Mar 05, 2016 23:14
¡Nueva entrada en menos de 3 días! Esto es casi un milagro, pero es que cuando me ponen tema nuevo quiero hablar más de lo que probablemente debería, y este es el lugar para eso. Mi LJ es para escribir sobre todo lo que no tengo idea alguna, pero que me tiene dando vueltas en la cabeza. Este es mi espacio de catarsis, así sea sobre pendejadas como programas de televisión o películas, aunque esta vez sea sobre algo más relevante que eso.
Hace unos días se conoció la noticia de unas turistas asesinadas en Ecuador, esta noticia se hizo popular porque generó una discusión interesante porque lo primero que se preguntaron algunos medios fue por qué estas dos chicas viajaron solas o qué hacían en ese lugar, en lugar de preguntarse quién lo había hecho y si ya lo(s) habían capturado. Esto solo pone de manifiesto que siempre se suele culpar a la víctima y, al mismo tiempo, abrió un debate sobre la seguridad de las mujeres, específicamente en el caso en que viajen solas.
Aunque parte de la conversación sobre la noticia del inicio se ha desviado a tecnicismos porque consideraron que viajaban solas ya que no iban con un hombre, lo que me parece más importante del dialogo que debe iniciarse es el tema de la seguridad. Más allá de la seguridad que pueda dar un policía o la ley, es la seguridad que sentimos las mujeres en diferentes escenarios. En el caso de los viajes, el punto que da para reflexionar es qué tan confiadas crecemos como para decidir salir solas a conocer el mundo, cuando desde pequeñas nos dicen que si salimos de noche es mejor que nos acompañe nuestro hermano (no importa si es menor que nosotras), o que viajar con otras mujeres es dar papaya para que pase algo, entre otros muchos clichés con los que convivimos a diario.
Esto me hizo pensar en mis propios viajes, de todos los viajes que he realizado en mi vida adulta, que la verdad han sido pocos, solo he ido acompañada a uno porque solo ese fue de vacaciones y esa compañía eran mis tres mejores amigas, de resto han sido viajes con propósitos diferentes al descanso. Aunque nunca he viajado en modo mochilera; si bien mis viajes no han sido con mucho dinero, si he tenido donde llegar y al menos lo suficiente para transportarme. EN todo caso la idea no es hablar de dinero, sino de la sensación de estar sola.
Si bien es cierto que los viajes de trabajo generan sensaciones diferentes a los viajes de vacaciones, en ambos la segunda pregunta que hacen los demás cuando eres mujer es ¿Y con quién vas? Aunque es una pregunta casual, solo por saber un poco el chisme del viaje, en el fondo es también una pregunta de seguridad. Tras esa pregunta esta otra más fuerte ¿cómo te vas a defender? Y lo cierto es que debería bastar con un “yo puedo defenderme sola”, pero eso es muy difícil de decir, simplemente porque nos han enseñado que en términos de seguridad las mujeres no podemos solas (ni acompañadas de otras mujeres).
En mi caso esa pregunta se ha ido obviando porque de hecho soy una persona solitaria, sin embargo este tema me hace querer escribir sobre el viaje más largo que he hecho. Ese viaje fue una prueba a mi confianza en mí misma y a mi poder de decisión. Estuve un mes fuera de mi casa, en un país diferente y con el dinero contado; debido a diferentes motivos fue un viaje planeado de afán, con solo quince días de anticipación.
Durante ese tiempo estuve completamente sola. No soy una persona sociable, por lo que no hice amigos o conocidos, no entro nadie nuevo a mi lista de amigos en Facebook (aunque me hubiera encantado sacarle el nombre al vigilante lindo del museo), pero disfrute mucho la experiencia. Muchas veces tuve miedo de salir después de las nueve de la noche, o pensé a quién acudiría si algo me pasaba, si me robaban o si me perdía en la calle, pero lo cierto es que ese miedo se me pasaba cuando empezaba a caminar un poco más rápido y me daba cuenta que estaba viviendo una oportunidad que no se va a repetir, que si bien me rodeaban los edificios que podía encontrar en cualquier otro lugar, el momento era irrepetible y que debía disfrutarlo. Y disfrutarlo a mi manera, haciendo lo que quería, asi fuera simplemente sentarme en un parque cualquiera por horas.
Lo que vi no es lo importante (lo han visto millones de personas antes), lo importante es cómo lo vi y cómo lo viví, con la satisfacción de saber que estaba haciendo las cosas a mi manera. Eso fue lo más importante que aprendí en ese viaje: las expectativas que debo cumplir son las mías.
Al punto al que quería llegar con todo esto es que simplemente tenemos derecho a estar solas y no atormentarnos por eso, no solo en los viajes, también en la vida. No debemos quedarnos en las opciones que los demás esperan de nosotras, simplemente hagamos lo que se nos dé la gana y apoyemos a quienes no han podido ejercer ese derecho.
La seguridad no es un objetivo individual.
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Ps: Vi (no lei) esa carta que se viralizó en Facebook sobre todo este tema. La escribió una chica para contar la experiencia de estas mujeres asesinadas, pero está escrita en primera persona. Usar ese tipo de narración me parece inadecuado para este caso y una completa falta de respeto; a estas chicas ya les quitaron su voz en el sentido literal, por lo que me parece triste hacerlo también en sentido figurado. Quien escribió la carta pudo tener buenas intenciones pero quizá fuera más adecuado usar su propia voz para expresar su opinión, hacerlo del modo en que lo hizo busca apelar más al amarillismo que a otra tipo de reflexión.
Pss: En fin, que el objetivo era lograr dos entradas en una. Espero haberlo logrado de forma decente.
tenia que decirlo,
ya era hora,
dias impredecibles