Lluvia- Harry Potter
Reto: Lluvia
Fandom: Harry Potter
Personajes: Gabrielle Delacour. El narrador se lo imaginarán, pero no lo voy a rruinar yo sola xD
Título: ¡Éramos tan felices en aquel entonces!
Extensión: 268 palabras.
Advertencias: Femslash.
Comenzó a llover antes de que pudiéramos alcanzar a resguardarnos. Te reías con los ojos entrecerrados y en las puntas de tus pestañas rubias brillaban las primeras inocentes gotas de lluvia. ¡Que felices que éramos en aquel entonces! Te gustaba salir a caminar cuando el cielo tomaba aquel tinte rosado que solo podía presagiar tormenta: parecías más etérea y más irreal que de costumbre caminando con el cuello echado hacia atrás, tratando de impregnarte de ese olor único a humedad, tensión y arrebato. Eras distinta en aquellos momentos: era como si se te hubiera encendido un fuego en el ombligo e iluminaras el mundo a través de tus ojos.
Aquella tarde me di cuenta de que ese olor tan particular era tu perfume: era el que vivía en tu cuello cuando te aferrabas a mi espalda al borde del orgasmo, era el que se desperezaba contigo en las comisuras de tu boca cuando estabas recién despertada. Me tomaste del brazo y me pediste si podíamos caminar bajo la lluvia. Como si yo hubiera podido negarte cualquier cosa que me pidieras. Como si yo, aún hoy, pudiera negarte cualquier cosa que me pidieras.
¡Que felices que éramos en aquel entonces! Éramos jóvenes y estábamos enamoradas: nos daba igual el que dirán, el status quo, incluso la opinión de nuestras familias. ¡Tiempos dorados aquellos en los que nuestra única preocupación era resfriarnos por pasar demasiado tiempo debajo de la lluvia!
Aquella vez, me acariciaste la nuca haciéndome estremecer y me dijiste que amabas el color rojo oscuro de mi cabello mojado. ¡Ay, Gabrielle! ¡Que felices que éramos en aquel entonces
Fandom: Harry Potter
Personajes: Gabrielle Delacour. El narrador se lo imaginarán, pero no lo voy a rruinar yo sola xD
Título: ¡Éramos tan felices en aquel entonces!
Extensión: 268 palabras.
Advertencias: Femslash.
Comenzó a llover antes de que pudiéramos alcanzar a resguardarnos. Te reías con los ojos entrecerrados y en las puntas de tus pestañas rubias brillaban las primeras inocentes gotas de lluvia. ¡Que felices que éramos en aquel entonces! Te gustaba salir a caminar cuando el cielo tomaba aquel tinte rosado que solo podía presagiar tormenta: parecías más etérea y más irreal que de costumbre caminando con el cuello echado hacia atrás, tratando de impregnarte de ese olor único a humedad, tensión y arrebato. Eras distinta en aquellos momentos: era como si se te hubiera encendido un fuego en el ombligo e iluminaras el mundo a través de tus ojos.
Aquella tarde me di cuenta de que ese olor tan particular era tu perfume: era el que vivía en tu cuello cuando te aferrabas a mi espalda al borde del orgasmo, era el que se desperezaba contigo en las comisuras de tu boca cuando estabas recién despertada. Me tomaste del brazo y me pediste si podíamos caminar bajo la lluvia. Como si yo hubiera podido negarte cualquier cosa que me pidieras. Como si yo, aún hoy, pudiera negarte cualquier cosa que me pidieras.
¡Que felices que éramos en aquel entonces! Éramos jóvenes y estábamos enamoradas: nos daba igual el que dirán, el status quo, incluso la opinión de nuestras familias. ¡Tiempos dorados aquellos en los que nuestra única preocupación era resfriarnos por pasar demasiado tiempo debajo de la lluvia!
Aquella vez, me acariciaste la nuca haciéndome estremecer y me dijiste que amabas el color rojo oscuro de mi cabello mojado. ¡Ay, Gabrielle! ¡Que felices que éramos en aquel entonces