Hoy mi sentido del equilibrio falló épicamente.
Me caí 2 veces de las escaleras del metro. Y no digamos (al menos en lo que se refiere la primera vez) un sentón y tan-tán, sino que seguí cayendo a lo largo de las escaleras, gritando, hasta la planta baja. Uno de mis zapatos salió volando y tuve que, con la pena, cojear en calcetín a buscarlo. Porque
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