[FMA] El Führer de Oz

Jan 13, 2007 23:10

Título: El Führer de Oz
Fandom: Fullmetal Alchemist
Resumen: Realidad Alternativa. Para el resto, remitirse al título.
Raiting: PG.
Género: Humor, Parodia.
Beta Reader veneotaqueen

Capítulo primero
Capítulo segundo
Capítulo tercero
Capítulo cuarto
Capítulo quinto

Capítulo dedicado a los repartidores de bebidas esprituosas

Nota: Ningún repartidor de whisky fue herido durante la escritura y edición de este capítulo.

VI

Antes de ir a reencontrarse con el resto del grupo en el lugar que habían acordado-cerca del carretón de helados, cuyo dueño sonreía de oreja a oreja mientras contaba el dinero que había obtenido de Ling-, Ed y Al habían llegado a la conclusión de que no existía ningún motivo para no contarles sobre la terrible escena que habían visto en la exhibición de alquimia.

En especial porque Mustang les había prohibido que metieran la nariz en el asunto, aunque cada uno de los hermanos estaba dispuesto a hablar por una razón distinta.

Al era de la opinión de que sus narices debían seguir las órdenes recibidas y quedarse en el hotel a esperar, pero Ed creía todo lo contrario.

-Mientras más pronto se resuelva el problema, más pronto podrá Mustang dedicarse a "lo otro" -había dicho el hombrecillo de paja recargado contra la barandilla del techo del hotel, a donde el grupo se había trasladado para discutir el asunto fuera de oídos de terceros.

Ling asintió.

-¿Cómo buscaremos a ese asesino de alquimistas?-preguntó tras haber tomado un sorbo de la limonada que había pedido nada más regresar al hotel-. No sé tú, pero yo no conozco a ninguna víctima potencial.

-El coronel Mustang es un profesional capacitado -intervino Al-; no creo que necesite de nuestra ayuda.

-Quizá no, Al, pero "lo otro" es mucho más importante -dijo Ed.

-Y si el coronel sigue perdiendo el tiempo en esto -dijo Ling-, va a llegar el momento en van a sacrificarlos a ustedes tres y...

-Espera, ¿qué dijiste?-exclamó Winry.

-Oh, cierto; no les habíamos dicho -Ling esquivó una patada de Ed-. Los tipos que nos capturaron dijeron que Ed, Al y Mustang servirían como sacrificios humanos para algún ritual que no especificaron -esquivó un golpe- y que sólo debían esperar el momento preciso, pero no dijeron cuándo sería. Ed siento haberte tirado la limonada encima, pero mi pulso no es tan bueno como lo era antes. Mejor que vayas a secarte; no debe ser agradable cuando la paja se pone pegajosa.

-Olvídalo -gruñó el hombrecillo de paja-. Vuelvo en seguida.

-¿Por qué no nos habían dicho nada?-preguntó Al.

-Ed no quería que ni tú ni Winry se preocuparan.

-¡No es ninguna excusa!

Al se dio la media vuelta, dispuesto a seguir a su hermano a la habitación, pero Ling lo detuvo agarrando su brazo.

-Quizá no -dijo el chico disfrazado de león-, pero esperábamos resolverlo antes de tener que decírselo a ustedes.

-Aún así...

-¡El caníbal! ¡El caníbal!-gritó Mei de pronto.

De inmediato, Ling, Lan Fan, Al, Winry y Den corrieron a donde estaban la niña y su animalito dicromático, quienes señalaban hacia abajo, hacia un callejón al costado del hotel, justo por donde daba la puerta de la cocina.

Por ahí caminaba el extraño hombre que habían visto adelante de ellos en la fila de la taquilla de la exposición de pintura.

-¿Qué les parece? Sí es el caníbal -dijo Ling.

-No sabemos si de verdad es un caníbal -dijo Winry.

-Le viste los dientes, ¿no?-dijo Mei, agazapada detrás de la barandilla mientras Xiao Mei señalaba dentro de su propia boca sus pequeños colmillos.

-¡Miren lo que lleva debajo del brazo!-dijo Al mientras señalaba el paquete delgado, ancho y largo que el hombre traía consigo.

-Interesante -murmuró Ling-. Si creyera en las coincidencias, diría que es la pintura que robaron del museo.

-¿Crees en caníbales que viven sobre tortugas gigantes en mar abierto pero no crees en las coincidencias?-preguntó Al.

-Yo creo en el destino -replicó Ling con un dedo en alto-. Y también creo que deberías pasar menos tiempo con tu hermano; ya suenas como él.

-¿Qué hacemos, entonces?-preguntó Mei.

-Si creen que es posible que se trate de la pintura robada, alguien debería ir a averiguarlo -dijo Winry.

-Pero es peligroso...-dijo Mei.

-Yo iré, joven señor -dijo Lan Fan.

Ling asintió.

-Ten cuidado de que no te vea.

-Por supuesto.

Lan Fan se colocó de nuevo su máscara, se ajustó la capucha de su traje y saltó al techo del edificio contiguo.

-

Sentado frente al escritorio de su oficina en el cuartel general, el coronel Mustang se frotó las sienes con las puntas de los dedos y respiró profundamente antes de abrir los nuevos reportes que le habían entregado.

Había habido otros dos asesinatos de alquimistas del estado la noche anterior, además de los de la exhibición; uno de los cuerpos fue encontrado cerca de la entrada de la ciudad y el otro en el sistema de drenaje. Ambos presentaban el mismo modus operandi que los anteriores: las cabezas estaban destrozadas; aparentemente habían explotado desde dentro. Físicamente imposible, pero ahí estaba la evidencia.

La teniente primera Hawkeye asomó la cabeza por la puerta del despacho; su rostro comenzaba a mostrar ojeras, las cuales eran el único indicio aparente de lo tensa que se encontraba por la investigación.

Pero Mustang la conocía mejor que eso y sabía que Hawkeye no estaba lejos del punto de fatiga extrema, a pesar de lo cual no estaba dispuesta a tomar siquiera la tarde libre; el coronel se arrepentía de haberle contado lo de los sacrificios.

-Coronel, tenemos un testigo -dijo la mujer.

Mustang prácticamente brincó de su silla.

-¿Dónde está?

-En el comedor con el teniente Havoc.

-¿En el comedor? ¿Qué hace ahí? No, espere, no es importante. ¿Ya lo interrogaron?

-Sí, señor. Estamos en el proceso de hacer un retrato hablado.

-¡Excelente!

Mustang salió de inmediato hacia el comedor, seguido por la teniente primera.

Le parecía muy extraño que se tuviera a un posible testigo en el comedor, cuando había una sala especial para ellos. Sin embargo, Mustang confiaba plenamente en su equipo y estaba seguro de que habían tomado la decisión de trasladarlo allá por alguna razón importante.

Cuando llegó allá, Mustang descubrió al mayor Armstrong con una libreta y un lápiz en las manos, haciendo preguntas sobre ciertos detalles de la nariz del sospechoso a un hombre sucio vestido con harapos y que contestaba a través de una pierna de pollo.

De acuerdo, esa era una razón bastante buena.

-¡La técnica para dibujar retratos hablados perfectos ha pasado por la familia Armstrong por generaciones!-exclamó Armstrong cuando vio entrar al coronel-. Estimo terminarlo en menos de media hora.

-Muy bien, mayor. Espero que no le moleste que permanezca aquí para hablar con el testigo mientras usted trabaja.

-Por supuesto que no, coronel.

Mustang tomando asiento frente al hombre en harapos.

-Yo soy el coronel Roy Mustang -dijo-. Estoy a cargo de toda esta investigación. ¿Cuál es su nombre?

-Andreas Worth -replicó el hombre de los harapos con una inclinación de cabeza y sin soltar el pollo.

-Bien, señor Worth, cuénteme qué fue lo que vio.

-¿Otra vez?-preguntó Worth

Mustang reprimió un suspiro.

-Es posible que debamos preguntarle lo mismo varias veces más.

Worth lo consideró por un segundo.

-¿Me van a dar más pollo?

-Le daremos todo el pollo que quiera si dice la verdad cada vez que sea necesario que cuente su historia, ¿de acuerdo?

-¡De acuerdo!-dijo Worth sonriendo de oreja a oreja, mostrando todo un arsenal de dientes negros-. Pero tampoco me vendría mal un poco de cerveza, ¿sabe usted?

-Teniente Havoc, traiga cerveza para el señor Worth.

-Pero, coronel -replicó Havoc un poco nervioso-, no hay cerveza en el cuartel.

-No, claro que no -dijo Mustang rascándose la comisura de la ceja; le disgustaba cuando las formalidades le quitaban un tiempo valioso, pero era cierto que no había cerveza en el cuartel. Por lo menos no oficialmente-. Vaya a conseguirla.

-Sí señor.

A continuación, Havoc se tomaría un largo tiempo para ir y venir de la oficina del coronel, más específicamente del compartimento secreto detrás del cuadro de los girasoles.

Mustang gruñó internamente; ¿por qué se tomaban tanto trabajo para ocultarle las cosas a Hawkeye?

Pero de momento tenía cosas más importantes en qué ocuparse.

Por fortuna, Worth no tuvo problemas en hablar mientras esperaba su cerveza.

-Anoche estaba en mi casa debajo del puente del centro tratando de prender una hoguera para calentarme cuando escuché ruidos extraños. Ya sabe, como de golpes y gritos y eso. Como soy muy curioso, tomé mi abrigo (no este, que es el de mis salidas formales, el de diario) y salí a ver lo que pasaba -hizo una pausa para mordisquear el hueso del pollo-. Detrás del puente había dos tipos peleando. Era una pelea como yo no había visto antes, y he visto muchas peleas a lo largo de mi vida, se lo juro. Había como fuegos artificiales que los rodeaban y uno de ellos se movía muy rápido. Tan rápido, que en poco tiempo sujetó la cara del otro. Y entonces, ¡bum! Voló sangre por todos lados y el tipo cayó muerto. El otro se sacudió las manos y se fue; ni siquiera se quitó las manchas de sangre que le quedaron en la ropa.

-Señor Worth, era de noche; ¿está seguro de que vio el rostro del asesino?

Worth asintió.

-¿No le dije que había fuegos artificiales rodeándolos? Era luz suficiente, se lo juro.

-Esperemos que así sea -dijo Mustang.

-Además de eso, nuestro hombre tiene características muy peculiares -dijo Armstrong.

-¿Cómo cuáles?-preguntó Mustang.

Armstrong giró su cuaderno para mostrar al coronel el resultado de su pericia.

El dibujo representaba a un hombre malencarado que usaba lentes oscuros y tenía una cicatriz en forma de cruz que abarcaba casi toda su cara.

Mustang no supo si darle la razón al mayor al respecto de sus habilidades familiares o agradecer su suerte de tener a un sospechoso que sobresaliera tan fácilmente en medio de una multitud.

-

Lan Fan regresó al hotel con la noticia de que lo que el hombre-caníbal o no- llevaba consigo se trataba efectivamente de Sueño de angustia en una tarde de otoño, al que había llevado hasta una habitación secreta en The Devil's Nest, un bar de mala muerte, y fue recibida con la conmoción de que no había rastro de Ed por ningún lado; la última vez que el hombrecillo de paja había sido visto fue rumbo a su habitación para limpiar su paja de limonada.

-Ed también iba siguiendo al caníbal -dijo Lan Fan en un tono de voz completamente desapegado. Aún seguía dentro del bar cuando regresé.

-¿Qué?-exclamaron Winry y Al al unísono.

-De alguna manera, en realidad no me sorprende -dijo Ling.

-¡Tenemos que sacarlo de ahí!-exclamó Al.

-Lan Fan, ¿cómo llegamos a ese lugar?-preguntó Ling.

Lan Fan dibujó un mapa esquemático pero muy claro para llegar al bar donde se encontraban Ed y el presunto caníbal.

Ling le ordenó a su guardaespaldas que se quedara en el hotel con Winry y Mei mientras él y Al iban por Ed-y por el cuadro.

A continuación, Ling dio a Al una pequeña bolsa de tela de color rojo de la que colgaba una correa de cuero. Él se colgó al cuello una igual.

-Toma, Al; este es un amuleto que protege al usuario de las maldiciones que conocen los caníbales de las tortugas.

Al miró el amuleto antes de ponérselo.

-Eh... gracias. Mejor prevenir que lamentar, supongo.

-

Al y Ling encontraron con facilidad la pequeña ventana por la que Lan Fan había entrado a The Devil's Nest en la parte trasera del edificio. Sin embargo, esta resultó demasiado pequeña como para que Al entrara por ahí.

-Espera, tengo una idea -dijo Ling tras considerar la situación por un instante. Estaba seguro de que Al no querría quedarse allá afuera esperando y, francamente, sería una terrible idea entrar en plan de guerra por la puerta principal.

-¿Qué cosa?-preguntó el hombre de hojalata.

-Sígueme.

El hombre de hojalata y el chico en traje de león se deslizaron hasta llegar a lo que presumiblemente era la puerta de servicio del bar.

Ling hizo que Al se sentara junto a la puerta, justo donde daba la sombra, y le pidió que se quedara sin moverse para que pareciese una más de las latas de basura. El propio chico en traje de león se agazapó a un lado del hombre de hoja de lata y esperaron.

No permanecieron ahí por mucho tiempo.

Por el pasillo llegó un camión que tenía en un costado en enormes letras amarillas y verdes el logotipo de una marca de whisky.

Dos hombres bajaron del camión y fueron hacia la parte trasera del mismo; uno de ellos revisaba unas hojas de papel (el pedido del bar, probablemente) mientras el otro, mucho más grande, abría las puertas del camión para bajar la mercancía.

-¡Ahora!-gritó Ling.

Tanto él como Al se lanzaron sobre los repartidores de whisky.

En un santiamén, los amarraron, amordazaron, y los dejaron en paños menores. Al insistió en ponerles encima una manta para que no pasaran tanta vergüenza. Ling se encargó de hacerlo mientras el hombre de hojalata utilizaba alquimia para arreglar las tallas de los uniformes.

-Y no olvides quitarles la mugre y el sudor...-señaló Ling haciendo una cara de asco.

Al rió por lo bajo.

-Por supuesto que no. Mira qué es lo que debemos llevar dentro.

-Seis cajas de malta y cuatro de mezcla de grano -respondió el chico en traje de león tras dar un vistazo a los papeles de sus prisioneros.

Al tardó un momento en encontrar lo que le habían pedido, tiempo que Ling utilizó para alterar unos pequeños detalles en los papeles.

-No sabía que había tantas variantes para un solo vino -dijo el hombre de holajata cuando salió.

-Eres joven -dijo Ling mientras le daba una palmadita en el brazo-. Por cierto, el whisky no es vino; el vino está hecho de uva y el whisky de granos de cereales.

-Eh... lo tendré en cuenta para la próxima vez.

-¿Tenemos que llevar todas esas cajas cargando?

-Me pareció que había una carretilla de mano allá atrás.

Poco después, las diez cajas de licor quedaron cargadas en la carretilla, así que Ling corrió a tocar la puerta del bar.

-Tenemos su pedido -dijo al enorme hombre rubio y malencarado que le abrió.

-Pasa -respondió este señalando sobre su hombro con su pulgar.

-Aquí tiene la cuenta -dijo Ling entregándole al otro una papeleta mientras Al metía la carretilla hasta lo que creyó era la bodega.

Curiosamente, el hombre no pareció encontrar nada raro en una armadura con uniforme que repartía whisky a domicilio. Aunque quizá fuera porque tenía otras cosas en mente.

-¡Los precios subieron demasiado desde la última vez!-exclamó el hombre tras ver la papeleta.

-¡No es culpa mía, yo sólo reparto!-dijo Ling cruzándose de brazos.

-Espera aquí, hablaré con tu jefe por teléfono.

Con esto, el hombre se alejó a la habitación contigua.

-Qué suerte tenemos -dijo Al.

-Es gracias a los amuletos.

-Claro.

-Ahora, vamos a buscar a Ed.

-

El sargento mayor Fuery se presentó portafolio en mano en la recepción del hotel poco después de que Ling y Al salieran a buscar a Ed en The Devil's Nest.

Como la orden del coronel Mustang había sido muy clara al respecto de que todo el grupo debía permanecer ahí, Winry, Mei y Lan Fan-la primera más activamente que las otras-se encargaron de improvisar un cuento que sirviera como tapadera para la ausencia de aquellos tres.

De esta manera, las chicas descubrieron que la explicación más sencilla era también la más fácil de creer: simplemente dijeron que Ed y Ling habían protagonizado una pelea por una tontería y que Winry los había castigado encerrándolos en sus habitaciones. Por su parte, Al estaba haciendo guardia para que ninguno de los dos saliera de ahí antes de que se cumpliera el plazo del castigo.

La situación provocó en Fuery una risita sincera pero ligeramente nerviosa.

-Les hará gracia saberlo en el cuartel cuando lo reporte -dijo-. Es bueno saber que están bien y que esta vez han obedecido al coronel, chicos.

-Sí, por supuesto -dijo Winry; la chica sentía que sus mejillas se ruborizaban debido a la mentira. La chica decidió que, cuando aquellos tres regresaran, sí los castigaría; por lo menos a Ed, que fue quien salió primero detrás de un desconocido potencialmente peligroso y sin dignarse a avisarles que lo haría.

-Ahora, pasando a asuntos más serios, el coronel Mustang quiere saber si este es el hombre que vieron en Ciudad del Este -Fuery sacó de su portafolio una hoja. Bajó la voz-. Es el sospechoso del asesinato de los alquimistas de estado; se los digo sólo porque ya saben sobre el hecho.

Tan pronto como vieron el retrato, tanto Winry como Mei (y Xiao Mei) intercambiaron miradas.

-Sí, es el tipo del hotel -dijo Winry finalmente.

-¿Es un asesino? Con razón daba miedo -murmuró Mei mientras Xiao Mei asentía desde el hombro de la niña.

-Bien, sólo necesitábamos de su corroboración -Fuery bajó aún más la voz y dijo en tono de complicidad-: El coronel Mustang casi comienza a golpearse la cabeza contra la pared por no haberse encargado de él antes; pero, como dice la teniente primera Hawkeye, detenciones preventivas son malas relaciones públicas.

A continuación, Fuery fue a llamar a Mustang mientras Mei se sentaba más cerca de Winry y Lan Fan, sin despegar los ojos de la puerta principal, acercaba precautoriamente la mano al lugar donde guardaba sus cuchillos.

-

-¿Sabes, Ling? Hay una razón por la que mi hermano se desespera contigo -dijo Al mientras ambos caminaban a través de uno de los corredores del segundo piso de The Devil's Nest. Era un lugar oscuro y húmedo, tan lleno de cosas viejas que a veces parecía ser parte de la exhibición de un coleccionista de antigüedades.

-No puedo imaginarme qué podría ser -replicó el chico en traje de león.

-Por ejemplo, que prefirieras sentarte a comer el emparadado que te ofreció la camarera en lugar de seguir buscándolo. Ling, ¡has comido lo suficiente durante el día!

Ling se mordió el labio para no responder "¿Tú qué sabes si no comes?" y en su lugar dijo, señalando hacia el frente con un dedo:

-Según el mapa de Lan Fan, el cuarto donde el caníbal escondió el cuadro está a la vuelta de este corredor.

Mas, antes de que dieran un paso más, escucharon que alguien se acercaba.

Se escondieron como mejor pudieron, Ling detrás de unas cortinas y Al se quedó completamente quieto apoyado contra la pared; por fortuna, una armadura no sobresaldría demasiado en ese lugar.

Un camarero que llevaba una bandeja con aperitivos dio la vuelta en la esquina del corredor y fue hacia donde estaban Al y Ling. Se detuvo frente a una puerta aproximadamente a un metro del hombre de hojalata y la abrió.

Desde adentro de esa habitación salieron unas risas.

Y una de ellas era sin duda de...

-¡EDWARD!

-¡HERMANO!

Al y Ling brincaron desde sus escondites y empujaron al camarero para abrirse paso hacia aquel cuarto, en donde encontraron al hombrecillo de paja compartiendo comida y bebida muy alegremente con el presunto caníbal de las tortugas.

-¡Ah! Hola, Al, no te esperaba -dijo Ed. Sus mejillas de tela estaban sonrojadas y su barbilla estaba llena de moruzas.

-¿Qué estás haciendo, hermano? -gruñó Al.

-¿Amigos tuyos?-preguntó el caníbal.

-Al, Ling, permítanme presentarles a Greed, quien, contrario a la creencia popular -Ed inclinó levemente la cabeza en dirección de Ling-, no es un caníbal. Greed, este es Alphonse, mi hermano menor, y aquella molestia de allá es Ling Yao.

-Encantado -dijo Greed mostrando todos sus dientes puntiagudos. Se volteó hacia el camarero, que aún seguía limpiando lo que se había tirado cuando entraron el hombre de hojalata y el chico en traje de león, y le pidió que trajera dos sillas más.

-En seguida, señor -respondió este.

-A decir verdad -dijo Al-, tengo que confesar que no estamos aqui por motivos sociales.

-Vienen por el cuadro -Greed rió silenciosamente sacudiendo los hombros-. No mencionaste que fueras la avanzada, Ed.

Ed se encogió de hombros.

Greed continuó.

-Lo que yo tengo es una copia que mandé comprar en el museo. Miren, aquí tengo los papeles que lo acreditan.

-¿Por qué el museo vendería copias de un cuadro robado?-preguntó Al mientras Ling inspeccionaba los documentos que le había entregado Greed.

-No lo compré hoy -dijo el hombre de los dientes puntiagudos-. Lo compré cuando aún estaba en exhibición.

-Tiene razón -dijo Al, señalando a Ling la fecha de expedición de los papeles.

-El día que lo compré lo dejé en casa de un amigo y fui por él hoy -explicó Greed.

-Bien -dijo Al-, ahora que ese asunto quedo resuelto, todavía queda algo pendiente.

El hombre de hojalata se plantó frente a la silla de su hermano mayor y le propinó un golpe en la mejilla con todas sus fuerzas.

El cuerpo del hombrecillo de paja salió volando y se estrelló contra la pared del lado contrario.

-¡Eso es por salir tú solo sin avisarnos!

-¡No tenía intención de tardarme tanto!-gritó Ed poniéndose de pie de un salto; adoptó una pose de pelea por un momento pero luego se relajó para rascar la paja que tenía detrás de la cabeza-. Es sólo que mientras hablábamos, perdí la noción del tiempo.

-Como sea, me parece que es mejor que regresemos -dijo Ling-. Winry estaba muy preocupada.

Las mejillas de Ed se pusieron aún más rojas.

-Ah, antes de irnos, tómate una menta o algo -continuó el chico en traje de león-; si llegas con el aliento alcóholico será peor.

Ed se puso tenso de nuevo y levantó un puño en dirección a Ling.

Greed le puso una mano en el hombro y le ofreció una pequeña pastilla blanca con pequeños puntos verdes.

-Toma, mejor que no te metas en líos con tu novia -dijo.

-¡NOESMINOVIA!-explotó Ed; era un espectáculo muy curioso verlo agitarse en el aire de esa manera. Sin embargo, cuando aterrizó se metió la pastilla en la boca sin protestar más.

-Por supuesto que no -dijo Greed encogiéndose de hombros-. Bueno, nos veremos luego, supongo.

-Hasta luego -dijo Ed.

-Mucho gusto, señor Greed -dijo Al estrechando la mano del hombre de los dientes puntiagudos.

-Igualmente -respondió este.

-Sí, mucho gusto -dijo Ling; el chico en traje de león no se acercó a estrechar la mano de Greed, sólo por si acaso.

-Esta vez pueden usar la puerta principal -dijo Greed.

-Oh, sí, claro, gracias...-masculló Ed antes de cruzar el umbral de la habitación.

Antes de abandonar el cuarto, a Ling le pareció ver un destello en la punta de los dientes que apenas mostraba la sonrisa-¿sarcástica?-del nuevo amigo de Ed.

Ling necesitó de toda su fuerza de voluntad para reprimir un escalofrío.

-

Tan pronto como Fuery llamó a Mustang confirmando que el retrato del sospechoso era el mismo loco que había seguido a Al, Winry y Mei en la ciudad del Este, Mustang se presentó en el hotel llevando consigo al mayor Armstrong con la intención de detallar aún más el dibujo.

Dentro de toda la mala suerte de la última semana, había por fin un poco de esperanza; el segmento más confiable de la pandilla tenía una imagen clara del sospechoso, lo cual haría el trabajo de Armstrong-y por consiguiente el del coronel-mucho más sencillo.

Winry, Mei y Lan Fan estaban aún hablando con Fuery en recepción. Mustang prefería mil veces interrogar a las muchachas, pero necesitaba también a Alphonse para cubrir todas las perspectivas posibles. Así, pues, preguntó por él tan pronto como estuvo al alcance del oído de sus testigos clave.

-¿Al?-repitió Winry con una sonrisa nerviosa que no auguraba nada bueno-. A decir verdad, él está... ocupado...

Mustang frunció el ceño.

-¿Qué tan ocupado?-preguntó.

Ahora la falta de Ling y Edward se hacía aún más notoria.

El coronel sintió cómo una de las venas de su sien comenzaba a palpitar con fuerza.

-Alphonse está vigilando a Edward y a Ling -respondió Fuery.

Más les valía que los estuviera vigilando dentro del edificio o se encargaría de que esos tres terminaran amarrados a su escritorio en el cuartel general.

-Entonces llámenlo.

-A la orden, coronel.

Sin embargo, antes de que Fuery pudiera moverse, Ling, Ed y Al entraron al hotel con paso tranquilo y relajado, como si no hubieran desobedecido una orden directa de parte de un oficial del ejército.

-De verdad -decía Ling-, soy un buen catador de todo tipo de licor.

-No me digas -dijo Ed-, es un hobby.

-Algo así.

-Eh, chicos...-dijo de pronto Al, que a todas luces se había percatado de la presencia de los militares en el recibidor del hotel.

-¿Qué pasa, Al?

-Creo que estamos en problemas...

Y vaya que lo estaban.

-

Por fortuna, el coronel se había mostrado razonable y les había proporcionado libros y revistas antes de dejarlos abandonados en su oficina.

Ed no hacía más que gruñir y mascullar que era una injusticia que sólo a ellos los hubieran atado con cadenas al escritorio y que las chicas y los animales tuvieran permiso de ir y venir a su antojo.

Ling respondió que era una buena oportunidad para descansar, y añadió que, si Ed trataba de romper las cadenas con alquimia, él se encargaría de darle una paliza hecha y derecha. La sugerencia fue apoyada por Al; después de todo, había sido culpa de Ed que hubieran caído en esa situación tan humillante.

-Si nos comportamos, tal vez nos deje salir pronto -dijo Al.

-Por lo menos la pastilla de menta funcionó, o nos habría tirado a un calabozo -dijo Ling.

Ed gruñó otra cosa más, jaló con violencia la primera revista de la pila y la abrió al azar.

-¿Saben?-dijo Al mientras tomaba distraídamente uno de los libros-. Aún me parece extraño el nombre de Greed.

-No sabría decirte -dijo Ling-; no estoy muy familiarizado con los nombres de este país. Todos me parecen raros, a decir verdad.

-No me refiero a eso -dijo Al-, sino a que me parece que lo he escuchado antes, pero no como el nombre de una persona...

-Tal vez sea un nombre común entre los caníbales -dijo Ling.

-¡Ya te dije que los caníbales de las tortugas no pueden existir!-exclamó Ed-¡La sola noción es ridícula!

-Más ridículo es que un monigote de paja hable, pero nadie dice nada -replicó Ling.

-¡Yo soy producto de alquimia avanzada!-gritó Ed.

-Hermano, tranquilo.

Aún molesto, Ed volvió a sentarse, pero esta vez de manera que le daba la espalda tanto a Ling como a Al.

Ling volvió a recostarse y Al hojeó el libro que sostenía en las manos.

De pronto, algo hizo click en la mente del hombre de hojalata.

-¡Claro!-exclamó poniéndose de pie de un salto.

-¿Qué sucede, Al?-preguntó Ed.

-¿No lo ves? Lust, Gluttony, Envy... ¿Greed?

Ed parpadeó y Ling miró de uno a otro hermano.

-¿Qué hay con eso?-preguntó el chico en traje de león.

Al se sentó de nuevo y se preparó para explicar.

Nota de fin de capítulo: Ayup, usaré elementos del anime. o.o/

español, fma

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