Título: La Mansión Malfoy
Personaje: Harry/Draco
Rating: NC17
Género: Slash
Advertencias: Ninguna
Notas: Continuación
Perfecto Notas2: Series de one shot que van saliendo según se leen los retos, ojalá se pueda llegar así hasta el último reto.
Disclaimer: Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling, Bloomsbury Publishing, Scholastic Inc. y AOL/Time Warner Inc. Nadie gana ningún beneficio económico con esta historia ni se infringen deliberadamente derechos de autor.
XIII
La Mansión Malfoy
A Harry no le gustaba ir allí. No solo era porque era un lugar que le recordaba a la guerra, pese a todas las modificaciones y remodelaciones que Narcissa le había hecho. Había algo allí que no le gustaba. Era una sensación de presión en su pecho cada vez que entraba allí. Era casi como sentir la reprobación de toda la línea familiar de los Malfoy.
Aún así, tomó aire y tocó con la varita la reja alta de metal. Era un intento vano, pues por más que Draco y Lucius mismo lo habían intentado, aún después del matrimonio, la Mansión no quería reconocer la magia de Harry como parte de la magia de los Malfoy. Por lo tanto no le hacía caso.
Sin embargo esta vez la Mansión abrió sus rejas rápidamente, sin sonar como bisagras viejas además. Sorprendido, entró antes de que la Mansión decidiera cambiar de opinión y avanzó por los jardines, donde los pavos albinos seguían paseando libremente alrededor de la fuente. Harry puso los ojos en blanco por ello, le parecía demasiado que tuvieran esos pavos albinos allí.
No se detuvo hasta que estuvo en las puertas de roble, estas se abrieron apenas terminó de subir la pequeña escalinata. El interior de la Mansión, iluminado por las ventanas abiertas, lo recibió.
Miró cautelosamente al interior, todo estaba en silencio, como siempre, y no había nadie a la vista.
Subió las escaleras de dos en dos hasta el segundo piso y luego siguió de largo por el pasillo que ya se conocía de memoria, pese a haber estado allí apenas un par de veces.
Su corazón latía con fuerza y sentía las manos calientes y húmedas. No había sabido de Draco en tres días; la última vez que se habían visto habían tenido una discusión bastante fuerte, y Draco se había marchado enfadado. Harry ya estaba acostumbrado a ello, a que discutieran y uno de los dos saliera enojado. Pero no a que Draco tardara tanto en dar señales de vida. Le había escrito dos cartas y no había recibido respuesta, y ya empezaba a asustarse.
Solo habían dos sitios a donde Draco podría ir, uno era la casa de Blaise y Daphne, y el otro, la Mansión Malfoy, aunque a Draco no le gustaba mucho ir allí porque su padre siempre ponía esa mirada de “te lo dije” que a Draco tanto estresaba. Había estado esa mañana en la casa de Blaise y Daphne y sabía por ellos que Lucius y Narcissa habían ido a pasar dos semanas a Francia, así que era seguro que Draco estaba en la Mansión.
Llegó hasta la puerta oscura que daba a la habitación de Draco y tocó dos veces, no hubo respuesta alguna.
Frunció el ceño e insistió, y entonces la manija se abrió suavemente. Harry miró con recelo la puerta y luego la empujó con la punta de la varita. Dentro la habitación estaba oscura y caliente por las cortinas cerradas. Al fondo se podía ver la cama alta y con doseles verdes y a alguien allí.
-¿Draco? -preguntó Harry, caminando con prisas hacia la cama.
Soltó un jadeo al ver a Draco allí, con el rostro sonrojado y los labios rojos. Tocó su frente y estaba muy caliente.
-¿Draco? -llamó una vez más, pero el chico no respondió.
Sus ojos estaban entrecerrados y parecía sufrir por la fiebre.
-¡Draco! -gritó un poco más fuerte, el chico al fin abrió los ojos un instante, antes de suspirar.
-Harry… me siento mal.
-L o sé, lo sé… espera -Harry bajó corriendo al recibidor para usar la chimenea y llamar a un medimago, luego volvió a donde Draco estaba y conjuró un depósito de agua fresca y un paño.
Draco pareció calmarse un poco al sentir el agua fresca sobre su frente y Harry se quedó a su lado hasta que vino el medimago e informó que Draco tenía una fuerte neumonía y que había empeorado al no ser atendido de la fiebre.
-Parece que los elfos se fueron con Lucius y Narcissa, como no había nadie con él, no pudimos cuidarlo -se excusó Harry, sintiéndose culpable por haber esperado tanto pensando que se trataba de una pelea más.
El medimago le dio una gran cantidad de pociones y recomendaciones que debía seguir, entre ellas, no moverlo de allí hasta por lo menos unos cuantos días más.
A Harry no le quedó más remedio que traer algunas cosas e instalarse junto a Draco en la habitación, esperando que mejore para poder irse.
Aunque lo cierto es que la Mansión ya no se sentía tan opresiva y hasta parecía colaborar con él, dejándolo encontrar las cosas que necesitaba en el momento requerido para poder atender a Draco.
-Lamento haberme ido así, estaba muy enfadado.
-Eso no importa ahora -le dijo Harry, muchas horas después y recostado junto a él, cuando la fiebre ya casi había desaparecido -, debiste haber vuelto si te sentías un poco mal. ¿Qué tal si la Mansión no me dejaba entrar? Nunca me dejaba hacerlo; hubiera tenido que esperar a Lucius y Narcissa, o suponer que estabas en otro sitio.
-No pensé que estaría tan mal. Además, la Mansión nunca te negaría la entrada si es que vienes a ayudar a uno de nosotros. Eso te convierte en parte de la familia.
-¿En serio? ¿Una Mansión decide cuando soy parte de la familia?
Draco negó con la cabeza y bajó un poco la voz.
-A estas alturas ya deberías saber que la Mansión es mucho más que una simple mansión. Y deberías cuidar lo que dices, si no quieres aparecer en el techo o algo peor.
Harry frunció el ceño, pero no se atrevió a no creerle a Draco, después de todo, no quería aparecer en algún lejano a esa cama, junto a Draco.
TBC