fandom: InuYasha
claim: Inuyasha/Kikyou
notas: Para
pami_li con cariño como petición a través de
san_drabbletin géneros: Drama, Angst.
advertencias: Posibles spoilers, está situado en el Ova: Una triste canción de amor de aquel día en el que nos conocimos.
extensión: 427 palabras.
disclaimer: InuYasha no me pertenece, es de Rumiko Takahashi.
Pese a que muchos lo dijeran, una traición puede que sea dolorosa pero es evitable; porque para ello existe la confianza. Sí, funciona para que las personas duden de aquellos actos que pueden ser elaborados por terceros y que están dispuestos a separar. Pero es difícil tener confianza cuando siempre has estado solo, cuando la única persona que te aceptaba era tu madre o cuando todos desean tu cabeza.
Por una única vez, Kikyou estaba dispuesta a tener fe; la más ciega de todas las confianzas. Porque cuando vio los ojos de Inuyasha tan heridos, tan solitarios, tan furiosos pero debajo de todo aquello encontró la prueba que le dijo que no había sido él quién la había atacado por la espalda; porque allí en esos ojos dorados había amor.
La preocupación y el amor estaban siendo cubiertos por un velo de ira. Entendió que de ninguna manera fue él, porque pese a que se encontraba molesto con ella, era imposible que dañase algo que quería pero si la había traicionado al ir a buscar la perla, pese a todo. Echó una mirada al objeto y la fe resplandeció en su interior.
Con algunas de las pocas energías que le quedaban purificó una flecha, cargándola de un poder que no era para destruir. La sacerdotisa tensó el arco.
─ ¡Inuyasha!
Sus ojos mostraban una resolución que no daba paso a nada o al menos eso era lo que quería aparentar. En la mente de ambos se reprodujeron las mismas palabras ‘confié en ti’.
─ ¡Inuyasha!
Él gritó y la perla escapó de sus manos cuando fue incrustado al árbol sagrado.
─ ¡Kikyou! ─Inuyasha la llamó, sin demandarle una explicación con la inflexión de la voz. Aún así no dejar de pronunciar las siguientes palabras─. Miserable… ¿cómo te atreviste?
El semblante del hanyou se suavizó unos segundos antes de ceder ante el poder de la sacerdotisa. Porque aún después de que él la hubiera traicionado, ella se encargaría de que durmiera tranquilamente. Sabía que después de un tiempo él sería liberado, y las cosas serían bastante diferentes pero de alguna manera tenía aquella certeza.
Si la perla de Shikon debía existir en el mundo, al ser la guardiana Kikyou también debía regresar, tomó el objeto entre sus manos y le dio a su hermana las indicaciones pertinentes… Esperaba volver a verla algún día, y que ese día fuera pronto...
Sin importar cuales hubieran sido las causas de su muerte o todo el resentimiento que pudiera quedar en ellos... Tarde o temprano… Inuyasha y Kikyou ¡se volverían a encontrar!