Título: Afectos Rivales
Autora: Alexis Kemp
Clasificación: R
Resumen: Forzan a Harry a ofrecerle un trabajo a Draco y a que lo lleve a su casa. Cuando descubre que empieza a sentir algo hacia su rival de la escuela... ¿Draco corresponde a sus sentimientos o seguirá resistiéndose hasta que Harry se de por vencido?
Capítulo 6: Amar
Harry estaba en el jardín trasero podando varios arbustos que se habían salido un poco de control durante las últimas semanas, mientras silbaba una tonada que no podía quitarse de la cabeza. Sabía que Draco había armado un relajo la noche anterior por toda la música muggle que le había hecho escuchar, pero sospechaba que en el fondo le había gustado más de lo que había dejado ver.
Sacudió la cabeza sonriendo para sí. Draco era sorprendente y al mismo tiempo predecible. Sus modales y tono no habían cambiado mucho desde que eran niños, seguía siendo igual de insidioso y sarcástico que antes, pero tenía un lado suave que Harry no había notado antes de que se fuera a quedar en su casa.
Era evidente que estaba encariñado con Teddy y que le tenía respeto a Andrómeda y al mismo tiempo se mostraba simpático hacia Harry. Y tenía que serlo - pensó- ya que era un invitado en su hogar, pero había mostrado interés por su casa, por sus pasatiempos e incluso por sus aficiones, algo innecesario debido a que sólo estaría viviendo temporalmente aquí. En cambio, parecía genuinamente interesado en Harry.
La casa era lo suficientemente grande como para que Draco no lo viera si no quería, pero misteriosamente se aparecía con bastante frecuencia en donde él estuviera.
“Potter,” gritó Draco desde el umbral y Harry rió por lo bajo por la oportuna aparición del Slytherin.
“Precisamente estaba pensando en ti,” gritó también Harry. Desde que había venido a quedarse con él, había decidido que debería tratarlo como a cualquier otro. Sería honesto con él, y lo trataría con amabilidad cuando debiera y lo ignoraría si éste comenzaba a portarse grosero. La noche anterior le había prometido que ya no intentaría cualquier avance romántico entre ellos, y lo haría, pero no haría nada para impedir que Draco lo buscara, ni mentiría sobre sus sentimientos si surgía alguna pregunta.
“¿Sí? ¿Piensas frecuentemente en mí, Potter?” preguntó Draco con una sonrisa petulante deteniéndose a su lado y observándolo curioso.
“Últimamente, sí,” replicó Harry sonriendo, aunque la sonrisa realmente fue para sí mismo, porque no se permitió voltear a mirarlo. Disfrutaba la molestia que emanaba de los poros del Slytherin ante la falta de atención física de Harry. Aún cuando sus palabras fueron dulces, esto no era suficiente para el otro hombre.
“¿Por qué estás haciendo todo esto sin magia? Podrías haber terminado hace siglos,” preguntó Draco incrédulo señalando la hilera de plantas que estaba podando.
Harry soltó una risita mientras seguía podando las hojas de una hortensia morada. “Disfruto trabajar con las manos. Me relaja,” añadió.
“Sé de algo que también relaja,” señaló Draco dirigiéndole un guiño breve y dándole un ligero codazo en las costillas.
Harry se volvió hacia él con una sonrisa radiante para hacerle sentir todo el peso de su mirada y se sintió feliz al ver que el otro entreabría ligeramente los labios. “¿Te refieres a cocinar? Porque he descubierto que también es relajante,” replicó fingiendo inocencia.
Draco puso los ojos en blanco. “No, no me refería a eso en absoluto.”
Harry fingió confusión. “¿Entonces a qué te referías?”
Draco lo miró con la boca abierta al mismo tiempo que se cruzaba de brazos. “Al sexo, Potter. Estaba hablando de sexo.”
“¿Quieres tener sexo con tío Harry?” llegó una voz ligeramente disgustada desde la puerta trasera. Harry rió quedamente mientras Teddy se acercaba a ellos y miraba a Draco como si tuviera dos cabezas. “Tío Harry, ¿tú lo sabías?” le preguntó.
“Lo sospechaba. Soy irresistible, ¿sabes?” le contestó a Teddy con un guiño.
Teddy rió e hizo un gesto de fastidio. “Creo que deberías esperar,” comentó con una sonrisa petulante. “Cuando menos haz que te invite a cenar o algo así.”
Harry apenas si pudo contener una carcajada. Al parecer, Teddy había estado viendo demasiada televisión y se sintió agradecido de que Andrómeda no estuviera cerca para escucharlo decir semejantes cosas. “Creo que tienes razón, Teddy,” replicó despeinándole el cabello. “Quizá debería esperar hasta que me hiciera un regalo, o una proposición,” añadió moviendo los dedos de la mano izquierda como si estuviera presumiendo un anillo de compromiso y Teddy asintió entusiasta.
“Sería genial si te casaras con Draco, ¡entonces serían una familia de verdad!” gritó emocionado.
Harry le dirigió una mirada de disculpa a Draco, pero no pudo contener la carcajada al ver la expresión agria de éste. “Me alegra que ambos lo encuentren divertido,” se quejó.
“Oh, por favor, ten un poco de sentido del humor,” lo reprendió Harry.
Teddy se rió pasando rápidamente al motivo por el que había salido. “Harry, ¿podemos volar hoy?”
“Seguro, campeón, ve a cambiarte y volaremos un poco antes del almuerzo,” le dijo Harry sonriendo.
Teddy lo miró feliz antes de salir corriendo para alistarse. “Inténtalo con más ganas, tío,” le gritó a Draco antes de perderse de vista.
“Creo que eres una mala influencia sobre ese niño,” se quejó Draco molesto.
“¿Yo?” replicó Harry riendo. “Yo no fui el que se puso de fresco en el jardín trasero,” replicó fingiendo estar ofendido.
“Eres insufrible,” gruñó Draco. “Todo el tiempo supiste que estaba ahí, ¿verdad?”
Harry soltó una carcajada asintiendo. “Lo escuché abrir la puerta.”
“Podrías haberme advertido,” se quejó.
Harry frunció el ceño. “¿Y en dónde habría quedado la diversión?”
Draco suspiró dramáticamente y ya iba a marcharse cuando Harry lo sujetó del brazo. “¿De verdad saliste tan sólo para hacerme esa proposición?” le preguntó levantando una ceja.
“No... te hice una proposición. Simplemente comenté que podrías pasar mejor el tiempo,” dijo y Harry no pasó por alto el hecho de que no había contestado su pregunta.
“¿Lo pasaría mejor durmiendo contigo?” preguntó sonriendo.
Draco se encogió de hombros. “Quizá.”
Harry se quitó los guantes de jardinería y los dejó caer sobre el camino de piedra. Acunó suavemente la mejilla de Draco y le dio un beso casto sobre los labios. “No lo dudo, pero ya te dije por qué no puede pasar.”
“Porque quieres una relación,” exhaló Draco y Harry asintió dejando que su mano cayera a su costado.
“No creo poder hacerlo,” dijo Draco escuchándose un poco molesto al respecto, o cuando menos Harry se lo imaginó así.
Sonrió débilmente asintiendo. “Lo sé. Pero si alguna vez cambias de opinión, ya sabes donde encontrarme,” añadió atorando un mechón de cabello rubio detrás de la oreja de Draco.
Respiró profundo y regresó a la casa para tomar su equipo para ir a volar con Teddy. No sabía si Draco cambiaría de opinión, pero él podía esperar. Con el paso de los años había aprendido a ser paciente y ya tenía rato desde que alguien le había interesado tanto como Draco, le daría tiempo y espacio para que tomara una decisión.
No serviría de nada obligarlo.
**
“Tan trágico,” suspiró Andrómeda asomándose por la ventana de su chalet en la parte trasera de la casa. Había observado la escena entre Harry y Draco como si fuera una novela matutina. “Es evidente que están enamorados, pero se rehúsan a hacer algo al respecto.”
“No tienen remedio, ¿verdad?” meditó Narcisa a su lado.
“No hables en plural, es evidente que es Draco el que está ocasionando los problemas,” observó Minerva.
Andrómeda se rió. “Pero Harry se está comportando mucho más pasivo de lo habitual. Quizá Draco ya hubiera cambiado de opinión si Harry fuera un poco más agresivo como con otros pretendientes,” sugirió.
“Sólo ha pasado un día,” señaló Narcissa. “No esperarán que Draco diera su brazo a torcer tan fácilmente.”
Minerva entrecerró los ojos. “Han estado jugando al gato y al ratón desde que eran estudiantes Cissy, sí te percataste, ¿no?”
Narcissa suspiró mirando a través de la ventana. “Sí lo vi en ese entonces, pero era tan joven que no quise interferir en su vida amorosa a tan temprana edad. Necesitaba descubrir por sí mismo por quién se sentía atraído o no.” Observaba a Teddy volando bajo en el jardín con Harry a su lado y sonrió. “Es tan bueno con Teddy,” señaló con una sonrisa nostálgica. “Extraño a Draco a esa edad.”
Andrómeda asintió. “Yo opino que Harry es un poco indulgente con el niño, pero Teddy es un chico inteligente y dulce, así que debe de estar haciendo algo bien. He intentado mantenerme al margen de su crianza desde que llegué aquí, después de todo, Nymphadora y Remus le dejaron el niño a él.” observó a los chicos zambullirse y maniobrar, e hizo una mueca cuando se detuvieron a escasos centímetros del suelo.
“Bueno, yo creo que está haciendo un trabajo excelente, y espero con ansia ver cómo le va a Draco como maestro de pociones,” añadió Minerva.
“Sí, se emocionó mucho cuando le comenté sobre el puesto. Luego, cuando Harry vino en persona a ofrecerlo,” soltó una risita. “Eso hizo prácticamente imposible que Draco pudiera decir que no. Fue un movimiento muy astuto, Minnie.”
La directora movió la cabeza en señal de agradecimiento para luego darle un trago a su té. Llevaban meses reuniéndose así, chismeando sobre todo tipo de cosas, pero no comenzaron a confabular si no hasta que Narcissa mencionó que Draco le había pedido que comprara una copia de la Bruja Semanal que tenía a Harry en la portada.
Andrómeda había mencionado en un par de ocasiones lo solo que se veía Harry y que desearía que encontrara un buen chico con quien sentar cabeza para que así Teddy tuviera una familia estable y ella pudiera viajar. Deseaba desesperadamente que Harry fuera feliz después de todo lo que había pasado.
Entonces, cuando Narcissa mencionó la obsesión - bastante grande - de su hijo por el chico, todas las piezas encajaron. Se veía tan simple. Draco y Harry eran la pareja perfecta. Habían crecido juntos, ambos habían tenido posiciones difíciles durante la guerra, eran de temperamento fuerte y pasiones encendidas, parecía algo perfecto.
Salvo que por el otro lado también eran iguales. Los dos vacilaban.
Después de que Narcissa reportara lo que había ocurrido entre los chicos en la Mansión, supieron que juntarlos iba a ser mucho más difícil de lo que habían anticipado. Esperaban que la cercanía y el contacto constante fuera suficiente, pero al parecer no tenían tanta suerte.
Una cosa era cierta, los chicos eran cabeza dura.
“Si tan sólo Harry se acostara con él, Draco cedería a cualquier cosa que le pidiera,” meditó Narcissa. Sabía que el enamoramiento de su hijo quedaría sellado si alcanzara la intimidad completa con el otro hombre. “Si Harry persiste en mostrarse tímido, lo más probable es que Draco evite para siempre una relación con él,” añadió.
“Sí, y por supuesto, Harry cree que está siendo noble al no acostarse con él,” observó Minerva.
“Está protegiendo su corazón,” susurró Andrómeda provocando que las otras dos la miraran confundidas. “Resulta que Gabe, el último hombre con el que Harry se acostó, sólo lo estaba utilizando por su fama. Le iba a dar una entrevista bastante jugosa a Rita Skeeter sobre todo el romance.”
Las otras mujeres jadearon. “¿Y qué pasó? Nunca leí nada en el Profeta. Todo el mundo sigue pensando que el chico prefiere a las mujeres,” dijo Narcissa.
“Yo,,, lo silencié,” comentó Andrómeda guiñando un ojo. “Nada demasiado indecoroso, claro está, pero siempre lamentará el día en que conoció a Harry.”
“Qué bueno,” murmuró Minerva. “Espero que le hayas dado una buena varicela de dragón ya que andabas en esas,” resopló y las otras dos estuvieron de acuerdo. Harry era un chico demasiado dulce y gentil como para que se aprovecharan de esa forma de él.
“Esto va a necesitar de más maña de lo que habíamos pensado originalmente,” meditó Narcissa. “Los dos son lo suficientemente necios como para mantenerse en sus trece a menos que nosotras hagamos algo.”
“La cuestión es, ¿qué será más fácil? ¿Hacer que Harry ceda y se acueste con Draco o que Draco admita que quiere una relación?” preguntó Minerva al grupo.
Se miraron unas a otras e inmediatamente comenzaron a reír. “Tenemos el camino trazado, señoras,” comentó Andrómeda al fin, levantando su taza para brindar con las otras mujeres. “Por el amor,” dijo.
“Por el amor,” repitieron las otras y comenzaron a planear su siguiente movida.
N/A: Me encantan mis señoras y sus maquinaciones.
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