Resulta claro que Putin es un Troll Nivel 80. Hace unos días indicó que acusar a Rusia de involucrarse en la política estadounidense, sería rebajar a esta nación al nivel de una república bananera. Los estadounidenses lo escucharon, se enojaron y se dedicaron a alcanzar el fondo. Luego de eso, lograron romperlo. De nuevo. Como si tener a Hillary y Donald de candidatos presidenciales no fuese suficiente.
Resulta deprimente que los dos candidatos a la presidencia estadounidense, sean un misógino-xenófobo-racista con incontinencia verbal y una “sospechosa” de ser delincuente-corrupta-indiferente de la seguridad nacional con manía de grandeza y omnipotencia. Y que prácticamente cualquier persona, salvo Jack el Destripador (de haber nacido en EE.UU.), sería electo presidente de luchar contra Hillary o Donald.
Está bien, uno podría olvidarse de eso como un problema inesperado o paradójico de no ser por el comportamiento de los partidos políticos. Los republicanos inicialmente se dedicaron a dejar las cosas fluir, esperando que Trump desapareciera como un mal sueño. Luego, se encargaron de darle la espalda, favoreciendo indirectamente a Hillary. Por su lado, los demócratas, llevando a cuestas a una candidata con numerosos cuestionamientos de variada índole, cueste lo que cueste. [Mi favorito personal: la venta de una de las compañías más importantes de extracción de uranio en el mundo a los rusos. Y Clinton-esposo, que favoreció la industria de enriquecimiento de uranio rusa eliminando a un competidor, la USEC. Y luego de eso, convénzame de que Hillary y Bill no son agentes personales de Putin.]
Ese comportamiento de las agrupaciones parece un problema sistémico y hace pensar cada vez más en serio en la idea de que la política estadounidense se compone del ala demócrata y el ala republicana del gobierno estadounidense: diferentes en apariencia, pero remando juntos hacia un mañana mejor.
Volviendo a nuestras costas bananeras, el escándalo de telenovela demócrata sería gracioso de no ser tan triste. Trabajar en el tercer puesto más importante del país más influyente del mundo, con acceso a material clasificado, usando un servidor de correo electrónico personal, casero, en el sótano; en contra de las leyes, reglamentos y el sentido común va más allá de lo que la imaginación puede ofrecer. Atrapada en ese hecho, Hillary borró miles de correos “personales”. Logró, de una u otra manera, evitar ser indiciada, suspendiendo la investigación al colaborar, de tal manera que Donald gritara a los cuatro vientos sobre amaño de elecciones y de influencia en investigaciones “imparciales”. Mientras tanto, Donald seguía cavando con ahínco su propia tumba electoral con exabruptos ofensivos hacia las mujeres y dudas en la pureza del proceso electoral del principal exportador de democracia en el mundo.
Y de repente, Hillary se topa, a 15 días de las elecciones, con un FBI que encuentra copias de sus correos privados, no entregados a la justicia previamente. Con clasificación de “Top Secret”. En la computadora del exesposo de su casi hija y asistente personal. En el marco de una investigación de perversión de menores y acoso sexual. La realidad es más interesante que la ficción.
Lo que parece interesante es el proceso, ya ni siquiera el resultado. La elección de Hillary a la presidencia, dejaría un problema muy importante de legitimidad debido a las dudas que representa su actuar como Secretaria de Estado. La elección de Donald le daría los mismos problemas, por utilizar a una investigación, que posiblemente no aterrice en nada, para beneficio a tan poco tiempo de las elecciones.
En cambio, las elecciones rusas, son muy aburridas. Putin va a ganar. 146% seguro.