Feb 17, 2010 07:03
Acabo de terminar el episodio 30 de Fullmetal Alchemist Shintetsu. El Exterminio de Ishbal. Recuerdo que cuando ví la primera adaptación me impresionó muchísimo. Cuando lo leí en el manga, donde todo es aún más intenso, me dí cuenta por qué: porque me recordó a la invasión a Irak. Y ahora lo acabo de vivir con más fuerza aún, y me ha dejado el corazón en penumbras.
Viví esa mancha negra de nuestro siglo desde lejos, ya que en esos tiempos me encontraba alejada de los medios de comunicación y me enteraba muy esporádicamente de lo que estaba ocurriendo. En esos tiempos, en mi mente la situación era "una guerra", con el breve dolor lejano de quien comprende la guerra como un elemento básico de nuestra naturaleza retorcida y sangrienta. En esos tiempos, yo no sabía que era en realidad una masacre con miras de ocupación. Más tarde conocí los detalles y me avergoncé de mi indiferencia e ignorancia, de haberme convertido en un ser plástico, insensible.
Han pasado unos años y nunca más he vuelto a ser aquella cosa detestable. Es ciertamente incómodo y difícil, viviendo en una sociedad que considera la sensibilidad estupidez, o debilidad, que alguien comprenda por qué se me cae una lágrima cuando veo cadáveres entre escombros después de una bomba en el Líbano. Que me duela el dolor ajeno. Es incómodo, difícil, y más de uno me dice, inútil, lamentar muertes lejanas.
Pero yo creo que cada vida vale muchas vidas, y que cada vez que una esquirla mata un bebé se quiebra el balance de nuestra cosmicidad, de nosotros como Humanos, como parte del Universo. Pero que cuando uno de nosotros siente ese sacudón, esa tristeza, estamos siendo humanos, todavía merecedores del nombre, porque así como hay tantos capaces del horror, los hay que practican el bálsamo de la misericordia.
Por eso, no me avergüenza derramar una lágrima viendo muertes falsas. Por eso, doy gracias por este corazón demasiado tierno.
Sólo le pido a Dios que la Guerra no me sea indiferente:
es un monstruo grande, y pisa fuerte toda la pobre inocencia de la gente.
elucubraciones de madrugada,
repentino sentimiento