Instinto - Fullmetal Alchemist
Título: Instinto
Fandom: Fullmetal Alchemist
Claim: Edward Elric/Martel (Marta)
Género: Romance/General
Notas: Universo Alternativo. Regalo para serena_m_lupin.
Advertencias: Sexo implícito, nada grave.
Instinto
Hacía relativamente poco que ambos habían empezado con aquello. ¿Por qué? No son pareja, y se conocen desde hace unos meses, gracias a Alphonse. Ella decía que era por agradecimiento, porque le habían salvado la vida. A Edward no le había hecho gracia desde el principio. ¿Por qué no devolverle aquello en ésta ocasión con la misma moneda? ¿Por qué así, cuando Martel es capaz de salvarles el culo a él y a Al en cualquier ocasión? Por no hablar de que ese cambio equivalente estaba dirigido a él por la falta de cuerpo de Alphonse (e imaginarse la misma situación con su hermano pequeño le ponía los pelos de punta).
Se mostraba reacio siempre que ella le acorralaba, en los últimos encuentros sin necesidad de darle la misma explicación que la primera vez. Se dedicaba a besarle con rudeza, sujetándole el cuello para evitar que pudiera echarse atrás, como si se tratara de una presa en una caza rutinaria. Sin embargo, cuando comenzaba a contonearse y a deslizarse, ágil por el cuerpo de Edward para deshacerse de su ropa, éste no tardaba en dejarse llevar por el asunto, resignado, y soltando un pequeño gruñido.
-Debes de ser el primer hombre en el mundo que tiene quejas por tener a una mujer encima -dijo en una ocasión, burlona.
Pero no era del todo cierto. No se quejaba por besar noche sí y noche no los gruesos -y apetecibles, todo hay que decirlo- labios de Martel, sino por la confusión que le embargaba al despertar horas después.
-Si no estás de acuerdo con todo esto, ¿por qué no hablas con ella, hermano? -había razonado Alphonse, tras la pequeña confesión (“adivinando” lo malhumorado que estaba su hermano mayor)- ¿No te has parado a pensar que si continúa con esto, es porque ella quiere? Quiero decir, las mujeres (y más aún con el carácter de Martel), no se obligarían a ese tipo de cosas.
Cuando Al dijo eso último, la primera persona que llegó a su cabeza fue Winry. Tal vez tenía razón, y debiera hablar con ella, al menos sólo por la curiosidad: ¿por qué volvía? ¿por qué él, un -por mucho que doliese admitirlo- canijo, que además es alquimista nacional, aliado de los que la habían transformado en quimera?
-Tu hermanito tiene razón -respondió, cuando Edward reprodujo las palabras de Al- La verdad es que me gusta pensar que la excusa del “intercambio equivalente” funciona con un “friki” de la alquimia como tú.
Las orejas de Edward se pusieron rojas.
Fandom: Fullmetal Alchemist
Claim: Edward Elric/Martel (Marta)
Género: Romance/General
Notas: Universo Alternativo. Regalo para serena_m_lupin.
Advertencias: Sexo implícito, nada grave.
Instinto
Hacía relativamente poco que ambos habían empezado con aquello. ¿Por qué? No son pareja, y se conocen desde hace unos meses, gracias a Alphonse. Ella decía que era por agradecimiento, porque le habían salvado la vida. A Edward no le había hecho gracia desde el principio. ¿Por qué no devolverle aquello en ésta ocasión con la misma moneda? ¿Por qué así, cuando Martel es capaz de salvarles el culo a él y a Al en cualquier ocasión? Por no hablar de que ese cambio equivalente estaba dirigido a él por la falta de cuerpo de Alphonse (e imaginarse la misma situación con su hermano pequeño le ponía los pelos de punta).
Se mostraba reacio siempre que ella le acorralaba, en los últimos encuentros sin necesidad de darle la misma explicación que la primera vez. Se dedicaba a besarle con rudeza, sujetándole el cuello para evitar que pudiera echarse atrás, como si se tratara de una presa en una caza rutinaria. Sin embargo, cuando comenzaba a contonearse y a deslizarse, ágil por el cuerpo de Edward para deshacerse de su ropa, éste no tardaba en dejarse llevar por el asunto, resignado, y soltando un pequeño gruñido.
-Debes de ser el primer hombre en el mundo que tiene quejas por tener a una mujer encima -dijo en una ocasión, burlona.
Pero no era del todo cierto. No se quejaba por besar noche sí y noche no los gruesos -y apetecibles, todo hay que decirlo- labios de Martel, sino por la confusión que le embargaba al despertar horas después.
-Si no estás de acuerdo con todo esto, ¿por qué no hablas con ella, hermano? -había razonado Alphonse, tras la pequeña confesión (“adivinando” lo malhumorado que estaba su hermano mayor)- ¿No te has parado a pensar que si continúa con esto, es porque ella quiere? Quiero decir, las mujeres (y más aún con el carácter de Martel), no se obligarían a ese tipo de cosas.
Cuando Al dijo eso último, la primera persona que llegó a su cabeza fue Winry. Tal vez tenía razón, y debiera hablar con ella, al menos sólo por la curiosidad: ¿por qué volvía? ¿por qué él, un -por mucho que doliese admitirlo- canijo, que además es alquimista nacional, aliado de los que la habían transformado en quimera?
-Tu hermanito tiene razón -respondió, cuando Edward reprodujo las palabras de Al- La verdad es que me gusta pensar que la excusa del “intercambio equivalente” funciona con un “friki” de la alquimia como tú.
Las orejas de Edward se pusieron rojas.