Inocencia
Título: Inocencia
autor: nes_sly
Rating: G
Personajes: Merodeadores
Genero: general
Comentario: gracias a saneral_ciel por el beteo ^^
Los profesores estaban furiosos, la mitad de los alumnos de Slytherin se encontraban en la enfermería esperando su turno para ser atendidos por Madame Pomfrey Nada grave, pero si molesto.
En la torre de Gryffindor, específicamente en la habitación de los alumnos de sexto año, tres chicos reían descontroladamente. Cada uno de ellos incapaz de mantener la compostura al imaginar la encantadora apariencia que las serpientes debían lucir en esos momentos.
Cuando, entre risas, sintieron pasos apresurados acercándose al cuarto, inmediatamente serenaron sus carcajadas y se dispusieron a jugar su papel de estudiantes inocentes incapaces de quebrar una taza.
El castaño, sacó su texto de transformaciones y un pergamino para comenzar el deber que les habían dejado esa mañana. Los otros dos se echaron cada uno sobre su respectiva cama y empezaron a conversar sobre distintas jugadas de Quidditch.
La puerta de la habitación se abrió de golpe y la jefa de Gryffindor entró sin siquiera tocar la puerta. Los tres interrumpieron sus actividades y la miraron sobresaltados.
―¿Qué sucede profesora? ―preguntó Remus Lupin. Sus deberes quedaron olvidados sobre la almohada mientras él se ponía de pie.
La mujer no se contuvo por su aparente inocencia y comenzó a contarles de forma general los hechos mientras los acusaba, de forma poco sutil, de ser los perpetradores de la broma.
―Profesora, nosotros hemos estado toda la tarde aquí. ―contestó el prefecto después de escuchar lo que su jefa de casa tenía que decir.
Por supuesto, la profesora estaba segura que ellos eran los responsables del caos causado en la sala común de Slytherin. De alguna forma u otra, siempre eran los causantes de sus más grandes dolores de cabeza en los últimos años. Pero en esta ocasión, como en muchas otras, la profesora debió abandonar la habitación momentos después al no encontrar el más mínimo rastro de evidencia.
Horas más tarde, en su despacho, la mujer recordó la mirada inocente de Potter y Black y la insistencia del prefecto de que ni él ni sus amigos se habían metido en problemas ese día. Ella estaba segura que todo era obra de ese grupito, pero no tenía modo de comprobarlo en esta ocasión.
La profesora McGonagall nunca sabría que, en cuanto volteó para salir de la habitación de los alumnos de sexto curso, una sonrisa triunfante adornó esos no tan inocentes rostros.
autor: nes_sly
Rating: G
Personajes: Merodeadores
Genero: general
Comentario: gracias a saneral_ciel por el beteo ^^
Los profesores estaban furiosos, la mitad de los alumnos de Slytherin se encontraban en la enfermería esperando su turno para ser atendidos por Madame Pomfrey Nada grave, pero si molesto.
En la torre de Gryffindor, específicamente en la habitación de los alumnos de sexto año, tres chicos reían descontroladamente. Cada uno de ellos incapaz de mantener la compostura al imaginar la encantadora apariencia que las serpientes debían lucir en esos momentos.
Cuando, entre risas, sintieron pasos apresurados acercándose al cuarto, inmediatamente serenaron sus carcajadas y se dispusieron a jugar su papel de estudiantes inocentes incapaces de quebrar una taza.
El castaño, sacó su texto de transformaciones y un pergamino para comenzar el deber que les habían dejado esa mañana. Los otros dos se echaron cada uno sobre su respectiva cama y empezaron a conversar sobre distintas jugadas de Quidditch.
La puerta de la habitación se abrió de golpe y la jefa de Gryffindor entró sin siquiera tocar la puerta. Los tres interrumpieron sus actividades y la miraron sobresaltados.
―¿Qué sucede profesora? ―preguntó Remus Lupin. Sus deberes quedaron olvidados sobre la almohada mientras él se ponía de pie.
La mujer no se contuvo por su aparente inocencia y comenzó a contarles de forma general los hechos mientras los acusaba, de forma poco sutil, de ser los perpetradores de la broma.
―Profesora, nosotros hemos estado toda la tarde aquí. ―contestó el prefecto después de escuchar lo que su jefa de casa tenía que decir.
Por supuesto, la profesora estaba segura que ellos eran los responsables del caos causado en la sala común de Slytherin. De alguna forma u otra, siempre eran los causantes de sus más grandes dolores de cabeza en los últimos años. Pero en esta ocasión, como en muchas otras, la profesora debió abandonar la habitación momentos después al no encontrar el más mínimo rastro de evidencia.
Horas más tarde, en su despacho, la mujer recordó la mirada inocente de Potter y Black y la insistencia del prefecto de que ni él ni sus amigos se habían metido en problemas ese día. Ella estaba segura que todo era obra de ese grupito, pero no tenía modo de comprobarlo en esta ocasión.
La profesora McGonagall nunca sabría que, en cuanto volteó para salir de la habitación de los alumnos de sexto curso, una sonrisa triunfante adornó esos no tan inocentes rostros.