A pesar de que seguramente es extemporáneo escribir sobre un acontecimiento que ocurrió precisamente hace una semana, quisiera escribir de todas maneras sobre el matrimonio ruso-chileno, pues realmente fue una experiencia muy agradable y quizás, cuando entre otros acontecimientos, algunos detalles se vayan olvidando, esta entrada me servirá de referencia.
La semana pasada entonces, se casó Nsha. mi profesora (aunque ya me presenta como su "ex alumno", pues hace tanto tiempo que no tenemos clases) de ruso. Su madre viajó desde Rusia para presenciar ese evento y yo estaba bastante curioso por ver cómo sería todo.
El acontecimiento fue en la Ciudad Satelite (Maipú), donde vivieron ellos inicialmente, donde viven los padres de C*** (su actual marido) y, en donde también viven varios otros rusos quienes -vaya uno a entenderlo- decidieron venir desde el rincón contrario del mapamundi a probar suerte. Esta vez tuvimos suerte con el bus y, a pesar de que llegamos unos veinte minutos más tarde de la hora que Nsha. nos había dicho, aparentemente fuimos los primeros en llegar, pues no había nadie. Tocamos el timbre y temimos habernos equivocado al anotar la dirección o simplemente que Nsha lo hubiese podido escribir mal en su e-mail. (poco probable) Solamente estuvimos más tranquilos cuando una familia de cuatro personas (la madre, el padre, el hijo y la hija) se colocaron también frente al portón y tocaron el mismo timbre que tan infructiuosamente habíamos intentado hacer sonar, pero esta vez ellos tuvieron éxito.
Evidentemente se notaba que no eran chilenos y empezaron a hablar entre ellos en ruso. Nos saludamos un tanto tímidamente y entramos a la casa donde estaba la madre de C*** y S*** (también ruso), su marido. Nos saludaron afectuosamente y entramos. La casa estaba bastante arreglada, había un cóctel y estaba allí Nsha. Nos dio gusto vernos, después de tanto tiempo.
Pasó la hora y poco a poco fuimos soltandonos y hablando más con la familia. Ellos también venían de una ciudad cercana a Perm. La madre reconocía que no hablaba tanto español y todos llegaron a Chile sin saber una palabra. Eran realmente muy simpáticos y estuvimos hablando de películas (ellos aparentemente tenían toda la cinematografía rusa existente en sus casas) vocabulario (un buen rato tomó buscar la palabra rusa para "camarones" y hacerles entender que cuando me refería a la "boda", me refería a un matrimonio y a la película rusa que acá llevó ese nombre) comida y tantas cosas. Al poco rato llegó una pareja, quienes notoriamente tampoco eran chilenos. Después hablamos y me enteré que eran de cerca de Omsk. A la mujer, bastante joven y que dificil muy dificilmente pasaría en Chile desapercibida, le sorprendió que yo conociera esa ciudad (después me dijeron que más precisamente eran de Tomsk, pero allí si debí confesar mi ignorancia).
Olvidé mencionar quizás lo principal. Al subir al segundo piso a dejar nuestras cosas, nos presentaron a la mamá de Nsha. Tras saludarela en ruso, no dejó de hablarme en ruso toda la noche (y no solamente a mi, sino también a K. y a quien se le cruzara por delante, lo que provocó más de alguna sonrisa y algún espontaneo -me parece- "niet" y "ochichornia"
Como nos habíamos entendido bastante bien, nos sentamos en la mesa con los rusos. Fue para mi una experiencia bastante feliz (y algo extraña también) percatarme que en un matrimonio que ocurría en Maipú, en mi comuna, donde la mayoría de los asistentes eran chilenos, yo era el único chileno de la mesa.
Tras sentarnos y comer (el orden puede estar invertido, no importa) empezaron los brindis. Nos explicaron que era una tradición que cada mesa escogiera un representante y que tras ese brindis, se dijera "¡gorka, gorka...!" y los novios debían besarse hasta contar diez. Así se hizo y naturalmente el gorka, dio para que se dijera "¡vodka,, vodka...!" (de parte de mi mesa) y llegara una botella de vodka para los rusos asistentes. M*** (el marido de la pareja más joven) y P*** (el padre de familia) fueron explicandome algunas tradiciones que se hacían en los matrimonios y como nos entendíamos tan bien, empezamos a brindar. Supuestamente había que tomar un trafo de vodka al seco y después inmediatamente llevarse un trozo a la boca u otra comida. Así hicimos una, dos y.....habría llegado a una tercera, pero K. claramente no creía que fuese un acompañante digno para brindar con vodka con los rusos como correspondía. Además, aún no había terminado de comer y mezclar vodka con vino tinto, no era la mejor combinación (reconocido por ellos incluso) así que ante la tercera invitación un espontáneo "Potom, spasibo!" de mi parte, provocó la carcajada unánime de mis comensales rusos quienes dijeron "¡Después de dos vasos de vodka, todos hablan ruso!" y así pasaron los brindis y nuestra mesa brindó en ruso, traducido por S*** para los presentes, así como la madre de Nsha. (a quien llamaré G***) quien organizó un juego de palabras. Avanzaba la noche y se ponía más y más alegre. Empezó el vals y salió a la pista.
Así que entre vodka y vodka, en mi mesa empecé a escuchar algunas canciones que ya me eran familiares, ante las sonrisas de K. Espontaneamente y ante la mirada algo perpleja de los asistentes chilenos empezó el "Oi moroz, moroz..." "Katiusha" y "Kalinka" yo trataba de chapurrera sin mucho éxitos, pero bajito, para que no se notara tanto...
Siguió el baile y también la música rusa. Sonó un grupo ruso que yo no conocía llamado "Zolotoe Koltso" y me explicaron que cantaban canciones tradicionales (lo que dio pie a que cantaran más y más) Lo gracioso fue después cuando G*** realmente (hay que decir que es toda una señora) empezó a alucinar con otra música en la que cantaba una mujer y, esta vez sin que yo preguntara, me dijo que era ...¡Sofia Rotaru! lo que me dio muchísima risa, pues precisamente esa semana me había enterado gracias a
oranta que esa cantante existía, que era moldava (aunque leí que era de origen moldavo, pero había nacido en Ucrania...bueno, un detalle sin importancia para el caso) y que ella fue a la que escuché una vez en uno de los eventos de la Corporación Alexander Pushkin cantando el poema de A. Tarkovsky (aparentemente no logré hacerle entender eso en mi precario ruso a G***, pero no importó) Así que ante mi sonrisa, me sacó a bailar una canción "romántica" de ella. Después Nsha. y su marido nos acompañaron...
Habría una serie de detalles más que podría contar de esa noche, pero ya sería extenderse demasiado. Lo único que lamento es que no alcancé a despedirme de ellos, a pesar de que me habían invitado a sus casas...(veremos que pasa) Quisiera escribir aún más cosas, como sobre el cumpleaños 69 del "presidente" Lagos(así se lo cantaron y lo llaman aún sus ex ministros...yo no sabía que ese cargo era vitalicio) pero por ahora y aquí está ya bien.
Buenas noches y Do svidania a todos! :o))))
Juan (Aunque pareciera que para algunos rusos parezco tener cara de José, pues así me empezaron a llamar repentinamente todos :o))))