//LIBROS: El corazón helado. Un exceso de extensión es, por lo común, uno de los peores lastres que puede acarrear un escritor: si algo puede explicarse en tres páginas, hacerlo en treinta no es sólo innecesario y excesivo, sino tortuoso para el lector. Y eso es lo que pasa, en grandes lineas, con El corazón helado, best-seller de última generación hispánica que, digo yo, estará guardando polvo en las estanterías de medio país, ya que su lectura requiere no sólo paciencia, sino una fuerza de voluntad desmesurada. Con esto no quiero decir que el de Almudena Grandes sea un mal libro. Más bien lo contrario: contiene elementos mucho más dignos que lo habitual en los best-sellers, pero eso no salva a la autora de haber escrito un mamotreto que, por momentos, se escurre por la pendiente del tedio. Para empezar, la capacidad de reiteración de Grandes como herramienta de contextualización (repetición de nombres y apellidos cada vez que se menciona a los personajes e incluso párrafos enteros que se repiten a modo de "descripción" de emociones recurrentes) deja de funcionar en la página 100 para convertirse en un auténtico peso muerto sobre el argumento. No es broma: sólo con eliminar los apellidos cada vez que se menciona un personaje reduciríamos la extensión del relato en, por lo menos, cincuenta páginas. Se acepta que la profusión de personajes y la maraña que suponen sus árboles geneológicos haga imprescindible un método para diferenciarlos en la mente del lector. Pero, a tenor de lo visto, el elegido por la escritora no es el método más adecuado para vigorizar semejante culebrón histórico (y, ojo, que lo de culebrón no es nada peyorativo, como ya demostraron autores clásicos como las Bronte). Una opción acertada, por otra parte, es la demoníaca estructura "de ida y vuelta" sobre la que se construyen los capítulos: todo empieza en un punto y, poco a poco, se va escurriendo cronológicamente hacia atrás para, de nuevo, volver poco a poco al punto de partida. Un delicioso reto para el lector que va armando la historia en su cabeza como un puzzle temporal repleto de claroscuros que tarde o temprano reciben la luz poderosa de la revelación: algunas veces sorprende, otras no... e incluso en ocasiones, avanzadas setecientas páginas, te da igual la revelación en cuestión. Pero si hay que quitarse el sombrero ante Almudena Grandes por algo en concreto, es por su capacidad para haber creado un universo cerrado y concentrado en dos lineas familiares que se superponen de forma promiscua y apasionante. Las relaciones soterradas entre las dos familias protagonistas se van desvelando con un cuentagotas remolón pero inteligente. Por su parte, los personajes, en mayor o menor medida, se atienen a la máxima de "para decidir el futuro hay que conocer el pasado", de tal forma que la resonancia histórica de la trama acaba incidiendo en el devenir de sus almas y sus decisiones (aunque, en ocasiones, se echa de menos un poco más de realidad a la hora de enfocar determinadas emociones: la tranquilidad del protagonista ante su propia infidelidad resulta, a todas luces, poco verosímil). La voluntad de retratar los dos bandos de la historia reciente de España (a veces desde un idealismo recalcitrante... y, de forma más acertada cuando añade grises a la paleta) queda perfectamente trenzada con el argumento, sin resultar molesta ni excesivamente protagonista. Llegados a este punto, es necesario preguntarse: ¿es recomendable El corazón helado? Lo cierto es que si tuviera que responder en base a la autora, antes recomendaría algun otro libro suyo (especialmente Castillos de cartón). Pero si tuviera que responder en base a su calidad e interés, mi respuesta sería ambigua: si tienes tiempo y paciencia, no te defraudará. Pero puede que tampoco cambie tu vida. Tú decides.\\