Fandom: X-Over entre D.N.Angel y Axis Powers Hetalia.
Claim: Dark Mousy/Inglaterra+Japón+Daisuke Niwa.
Advertencia: Shonen-ai. Un poco de OoC ;A;
Rating: T.
Para:
yin_tiempo *O*
Palabras: 1103.
Resumen: Entre que Dark es un espia que trabaja para Japón en la Segunda Guerra Mundial e Inglaterra está en medio de su Alianza con Kiku, no puede salir nada bueno. Mucho menos cuando de la nada, el inglés hace amistad con el ladrón y termina invitándolo a unos tragos.
Para Dark, no había nada mejor que descansar merecidamente después de un arduo día de trabajo donde ponía su vida -y la de Daisuke, aunque no lo reconociera- en peligro.
Y por eso ahora estaba recorriendo las calles de Japón, tarareando alguna alegre canción y coqueteando mediante guiños sugerentes y sonrisas picaronas con las mujeres que pasaban a su lado, las cuales, cabe decir, se derretían prácticamente con tan solo verlo y aquello no hacía nada más que aumentar el ego de Dark, elevándolo si era posible a niveles astronómicos.
- ¡Oye! ¡Tú, el chico, de cabello oscuro!
Respondiendo al grito, Dark se giró; corriendo hacía él pudo ver a un joven rubio. Entrecerró los ojos, detallando las ropas conservadores que éste traía, haciendo notar rápidamente que no era nativo del país. Esperó a que se acercara a un lado de la acera, evitando así chocar con la gente que transitaba a aquellas horas.
- ¿Qué ocurre? -Cuestionó alzando las cejas cuando el otro estuvo a pasos de su persona.
Inicialmente había pensado que ese muchacho podría ser un enviado de Satoshi, quizás para espiarlo o algo, pero sabía que Satoshi prefería hacer las cosas por sí mismo y espiarlo tan descaradamente no era algo de su estilo; por lo que desechó la idea. Y la policía tampoco enviaría a alguien de esa apariencia, años ya de persecución le habían dado cierta experiencia en identificar a sus perseguidores.
Y si fuera por el trabajo que ahora estaba realizando, pues ya había metido las patas hasta el fondo. Y aunque así fuera, ¡Él era Dark Mousy por todos los santos! Y él amaba los desafíos y los riesgos.
Aunque si era sincero, no pensó muy bien antes de hablar; quizás era culpa del cansancio o algo peor; las recriminaciones que Daisuke le hacía en aquel momento en su cabeza.
Como fuera, ese rubio desconocido ya estaba a su lado y nada podía hacer, salvo enfrentar la situación con la mayor discreción posible.
Volvió a preguntarle que quería, ésta vez con un poco de insistencia, el muchacho respiró haciendo grandes aspavientos, intentando recuperar el aire que había perdido al haber corrido tanto.
-Tú, tú conoces a Kiku. Llévame con él, por favor.
Dark aguantó la respiración por unos instantes, ¿Cómo sabía aquel hombre que mantenía contactos con la representación de su país? Le miró intrigado y recién entonces la vista de aquel hombre se centró el sus oscuros ojos; el ladrón no dejó escapar las enormes cejas que cubrían la clara mirada del muchacho.
- ¿Para qué quieres verlo? -Cuestionó con suspicacia-. Y ¿Quién eres tú?
El muchacho le miró durante un momento antes de responder y sonreír a modo de disculpa de su actitud.
-Disculpa mis modales. Soy Arthur Kirkland -dijo, extendiéndole la mano. Dark se la estrechó, reconociendo aquel saludo como algo extranjero-. Te he visto con Kiku en algunas reuniones y bueno, yo represento a Inglaterra y…
- ¡Ah! ¡¿Vienes por lo de la Alianza Anglo-japonesa?! -Exclamó el ladrón, interrumpiendo a Arthur, quién entrecerró los ojos con evidente molestia por aquella falta de respeto-. Un placer conocerte entonces, Kiku me ha hablado de ti.
El tono con el que dijo aquello, seguramente no dejó indiferente a Arthur.
Ya habiendo dejado en claro su situación, Dark consideró que era prudente llevar a Arthur con Kiku, especialmente por los tiempos en los que estaban viviendo.
El inglés le explicó a Dark que Kiku lo había llamado el día anterior, pidiendo una reunión en su país para poder tratar los posibles problemas que su nueva alianza pudiera traer; especialmente porque estaban en bandos contrarios en ese periodo de tiempo. Arthur hizo especial énfasis en que el japonés le había mencionado con algo de reserva, que sus compañeros del Eje no aprobaban lo que estaba haciendo; con una risa bastante fuerte, Dark mencionó que a fin de cuentas, la opinión de Alemania e Italia no importaba.
-Igual, Kiku tiene que aprender a tomar sus decisiones sin seguir a esos dos -mencionó aún riendo, él sabía que el japonés si tenía capacidad de elegir por sí mismo, pero últimamente eso se había visto inhibido por El Eje-. Y creo que gracias a ti, él ha aprendido bastante inglés.
Le pasó un brazo por los hombros, casi como si fueran viejos amigos.
Arthur rió un poco ante aquellas palabras.
Siguieron avanzando, Arthur dejándose llevar por Dark, ya que reconoció tiempo después que al bajar del aeropuerto se había perdido y que fue una fortuna -mencionó ayuda sobre seres que Dark no pudo entender, aunque comprendió que eran mágicos- que se hubiera aparecido en su camino, porque si no hubiera sido así, se habría perdido aún más en la ciudad.
-Bueno, aquí está -dijo Dark horas después de la última conversación. La cuidad ya estaba en lo más profundo del anochecer-. Deja, que llamó a Kiku.
Golpeó la puerta de la casa del japonés y ésta no tardó en abrirse, deslizándose despacio, trayendo con su apertura, a un Kiku envuelto en un kimono blanco.
El japonés miró a Dark durante unos segundos e intercambió palabras en su idioma nativo, unos minutos más tarde, Kiku se inclinó respetuosamente frente a Arthur, disculpándose por no haber enviado a alguien para recibirlo en el aeropuerto.
-Arthur-san, esto de la guerra en verdad me tiene la cabeza en cualquier parte. Le pido mis más sinceras disculpas -mencionó, inclinándose nuevamente.
El inglés se llevó una mano despreocupadamente a la cabeza, una sonrisa que iba entre lo divertido y lo culpable adornó sus rasgos.
-No tienes que preocuparte por eso, Kiku. La culpa fue mía por no haberte llamado…
Y antes de que ambos se derritieran en disculpas que no tenían sentido, Dark decidió dar las buenas noches y casi empujar al inglés al interior de la casa japonesa.
-Suerte en su reunión -dijo antes de cerrar el mismo la puerta principal de la casa de Kiku-. ¡Hasta mañana!
Prometiendo llegar temprano -porque al día siguiente tenía asuntos que tratar con el japonés, todos referentes a su trabajo actual- se retiró del lugar, susurrando para sí que era tarde y que habían altas probabilidades de que Emiko lo regañaría por andar a esas horas afueras.
O sea, que regañaría a Daisuke, por estar afuera, no a él porque convenientemente se habría esfumado de allí en la mente del más joven de los Niwa.
Y no se equivocó, porque cuando llegó a casa, el muchacho Niwa tuvo que aguantar quince minutos eternos de regaños que no merecía, porque en realidad, la culpa no había sido suya. Sino de Dark y en efecto, de Arthur.