alcohol le hizo trabarse, estropeando el efecto, pero Shepard lo pasó por alto y contestó:
-Me parece que el más deseoso eres tú, James -dijo. James se encogió de hombros con una sonrisa.
-Puede ser -admitió, y sin más preámbulos la besó. Fue un beso algo bruto al principio, como James, que se fue suavizando conforme avanzaba. Sabía a alcohol y a tabaco; y Shepard pensó, mientras subía las manos para profundizar el beso, que nunca había besado a nadie así. Y que James tenía que dejar de fumar.
Se separaron cuando el oxígeno se hizo indispensable, y James le obsequió un pequeño mordisco en el labio inferior antes de mirarle a los ojos. Ambos guardaron silencio, estudiándose, hasta que sin previo aviso James comenzó a reír. Shepard se le unió de inmediato. Había algo irreal en aquella situación, tanto que resultaba irrisorio.
-Se acabó el fumar, James -ordenó, cuando el ataque de risa comenzó a remitir-. Y es una orden.
-No acepto órdenes de ti, Shepard -negó él.
-¿Ya no es comandante? -James amplió su sonrisa-. Besas bastante bien -añadió ella.
-lo sé -admitió James. Shepard le golpeó el brazo con suavidad, aún dentro del agarre de su compañero-. Tú también, comandante -reconoció. Shepard sonrió y, mientras él la soltaba, ella deposito un suave beso sobre sus labios, a modo de despedida-. Y hago otras cosas mejor -añadió James, guiñándole un ojo. Se dirigió a la puerta y la abrió.
-Estoy segura de que sí -se despidió Shepard. Antes de irse, James se giró y dijo:
-Si cambias de idea, ya sabes dónde encontrarme.
James cerró la puerta tras de sí y Shepard sonrió. Ambos sabían que no volvería a pasar, y a ninguno pareció importarle. James seguiría flirteando con ella y Shepard le seguiría el juego cada vez que lo hiciera.