De: Amigo Invisible
Para:
idealegoista
Título: El incidente (o cómo Blaine Anderson consiguió su propia plaza personal en la planta de oftalmología y un trauma de por vida)
Personajes: Kurt, Blaine, Cooper, Finn, ND, los Warbles,el Sr. y la Sra. Anderson y Mr. Puss.
Rating: PG-13
Resumen: Todo empezó por un malintencionado e-mail.
Disclaimer: Nada de Glee es mío, todo de la Fox y de RIB. Advertencias:Spoilers del 4x07, 4x08 y algo del 4x09, no sigue la línea de otros capítulos posteriores. Crack, humor absurdo y sin un ápice de sentido. Insinuación de violencia (pero nada gráfico). Gente(mucha gente) siendo terriblemente inapropiada. Hints a series y películas (a ver quién lo averigua). Gatos paranormales.
Notas:
El incidente (o cómo Blaine Anderson consiguió su propia plaza personal en la planta de oftalmología y un trauma de por vida)
Así que Kurt y Blaine volvían a ser amigos. Amigos amigos. Verse ya no les resultaba terriblemente incómodo, después de navidad. Habían empezado el año con muy buen pie.
Por eso era genial para Blaine el poder volver a ver reposiciones de sus programas favoritos, esas que no habían visto juntos, y escuchar a Kurt criticar todo y a todos.
Los buenos tiempos.
-Voy a por palomitas.- anunció Kurt, levantándose y estirándose un poco. -Para poder empezar con “X-Factor”.
Blaine asintió, cogiendo el portátil de la mesita auxiliar enfrente del sofá donde estaban sentados. No miró hacía Kurt yendo a su cocina (¿la cocina de Burt? ¿la cocina de los Hummels?) porque los amigos no observan la retaguardia de sus otros amigos y Blaine era un amigo espectacular y no iba a meter la pata, graciasdenada.
-Miraré el correo mientras.- dijo, pidiendo un velado permiso. Era el portátil de Kurt al fin y al cabo. Y sólo cuando obtuvo un ligero “Claro, claro” abrió la página e introdujo su clave.
No había gran cosa. Algo de publicidad, un mensaje de Mike que le recordaba que quería verlo antes de que las vacaciones acabaran y un correo de la cuenta común que tenían para el Glee Club, cuando querían pasarse partituras o alguna otra cosa interesante.
Ese fue el primer correo que abrió. Había un enlace. Cliqueó con curiosidad. El video cargó. Unos ruidosos gemidos empezaron a sonar.
Pasó medio minuto. Blaine se puso blanco. Luego gris. Luego verde.
-Blaine, ¿qué demonios estás viendo?- preguntó Kurt en tono de recelo mientras volvía la salón con el bol de palomitas. -Espero que no hayas cargado un capítulo de “Queer as Folk” otra vez… ¡OH DIOS MÍO!- gritó, tirando el bol de palomitas al suelo y llevándose las manos a la boca. Los ojos muy abiertos. La cara totalmente roja. -¡Ese es Cooper! ¡Ese es tu hermano! ¡Eso es un video porno de tu hermano!
Kurt no podía apartar la vista con morbosa fascinación. Estaba atraído y horrorizado a partes iguales.
Por eso no se percató de que Blaine se había levantado, aun verde como una lechuga pasada, y se había marchado hacía la cocina hasta que; bueno, fue algo tarde.
-¡Mis ojos, mis ojos! ¡Tengo que lavarme los ojos! ¡Tengo que lavarme el cerebro!
-¡Blaine, suelta el detergente para la vajilla! ¡Blaine, no seas dramático! ¡Blaine! ¡BLAINE! ¡Finn, necesito que nos lleves al hospital!
X-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-X
-¿Se pondrá bien?- Preguntó la señora Anderson.
-¡Mi pobre niño! ¡Mi pequeño, pequeñísimo Blaine!- lloraba su marido contra la cama de hospital en la que se encontraba su hijo. Finn y Kurt, ambos la fondo de la habitación, intercambiaron miradas incómodas y preocupadas.
-Richard, basta.- le cortó con tono seco su mujer. -Que no dejas hablar al médico.
-Sí, se pondrá bien. Tiene los ojos irritados por el jabón y algunos arañazos superficiales, pero al menos no hemos necesitado operarle esta vez. Eso sí, recomiendo que lleve la venda unos días, para que descanse la vista.
-¡Voy a llevarla toda la vida! No quiero volver a ver, no quiero.
-Blaine, harás lo que te diga el médico. Y si el médico te dice que veas, verás. ¿Entendido?
Blaine refunfuñó algo y se cruzó de brazos.
-¿Entendido?
-Sí, madre.- gruñó. Luego giró la cabeza hacia otro lado, estirando la mano. -¿Kurt?
-Sí, Blaine, aquí estoy.- contestó el otro de inmediato, decidiendo que ya se había mantenido suficiente tiempo en un incómodo segundo plano mientras los señores Anderson hablaban con él doctor. Le cogió la mano con cariño, para darle apoyo. Pero Blaine no estaba para apoyo precisamente y le dio un tirón para que se inclinara y poder susurrarle muy serio.
-Tiene que borrar tu historial del portátil. No, mejor formatéalo entero. No, no, mejor quémalo. Te comprare otro, te lo juro pero quémalo. Quémalo, inmólalo y échale sal. Que arda y asegúrate de que no sobreviva ni su fantasma para venir a por mí, por favor.
-Creo que estás exagerando un poquito.
-No te preocupes, Blaine, papá está aquí para cuidarte.
-Papá, no sabes cuidar ni una tortuga.
-¡Eso no es cierto!- exclamó ofendido. -Ms. Slowly murió por culpa de tu hermano, que decidió que llenarle la piscinita con jabón para que estuviera limpia era una buena idea.
-Hablando de Cooper, dice que ya ha llegado al hospital.- Anunció la señora Anderson.
-¡No, no quiero que venga! ¡No quiero verlo!
-Tío, técnicamente no vas a verlo…
-Cierra la boca, Finn.- le gruñó Kurt igual de cortante que la señora Anderson con su marido, sin molestarse en girar a verlo.
-¡Nuestro hijo no quiere ver a su hermano!- Richard miró a su mujer, melodramáticamente. -¡Nuestra familia está rota!
-Deja de llenarle de mocos el pijama a Blaine, Richard.
-¡Nuestro hijo de dieciocho años hace porno y nuestro hijo de doce años no quiere verlo! A su hermano, no me refería al porno. Qué también.- aclaró. Luego volvió a inundar sus ojos de lágrimas.-¡¿Cómo hemos llegado a esto?!
-Tengo dieciocho para diecinueve, papá, y Cooper tiene veintinueve recién cumplidos.
-No, no.- negó muy serio. -Tienes doce. Miro todos los días el marco de la puerta donde hemos anotado vuestras alturas cada cumpleaños y tú no tienes una marca nueva más allá de los doce.
-Arg.- Blaine hundió la cabeza en la almohada, derrotado. Finn no sabía si reír o bajar a la planta de psiquiatría. Cuando Kurt le dijo hace tiempo que la familia de Blaine era “complicada” no se esperaba nada como eso.
-Vamos abajó a encontrarnos con Cooper y a comprar un café.- ordenó la señora Anderson, poniéndose de píe. Richard puso cara de horror.
-¡Pero Helen! ¡No podemos dejar a Blaine sólo!
-Kurt se quedará con él.
-No me fío de él.- rumió, mirando mal al susodicho. -Es un chico de diecinueve y sale con mi niño de doce.
-¡Que no tengo doce!
-Técnicamente ya no están…
-Cállate, Finn.- lo cortaron a la vez Kurt y Blaine. Finn se encogió un poco más en su rincón.
-Vamos, Richard.- apremió su mujer con una mirada gélida que no daba lugar a réplicas. El hombre suspiró y se puso de pie.
-Te traeré un helado cuando vuelva.- dijo sonriente hacia su hijo, que bufó.
-No quiero un helado.
-Tonterías. Todos los críos de doce años quieren un helado a cualquier hora del día.- rió despreocupadamente, haciendo un gesto vago con la mano. Luego miró hacía Kurt con severidad y le señaló con un dedo, en la actitud de pandillero más amenazante que un hombre acomodado que no ha visto un pandillero en su vida podía adoptar. No era la gran cosa. -Y tú, cuidadito con lo que haces. Tengo una escopeta.
-No, no la tienes.- le corrigió su mujer automáticamente, antes de sacarlo del cuarto.
Los tres adolescentes suspiraron pesadamente. Kurt se giró hacia su hermanastro con el ceño fruncido.
-Tengo que hablar muy seriamente contigo.
-Eso suena fatal.- Comentó Finn, queriendo fundirse con la pared. Kurt estaba cabreado. Super cabreado. Mega cabreado. Lo notaba por las arrugas en el entrecejo, la mirada asesina y la vena de la sien que llevaba todo el rato desde que llegaron al hospital palpitando con brío.
-¿Quién le mandó ese correo a Blaine?- gruñó. -Venía de la cuenta común de New Directions, directamente al correo personal de Blaine. ¡Se lo han mandado a maldad!
-Tío, no tengo idea, lo juro. Todos los que hemos estado en ND tenemos acceso a esa cuenta. Te juro que no sabía nada del tema hasta que os escuche gritar y baje para ver a Blaine echándose lavavajillas en los ojos.
-Pues ya puedes llamarlos a todos y decirles que traigan sus traseros para acá, porque voy a averiguar quién demonios ha puesto a Blaine en la planta de oftalmología otra vez.
-Bueno, para ser exactos está vez se ha puesto Blaine él sólito.
-¡Finn!
-Vale, vale, perdón. Además, ya les he avisado. Están de camino.
En ese momento la puerta se abrió y un sonriente Cooper entró por ella, irradiando carisma.
-¡Hola! ¿Alguien tiene un pañuelo? Me he encontrado a papá en la entrada y me ha llenado la chaqueta de mocos.
Kurt se puso ridículamente rojo al recordar todo lo que los había traído ahí. Intentó recomponerse. Blaine gimió dolorosamente. Obviamente él también lo recordaba, pero su reacción no era para nada parecida a la de Kurt.
-¡Ey, Blainey!
-No te acerques a mí. No quiero oírte. Quiero fingir que no existes para el resto de mi vida.
-Oh, venga.- el mayor hizo un puchero y se sentó en la cama de hospital. Blaine se alejó hasta casi quedar en el filo. -Mamá me lo ha contado todo, que has descubierto mi pequeño y sucio secreto.- se rió y Blaine se indignó aún más. Estaba traumado de por vida. ¡De por vida! -Creo que estás actuando aún más exagerado que papá, que ya es decir.
-¡Ey!- Blaine palpó con el píe donde sentía el bulto en la cama y le pateó con fuerza. -Lo que no me puedo creer es que ya lo supieran.
-Si te crees que algo de nuestras vidas se le escapa a mamá estás muy equivocado, enano. ¿Te crees que el que nunca se te acabara el lubricante y los condones cuando estabas con Kurt era cosa de magia?
-¡Oh, Dios mío!- gimieron horrorizados ambos. Kurt empezaba a entender el deseo de lavarse el cerebro con lejía del que había hablado antes Blaine. Cooper se encogió de hombros. Así era su madre. Se enteraba de todo. No se metía en nada. Pasaba de la mitad de las cosas.
-Bueno, da igual.- cambió radicalmente de tema. -No quiero oírte, no quiero verte. Sal por dónde has venido.
-Me estás haciendo daño, Blaine.- susurró llevándose una mano al pecho.
-¿Por qué reniego de ti y de nuestro lazo de sangre?
-No, porque no aprecias la belleza de mi cuerpo desnudo. ¡Ese video es una obra maestra del porno! ¡Mi cuerpo es una obra maestra de la naturaleza! Creí que siendo gay lo entenderías.
-Seguramente has conseguido que no vuelva a tener una erección en mi vida.
-Haremos que te miren eso los médicos.- habló con presteza Kurt. Tres cabezas se giraron hacía él en incómodo silencio y se puso aún más rojo. -Digo por… salud… ciencia y… razones.
Llamarón a la puerta en ese mismo momento y Kurt, como un náufrago agarrándose a una tabla de salvación contra la vergüenza más absoluta, corrió a abrir.
No pudo (ni quiso) evitar la mueca de asco cuando se encontró frente a frente con SebastianSmythe. También estaban algunos de los Warbles, pero por ellos no era el gesto de asco.
-Ey, cara de señora, ¿cómo tú por aquí? ¿No habías roto?
-No es de tu incumbencia, Sebastian. ¿No tendrías que estar haciendo la calle o algo?
-Ja, ja. Hilarante.
-Eh, uhm… Kurt.- murmuró muy bajito Trent, asomándose por detrás de Sebastian. -¿Podemos pasar a ver a Blaine?
Kurt se hizo a un lado, sin cambiar su gesto hacia el otro chico. Los Warbles entraron en silencioso tropel. Nick, Jeff, Trent, Thad, Flynn y un chico al que Kurt no conocía, con cara arrogante y un gato blanco en los brazos. Se preguntaba cómo había conseguido colarlo en un hospital con tanta facilidad.
-Ey, Blaine, ¿cómo te encuentras?- preguntaron con cortesía. Blaine movía la cabeza hacía las voces, algo confuso.
-¿Chicos? ¿Qué hacéis aquí? La última vez que me quede casi ciego no vinisteis a verme.
-Sí, ya, bueno…- Flynn tosió incómodo. -La culpa y eso…
-Yo vengo por otros motivos.- contestó Sebastian, cruzándose de brazos. -Blaine, si pensabas dejarte ciego a ti mismo, podías al menos no haberme hecho sentir culpable todo un año por tirarte un granizado a la cara.
-¿En serio?- preguntó Blaine con la boca abierta.
-Un año, Blaine. Un año sintiéndome mal y siendo majo y agradable y buena persona. Y ahora haces esto. Me podáis haber ahorrado mucho aburrimiento, ¿sabes?
-Este tío es increíble.- murmuró Kurt, mitad indignado mitad incrédulo ante lo que oía.
-Ahora no, Sebastian. No hemos venido para eso.- interrumpió el chico del gato.
-Habla por ti, que yo si he venido para esto.
-¿Hunter está aquí?- preguntó Blaine. El gato maulló y Kurt juraría que escuchó un trueno a lo lejos.
-Sí, Blaine. Cuando escuchamos que estabas ingresado no cabíamos en sí de preocupación. Una vez Warbler, siempre Walbler. Dinos, ¿cómo te encuentras?
-Deseando que J me flasheara este día entero.- Silencio. -Ya sabéis, J. Will Smith…Men in Black…- Más silenció. -Finn, ¿falta mucho para que venga Sam?
-Hablando de venir, ¿cómo os habéis enterado tan pronto?- preguntó Kurt con sospecha, mirando a Hunter de manera acusatoria.
-Bueno, ya sabéis. Twitter, Tumblr, Facebook… Las redes sociales nos mantienen al día al instante.
-Claro, no es como si siguiéramos obsesivamente todos los movimientos de Blaine o algo por el estilo.- comentó Thad con una sonrisa. Nick le dio un codazo.
La puerta volvió a sonar, pero esta vez no esperaron a que abrieran, y todo New Directions entró haciendo más escándalo que un elefante en una cristalería.
-Blaine, ¿te has quedado ciego para siempre?
-Blaine, Jacob Ben Israel dice en su blog que te quedaste con los ojos en la mano.
-¿Queréis tranquilizaros? Ya os dije que Finn me mandó un mensaje diciéndome que no era grave.
-He estado rezando todo el camino hasta el hospital…
-¿Qué hacen aquí los pijos estirados?
-¡Anda, el novio del LordTubbington! Hola, bonito…
-¿Por qué te has hecho esto? ¿Te cayó una araña en la cara? Yo una vez intente matarme una araña en la cara con un insecticida y tampoco acabó muy bien la cosa…
-Chicos, chicos, relajaos que esto es un hospital.- pidió Finn.
-Tío, te he traído un montón de comics para que no te aburras.
-Sam, no puedo leer.
-Oh, mierda, es verdad… Bueno, puedes tocar las páginas e imaginártelas en relieve.- resolvió dejándoselos sobre el regazo.
-¿Qué ha pasado?- preguntó Tina, ansiosa. -Finn ha dicho algo de un video, el correo del Glee Club y que Blaine necesitará terapia de por vida o ser hijo único.
-Yo soy hija única y me va super bien- comentó alegremente Sugar, sentada en el regazo de Artie.
-No quiero hablar del tema.- suplicó el chico. Lo ignoraron un poco porque casi todo el mundo miraba a Kurt esperando respuestas.
Pero Kurt no estaba seguro de hablar del tema delante de los Warbles. Hunter y ese gato blanco no le quitaban la vista de encima.
Cooper, por desgracia, no tenía las mismas preocupaciones que él.
-Mi hermanito ha descubierto que a veces he hecho porno para ganar dinero y su inocente mente no ha podido soportarlo. Además, al parecer alguno de vosotros le ha mandado el video.
Otra vez la habitación se sumó en él más incómodo de los silencios antes de romper en un grito de sorpresa.
-Dios, Cooper, si pudiera verte te cosía la boca.
-En el fondo es que me tienes envidia, enano.- insinuó con una sonría amplia y malvada.
-En realidad creo que Blaine te gana un poco en ese aspecto, Cooper.- comentó Kurt, sin pensar.
-Kurt.- siseó Blaine, su cara una mezcla entre lívida y roja. Sentía muchas miradas de repente sobre su persona y la necesidad imperiosa de esconderse detrás de la almohada.
-¿Qué quieres decir?- preguntó Cooper, con la sonrisa esfumada.
-Oh, Dios, oh Dios, lo siento, lo siento Blaine.- habló atropelladamente, con toda la sangre en la cara. -No me hagáis caso, no he dicho nada, no puedo saberlo por un video, seguramente estéis iguales o… ¡Dios, pero porque sigo hablando! Es culpa vuestra, que me tenéis de los nervios. ¡Decidme ya quien mandó el maldito video, que se la va a cargar!
-Tío, no sabemos nada de ningún video, te lo juro- dijo Ryder.
-Está claro que no puedes confiar en tus compañeros, Blaine.- comentó Hunter, acariciando el suave pelaje de su mascota.
-Tío, das mal rollo con ese gato que no parpadea.- dijo Jake, apartándose un poco de su lado. El capitán de los Warbles lo ignoró.
-Obviamente deberías volver a donde perteneces, a Dalton con nosotros. Traed la chaqueta- Hunter chasqueó los dedos y de la nada (no, de verdad, de la nada, nadie vio de donde la sacaron) Trent y Flynn le pusieron la chaqueta azul y roja de Dalton a Blaine sobre los hombros. El gato maulló y una bola de fuego estalló en la chimenea de la habitación, haciendo que todos saltaran del susto.
-¿Qué demonios…?
-¿Por qué sigue pasando eso cada vez que alguien se pone la chaqueta de Dalton?- preguntó Jeff para sí mismo. -Creí que las chimeneas del colegio se habían vuelto locas, pero ahora aquí…
-Un momento. ¿Esta habitación tenía chimenea?- Finn miraba la chimenea extrañado, como si la viera por primera vez. Todos se miraron sin saber que contestar y el gato volvió a maullar. Un trueno se escuchó algo más fuerte.
-Dejémonos de tonterías.- cortó Hunter. -¿Qué dices, Blaine?
-No, gracias.
-Oh, venga. ¿Vas a seguir en un sitio donde tus compañeros te provocan traumas y así eliminarte de la competición por los solos?
-¡Nosotros no hemos hecho eso!- gritó indignada Marley y Unique la secundó.
-Además, la cuenta del club fue hackeada ayer.- anunció Artie.
-¿Qué?- Kurt volvió su vista hacía él con la expresión en blanco. Artie se asustó un poquito.
-Sí, me di cuenta ayer. Lo pensaba solucionar cuando acabara mi partida de Call of Duty, pero se me olvidó…
-¿Y no creías que era algo para comentarlo?
-Perdón, me distraje con todo eso del video porno y la entrepierna de Blaine.
-Arg, matadme ya.- suplicó Blaine. Sam le dio unas palmaditas de consuelo en el hombro.
-Kurt, por cierto, ¿qué era exactamente lo que querías decir cuándo…?
-Ahora no, Cooper.- espetó con tono venenoso. Finn puso una cara rara y murmuró un “Oh-oh”.
-Bueno…- Hunter miró su reloj y luego a los Warbles. -Se está haciendo tarde, será mejor que volvamos al colegio.
-Quien cruce esa puerta será lo último que haga.- gruñó Kurt, cruzando la habitación y avanzando hacia los Warbles. Todo New Directions le abrió paso en sincronía y se alejaron de los otros chicos.
Por si les salpicaba la sangre.
-Habéis sido vosotros.- murmuró. La tensión se cortaba con un cuchillo. -Un intento retorcido de tener a Blaine vulnerable y en contra de sus amigos para que vuelva a Dalton.
-Estás acusando sin pruebas.- dijo Hunter, impasible. Pero Kurt no le hizo caso
-Y seguro que ha sido idea tuya, maldito suricato.
-Ey, ¿no me has oído antes? Ahora soy un chico bueno y aburrido.
-Eh... ¿Kurt?- lo llamarón con voz extraña e incómoda.
-Un momento, Blaine.- acotó, sin aparar la mirada asesina del otro grupo. Pero Blaine seguía tartamudeando cada vez más nervioso. -Será mejor que confeséis u os juro por mi padre que vais a arrepentiros de haberme conocido.
-Uhm… ¿Sebastian?... ¿o Artie?... ¿Quién?...- la voz de Blaine era ya casi un agudo gritito.
-Ahora no, Blaine, que esto está demasiado interesante. - Pidió su amigo rubio. -La guerra de miradas está siendo épica.
-¡Bueno, a ver! ¡¿Si no es Kurt, ni Sebastian, ni Artie quien es el otro gay o bicurioso de la habitación que me está intentando abrir los pantalones del pijama?!
-¿Qué?- Kurt se giró bruscamente. -¡COOPER! ¡Deja a tu hermano en paz!
-Es que no me querías contestar. ¡Iba a mirar por mí mismo!
-¡Cooper, ¿estás ganando puntos por ser el hermano más traumatizante del universo?! ¡¿Te pagan?! ¡¿Quieres entrar en el libro Guinnes de los records?!- le gritó su hermano.
Kurt se frotó las sienes con fuerza. La cabeza le iba a reventar. Era un día demasiado largo,estaba cansado y el noventa y nueve por ciento de las personas que lo rodeaban estaban como cabras. Volvió a centrar toda su frustración e ira contra Hunter. Hunter, que tenía el descaro de mirarle con una sonrisilla prepotente.
-Habéis mandado al hospital ya dos veces a mi novio…
-Técnicamente ya no es tu…
-¡Cállate, Finn!
-Pero si no he sido yo.- Murmuró el más alto.
-¡Me da igual! ¡Me da igual todo! Estoy harto, harto de los matones como vosotros, pequeñas ratas de colegio.
Hunter se envaró, echando los hombros para atrás, y aumentó su sonrisa despectiva.
-Todo vale en las competiciones de coro y en la guerra.
La vista de Kurt se volvió completamente roja. Alzó el pie derecho.
Un trueno se escuchó prácticamente sobre sus cabezas.
X-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-X
Blaine salió al día siguiente del hospital y tuvo que estar en reposo lo que quedaba de vacaciones. Mike fue a verlo a su casa antes de volver a la universidad y no entendió porque Kurt le gruñó cuando le preguntó si no tendría que volver ya a Nueva York.
Cooper fue castigado por su madre porque no paraba de acosar a Blaine con una cinta métrica y anunció a todos, señalándoles con el dedo, que se iba de vuelta a L.A. con el corazón roto y devastado.
Kurt pudo volver a Nueva York pocos días después, cuando estuvo seguro de que Hunter no presentaría cargos por agresión. Al fin y al cabo la operación para reinjertarle el testículo derecho había salido estupendamente bien. Además todos en la habitación habían llegado al pacto de, si ser necesario, declarar que “Hunter se había auto-pateado las pelotas”. La mayoría por lealtad a Kurt, otros por miedo. Sebastian porque ahora era un buen tío y estaba harto que el gato de Hunter le llenara de pelos blancos el uniforme.
Mr. Puss sigue sin parpadear. Pero su relación con Lord Tubbington va viento en popa.
End