Tabla: Templo Especial
Fandom: Harry Potter
Claim: Remus Lupin/Sirius Black
Personajes: Sirius Black.
Tema: #4 Desnudez
Extensión: 611 palabras, que hacen un total de 3362 palabras para el
quinesob .
Advertencias: Slash leve, más psicológico que otra cosa.
Sirius Black nunca había sido afecto a desnudarse en público. No era que tuviera algo de que avergonzarse, ni mucho menos (¿Vergüenza? ¿Él? ¿Sirius Black? Esa palabra no estaba en su vocabulario). Simplemente era algo que no le llamaba demasiado la atención. A diferencia de James, que aprovechaba la más mínima oportunidad para quitarse la túnica, quedar lo más ligero de ropa posible y presumir (sin olvidar que si Lily Evans estaba presente, esa tendencia se multiplicaba por mil), Sirius, por el contrario, no se sentía obligado a demostrarle nada a nadie (y para mostrarle algo a alguien, bueno, esa persona debía ganárselo). Y si de exhibir puramente se hablaba, bueno, esa era su especialidad, pero había descubierto formas mucho mejores de realizarlo. Por supuesto que había motivos por los cuales se desnudaría en público, sin rechistar y hasta contento. Lo haría como signo de solidaridad con James, si este lo necesitara (pero haría casi cualquier cosa como signo de solidaridad con James). Lo haría si eso significara una especial molestia para Quejicus. Lo haría para librar a alguna mujer de una situación humillante (lo que era, para Sirius, una de las cosas más bajas que podrían hacerse).
Lo haría si Remus Lupin se lo pidiera (pero haría casi cualquier cosa si tan solo Remus Lupin se lo pidiera). El problema (¿problema? ¿No era que no le gustaba hacerlo?) era que Remus Lupin jamás le pediría algo semejante (pese a que se desternillara a carcajada limpia cada vez que James lo hacía). Sirius sabía que Remus luchaba contra sus impulsos y contra una realidad que era casi más difícil de asumir que su licantropía (porque la licantropía era impuesta, no era algo que pudiera cambiarse o decidirse). Lo sabía, y en cierta forma podía entenderlo, porque ambos habían crecido limitados por estructuras rígidas de pensamiento; la diferencia fundamental radicaba en que a Sirius se la habían impuesto externamente, mientras que a Remus se la había impuesto él mismo. Por lo tanto, la naturaleza rebelde y libre de Sirius había explotado al encontrar la más mínima brecha en esa estructura; una vez que se vio liberado de su familia, pudo dar rienda suelta a sus creencias y a su personalidad, que era una correntada de energía pura. El mundo se había visto por primera vez a merced del verdadero Sirius Black (y se había echado a temblar en la misma medida en la que había corrido a arreglarse el maquillaje). Por el contrario, Remus Lupin, aún casi adulto, seguía encarcelado en el peor exilio que puede existir: el que cada uno crea dentro de si mismo.
Sirius luchaba con uñas y dientes para romper esa estructura rígida que, según estaba convencido, tarde o temprano acabaría por asfixiar a Remus. Tenía una gota, apenas una pizca, de egoísmo: quería que Remus abandonara el cascarón y se permitiera la completa libertad de vivir su vida a pleno (la vida de los dos). Pero era algo por Remus, más que nada por Remus.
Era por eso, principalmente, que Sirius no tendía a quedarse ligero de ropa si Remus podía verlo (es decir, casi siempre). Porque prefería no tentarlo: quería que la decisión proviniera única y exclusivamente de Remus, sin coacciones (para que después no pudieran existir el arrepentimiento o la culpa). Porque Sirius intentaba lograr que Remus desnudara su alma ante él, y su desnudez física le parecía un sacrificio incluso bastante pobre.
Y el último motivo, que provocaba que a Sirius se le escapara una sonrisa temblorosa pero pícara en las comisuras de la boca, era que su desnudez (tanto física como mental) era algo que sólo a Remus le correspondía exigir y poseer.