Fic: Obsesión 1/11

Aug 15, 2007 08:44

Fandom: X-men (película)
Autor: crystal_luna1
Pareja: Pyro/Rogue
Clasificación: R por ahora, es posible que suba en próximos capítulos.
Género: Romance y Angst
Palabras: 1,728
Exención de Responsabilidad: Por supuesto que nada es mío; todo le pertenece a Marvel y Fox. Si acaso, solo la idea para la trama de este fic me pertenece. Gracias.
Tiempo: Durante X3.
Resumen: ¿Es posible hallar el amor en los lugares menos esperado, como en el corazón de un endurecido piromaniaco?
Notas: Posibles spoilers de la película X3 en los próximos capítulos.
Bueno, sé que he estado un poco perdida, pero aquí voy de nuevo. Lo tengo en mi sangre y es una necesidad casi física escribir. En especial esta pareja, que es mi más grande adicción. Espero les guste esta historia.

Ojos del color de un mar en tormenta seguían las delicadas curvas de la bella joven que parecía bailar en total abandono entre la multitud del club nocturno. Traje negro de terciopelo ajustado a cada una de sus curvas complementado por unos guantes en satén que llegaban hasta sus antebrazos. Toda su cabellera café moviéndose al ritmo de su cabeza, dos franjas plateadas sobresaliendo de toda esa oscura y suave masa. ¿Qué carajo hacía ella allí de todos los lugares? Ella, la niña buena del instituto, la novia perfecta del insípido bonitillo y buen jovencito quien era el modelo que todas las jovencitas adoraban. Ese era un club muy exclusivo que no se le permitía la entrada a cualquiera. El lo sabía de antemano porque intentó ganar su entrada al lugar luego de meses de insistencia y ahora era uno de sus clientes con privilegios. Era incongruente la presencia de ella allí. El lugar era uno concurrido solo por todo tipo de evasores de la ley; desde líderes de organizaciones ilegales y ladrones de grandes escalas hasta mutantes terrorista como él. Sentado en su mesa, trago en mano, la observaba detenidamente. Captó un cambio en toda su persona. Esos labios sensuales casi parecían estar curvados en un gesto irónico… y esa mirada; no la recordaba así. Era una llena de desden y fría.

Dejando el vaso sobre la mesa, se colocó de pie para caminar con felina lentitud entre los que bailaban. Quería estar en su línea de visión, necesitaba saber que haría ella si lo veía. Desde el primer momento que la vio en la clase de historia del instituto se había convertido en su más grande obsesión. Sin importarle el posible peligro que representaba su piel vivió con el constante deseo de saber que sería saborear esa boca carnosa. ¿Tendría el sabor de su color peculiar tan parecido al de las moras? Ese delicioso sabor agridulce… o simplemente serían dulces como la miel. ¿Qué sería acariciar toda esa piel? No dudaba de que fuera tan suave como el más sedoso terciopelo. Había sido su gran delirio poder tocarla con sus manos, verificar que si sería cierto y no tener que vivir de los constantes sueños. No pudo reprimir las imágenes que vinieron a su mente. El tomándola entre sus brazos y con una de sus manos, rasgando el negro vestido de esa blanca piel dejando al descubierto todas esas curvas. Sentir esa piel desnuda rozar la suya… ¡Dios! Solo con pensar en esas imágenes ya sentía esa parte masculina endurecerse. Envió todo al carajo y se acercó a ella. Tomándola desprevenida, sus manos rodearon la diminuta cintura para acercarla con rudeza a su cuerpo.

Rogue bailaba sin ningún tipo de temor. Al fin había logrado controlar su poder mutante con la ayuda del profesor desde unas semanas atrás. Con toda la emoción de una jovencita enamorada había corrido a darle la buena noticia a Bobby. Fue un grave error entrar a su dormitorio sin anunciarse. Allí estaba el bueno para nada, en la cama con Kitty casi desnudos en ese preciso momento de la culminación. Una mortificada Rogue cerró la puerta; ninguno de los dos se percató de que ella les había visto. Nunca le dio la noticia; nunca le dejó saber que lo había visto en una situación comprometedora. Simplemente no volvió a hablarle. Y el muy hijo de puta venía a preguntarle que le sucedía. Tenía un extraño sentido del humor o era un total descarado. Toda la personalidad de Rogue dio un giro de trescientos sesenta grados. La niña inocente y dulce pareció morir en su interior. En su lugar se hallaba una persona fría y dura, en ocasiones no importándole nada en la vida. Y comenzaron las salidas en las noches, llegando a tempranas horas de la madrugada.

Logan había intentado hablar con ella. Rogue no quiso escucharle, desatendiendo los consejos que él intentaba darle. Quería conocer cual era la causa de su actitud. Solo una vez ella le contestó, “Pregúntale al cabrón pedazo de hielo.” También sabía que había hablado con el profesor. El buen hombre intentó razonar con ella y ella no cedió ni un poco. El profesor tenía un buen corazón y por esa razón no la expulsaría de la escuela, pero tampoco podría hacerlo porque estaba asistiendo con puntualidad a clases y tenía cien por ciento en promedio.

Fue pura casualidad que comenzara a asistir a ese club muy exclusivo de la ciudad. Caminaba por las calles, buscando algún lugar donde pasar un buen rato escuchando música estridente y bailar toda la noche hasta que su cuerpo estuviera agotado para así regresar a dormir esas pocas horas que le restaban de la madrugada. Un auto costoso aminoró la velocidad y se alineó junto a ella. Desde su interior, un hombre acompañado de dos mujeres le invitó al club. Ella accedió, sin importarle los riesgos de subir al auto. El hombre nunca intentó hacer nada con ella; simplemente le gustaba estar rodeado de mujeres hermosas para su ego algo recrecido. Sin rodeo alguno la hizo miembro del lugar y desde entonces había venido, siempre hallando alguien que le pagara sus bebidas además de gustarle la música para bailar. Y a eso había venido esa noche, a bailar y olvidar todo. Cuando sintió esas rudas manos en su cintura. Una sonrisa cínica curvó sus labios; siempre había un estúpido que quería propasarse con ella. Al girarse se quedó sin aliento, hallando de frente unos ojos que nunca pudo olvidarlos.

-Hola, Roguey. -

Ella le sonrió con su sonrisa más seductora. El frunció el ceño. ¿Qué carajo le pasaba al jodido mundo?

-Hola, Johnny. -

Todo en su interior se encendió al escuchar ese ronco acento, su nombre casi escuchándose como algo parecido a Yani.

-Pyro. - Le corrigió él con brusquedad.

-¿Pyro? - Y ella frunció la nariz dando a entender su desacuerdo, - ¡Oh no! Prefiero Johnny. -

¿Qué carajo…? Esa no era Rogue, la joven complaciente, niñita buena y obediente; no esa… esa…

-¿Bailamos? - Preguntó ella con voz sensual.

Ella alzo sus manos para rodear ese cuello masculino y acercó su pecho para rozarlo de manera sugestiva. Una peculiar sensación de poder se apoderó de ella cuando vio esos ojos tomar el color de un azul cobalto. Moviendo sus caderas de manera seductora, bailó con movimientos lentos despertando en él todo lo que había llevado escondido por ella en esos años. La acercó aún más a su fuerte cuerpo, saboreando cada movimiento premeditado que ella hacía. Rogue colocó una de sus piernas entre las de él mientras bajaba y subía por todo ese muslo fornido. No era tonta, sabía lo que hacía. Ella le miró a través de ojos algo entrecerrados y abrió su boca para relamer sus labios.

John no era el mismo que ella recordaba. No era ningún jovenzuelo quien la abrazaba; era un hombre muy apuesto que en esos momentos tenía una urgente necesidad de ella. No era difícil saberlo, todo ese bulto entre sus piernas se lo decía a gritos. Era estimulante para ella saber que alguien la hallaba deseable. Repentinamente, John la tomó por los cabellos y aproximó su rostro al masculino, sintiendo ese cálido y apresurado aliento abanicar su piel, logrando que se erizara del puro placer.

-¿A qué jugamos? - Preguntó él, su voz ronca como nunca, - ¿Es ahora parte del entrenamiento de un X - men torturar al enemigo con insinuaciones sexuales? -

-No estoy jugando y tampoco insinúo. -

Ella ignoró la vocecita en la parte posterior de su cabeza que le gritaba que era muy peligroso lo que hacía. John no era el mismo chico con él que solía compartir ratos junto a Bobby. Ahora era un miembro a tiempo completo de los acólitos de Magneto; un criminal, un terrorista. Pero ella siempre lo había hallado muy apuesto y verlo aquí, sin ningún rastro de chiquillo en ese endurecido rostro, convertido en un hombre en todo el sentido de la palabra, la hacía perder toda cordura. Un hombre extremadamente atractivo.

Pyro envió todo al infierno y se permitió guiar por sus impulsos. Sin importarle que un simple contacto de esa dulce piel pudiera matarle, la haló con suavidad del cabello para besar esos tentadores labios… Y esa fue su perdición. El demandó acceso a su interior y descubrió que era cierto lo que siempre había sospechado, todo su interior tenía el peculiar sabor agridulce a moras. La apretó a su cuerpo mientras saboreaba cada recóndito lugar de esa exquisita boca y la escuchó gemir. Con movimientos incitantes, él presionó su cadera a la femenina solo logrando que Rogue se aferrara con más fiereza a él. Descubrió que ningún tipo de reacción surgió de la piel femenina, lo que lo hizo perder toda razón. El continuó con el asalto erótico a toda esa deliciosa boca, su lengua acariciando todo el interior. Sintió toda su temperatura corporal subir más de lo acostumbrado. No le importó estar en un lugar público; su deseo por ella anulando todo raciocinio. Solo importaba tenerla así entre sus brazos, suave y acoplándose a cada curva de su cuerpo como piezas perdidas de un rompecabezas.

Rogue sentía toda su piel despertar ante el dulce y sensual ataque de esa boca. Ella siempre intentó negar que nunca sintió nada por John. Su novio era Bobby… pero en ocasiones, cuando andaban los tres juntos se sorprendió a si misma mirando esa boca en forma de ese sabroso puchero e imaginar que sería ser besada por él para inmediatamente reprenderse por el peligroso rumbo que estaban tomando sus pensamientos. Pero en las noches, cuando su consciente no era dueño de sus anhelos, podía disfrutar todo lo que ella imaginó esa boca podía hacerle. Ni sus sueños lograban compararse a lo que sentía en esos momentos. Sus manos enguantadas subían y bajaban por su espalda, abandonándose a todas esas estimulantes sensaciones. Ella se quejó cuando él separó sus labios de los femeninos. Una sonrisa arrogante apareció en ese apuesto rostro.

-Salgamos de aquí. - Su voz tenía una inacostumbrada calidad gruesa.

Sin esperar respuesta alguna, la haló consigo mientras abandonaba el lugar. Casi la arrastraba en la urgencia de salir de allí. Hizo un gesto indescriptible de despedida al gorila del club y tomó su camino por la concurrida acera. La podía llevar al mismo infierno y se iría con él sin pensarlo dos veces.

pairing: pyro/rogue, fandom: x-men, autor: crystal_luna1

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