La crisis de los 30!!
Reto: Especial
Autora: mar_narusegawa
Rating: PG
Advertencias: Estoy en finales y no estoy cuerda!!
Pd. Para nande que me animó a escribir y a publicar y por supuesto a Draco!!
Draco llevaba la cuenta desde un año antes, sabía que ese día nefasto llegaría, había llevado la cuenta en un calendario que tenía en la parte baja de su cómoda. Cada día menos, cada día que pasaba era marcado con rojo, como si un poco de sangre quedará estampado cada noche.
Cuando faltaba una semana, comenzó una especie de frenesí, en todos lados veía gente vieja y molesta; le tocaba en el ministerio tratar con brujas viejas que no paraban de hablar de sus achaques, los ancianos lo fastidiaban en el Callejón Diagon con sus pasos lentos y su molesto olor a col pasada.
Eso era lo que más le preocupaba a Draco, el envejecer, el dejar de ser el guapo dios del sexo; que empezaría a tener arrugas, que se le caerían los dientes y usaría anteojos para poder leer.
No, no y no Draco Malfoy no iba a envejecer y menos iba a cumplir 30, así inició la cruzada más grande de todas las que se han conocido. Revisó y revisó libros, visitó personas, incluso las amenazó, pero no hubo respuestas que le ayudaran, nadie sabía dónde estaba la maldita fuente de la eterna juventud y mucho menos sabían como hacer el hechizo que mantuvo joven a ese mago Dorian Gray.
Así que no le quedaba más que dejarse morir de hambre esperando que para el día de su desgracia, ese día que se acercaba poco a poco, para ese momento ya no estaría vivo. Moriría joven y hermoso, en toda su gloria.
Como ese muggle del que el tonto de Potter le habló, ese que había conquistado el mundo con sus faldas cortas y su sombrero con plumas. Ese Alejandro el malo o el magno o como fuera.
Con esta idea comenzó la larga letanía, tenía que dejar de respirar, pero diablos, no pudo aguantar mucho; decidió dejar de comer, hasta sucumbir de hambre, pero en la noche no resistió más y tuvo que asaltar el refrigerador de la mansión y no paró de comer hasta que se acabó la despensa.
La última y desesperada idea que se le ocurrió fue atacar al héroe mágico del mundo, esperando recibir la maldición asesina o mínimo una sentencia en Azkaban, así nadie vería como envejecía.
Draco llevaba una hora esperando a que ese estúpido Potter apareciera en la entrada de su casa, estaba decidido, lanzar un hechizo y olvidarse de todo.
Justo en ese momento apareció, Draco sin pensarlo salió detrás de él y le lanzo un sectusempra, el primer hechizo que se le ocurrió y que le recordó de inmediato esa escena en el baño
Cerró los ojos esperando un Avada, pero lo único que escuchó fue un débil expelliarmus. ¿Potter era idiota o arreglaba todo con ese hechizo?
Ese fue el inicio de su peor pesadilla, Potter pensando que Draco había sufrido un Imperius, o que estaba enfermo mental, decidió seguirlo por todos lados.
Cuando por fin Draco a regañadientes le explicó su plan maestro, sólo consiguió una de las miradas más asombradas de su vida y una carcajada que retumbó por todo el salón.
Harry le aseguró a Draco que aunque tuviera 100 años seguiría siendo el hombre más sexy del mundo mágico, o al menos eso era lo que decía Corazón de Bruja y que respaldaba Corazón de Mortífago; claro, no es que él las leyera.
Con esa idea en la cabeza, Draco decidió darle al mundo un poco más de la belleza Malfoy por unos años más, siempre y cuando no hubiera grandes cambios en él.
Por fin llegó ese temible día, su cumpleaños número treinta, esa maldita fecha. Desde el momento que se levantó sintió sobre sí el peso de treinta o más años, su espalda le dolía, la vista empezaba a fallar y cuando salía del baño vio algo que lo horrorizó…
Era una arruga, una enorme arruga en la comisura de su boca, eso era imposible, tenía una rutina de belleza impecable, meticulosa y perfecta, pero, pero ahí estaba. Era una arruga de enormes proporciones, eran dos centímetros que iban desde la aleta de su nariz al inicio de su boca.
Él la podía ver, ahí estaba esa arruga, esa muestra de que estaba envejeciendo de manera irremediable, no paró hasta poder tomarse una foto y hacerle un acercamiento a esa cosa.
Sin pensarlo, se la mandó a ese Potter para demostrarle que se había equivocado, que estaba anciano y que debió de haberlo dejado morir.
A la media hora recibió una lechuza que le entregó una carta de Potter dónde le decía que estaba loco, que era su imaginación, que lo único que podía ver era que Draco había olvidado vestirse y que la foto era muy reveladora.
Draco no sabía si llorar o reír, Potter le había subido el ánimo, lo había hecho sentir de nuevo sexy y ardiente, sobre todo la nota final donde lo citaba en el restaurant más caro del mundo mágico.
Con esto en mente, decidió arreglarse lo más provocativamente posible; a pesar de sus años recientemente adquiridos, tenía ese cuerpo que aún no sufría muchos cambios de un día para otro.
Tenía esos músculos que hacían babear a más de uno y ese cabello que lo hacía irresistible, pero, más que eso, tenía el mejor trasero del mundo mágico, por lo que decidió ponerse ese pantalón negro…
Al fin y al cabo los treinta eran los nuevos veinte y esa noche el héroe mágico sabría lo que significaba domar un Dragón.