*Y oh cómo no le sorprendía en lo absoluto. Al contrario de la mayoría, era una situación que ciertamente le causaba más gracia que un leve resentimiento por estar ahí contra su voluntad.*
¡Pues eso esperaba! ¿Es qué acaso tú no? *Lanza una patada al suelo y un par de palabrotas. Está tan tan tan frustrado. De verdad creyó que se iría a casa.*
¿Parece que lo estoy haciendo? *Mira al rededor. No había ningún sillón o silla en donde sentarse, todavía todo en el techo. A si que sólo se fija en el otro chico.
En realidad, estaba bastante fastidiado de estar allí.* Olvidé presentarme, soy Mukuro Rokudou.
Odio que tengas razón. *Taimado, hace un puchero y se sienta en el suelo de piernas cruzadas. Supone que es malo juzgar al extraño tan rápido, pero lo han pillado de mal humor, de veras que sí.*
Puedes buscarle algún lado positivo al asunto, quizá. Es lo que la gente acostumbra a hacer, me parece. *Y no lo decía en serio, pero su tono de voz era tranquilo.
Se sienta en una de las partes donde el techo-piso tenía un borde de una de las puntas del castillo.* ¿Estás hace mucho aquí, Uzumaki Naruto?
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Esto es algo inesperado, ¿no es cierto?
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Vuelve a mirar a Naruto, con toda la calma del mundo.* Me pregunto si pensabas que íbamos a salir.
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¿Por qué debería? Me agrada el lugar.
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Tienes que estar bromeando.
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En realidad, estaba bastante fastidiado de estar allí.* Olvidé presentarme, soy Mukuro Rokudou.
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Uzumaki Naruto.
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Se sienta en una de las partes donde el techo-piso tenía un borde de una de las puntas del castillo.* ¿Estás hace mucho aquí, Uzumaki Naruto?
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Quizás este tipo, Mukuro, tuviese razón. E intentando pensar en ello, se le ocurrió algo.
Sasuke.*
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