Título: Sin pecado concebido
Fandom: RPF
Personajes: Salvador Dalí/Federico García Márquez
Summary: Oh, santísima Madre de Dios, ilumíname en esta habitación. Escúchame y no hagas oídos sordos a mis súplicas.
Advertencias: Slash. Contenido sexual.
Notas: Regalo de navidad para
lyeth. Llegó atrasado, pero aquí está.
Está inspirado en una escena de la película Little Ashes, donde Federico reza. Pero en sí, la viñeta es original. También, sé que no escribo como este gran escritor; pero creo que uno habla de la manera más franca y simple cuando piensa o reza o tiene momentos de reflexión. De todas maneras, pido disculpas por el lenguaje poco elaborado y no del estilo de García Lorca.
Cuenta con 477 palabras para el
quinesob.
Oh, santísima Madre de Dios, ilumíname en esta habitación. Llena de tu amparo de comprensión en mi corazón y déjame sentir tus brazos maternales rodear mi sucio cuerpo. Escúchame y no hagas oídos sordos a mis súplicas. Sabes bien que he sido una buena persona toda la vida. He tenido pensamientos impuros en muchas oportunidades y tal vez no soy un católico ejemplar, pero sabes que tengo algunos conflictos con las reglas de la santísima Iglesia Católica. Madre, no quiero decir blasfemias sobre la institución que tu Hijo nos regaló como un último regalo después de nuestra salvación. Tampoco quiero discutir sobre la manera pedante en que los sacerdotes, apóstoles de San Pedro en el mundo, se comportan y corrompen una fe que me hace sentir más seguro que nunca. Madre, te necesito. Y recurro a ti y no a Dios ni a tu Hijo, porque temo que ellos me juzguen. Los hombres lo hacen, y no me refiero al plural, sino al género masculino. Ellos no entienden. Jesús fue hombre en su vida terrenal, y temo que Dios sea uno también. Por eso es que estoy postrado ante una imagen tuya, sumergiéndome en el casi increíble manto de cariño que transmite tu mirada en esta pintura. Porque solo tú eres la única que puede protegerme de estos pensamientos pecaminosos que me consumen. He pecado, Madre. Rompo la moral y lo supuestamente natural en la raza humana al contemplar el perfil perfecto de Salvador, en sentir la impetuosa necesidad de captar su atención en todo momento y al quedarme con él hasta tarde en su habitación, observando cómo pinta. Oh, Madre, ¡si supieras la forma en que mis piernas tiemblan cuando lo tengo cerca! Ya no puedo contener esta necesidad insaciable de él. Ya no puedo contener las ganas de abalanzarme sobre él cuando me mira y se ríe, de manera cómplice. Sé que no es natural, pero no puedo evitar sentir que mi sexo se mueve intranquilo al escucharlo leer en voz alta mi poesía. Me encuentro preguntándome si él se pregunta lo mismo que yo. Quiero tocarlo, Madre. Deseo poder tener sus labios sobre los míos, sus manos abrazando las mías, nuestras caderas juntas, las piernas entrelazadas; dejar las paredes de nuestras habitaciones bañadas de nuestros gemidos y palabras de un amor contenido… Madre, ya no sé qué hacer con esto. Por favor, ayúdame a olvidarlo; a no saber cuáles son las palabras que más usa al hablar ni a sentirme celoso cuando una mujer se le acerca. Quiero controlarme, pero no puedo. Por eso, recurro a la fe que mis padres me han inculcado, porque si realmente eres capaz de cumplir milagros, sé que mi petición no te es indiferente. Estoy trasgrediendo la naturaleza humana, ¿no?
Oh, María Madre de Dios. Bríndame socorro para que pueda postrarme ante ti y decir sin pecado concebido.