Fic: Pale Rose Cowboy.

Feb 22, 2018 03:22



Chapter 2

El infierno de la resaca en Texas se resumía al abrasante calor que llega a hacer por la mañana, al menos sabe que está en la camioneta de Chad afuera del bar con Chad dormido sobre su pierna por lo que con un gruñido lo empuja hasta que el oído medio del rubio hace lo suyo y lo despierta al sentir como esta por caerse, su cuerpo parece estar molido por dentro prácticamente cocido por el calor que se desprende de las misma tierra hace que todo a su alrededor se ondule y parezca un gran espejismo, mira hacia atrás para cerciorarse de que sus amigos están en una pieza encontrando a Steve durmiendo con Christian cabeza con cabeza y cervezas en la mano de ambos, pero es jueves y deben volver al rancho.

Sale de la camioneta del lado del acompañante manteniendo su equilibrio como un campeón, rodea el auto y empujando a Chad nuevamente que se recostó nuevamente en el largo asiento de la camioneta enciende el maldito motor, que parece que está acerrando latas vacías en agónico dolor, toma el camino de vuelta al rancho y se pone las gafas de sol en el intenso dolor de cabeza que palpita sin piedad en sus sienes, su lengua parece un felpudo que no ha sido limpiado en milenios, sin contar el sabor a muerto que percibe al intentar moverla en su boca.



Baja del auto tres horas después, su celular está muerto por lo que no tiene idea de que hora es y ya no soporta más el dolor en su cabeza, pero el grito de Morgan estalla en las venas de su sien haciéndolo retorcerse, había estacionado el auto a un costado de las barracas y ve como sus amigos despiertan luego del grito, su jefe solo le pregunta si ya curo a la yegua y que tan mal esta mientras el trata de parpadear sin dolor, se quieta los lentes, le mira apenas porque ya está enfadado y le dice que él no es un maldito jinete, Morgan le golpearía si no tuviera razón pero ninguno de su jinetes sabe cómo cuidar apropiadamente a un animal, por lo que le pone en la mano dos mil dólares en un rollo y le dice que se ocupe.

El chasquea la lengua y sin más se va a las barracas con el dinero en la mano necesita un baño, un jabón y dormir, pero diez minutos después Morgan está llamándolo al celular y él está duchándose.

Bufa mientras protesta porque, demonios, que más puede querer, sus amigos se marcharon quien sabe dónde por que no están en sus camas asique solo se viste y se dirige a la casa principal con un cambio de ropa semi limpio, para que le necesita no sabe, pero ya le molesta soberanamente que este mandoneandole cuando el ya hizo lo que tenía que hacer ayer.

Golpea y entra a la casa, adentro ni el calor ni el polvo tiene lugar, está fresco como limpio por lo que él se siente una mancha a pesar de esta recién duchado, Morgan sale de un pasillo y con un ademan lo invita a pasar a la oficia de la que salió.

- Jared déjame presentarse, Jensen Ackles es mi contador desde hace unos meses, quiero que le digas cuantos caballos tenemos, su valor, además de las reses, metros cuadrados de los campos, producción mensual de todo y todo lo demás; debo ir a san Antonio a disculparme con Melanny Chow y a pagarle una indemnización. Jensen él es Jared Padalecki, lo dejare a cargo mientras no esté en el rancho, pregúntale todo a él, ¿De acuerdo? ¡Helen!! ¡Nos vamos!! ¡Donde pusiste mi billetera!! - Jared mira al hombre con traje azul oscuro, ajustado a cada línea de su cuerpo completamente nuevo, el hombre solo asiente con la cabeza al mirarlo a los ojos como si no lo conociera, para retira el saco como si nada mientras Morgan los deja solo en la oficina, pero el solo puede verlo con detenimiento mientras su cerebro aun procesa todo, la camisa rayada, el chaleco que se ajusta su torso como un guante y la delicada parte de atrás parece de seda celeste tan clara que parece blanca.
- Es un placer señor Padeleti. - Jensen mira algunos papeles saca su bolígrafo de un maletín y se dispone a ponerse a trabajar.
- Padalecki… da-le-cki… - corrige sin pensar, anonadado de que el desconocido de anoche este allí, con un nombre y una función y en el mismo rancho que él, Jared se da cuenta de que le mira como si no lo conociera, notando las finas y delicadas gafas sobre sus ojos verdes tiene bastante aumento haciendo que sus ojos se vean inmensos, las cual acomoda una y otra vez sobre el puente de su nariz.
- Debemos ser exactos con cada una de las propiedades del señor Morgan. - Jensen abre dos libros de actas y extiende su mano para que se siente frente a él. - Si la señora Chow decide demandar a Morgan por los daños, debemos saber cuánto podemos ofrecer a cambio de que no lleve a cabo una demanda formal. - Jensen espera, y vuelve a subir sus gafas al puente de su nariz, la luz clara revela pecas por todo su rostro más aun en el puente de su nariz, tan claras que podrían parecer imperceptible y Jared se da media vuelta y sale de la casa.

Abre la puerta de atrás donde la cocinara le mira extrañada pero el solo alcanza a ver como la camioneta de Morgan toma velocidad llenándolo de polvo en el proceso sin oportunidad de objetar, procesando que lo dejo a cargo de todo, de una auditoria de bienes, el rancho, el cuidado del Mustang y del resto de la gente allí, quería estrangular a Morgan, pero cuando su nombre se pronuncia mal de nuevo erizado su piel con disgusto él se da la vuelta y la espigada figura esta allí en el pórtico mirándole con las manos en los bolsillos del pantalón con una expresión de que no sabe lo que él está haciendo.

Jared alza su mano deteniendo cualquier intento de dirigirle la palabra y camina a los establos rápidamente con las punzadas en su cien cada vez más rápidas y dolorosas, Jensen no puede creer que solo se vaya, y va detrás de él, el sol lastimando su piel por lo que se cubre un poco con su brazo.

- ¿Oye… que haces? espera. - Jensen intenta seguirlo, pero sus pernas son más largas y le saca mucha ventaja.
- ¡¡Harrison!! - grita sin darle importancia haciendo que Jensen frunza su boca y él no sabe qué demonios se está haciendo o porque, es como si Morgan no le diera instrucciones antes de irse. - Ford, Jackson!! - vuelve a mirarlo entre el lacerante sol, cada vez más lejos de él.
- ¡Oye tenemos trabajo que hacer! - le espeta trotando un poco para alcanzarlo, ni siquiera sabe porque lo sigue, el calor lo está mareando él no está acostumbrado a ese clima, su medio ambiente está al lado de un aire acondicionado y una máquina de capuchinos italianos si es posible.
- Tu… - Jared se da vuelta apuntándole con el dedo al rostro. - …No eres mi prioridad. - le dice recordando todo lo de anoche como una bofetada y quedándose sin aliento en vez de ser amenazante.
- ¿Jared que pasa? - responde Harrison con los otros dos hombres atrás, saliendo de las caballerizas.
- ¡Morgan me dejo a cargo! ¿Está loco o que, saben algo de esto? - pregunta con exasperación quitándose el texano para pasar sus manos por su cabello y calmarse.
- Si claro, hizo una reunión esta mañana temprano creo que eran las nueve de la mañana y le aviso a todos, Luke está furioso hermano, mejor cuídate las espaldas. - se ríen y maldice con todo el cuerpo.
- Los tres estarán en diferentes lugares hoy. - dice y se vuelve a colocar el texano.
- Harrison verifica las heridas de la Mustang, mantenla fresca e hidratada, has que el grupo de las caballerizas hagan su trabajo. - el hombre asiente, los otros dos se paran firmes esperando órdenes.
- Jack, tú con los jinetes, que no pierdan más el tiempo no veo a nadie en ese corral domando nada. - el hombre negro de su misma altura camina inmediatamente a poner manos en el polvorín.
- Ford, el ganado lo quiero marcado y listo para ser revisados por el veterinario. -
- ¡Para hoy? - pregunta algo asustado de la recia voz que suelta ordenes como un general, la expresión de Jared volviéndose fiera por el dolor que traía la resaca.
- Si puedes marcas cuatrocientas cabezas de ganado para hoy, no soy yo el que debería estar a cargo Ford. - el niño rubio siente montándose a su caballo y se dirige donde el ganado este.
- ¿Y yo? - la voz profunda vuelve a hacer mella en él, recordando a quien tenía a sus espaldas, dándose cuenta de que espero a que se organizara para poder hablar.
- No puedo hacer eso ahora. - Jared lo esquiva y camina hacia las barracas, en realidad diciéndolo para sí mismo.
- ¿Y cuándo entonces?… son muchas las cosas que debemos poner por sentado en la auditoria… - y Jared vuelve a voltearse hacia él.
- ¿En serio? ¿Es de eso de lo que quieres hablar? - Jensen le mira directo a los ojos, pero ni cerca de entender a qué se refiere, ladeando la cabeza como un maldito tonto y él quiere golpearlo justo allí.
- ¿Y de que más podríamos hablar? - pregunta poniendo sus manos nuevamente en los bolsillos de su pantalón azul intenso.
- Del bar, de anoche, de cómo llenaste mi garganta de semen. - y los ojos de Jensen se agrandan en cada palabra que dice perdiendo el intenso color verde como si hubiera visto a la mismísima muerte, su pecho sube y baja repentinamente poniéndose completamente pálido.
- Tu… tu … tu… o dios mío. - Jensen se cubre la boca y huye de allí horrorizado.

Jared parpadea mientras Jensen se aleja de él como si tuviera lepra o algo ¿El de verdad no lo reconoció? Jared vuelve a maldecir y va detrás de él hasta el interior de la casa imposibilitado de dejar esto así sin más, se mete en la oficina y contador no está allí, hasta que escucha a alguien entrar en pánico en la cocina por la voz de rosita diciendo que ir a buscar a la enfermera a las barracas y la puerta cerrándose abruptamente, vaso de agua tras vaso de agua es bebido con diligencia y Jared le mira desde la puerta de la cocina, puede ver como todo el cuerpo tiembla debajo del fino traje, preguntándose si esta aterrado por no reconocerlo o por lo que paso entre ellos.

- ¿Qué tanto ves sin tus anteojos? - resolvió luego de unos minutos de solo mirarlo, Jensen salta sobre sus propios talones y voltea levemente reteniendo su aliento, pálido hasta llegar a un ton verdoso.
- Poco y nada, solo manchas borrosas… - es lo que sale de su boca en un aliento pobre, solo para llenar su vaso de agua nuevamente.
- Aun así, creo que exageras, estoy muy seguro de que te encanto, deberías dejar el numerito de histeria, tengo mucho trabajo. - Jared esta por irse cuando escucha como un vaso se cae el asuelo y Jared maldice en un pequeño susurro porque está seguro de que es el mismo que Jensen sostenía.
- Mierda, mierda, mierda… - Jensen esta de rodillas maldiciendo y lloriqueando para sí mismo, cuando Jared vuelve sobre sus pasos a la cocina y lo ve allí.
- Arraigado al closet o hetero. - dice sin acercarse casi con desprecio y se maldice porque su lengua solo se suelta sin siquiera importarle que el hombre frente a él está teniendo algún tipo de ataque de pánico.
- Solo vete, no quiero… hablarte o tenerte cerca. - Jensen se aferra a la mesada de mármol intentando ponerse de pie, pero sus rodillas parecen no cooperar temblando al intentarlo.
- Como sea, aun así tendré que ponerme contigo a llenar esos papeles nos veremos más tarde. - Jared se aleja, inspira hondo mientras se aleja por el pasillo, al abrir la puerta de enfrente rosita esta con Alicia la enfermera apresurándose hacia la cocina.

Unas seis horas después estas molido, recorrió casi todo el rancho revisando que todos estén al tanto de las malas nuevas de que está a cargo, poniendo a todos a trabajar cuando más de la mitad estaban esperando a que lloviera como si eso fuese a pasar solo por desearlo, los jinetes no hicieron nada ese día y se les retiro la comida, por lo que todos se enfadaron con Luke por hacerles la cabeza de que sin Morgan allí podrían hacer lo que quisieran sin consecuencias.

Tenía los itinerarios de todas las visitas que se darían el resto de la semana y las dos próximas, por si acaso Morgan no volvía para ese entonces, ya no sabía si su cuerpo resistiría un minuto más sin una cama debajo de él, pero antes debía dejar esos papeles en la oficina de la casa principal para revisarlos en la mañana y asegurarse de que los caballos estén disponibles como los refrigerios y los guías se presenten a tiempo.

Rosita estaba pasando cera en el comedor a la izquierda de la puerta principal por donde entro, la saludo y fue a la oficina, en el escritorio aún estaba el portafolios que el contador estaba usando frente a él esa mañana y frunció el ceño, miro mejor la oficina y su saco aún estaba en la silla, fue hasta rosita y pregunto por el rubio en voz baja; la novedad era que la enfermera no le dejo manejar hasta el motel donde se hospedaba el cual estaba dentro de la propiedad del rancho pero como a una hora de camino cerca de donde los turistas solían quedarse, al parecer su presión arterial estaba muy baja.

Jared volvió a alzarse en su altura y contemplo que había sido demasiado duro con él, pero no podía retractarse de haber hablado la verdad, la saludo cordialmente tocando con su dedos el sombrero y se marchó, el aire empezaba a ponerse frio contrastando con el resto del día, camino lento y cansado hasta las barracas el cielo de un anaranjado intenso lo rodeaba, si pudiera ponerse a reflexionar en lo que hizo en lo que piensa sobre todo eso, el seria el estúpido número uno del condado, pero su pensamiento se interrumpe cuando a sus ojos llega la imagen de los obreros amontonados en la puertas de las barracas y le miraban en silencio llegar hasta ellos.

- ¿Qué sucede? - nadie respondió todos se miraban entre sí. Y Jared frunció el ceño empujando a algunos para hacer se espacio y entrar.

Camino rápidamente a donde él dormía y todos sus libros se habían convertido en cenizas en un rincón de la habitación, sus auriculares, su tableta y otras cosas que había traído de san Antonio, cosas que su hermana le había mandado para que le los extrañase y volviera a su casa, volteo a su colchón y parte de su ropa también estaban quemadas sobre él, apretó la mandíbula y él ya sabía quién había sido, no era la primera vez pero esta vez había ido demasiado lejos.

- ¿¡Donde esta Luke!? - grito en el pasillo y luego fuera de las barracas mientras los obreros le miraban con algo parecido al miedo.
- ¿Me buscabas? - le dice sentado en el capo de su camioneta como si hubiera ganado la lotería con una gran sonrisa y con la picardía en su rostro.
- ¡Estás loco, que demonios pasa contigo! - Jared lo toma de la camisa y lo baja del auto estampándolo contra la defensa, dispuesto a romperle todos los huesos.
- Ohh, Que pasa Padalecki... ¿Perdiste tus preciadas novelas románticas y juguetitos? - Luke no parece entender lo que hizo y Jared no tiene energía para ponerse a explicárselo.
- Imbécil, no se trata de que destruiste mis cosas…- lo suelta y el otro solo ríe se acomoda la ropa y mira a todo el mundo como si hubiera triunfado.
- ¿A no? ¿De qué se trata mariposita, las cartitas de tu hermana eran tu tesorito? - el jinete sigue burlándose y el alza una ceja.
- Destruiste propiedad de Jeffrey Dean Morgan estúpido. - Jared se cruza de brazos sintiendo como su espalda se queja de haber cabalgado todo el día sin descanso, pero solo ahí se le borra la sonrisa al jinete.
- ¿Eh? - es lo único que sale de su boca.
- Las novelitas eran los libros de la universidad que Morgan me presto, todos con dedicatorias de sus profesores, la cama, las paredes y la puerta son toda su propiedad, yo aún puedo seguir recibiendo cartas de mi hermana estúpido, ¡Escuchen todos! - Jared se descruza de brazos y se dirige a todo el personal. - ¡No me gusta una mierda estar a cargo, demonios, prefiero estar hundido en mierda de caballo! - todos ríen y Luke aprieta la mandíbula. - ¡Pero destruir la propiedad de Morgan meterá a todos en problemas, Luke ya lo está y espero que no vuelvan a seguir su consejo, ya siete de ustedes se quedaron sin cena por escucharlo, ahora vuelvan a sus barracas mañana los veré al alba.- Jared deja el grupo de persona que pronto se dispersa y vuelve a la casa, si recuerda bien Morgan tenía un cuartos para los huéspedes.

Entra a la casa cuando Rosita tiene su cartera al hombro y llaves de un auto en la mano.

- ¿Señor Padalecki puedo ayudarlo en algo? - pregunta con media sonrisa.
- Pasare la noche en el cuarto de invitados Rosita, mi cama se arruino. - dice sacándose el sombrero y desabrochando el primer botón de su camisa.
- Oh pero… ya está ocupada por el señor Jensen. - la mujer de ojos negros le mira apenada.
- ¿Rayos, no hay otra recamara? -
- Si, pero la señora trasformo la habitación de Jo en un gimnasio y la habitación de Ricky el señor coloco una mesa de pool. Y la habitación del señor Morgan esta con llave. - Jared se frotaba el rostro.
- Demonios, tendré que ir a dormir a las caballerizas…- dice disgustado.
- Porque no le pregunta al señor Jensen si comparte la cama, es King side, seguro entraran cómodos los dos. - la mujer sonríe un poco y se marcha.

Esta tan cansado que solo se le ocurre tirarse en alguno de los sofás y está por hacerlo cuando se da cuenta de que está completamente sucio y los sillones son de un color claro, bufa, camina escaleras arriba unos minutos después, va hasta el final del pasillo, la casa es un puto espejo de lo limpia que esta, pero se acomodó a los pantalones antes de entrar a la habitación.

Esperando tener algún tipo de discusión por el espacio para dormir, pero Jensen está dormido abrasando un almohadón tubular de color crema, rostro relajado aun enfundado en su traje azul y es inevitable pensar en lo bien que se ve allí durmiendo, en la mesa de luz hay dos pastillas rosadas y un enorme vaso de agua, está por dar un paso cuando se da cuenta de que hay un baño a dos pasos de él y entra en el sin pensarlo dos veces, necesita una ducha de inmediato.

Cando sale el vapor lo cubre todo, envuelve su cintura en una toalla verde oscuro consigue su celular entre su ropa sucia y se dirige escaleras abajo, a la cocina más precisamente a ver si Rosita dejo algunas sobras para comer, cuando la puerta de la cocina suena y Christian entra entregándole lo único que se salvó de la quema.

- Me entere de lo que paso, a ese tipo le falla un tornillo Jared, no me gusta nada, deberíamos golpearlo para que aprendiera a ubicarse. - el castaño sopesa la idea mientras se pone la camiseta sobre la piel mojada.
- Sería algo que me gustaría, pero eso traería más problemas y lo que menos necesito ahora son más problemas que manejar. - Christian asiente cruzándose de brazos sin siquiera inmutarse de que se pone la ropa interior frente a él, demasiado acostumbrados a vivir en catres continuos.
- Algún plan para mañana. - pregunta sin dejar de mirarle.
- Si, tu vigilaras al grupo de los jinetes. - Christian se descruza de brazos y lo mira amenazante. - Lo siento, pero necesito a alguien que sepa trabajar y que tenga la cabeza fría, Jackson no pudo dirigirlos. - su amigo aprieta los labios y mira a otro lado porque sabe que tiene razón.
- ¿Dormirás aquí? - dice en un suspiro resignado.
- Usare el cuarto de huéspedes, demonios, todo esto no vale los dos mil extras que me dio Morgan. - Jared muerde las sobras de un sándwich con bronca.
- Tiene suerte que no se quemaran con el resto de tus porquerías. - Jared tira el celofán en la basura y se voltea para protestar.
- Hey… No eran porquerías, me gustaba mi caballito arcoíris mi hermana estuvo un año buscándolo para mí. - le muestra un puchero y Christian quiere sonreír por ello, pero se abstiene, y solo alza una ceja.
- Sabes que esos libros no eran de Morgan por qué… - le dice tirando un repasador a la cara porque está lleno de mayonesa.
- Porque quería asustar a Luke, hacerlo reaccionar, igualmente no creo que dirá cuando sepa que quemo una de sus camas solo para dejarme sin lugar donde dormir. -
- Yo espero que antes le dé una paliza. - vuelve a acotar en un gruñido y Jared se pregunta porque no le excita, Christian es atractivo, fuerte, fibroso y seguro la callosidad de sus manos o su habilidad para besar lo pondría a mil, pero le mira lo escucha y nada, su cuerpo nunca reacciono por él.
- ¿Estas obsesionado lo sabes no? -
- Si lo sé, buenas noches Jared. - su amigo se marcha, él se pone su chándal y toma la toalla poniéndola en el pequeño lavadero junto con otra pila de ropa.

Camina hasta la habitación donde esta Jensen, los ojos se le cierran, el cuerpo casi no le responde por lo que casi se tropieza con el último escalón de la escalera al subir. Solo para encontrar a Jensen sentado en la cama y buscando sus anteojos por la superficie del colchón, sin siquiera saber que él está allí.

Le ve frotarse los ojos, boca hinchada y rostro relajado aun dormido, sus manos recorriendo la superficie del cobertor sin dar con sus anteojos los cuales están en la mesa de luz.

- No están allí - dice caminando alrededor de la cama y Jared da un respingo buscándolo por la habitación. - Demonios, sí que estas ciego…. - comenta segundos antes de bostezar.
- ¿¡Que!?¿¡Que haces aquí!?- le dice con miedo, parándose a un lado de la cama.
- Vine a dormir, el fuego consumió mi colchón en las barracas. - dice casi dormido.
- ¿Qué? ¿Fuego? - Jensen mostro preocupación y él se le quedo mirando, sus dedos largos aun recorriendo los rincones debajo de las almohadas en busca de sus anteojos.
- Están en la mesa de luz, pero ten cuidado con el vaso de agua y las pastillas. - dice rápidamente y Jensen va tocando con sus dedos los bordes de la superficie notando el vaso y luego sus gafas.
- Gracias… yo, será mejor que me vaya…- Jensen está completamente tenso.
- Rosita se llevó un auto creo que el tuyo ya que ella no tiene y no creo que puedas ir a ninguna parte, ponte cómodo no te hare nada. - el castaño abre la cama y saca algunos de los almohadones dejándolos en una silla que está cerca de él.
- No es porque no me hagas nada, no creo que sea correcto, eres un completo desconocido. - Jensen se pasa las manos por el traje y va a hasta el espejo notando que su traje esta todo arrugado y fuera de lugar completamente arruinado al dormirse con el puesto.
- ¿Y? Mira estoy cansado. Más de la mitad del rancho se tiró a descansar como cerdos al sol porque Morgan se fue a la ciudad, fue un día horrible, no dormí anoche, tuve resaca más de medio día, y quemaron mis cosas y solo quiero dormir. - Jared se mete debajo de los cobertores enfadado y se da la media vuelta.

Jensen no tiene razones para creerle, pero cuando está por salir de la habitación ve en la misma mesita de luz una nota con su nombre, tomándola curioso mientras lee que si la mujer le avisa que se llevó el auto porque su hermana la necesitaba en el pueblo y necesitaba el vehículo, suspira silenciosamente cuando escucha el primer ronquido de Padalecki, se suelta la corbata y mira la cama, es grande y amplia.

Por lo que resignado se retira el chaleco, la camisa y los pantalones quedándose solo con la camiseta y los bóxer azules, se mete dentro de los cobertores notando la baja temperatura del ambiente, hay casi un metro y medio de distancia entre ellos por lo que se relaja y apaga la luz cerca de él.

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