O la adoras o la odias. Creo realmente que no hay un término medio con esta autora.
Amélie Nothbom peca de egolatra y obsesiva pero sabe hacerlo tan bien que sus obras nos inundan el cerebro y podemos notar como nuestro cuerpo reacciona inconsciente a lo que se cuenta.
Comprime las historias, saca el mayor jugo y se olvida de los detalles para servirnos el cordero frio y sangrante. Amélie Nothomb solo se parece a sí misma.
Uno de mis libros favoritos es de esta autora, "Biografía del hambre" me parecio colosal y "Metáfisica de los tubos" es simplemente precioso.
Este libro parece exagerado y aunque bebe del mejor George Orwell sigue siendo solo y unicamente Nothomb. Un programa telévisivo basado en los campos de concentración nazi, horror telegénico.
Amélie no tiene sentimientos hacia nadie, ni favoritismos o amiguismos, y aqui no deja títere con cabeza; el horror ya no nos importa, somos inmunes al sufrimiento y lo único que nos queda es tristemente un sentimiento de "deber moral",una obligación de sentimiento no una realidad.
Y una frase
"No tenemos derecho a no mirarlo; habrá que ser testigo de tanto horror, habrá que rendir cuentas."