Soy de ese tipo de personas que juzga el libro por su portada, o al menos por su edición. Prefiero los libros grandes, de tapa dura y preferiblemente con una portada que me parezca bonita (para no entrar en definiciones estéticas, lo mínimo que pido es no parezca cartel de novela de los 80 o copia de algún bestseller); los prefiero en esas ediciones de lujo porque las hojas son más resistentes que las de una edición de bolsillo y creo que pueden soportar mejor el paso del tiempo. Es por esto que algunos de los libros de mi biblioteca son en inglés, porque son ediciones bonitas y más baratas que una edición rustica del libro en español.
Últimamente me ha interesado ese debate sobre las (des)ventajas de los libros en físico y los libros digitales, sobretodo porque me di cuenta que este año leí poco y que dedique más tiempo a los e-books que a los libros físicos (todo a que he estado muy de buenas y he ganado algunos libros, además de los libros gratis de kindle).
Hace unos años yo era de las que decían que preferiría SIEMPRE un libro en físico sobre un libro digital, y aunque sigo prefiriendo tener el libro en mis manos, sopesarlo, hojearlo y olerlo, tengo que decir que he encontrado el encanto en los libros digitales. Además de su precio y su distribución, me gusta que sean una opción que algunas editoriales tienen para sus nuevos autores, lo utilizan para saber si hay público dispuesto a leer esos libros y luego publicarlo en físico.
Este cariño que ahora le tengo a los e-books se ha despertado porque son los libros digitales los que me acompañan mientras trabajo y hago tareas, cuando quiero alejarme por poco tiempo de trabajo solo abro la aplicación con el libro ¡y listo!, me escapo de la oficina sin que nadie se entere, estoy en otra parte, rodeada de personajes diferentes y sufriendo por lo que les pasa, porque entre más drama, más me gusta el libro. (Esa es otra curiosidad, todos mis libros digitales son súper dramáticos, de lágrima viva y romance; mientras que en mi biblioteca física es más variada, un poco más divertida).
En resumen: cuando se acabe el mundo y no tengamos electricidad, abrazaré mi biblioteca y me aferraré a ella con toda mi alma, pero por ahora mis libros tendrán que compartir mi cariño y mi tiempo con mi computador y mis libros digitales.
Ps: Hablando de los libros gratuitos en kindle y las portadas, me causa gracia que los libros con las portadas más feas, sean los más baratos en amazon.