Si había una fecha que molestaba sobremanera al Reino Unido, era sin duda el 4 de julio. Sí, ese fatídico recordatorio de penas y derrotas pasadas, de territorios y hermanos perdidos, que año tras año, década tras década, se esforzaba en no hacer más que un día normal. Otro simple día nublado, gris, que pasaría solamente con un poquito más de
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