May 14, 2015 11:57
De alguna forma, estudiar idiomas no era tan sólo un beneficio en sí mismo (que es útil, y entretenido), estudiar idiomas era parte de la promesa de algo mayor. Imagina al pequeño Frodo estudiando quenya porque su tío le hubiera contado que había un país más allá, lleno de elfos y que quizá algún día estudiar su idioma podría serle útil.
Cuando dejas de estudiarlo, toma consistencia en el cerebro la idea de que quizá, sólo quizá, jamás vuelvas a necesitar algo que no sea el castellano zafio y laísta de la meseta, donde si usas la expresividad del andaluz promedio ya no te entienden, y desde luego no se ríen contigo (quizá de ti, pero eso es otra historia).
Por eso hace un año y pico volví a estudiar alemán, aunque a las pocas semanas lo dejé. Me pudo el desánimo, pero creo que es buena idea retomarlo.
autoayuda,
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