Fandom: Naruto.
Claim: Hinata/Naruto.
Advertencias: Nada.
Rating: K.
Número de palabras: 416.
Para|Prompt:
10instantes &
dekasem |Para quererme bien de la Tabla
Alejandro LernerResumen: Hinata tenía un cuaderno en el que se desahogaba. Un cuaderno llamado Naru...
Naru
“Si era sincera consigo misma, tenía miedo”
Hinata escribió con prisa aquellas palabras en el cuaderno. Cuando terminó miró sobre su hombro para comprobar que la puerta de su cuarto seguía cerrada como la había dejado, se acomodó mejor en su escritorio de madera y vio como la línea que acababa de escribir con tinta, se secaba con lentitud.
Miró el objeto, admirando la hermosura de sus amarillas hojas de pergamino y el contraste que aquel color hacía con la oscura tinta. Pensó en lo que significaba para ella.
El cuaderno que estaba en el mueble, era el único objeto en el que ella desahogaba todo lo que sentía; era más que una libreta de notas, pero menos que un diario; aunque para ella era sencillamente “Naru”. El objeto era su representación infantil del joven Uzumaki que tan tímidamente observaba cuando salía a pasear por las tardes, escapando del duro entrenamiento familiar. No sabía que le ocasionaba ese rubio de ojos azules, pero cada vez que le veía, una sensación cálida le embargaba por completo y hacía que sus rodillas temblaran sin control; aquella sensación era completamente diferente al cariño que sentía por la señora Kurenai que tanto se preocupaba por su bienestar. Eso lo tenía claro. No así, su sentimiento por el rubio.
Fuera cual fuera el sentimiento que profesaba por el muchacho, a ella le gustaba escribir en el cuaderno, imaginando que era Naruto quién le escuchaba; o leía en este caso, aunque sus escritos diarios solían ser relatados como una historia interminable, donde la protagonista, Hina -una niña asustadiza del mundo-, vivía sus aventuras. Aventuras generalmente basadas en el diario vivir de la joven Hyuuga.
Ese día, Hina estaba asustada por lo que le ocurriría en unas semanas, pues ella entraría a la Primaria Ninja y tendría que superar a su hermanastro Eji, para así poder ganarse la admiración y cariño de su padre…
Aunque Hina se encontraba feliz, porque su amor, Naru estaría en la misma escuela a la que ella entraría; y existía la posibilidad de estar en la misma clase, en el mismo puesto, y en el mismo grupo de trabajo.
Hinata dejó de escribir por un momento, abrumada por el pensamiento que acababa de cruzar su mente.
Ella y el rubio que tanto añoraba, estaban en un puesto, compartiéndolo, y se estaban besando.
“Ahora, el miedo de Hina se estaba evaporando, porque sentía el sonrojo subir a una velocidad abrumadora por su piel y apoderarse de sus mejillas…”