SPN FBI fic au. [2/¿?]
FBI: RELATIONS.
No es que esperara mas, solo que dos meses en un practico aislamiento no era algo que le gustara mucho, tal vez no podía remediar el cargo que tenia en el archivo tan lejos de su familia en un lugar completamente confidencial, pero al menos podía tener alguien con quien hablar o quedar en su día libre para tomar una cerveza, suspiro mas cansadamente, agotado mental mente se subió al auto.
Se pregunto que podía hacer el para al menos trabajar en mejores condiciones... y sonrío mientras daba marcha atrás y el sonido espantoso de su impala le hizo hacer un puchero, pero sabia que podía darle remedio, después de todo, el era un as en lo que hacia mejor.
La mañana siguiente Dean solo hizo lo de rutina llego a su estacionamiento designado siete treinta y dos, tomo su almuerzo y lo metió en su portafolios, salio de su Toyota cero kilómetro el cual odia con ganas pero, mejor guardarse sus reservas mecánicas, mientras camina a las oficinas y mientras se registra en el entrada y pasados los acostumbrados controles, nota a un hombre de mantenimiento levarse su vieja silla destartalada sobre el hombro pero el no es el único de mantenimiento trabajando es misma mañana y se apresura a llegar a su piso, por el elevador 35 - G.
Solo que al llegar todos los expedientes de su sección están apilados mas ordenadamente, su escritorio no esta y solo hay un pasillo desconocido allí, camina por el unos diez minutos y en el centro de lo que seria los archivos hay dos escritorios nuevos con computadoras flamantes, una heladera pequeña, un dispensador de café y de agua y los archiveros de metal que llegan hasta el techo rodean este espacio en forma de circulo, Dean se acerca a este espacio y lo mira atentamente.
- Que te parece...- le dice una vos detrás de el, al voltear Sam le mira sonriente meciéndose sobre su pies y las manos en los bolsillos del pantalón.
- ¿Que demonios es esto?-
- Nuestra nueva oficina... ¿Te gusta?- estaba feliz eso si era una oficina como la gente pero al voltear Dean no estaba muy contento.
- Puedo ver eso gracias pero como...- la cara de pocos amigos estaba clavada en el y se sentía regañado por alguna razón.
- Bueno...- si volvía a tener doce años y su tío Bobby lo retaba por haberse metido en su cuenta bancaria y haber borrado sus deudas con la tarjeta de crédito.
- ¡Dios Santo! ¿Quieres meternos en mas problemas? ¿Usaste una computadora no es así?- pregunto Dean con el dedo en el aire y el gigante a unos pasos de el se hundió en su hombros, con la carita de niño regañado que da pena.
- Use la pc de mi casa...-
- ¡Dios Sam! Pueden rastrearte, pueden acusarte de lo que sea y estarían investigando tus calzoncillos por el resto de la eternidad si se enteran!- le recrimino tirando su maletín contra el perfecto escritorio.
- Dean... yo dirigía ese equipo... y no les enseñe todo lo que se... no tienes que preocuparte, nunca lo descubrirán ademas... esta perfectamente cubierto...- le dice con el hago algo inflado, debe de admitir pero la única razón de que Ruby quería meterse en su pantalones que … bueno el no es de compartir sus secretos.
- ¿Tan seguro estas?- le dijo arrogante escrutando al chico que se metía el cabello detrás de su oreja.
- Yeah...- Dean estaba enojado, y su expresión no parecía para nada contenta.
Dean se remitió a mirar su computadora y ver si sus registros de su trabajo ya hecho estaban allí o debía de empezar de nuevo, solo fue una leve mirada hacia el escritorio continuo al notar que todo estaba allí, se levanto por los informes que Sam ya había modificado a mano ya que no necesitarían mas de ese tubo siniestro que antes les conectaba, miro la cantidad de papeles sin mirar a su compañero que se movía tratando de verle la cara.
Pero se rindió cuando el volvió a sus labores en su propio escritorio, no va a negar que el lugar de trabajo ya no huele a sofocante polvo, papel y encierro, es mas agradable a la vista y relajante que lo que era su antiguo cuchitril, pero eso no se lo dirá a Wesson no claro que no, podía notar claramente que le chico trataba de hacer amistad o por lo menos llevarse bien y hacer de su trabajo algo mas pasable pero el no quería nada de eso, el estaba perfecto dentro de su murallas de hierro.
Le gustaba allí, estaba tranquilo, tenia su paz intacta y ningún niñato se la arrebataría, las siguientes dos semanas fueron así, compartían el mismo espacio físico, el se levantaba por los informes terminados de Sam y Sam tomaba mas de los estantes alfa numerados, comían en el mismo lugar e iban a la cafetería al mismo horario regulado por el FBI.
Todo iba bien hasta que Sam no se presento un día, el no apareció, siquiera llego tarde, ni llego al día siguiente, su auto no estaba en el estacionamiento tampoco y el trabajo se volvió lento, en un arranque de bronca al no saber que pasaba el tercer día entro a la computadora de Sam, y reviso sus expedientes, su numero de teléfono, la dirección en la que vivía con su tío.
Luego de un interminable día de doble trabajo, se subió a su camioneta se desamarro la corbata y se dirigió a la dirección que figuraba en los registros de la agencia, le toma una hora y media llegar, estaba reventado pero pudo dar al fin con la granja donde vivía Wesson, mas o menos tres acres dentro de la propiedad encontró una casa amarilla.
La noche había caído y las luces del porche tenues llenando el espacio de bichos, miro a todos lados acomodo su arma detrás de su espalda y se desabrocho el segundo botón de la camisa, tenia calor y ese lugar parecía hacer mas calor aun, subió los escalones y llamo a la puerta, no había timbre siquiera, era un lugar muy campestre, nada parecido a lo que esperaba de la residencia Wesson en realidad.
Cuando nadie respondió rodeo el lugar con desconfianza, con la mano en la culata de su arma dispuesto a desenfundar camino lento mientra la luz del interior del lugar alumbraba el mullido pasto que la rodeaba, no muy lejos diviso al impala dentro de un granero que parecía ser utilizado solo de garaje, la luz del mismo iluminaba el auto poco cuidado de manera nostálgica, cuando llego a la parte de atrás miro por el borde de la casa al notar la puerta abierta de la misma.
En el pequeño porche trasero estaba Sam, sentado con la cabeza metida entre sus brazos cursados apoyado en su rodillas, dejo su arma en su funda debajo del saco y se acerco lentamente sin dejar de revisar su entorno desconfiado, se detuvo sin ser escuchado a menos de cuatro pasos, un sollozo lo congelo en su sitio.
- Sam...- le llamo levemente intentando que su intromisión no sea demasiado chocante. El chico levanto el ostro sorprendido y le miro un segundo muy largo antes de respondele.
- ¿Dean? ¿Que haces aquí?- le replico levantándose rápidamente limpiándose el rostro con las manos y las mismas en la parte trasera de sus jeans.
- Bueno... te desapareces por días y cuando estas trabajando para el FBI, pensé lo peor que se puede pensar solo con esa referencia.- se acerco dos paso mas poniéndose directamente enfrente de el.
- Oh... hmmm ¿Quieres una cerveza?- y el chico solo se metió nervioso en la casa haciéndole un ademan que de que pase y el y estaba muy seguro de ello.
- Solo pasaba... no hace falta...- dijo del otro lado del mosquitero sin poner pie dentro de la casa.
- Es solo una cerveza Dean no voy a retenerte de por vida sabes.- los sonidos de su garganta eran cortados, rasgados, nada que ver con su habitual animo el cual sin que se lo propusiera y en medio de su acostumbrado silencio seguía siento visible.
- Ok solo una, pero tienes que decirme porque no estas yendo a la oficina.- sentencio entrando a la casa, el lugar era alegre, familiar, y sin embargo algo masculino se sentó en la mesa de cuatro donde Sam dejo su cerveza mientras el buscaba una para el.
- ¿No te dijeron? ¿En serio, Nadie?- le dijo dejando la cerveza en la mesa.
- ¿Decirme que?... Y si no lo recuerdas mi relación con el resto de los agentes no es muy grata que digamos... solo dime, beberé mi cerveza y me iré.- pauto tranquilamente.
- ¿Es tarde sabes? Podrías quedarte si quieres, tengo habitaciones de huéspedes... tal vez, debería cambiarle las sabanas... hace mucho no tengo visitas...- dijo dejando su cerveza en la mesada con la mirada incrédula del agente y dirigiéndose a hacer otra cosa.
- Espera un segundo, te agradezco pero no quiero quedarme, solo dime porque no estas yendo a trabajar...- Dean lo había tomado del brazo para que no saliera del a cocina y su mirada verde pudo ver descerca como los rasgados ojos estaban por demás claros esa noche, casi verdes, casi turquesas, rodeados de rojo y llenos de lagrimas aun.
- Mi tío murió... por eso no he ido...- Dean soltó su brazo como si le quemara, en realidad no lo entendía, su padre mismo había muerto años atrás por cirrosis pero no eran siquiera apegados como para llorarlo así, de echo se molesto con el y destrozo su cuarto de trofeos pero eso era todo, su atención volvió a Sam que con su puño cerrado se limpiaba la nariz y las lagrimas se le caían del rostro justo enfrente de el.
- Lo siento.... no sabia... ¿Puedo preguntar como?- le dijo, se sentía una mierda ahora por insultar su ausencia los últimos tres días y por cargarlo de trabajo, pensaba que tendría que hacer algo, el gigante se reducía de tamaño hundiéndose en sus hombros, con su cabeza agachas y su pelo largo cubriendo parte de su tristeza.
- Yo tenia... que ir por un repuesto al pueblo pero no supe cual de los carburadores que el quería, y tuvo que ir el mismo a comprarlo al día siguiente, el era un hombre fuerte pero se molestaba con facilidad, solo que un chico no creyó que le gustara eso o algo y le dio un tiro en la cabeza...- la vos se le quebró del todo, el cuerpo le tembló y apenas se pudo mantener en pie sosteniéndose, Dean alzo sus brazos como acto reflejo pensando que ese hombre solo se desmoronaría pedazo a pedazo, lo que le decía activaba su empatia sin notarlo.
Sam si lo vio sus manos tratado de sostenerle cuando el se sintió caer, había tenido visitas todos los dias y todos se ofrecieron a sostenerle en su pena, era gente que conocía a su tío dándole el pésame pero nunca se había sentido tan solo como cuando dijo en vos alta lo que paso, pero solo que no pudo evitar inclinarse sobre los brazos abiertos de Dean que temían que se cayera, solo se dejo ir entre el llanto y el dolor de perder al único hombre que le había querido a pesar de no ser de su sangre, solo con Dean se sintió lo suficientemente cómodo como para poder dejarse ir.
Fue sorpresivo y muy rápido como Sam solo se dejo caer en sus hombro como se abraso a el débil mente, podía sentir sobre su saco como le temblaba el cuerpo, como le costaba respirar debido a las lagrimas, cerro sus brazos a su alrededor con fuerza como si Sam necesitara el ser sujetado, reteniendolo ahí cuando al intentar dar un paso mas cerca de el, una de sus piernas fallaron y el gigantesco cuerpo poso todo su peso en el.
No supo que mas hacer, la casa iluminada parecía decir que en cualquier momento se llenaría de gente, que su tío volvería con alguno de su amigos a casa por una cerveza, el tenia esa impresión de que la vida no habandonaria ese lugar y sin embargo solo el llanto desconsolado de Sam llegaba a el diciendo todo lo contrario.
Paso las siguientes tres horas acompañando a Sam, sentados frente al televisor apagado, tomando varias cervezas, lo vio dormirse en silencio sobre su hombro, parecía un niño pequeño perdido y solo, el no tendría que sentirse responsable de él, sentir que debería cuidarlo, él no le conoce en absoluto, pero su semblante sereno lleno de ojeras y salada humedad solo le permite recargarse en el.
Momentos después al notar como la botella entre los largos dedos pierde fuerza algo le hace tomarla y dejarla en la mesa de café. Tiene su hombro manchado por las lagrimas del menor, le levanta y le despierta a penas, lo levanta del sofá, lo lleva escaleras arriba y lo tiende en la cama que encuentra mas a mano, la única habitación que no se ha quedado en el tiempo.
Lo mira por dos minutos antes de marcharse, solo escribe en un papel su numero de celular y lo deja en la mesita de las llaves junto a la puerta de la casa.
No es que esperara mas, solo que dos meses en un practico aislamiento no era algo que le gustara mucho, tal vez no podía remediar el cargo que tenia en el archivo tan lejos de su familia en un lugar completamente confidencial, pero al menos podía tener alguien con quien hablar o quedar en su día libre para tomar una cerveza, suspiro mas cansadamente, agotado mental mente se subió al auto.
Se pregunto que podía hacer el para al menos trabajar en mejores condiciones... y sonrío mientras daba marcha atrás y el sonido espantoso de su impala le hizo hacer un puchero, pero sabia que podía darle remedio, después de todo, el era un as en lo que hacia mejor.
La mañana siguiente Dean solo hizo lo de rutina llego a su estacionamiento designado siete treinta y dos, tomo su almuerzo y lo metió en su portafolios, salio de su Toyota cero kilómetro el cual odia con ganas pero, mejor guardarse sus reservas mecánicas, mientras camina a las oficinas y mientras se registra en el entrada y pasados los acostumbrados controles, nota a un hombre de mantenimiento levarse su vieja silla destartalada sobre el hombro pero el no es el único de mantenimiento trabajando es misma mañana y se apresura a llegar a su piso, por el elevador 35 - G.
Solo que al llegar todos los expedientes de su sección están apilados mas ordenadamente, su escritorio no esta y solo hay un pasillo desconocido allí, camina por el unos diez minutos y en el centro de lo que seria los archivos hay dos escritorios nuevos con computadoras flamantes, una heladera pequeña, un dispensador de café y de agua y los archiveros de metal que llegan hasta el techo rodean este espacio en forma de circulo, Dean se acerca a este espacio y lo mira atentamente.
- Que te parece...- le dice una vos detrás de el, al voltear Sam le mira sonriente meciéndose sobre su pies y las manos en los bolsillos del pantalón.
- ¿Que demonios es esto?-
- Nuestra nueva oficina... ¿Te gusta?- estaba feliz eso si era una oficina como la gente pero al voltear Dean no estaba muy contento.
- Puedo ver eso gracias pero como...- la cara de pocos amigos estaba clavada en el y se sentía regañado por alguna razón.
- Bueno...- si volvía a tener doce años y su tío Bobby lo retaba por haberse metido en su cuenta bancaria y haber borrado sus deudas con la tarjeta de crédito.
- ¡Dios Santo! ¿Quieres meternos en mas problemas? ¿Usaste una computadora no es así?- pregunto Dean con el dedo en el aire y el gigante a unos pasos de el se hundió en su hombros, con la carita de niño regañado que da pena.
- Use la pc de mi casa...-
- ¡Dios Sam! Pueden rastrearte, pueden acusarte de lo que sea y estarían investigando tus calzoncillos por el resto de la eternidad si se enteran!- le recrimino tirando su maletín contra el perfecto escritorio.
- Dean... yo dirigía ese equipo... y no les enseñe todo lo que se... no tienes que preocuparte, nunca lo descubrirán ademas... esta perfectamente cubierto...- le dice con el hago algo inflado, debe de admitir pero la única razón de que Ruby quería meterse en su pantalones que … bueno el no es de compartir sus secretos.
- ¿Tan seguro estas?- le dijo arrogante escrutando al chico que se metía el cabello detrás de su oreja.
- Yeah...- Dean estaba enojado, y su expresión no parecía para nada contenta.
Dean se remitió a mirar su computadora y ver si sus registros de su trabajo ya hecho estaban allí o debía de empezar de nuevo, solo fue una leve mirada hacia el escritorio continuo al notar que todo estaba allí, se levanto por los informes que Sam ya había modificado a mano ya que no necesitarían mas de ese tubo siniestro que antes les conectaba, miro la cantidad de papeles sin mirar a su compañero que se movía tratando de verle la cara.
Pero se rindió cuando el volvió a sus labores en su propio escritorio, no va a negar que el lugar de trabajo ya no huele a sofocante polvo, papel y encierro, es mas agradable a la vista y relajante que lo que era su antiguo cuchitril, pero eso no se lo dirá a Wesson no claro que no, podía notar claramente que le chico trataba de hacer amistad o por lo menos llevarse bien y hacer de su trabajo algo mas pasable pero el no quería nada de eso, el estaba perfecto dentro de su murallas de hierro.
Le gustaba allí, estaba tranquilo, tenia su paz intacta y ningún niñato se la arrebataría, las siguientes dos semanas fueron así, compartían el mismo espacio físico, el se levantaba por los informes terminados de Sam y Sam tomaba mas de los estantes alfa numerados, comían en el mismo lugar e iban a la cafetería al mismo horario regulado por el FBI.
Todo iba bien hasta que Sam no se presento un día, el no apareció, siquiera llego tarde, ni llego al día siguiente, su auto no estaba en el estacionamiento tampoco y el trabajo se volvió lento, en un arranque de bronca al no saber que pasaba el tercer día entro a la computadora de Sam, y reviso sus expedientes, su numero de teléfono, la dirección en la que vivía con su tío.
Luego de un interminable día de doble trabajo, se subió a su camioneta se desamarro la corbata y se dirigió a la dirección que figuraba en los registros de la agencia, le toma una hora y media llegar, estaba reventado pero pudo dar al fin con la granja donde vivía Wesson, mas o menos tres acres dentro de la propiedad encontró una casa amarilla.
La noche había caído y las luces del porche tenues llenando el espacio de bichos, miro a todos lados acomodo su arma detrás de su espalda y se desabrocho el segundo botón de la camisa, tenia calor y ese lugar parecía hacer mas calor aun, subió los escalones y llamo a la puerta, no había timbre siquiera, era un lugar muy campestre, nada parecido a lo que esperaba de la residencia Wesson en realidad.
Cuando nadie respondió rodeo el lugar con desconfianza, con la mano en la culata de su arma dispuesto a desenfundar camino lento mientra la luz del interior del lugar alumbraba el mullido pasto que la rodeaba, no muy lejos diviso al impala dentro de un granero que parecía ser utilizado solo de garaje, la luz del mismo iluminaba el auto poco cuidado de manera nostálgica, cuando llego a la parte de atrás miro por el borde de la casa al notar la puerta abierta de la misma.
En el pequeño porche trasero estaba Sam, sentado con la cabeza metida entre sus brazos cursados apoyado en su rodillas, dejo su arma en su funda debajo del saco y se acerco lentamente sin dejar de revisar su entorno desconfiado, se detuvo sin ser escuchado a menos de cuatro pasos, un sollozo lo congelo en su sitio.
- Sam...- le llamo levemente intentando que su intromisión no sea demasiado chocante. El chico levanto el ostro sorprendido y le miro un segundo muy largo antes de respondele.
- ¿Dean? ¿Que haces aquí?- le replico levantándose rápidamente limpiándose el rostro con las manos y las mismas en la parte trasera de sus jeans.
- Bueno... te desapareces por días y cuando estas trabajando para el FBI, pensé lo peor que se puede pensar solo con esa referencia.- se acerco dos paso mas poniéndose directamente enfrente de el.
- Oh... hmmm ¿Quieres una cerveza?- y el chico solo se metió nervioso en la casa haciéndole un ademan que de que pase y el y estaba muy seguro de ello.
- Solo pasaba... no hace falta...- dijo del otro lado del mosquitero sin poner pie dentro de la casa.
- Es solo una cerveza Dean no voy a retenerte de por vida sabes.- los sonidos de su garganta eran cortados, rasgados, nada que ver con su habitual animo el cual sin que se lo propusiera y en medio de su acostumbrado silencio seguía siento visible.
- Ok solo una, pero tienes que decirme porque no estas yendo a la oficina.- sentencio entrando a la casa, el lugar era alegre, familiar, y sin embargo algo masculino se sentó en la mesa de cuatro donde Sam dejo su cerveza mientras el buscaba una para el.
- ¿No te dijeron? ¿En serio, Nadie?- le dijo dejando la cerveza en la mesa.
- ¿Decirme que?... Y si no lo recuerdas mi relación con el resto de los agentes no es muy grata que digamos... solo dime, beberé mi cerveza y me iré.- pauto tranquilamente.
- ¿Es tarde sabes? Podrías quedarte si quieres, tengo habitaciones de huéspedes... tal vez, debería cambiarle las sabanas... hace mucho no tengo visitas...- dijo dejando su cerveza en la mesada con la mirada incrédula del agente y dirigiéndose a hacer otra cosa.
- Espera un segundo, te agradezco pero no quiero quedarme, solo dime porque no estas yendo a trabajar...- Dean lo había tomado del brazo para que no saliera del a cocina y su mirada verde pudo ver descerca como los rasgados ojos estaban por demás claros esa noche, casi verdes, casi turquesas, rodeados de rojo y llenos de lagrimas aun.
- Mi tío murió... por eso no he ido...- Dean soltó su brazo como si le quemara, en realidad no lo entendía, su padre mismo había muerto años atrás por cirrosis pero no eran siquiera apegados como para llorarlo así, de echo se molesto con el y destrozo su cuarto de trofeos pero eso era todo, su atención volvió a Sam que con su puño cerrado se limpiaba la nariz y las lagrimas se le caían del rostro justo enfrente de el.
- Lo siento.... no sabia... ¿Puedo preguntar como?- le dijo, se sentía una mierda ahora por insultar su ausencia los últimos tres días y por cargarlo de trabajo, pensaba que tendría que hacer algo, el gigante se reducía de tamaño hundiéndose en sus hombros, con su cabeza agachas y su pelo largo cubriendo parte de su tristeza.
- Yo tenia... que ir por un repuesto al pueblo pero no supe cual de los carburadores que el quería, y tuvo que ir el mismo a comprarlo al día siguiente, el era un hombre fuerte pero se molestaba con facilidad, solo que un chico no creyó que le gustara eso o algo y le dio un tiro en la cabeza...- la vos se le quebró del todo, el cuerpo le tembló y apenas se pudo mantener en pie sosteniéndose, Dean alzo sus brazos como acto reflejo pensando que ese hombre solo se desmoronaría pedazo a pedazo, lo que le decía activaba su empatia sin notarlo.
Sam si lo vio sus manos tratado de sostenerle cuando el se sintió caer, había tenido visitas todos los dias y todos se ofrecieron a sostenerle en su pena, era gente que conocía a su tío dándole el pésame pero nunca se había sentido tan solo como cuando dijo en vos alta lo que paso, pero solo que no pudo evitar inclinarse sobre los brazos abiertos de Dean que temían que se cayera, solo se dejo ir entre el llanto y el dolor de perder al único hombre que le había querido a pesar de no ser de su sangre, solo con Dean se sintió lo suficientemente cómodo como para poder dejarse ir.
Fue sorpresivo y muy rápido como Sam solo se dejo caer en sus hombro como se abraso a el débil mente, podía sentir sobre su saco como le temblaba el cuerpo, como le costaba respirar debido a las lagrimas, cerro sus brazos a su alrededor con fuerza como si Sam necesitara el ser sujetado, reteniendolo ahí cuando al intentar dar un paso mas cerca de el, una de sus piernas fallaron y el gigantesco cuerpo poso todo su peso en el.
No supo que mas hacer, la casa iluminada parecía decir que en cualquier momento se llenaría de gente, que su tío volvería con alguno de su amigos a casa por una cerveza, el tenia esa impresión de que la vida no habandonaria ese lugar y sin embargo solo el llanto desconsolado de Sam llegaba a el diciendo todo lo contrario.
Paso las siguientes tres horas acompañando a Sam, sentados frente al televisor apagado, tomando varias cervezas, lo vio dormirse en silencio sobre su hombro, parecía un niño pequeño perdido y solo, el no tendría que sentirse responsable de él, sentir que debería cuidarlo, él no le conoce en absoluto, pero su semblante sereno lleno de ojeras y salada humedad solo le permite recargarse en el.
Momentos después al notar como la botella entre los largos dedos pierde fuerza algo le hace tomarla y dejarla en la mesa de café. Tiene su hombro manchado por las lagrimas del menor, le levanta y le despierta a penas, lo levanta del sofá, lo lleva escaleras arriba y lo tiende en la cama que encuentra mas a mano, la única habitación que no se ha quedado en el tiempo.
Lo mira por dos minutos antes de marcharse, solo escribe en un papel su numero de celular y lo deja en la mesita de las llaves junto a la puerta de la casa.