Una copa- Aberforth/Rosmerta- Harry Potter
Fandom: Harry Potter
Título: ¿Una copa?
Personajes: Aberforth Dumbledore; Rosmerta.
Extensión: 245 palabras para abrir el dekasem . Go, go, go!
¿Una copa?
A Rosmerta no le quedaba otra que suspirar. Suspirar y continuar acariciándole la cabeza mientras él sollozaba y se retorcía en pesadillas. Sabía que a la mañana siguiente él se despertaría y se iría antes de que ella misma se despertara; en algún momento confuso de la noche, debía sucumbir al sueño. Como única evidencia de su paso por su vida, dejaría la copa sucia de whisky de fuego en su mesita de noche (a Rosmerta le gustaba pensar que lo hacía para que ella tuviera la certeza de que él había pasado por allí, que no lo había soñado). Cuando se encontraran por casualidad por las calles de Hogsmeade, él la saludaría con una cortés inclinación de cabeza, como si nada de todo eso hubiera sucedido nunca. Cuando algún cliente mencionara el Cabeza de Puerco de manera casual, ella también inclinaría la cabeza. Y sonreiría. Con una sonrisa triste y desgarradora. Sabía que la siguiente vez que lo atormentaran las pesadillas sobre las muertes de Ariadna y Albus, llegaría a su puerta pálido y despeinado. Le extendería una botella de whisky de fuego con los labios temblorosos pero mudos cuando ella le abriera la puerta. Y sabía, con la misma poderosa certeza, que ella lo refugiara en su regazo, en su cama y en su alma las veces que fuera necesario, sin condiciones, sin pedirle nada a cambio. No importaba cuantas copas tuviera que tomar ella luego para paliar el dolor y la desilusión.
Título: ¿Una copa?
Personajes: Aberforth Dumbledore; Rosmerta.
Extensión: 245 palabras para abrir el dekasem . Go, go, go!
¿Una copa?
A Rosmerta no le quedaba otra que suspirar. Suspirar y continuar acariciándole la cabeza mientras él sollozaba y se retorcía en pesadillas. Sabía que a la mañana siguiente él se despertaría y se iría antes de que ella misma se despertara; en algún momento confuso de la noche, debía sucumbir al sueño. Como única evidencia de su paso por su vida, dejaría la copa sucia de whisky de fuego en su mesita de noche (a Rosmerta le gustaba pensar que lo hacía para que ella tuviera la certeza de que él había pasado por allí, que no lo había soñado). Cuando se encontraran por casualidad por las calles de Hogsmeade, él la saludaría con una cortés inclinación de cabeza, como si nada de todo eso hubiera sucedido nunca. Cuando algún cliente mencionara el Cabeza de Puerco de manera casual, ella también inclinaría la cabeza. Y sonreiría. Con una sonrisa triste y desgarradora. Sabía que la siguiente vez que lo atormentaran las pesadillas sobre las muertes de Ariadna y Albus, llegaría a su puerta pálido y despeinado. Le extendería una botella de whisky de fuego con los labios temblorosos pero mudos cuando ella le abriera la puerta. Y sabía, con la misma poderosa certeza, que ella lo refugiara en su regazo, en su cama y en su alma las veces que fuera necesario, sin condiciones, sin pedirle nada a cambio. No importaba cuantas copas tuviera que tomar ella luego para paliar el dolor y la desilusión.