Título: Después de la guerra
Fandom: Harry Potter
Personajes: Ron/Hermione
Summary: Nunca lo ha visto tan vulnerable y, a la vez, tan valiente, como si estuviera preparado para pelear con las consecuencias de la guerra.
Advertencias: Ninguna. Si no has leído el último libro, es que sinceramente, no tienes vida.
Notas: Regalo navideño para
just_miya. ¡Felices fiestas! Espero que te guste :). Está más angst de lo que quería en un principio, pero no me imaginó su segundo beso en mundo color rosa.
El ambiente es extraño. Algunos gimen de dolor en el suelo, otros se lamentan y maldicen a los mortífagos mientras contemplan los cuerpos inertes de sus seres queridos, y un gran número de personas celebran bailando y riendo, eufóricos. El fin de la guerra desató un copilado incomprensible de sentimientos.
Hermione llora, a pesar que tiene ganas de unirse a los festejos de algunos. Todo había ocurrido demasiado rápido: entrar a Hogwarts, el incendio de la Sala de Requerimientos, la Cámara Secreta, Remus y Tonks han muerto, a Ginny casi la asesina Bellatrix, el enfrentamiento con los vampiros, Harry muerto en los brazos de Hagrid, Voldemort celebrando, y luego Harry derrotándolo.
No tiene idea cómo llegó a la enfermería. En el interior, todos los magos adultos, liderados por la enfermera, atienden a los heridos de mayor gravedad. Harry ha desaparecido, y Ginny siguió a George, que salió a los jardines repentinamente.
Fred está muerto. El pensamiento le abre un agujero en el estómago y la lengua le tiembla, sintiendo el sabor salado de las lágrimas entrar en su garganta.
Es por eso que se sorprende cuando siente las grandes manos de Ron, limpiándole la barbilla y una mejilla.
-¿Qué haces aquí? -pregunta en tono recriminador, retrocediendo un paso.
Uno de sus hermanos falleció, sus padres debían estar destrozados, sin contar con George, que el dolor que siente debe ser muchísimo más hondo y horrible que el de toda la familia unido.
-Quería ver si estabas bien… -responde, con la voz ronca como producto de sus esfuerzos por no llorar.
Tal vez ya estuvo con sus padres, quizás todavía le falta lidiar con el sufrimiento propio por las secuelas que la guerra deja en su vida. No puede asegurarlo. Lo único que tiene claro, es que su cuerpo tiembla al sentir la calidez de sus manos, y que la garganta se le oprime al ver la desolación en sus ojos. También, su lengua se humedece al sentir el imperioso deseo de besarlo nuevamente.
Lo abraza, poniéndose de puntillas y rodeando sus hombros.
Se vienen tiempos difíciles. Arreglar el desorden que la guerra ha traído, reparar la repentina y casi increíble ausencia de Fred, superar los temores que se sembraron en esta época.
De cierto modo, Hermione se siente inútil. No ha perdido a nadie de su familia, sus padres están en Australia, vivos y sanos. Y aunque sea una bruja, siente por primera vez que no pertenece al mundo mágico. Es una extranjera, que nunca podría imaginarse el sufrimiento y la cólera que golpean a las miles de familias que perdieron vidas y sueños en la guerra.
La cabeza de Ron se mueve, haciéndola levantar el rostro y mirarlo.
Nunca lo ha visto tan vulnerable y, a la vez, tan valiente, como si estuviera preparado para pelear con las consecuencias de la guerra.
Su boca se encuentra con la de ella, con timidez. Seguramente teniendo el mismo torbellino inconexo de sentimientos y la incredulidad que se habían besado momentos atrás.
No es tan acalorado como el primero, a pesar que el pasillo está desierto y no tienen a Harry como público. Es lento y cuidadoso, comprobando que él y ella están allí, y no se trata de algún sueño o pensamiento recurrente.
-Estaba preocupado por ti -dice, una vez que se separan y empieza a tocar su cabello.
-Yo también, Ron -dice, con la voz quebrada y las lágrimas nuevamente brotando.
Desde que Harry había dado fin a la caótica existencia de Voldemort, por primera vez Hermione sintió una oleada de paz. Solamente paz, ninguna otra emoción.
Tal vez la guerra traería resultados positivos inmediatos, y no solo catástrofes. Quizás podrán honrar la memoria de Fred, Remus y Tonks, como se lo merecen; recordando lo bueno del pasado y proyectándose con optimismo al futuro. Lo único de lo que Hermione está segura, es que quiere quedarse por la eternidad con la nariz hundida en el hombro de Ron y sintiendo sus brazos rodearle la cintura, mientras su boca reposa tranquilamente en la maraña de su pelo.
En los brazos de Ron, Hermione por fin puede celebrar el fin de la guerra.