Pareja: Kwon Jiyong x Dong Youngbae (GDYB)
Clasificación: +15
Resumen: Porque solo quería protegerlo... Era lo único que importaba
Notas de la autora: Bueno, este fic fue inspirado en una visita al museo (en realidad en la conversación que tuve de regreso a casa con mi mejor amiga).
Lo envié a un concurso en una página de Facebook, y quedé en tercer lugar (MUERAN MARY SUE'S!!!). En realidad no sé si pueda publicarlo aquí, pero como estoy considerando (bajo presión) escribir una segunda parte. lo haré.
P.D: Amo las relaciones enfermizas (ficticiamente, claro)
Hay más fics
aquí.
----------------------------------------------------
Todo fue muy inocente al principio.
Aquel chico simplemente había querido ser amable con Youngbae cuando este accidentalmente dejó caer sus hojas por el piso del pasillo.
No era gran cosa.
Ese chico era muy agradable, incluso le había sonreído y dicho que debía ser más cuidadoso. Y entonces había seguido su camino hacia el aula 205.
Youngbae solo quería agradecerle.
Por eso al día siguiente, cuando descubrió cual era su asiento (tercera fila desde la puerta, el segundo asiento desde el frente), Youngbae dejó un pequeño regalo en el escritorio antes de correr a su clase.
Pero él siguió apareciendo.
A donde volteara, Youngbae seguía viendo a aquel chico. Sonriendo, hablando con algún profesor, ayudando a alguien más, siendo amable con todos…
Poco después escuchó su nombre.
Kwon Jiyong era alguien bastante normal, bastante guapo y algo excéntrico a su propia manera, pero Youngbae no podía sacárselo de la cabeza.
No se acercaba mucho a él, no quería asustarlo.
Pero Youngbae siempre estaba ahí. Si Jiyong necesitaba algo, Youngbae se encargaba de conseguirlo para él. Solo para él
Porque él era diferente, porque él lo era todo.
Daesung decía que debía dejar de mirarlo, dejar de estar tan pendiente de él. “Da miedo” decía en broma, pero ¿por qué tendría que detenerse si solo estaba ayudando a Jiyong?
Y no importaba cuanto lo mirara, él estaba enamorado.
--------------------------------------------------------------
Por supuesto que Jiyong sabía que había algo mal.
Los regalos siguieron apareciendo poco a poco, y cada vez se volvían más personales. Pasaron de ser dulces y chocolates a ser discos de sus artistas favoritos, o libros que había estado hojeando en la librería pero que no había podido tener.
Al principio nadie notó nada y Jiyong decidió no hacer una tormenta en un vaso de agua, así que tampoco se le ocurrió mencionarlo. Sin embargo, Seunghyun lo notó cuando los regalos se fueron haciendo más costosos y más grandes.
-¿Una admiradora de nuevo?- preguntó casualmente un día. Jiyong se encogió de hombros.
-Tal vez, no han dejado una nota.
-Me están dejando sin opciones- dijo Seunghyun torciendo el gesto- ¿Ahora qué te regalaré de cumpleaños?
Jiyong sonrió antes de besar a su novio.
No estaba consciente de que alguien lo observaba, de que alguien siempre estaba ahí.
-------------------------------------------------------------
Las cosas no debían cambiar
Youngbae solo quería asegurarse de que Jiyong estaba bien, solo quería serle útil, y pese a que sabía que no tenía ningún derecho sobre él, le dolió.
Ese beso le dolió.
Daesung seguía sin entenderlo. No podía entender porque de pronto un completo desconocido se había convertido en su mundo, pero Youngbae sabía que no importaba que intentara explicárselo.
Nadie entendería nunca, porque ellos jamás se habían enamorado.
Porque Youngbae podía ver la belleza de los movimientos de Jiyong. Sabía que así como podía ser amable, podía ser terco, y estaba seguro de que ni aquel chico que lo había besado sabía apreciar todo lo que Jiyong hacía.
Y aun así, Jiyong lo prefería a él.
Youngbae podía escucharlos discutir. Día a día había algo que hacía que Jiyong perdiera la paciencia y terminara gritándole al otro chico, quien generalmente terminaba marchándose enfadado del lugar.
Y Youngbae comenzaba a enumerar sus fallas una a una.
“A Jiyong no le gusta que llegues tarde, haces que se preocupe”
“Jiyong pasó una hora completa preparando tu almuerzo para que llegues y digas que ya comiste”
“Jiyong notó cuando miraste a esa rubia”
Y Youngbae pensaba que era imposible que él se equivocara.
Porque Youngbae sabía que Jiyong se esmeraba todos los días en ser mejor para su novio. Porque Jiyong realmente lo amaba, porque estaba dispuesto a mejorar sus defectos, porque aquel chico significaba mucho para él y hasta Youngbae podía verlo. Sin embargo, había decidido no intervenir en la vida de Jiyong.
Hasta que el accidente ocurrió.
-----------------------------------------------------------
Jiyong caminaba junto a Seunghyun después de que las clases de la tarde terminaron. Habían discutido de nuevo, y con tristeza Jiyong se dio cuenta de que ya se había acostumbrado a eso.
Las lágrimas aún no se secaban de sus mejillas y Seunghyun no le había hablado desde hacía una hora. Jiyong no podía dejar de pensar en que había hecho mal y en lo que podía hacer para que Seunghyun lo perdonara.
Iba tan metido en sus pensamientos que no puso atención a por donde caminaba hasta que escuchó el rechinido de unos neumáticos. Sorprendido, Jiyong levantó la mirada y vio un auto negro dirigiéndose a él.
Los siguientes minutos fueron confusos.
De pronto sintió que alguien lo jalaba del brazo y se vio tirado en el piso. El auto se estrelló contra un poste cercano junto al que Jiyong recordaba haber visto a un grupo de chicas. Todo el mundo se reunió alrededor del auto y comenzaron los gritos y murmullos.
-¡Jiyong!- le llamó alguien, y pronto los brazos de Seunghyun estaban a su alrededor.- Perdóname, no estaba poniendo atención, lo siento mucho…
Seunghyun continuó disculpándose, pero Jiyong no le hizo caso. Sus ojos apenas podían separarse del auto negro, del cual ahora sacaban el cuerpo inerte del conductor.
-¡Dae! ¡Dae!- alguien gritó a la distancia.
El chico rubio estaba sobre el pavimento mientras alguien intentaba reanimarlo. Jiyong vio llorar a un par de chicas, y supuso que eran amigas de aquel chico.
-¿Está bien?- le preguntó a Seunghyun en un susurro, pero él no lo escuchó. Nadie parecía escucharlo…
Pero un par de ojos obscuros se giraron a verlo, y a pesar de estar llenos de lágrimas, no pudieron evitar brillar ante la hermosa imagen de Jiyong.
-----------------------------------------------------------------
A partir de ese entonces, Youngbae cambió.
No solo porque su mejor amigo estaba en el hospital, inconsciente y con heridas graves. Se sentía culpable por haberle gritado a Daesung, por decirle que no quería estarlo esperando.
Youngbae sentía que era su culpa el accidente.
Su mente ahora solo estaba en el cuerpo inerte de su mejor amigo. Todos los recuerdos de su pasado habían comenzado a aflorar: las golpizas de su padre, la indiferencia de su madre, los intentos de hacer que sus padres se enorgullecieran de él y como fue ignorado una y otra vez…
Sin embargo, Daesung había estado ahí.
Estuvo ahí todo el tiempo, curando sus heridas, protegiéndolo cuando era necesario. Le dio un hombro en el cual llorar, y Youngbae siempre intentó cuidar de su amigo…
Le dolía saber que no había podido salvarlo
La mente de Youngbae estaba hecha un caos. Apenas conseguía ponerse de pie por las mañanas y no conseguía sacarse la imagen del rostro inconsciente de Daesung de la cabeza. La escena del accidente se repetía en su mente una y otra vez.
El tiempo seguía corriendo, las heridas seguían doliendo.
Todos los días la habitación de Daesung estaba repleta. Amigos, familiares o compañeros de clase de Daesung, todos deseaban que el joven se mejorara. Youngbae estuvo a su lado todos los días, mirando el monitor a un lado de su amigo como si eso fuese a hacer que él despertara.
Y entonces él apareció.
Fue toda una sorpresa que Jiyong entrara a la habitación. “Siento que fue mi culpa” murmuró mientras se acercaba a la cama de Daesung “Lo siento.” Youngbae no supo que decir. Cuando menos lo esperó ya estaba abrazando a Jiyong mientras él comenzaba a llorar.
Y entonces Youngbae lo decidió…
No podía dejar que nada le pasara a Jiyong
No estaba dispuesto a perderlo. Sin Daesung a su lado, Youngbae no tenía nada. Estaba perdiendo a su soporte, a la única persona que le había recibido con los brazos abiertos cuando había dejado su casa… No podía perder a Jiyong también.
Tenía que salvar a Jiyong.
No fue difícil. Youngbae conocía la rutina de Jiyong al derecho y al revés. Sabía lo que debía hacer, sabía que estaba mal pero su corazón herido necesitaba ser curado de alguna forma.
“Primero a la universidad, después a la clase de piano. Si termina antes de medio día, irá a ver a su novio, si no directo al trabajo”
Youngbae necesitaba a Jiyong.
Youngbae debía tener a Jiyong.
En su interior, Youngbae sabía que estaba mal, que no había razón para que actuara de esa forma. Jiyong solo había sido amable, Jiyong no lo amaba…
Pero Youngbae lo amaba, Youngbae lo necesitaba.
------------------------------------------------------------
Jiyong había notado como su vida había cambiado.
En un principio se había acostumbrado a los regalos. Después de todo, si nadie había intentado lastimarlo no podía sentirse amenazado, tal vez incluso estaba agradecido.
Sentía que le importaba a alguien, ahora que Seunghyun se había vuelto tan frío con él.
Su relación parecía empeorar. Había dejado de esperar que Seunghyun lo llamara después de una pelea, había dejado de disculparse por las cosas que sentía, pero sabía que necesitaba a Seunghyun. Porque era todo lo que tenía, porque nadie más lo amaría como él lo hacía.
Aquel día Jiyong solo quería volver a casa, no quería ver a nada ni a nadie. El mundo había desaparecido para él porque simplemente no le encontraba más sentido a seguir luchando por arreglar su relación si era el único que lo intentaba.
Jiyong caminaba lentamente por las calles, con la mirada al frente aunque sin realmente mirar a nadie ni a nada. Tal vez si lo hubiese hecho podría haber notado los ojos que lo seguían desde hacía tiempo, que ahora no tenían nada de su timidez usual y que se habían convertido en los ojos de un depredador.
Despreocupadamente Jiyong se dirigió a su apartamento, el cual había estado deshabitado desde hacía tiempo, y sacó sus llaves para abrir la puerta.
A penas giró la llave, alguien lo empujó bruscamente al interior del apartamento. Jiyong se estrelló directamente contra la pared y un par de manos retuvieron sus brazos en su espalda.
-¿Qué demonios crees que haces?- gritó al escuchar la puerta cerrarse, intentando ver a su agresor por el rabillo del ojo.- ¿Qué quieres?
Nadie respondió.
Algo suave rodeo sus muñecas, juntándolas e impidiendo su movimiento, para que después una tela obscura cubriera sus ojos, obstruyendo completamente su visión.
-Suéltame- dijo Jiyong, retorciéndose en un intento de escapar de sus ataduras.- No sé quién eres ni que quieres de mi, pero…
-No has hecho nada, Jiyong-ah…
A Jiyong le pareció familiar esa voz, pero no podía ponerle un rostro.
-¿Quién eres?- insistió, intentando no mostrar su miedo aunque estaba seguro de que era más que evidente.
-Solo quiero que estés a salvo- murmuró el chico a su lado mientras lo encaminaba a la sala, ignorando su pregunta.
-¿A salvo de qué?- preguntó Jiyong, desorientado.
-De cualquier cosa que pueda lastimarte…
-¿Quieres protegerme y me atacas en mi propia casa?
-Hay muchas personas malas ahí afuera, Jiyong-ah- dijo esa voz, haciendo que Jiyong se pusiera cada vez más nervioso.
Pasó un tiempo en el que Jiyong intentó descubrir lo que la otra persona estaba haciendo. Sus pasos se escuchaban por toda la habitación, a veces se detenían y probablemente él estaba revisando sus cosas.
-Puedes llevarte lo que quieras- dijo Jiyong con la voz quebrada.- Tengo algo de dinero en el tercer cajón de la mesa de noche…
Jiyong escuchó los pasos alejarse y por un momento pensó que tal vez eso era lo que él quería.
-Creo que esto nos servirá para comprar comida- murmuró el otro chico, casi sonando preocupado- Tú refrigerador esta vacío, Jiyong-ah.
-¿Cómo sabes mi nombre?- preguntó el aludido- Si quieres llevarte algo, solo hazlo, no le diré a la policía…
-Pero son tus cosas, Jiyong-ah, no podría tomar lo que es tuyo- de alguna forma, el tono de la voz de aquel chico le hacían sentir a Jiyong que estaba hablando enserio, pero eso no ayudó a disipar su miedo.
-¿Qué es lo que vas a hacer conmigo?- preguntó, sintiendo temblar su labio inferior.
Los pasos se acercaron a su posición e instintivamente Jiyong se encogió ligeramente. Una mano pasó por su mejilla, en un gesto amistoso.
-Prepararé la cena, debes estar hambriento.- dijo él, obligando a Jiyong a ponerse de pie y a caminar hacia donde creía que estaba la habitación.- Necesito salir a comprar pero no puedo dejarte aquí solo, alguien podría lastimarte…
-No ocurrirá nada, estaré bien solo- dijo Jiyong atropelladamente.
-No, porque voy a esconderte- mientras hablaba, Jiyong pudo escuchar la puerta del armario crujir- Ahora, se buen niño y entra ahí.
Jiyong intentó resistirse, pero el otro chico era mucho más fuete que él y de un solo empujón consiguió meterlo al armario. Una vez ahí él ató sus pies y puso un pedazo de tela en su boca.
-Jiyong, algún día comprenderás todo esto…
Jiyong rezaba porque todo terminara pronto, sin saber que el tiempo seguía corriendo.
_________________________________________
Youngbae tuvo que forzarse a sonreír cuando salió a comprar.
Tuvo que repetirse una y otra vez mientras elegía los ingredientes, que estaba haciendo eso para que nadie pudiese lastimar a Jiyong. Tenía que demostrarle que lo quería, que no quería hacerle daño.
La cena de esa noche sería solo el principio. Daesung siempre había dicho que el mandú que Youngbae preparaba era el mejor del mundo, así que estaba seguro de que a Jiyong le encantaría. Lo prepararía con kimchi, porque Jiyong amaba el kimchi.
El olor comenzó a inundar toda la habitación, haciendo que Youngbae comenzara a sentirse conforme con su trabajo. Seguramente Jiyong tenía mucha hambre, Youngbae estaba seguro de que se había vuelto a saltar el desayuno como siempre lo hacía cuando peleaba con Seunghyun.
Ante el simple pensamiento del otro, los puños de Youngbae se cerraron mientras intentaba controlar sus emociones. No podía dejar que Jiyong lo miera molesto. Porque Youngbae no quería herir a Jiyong.
La cena estuvo servida poco después de las 7. Youngbae encaminó a Jiyong hacia la mesa en donde le quitó la mordaza (ahora cubierta de saliva y lágrimas) y le acercó una de las empanadas a la boca.
-Vamos, Jiyong-ah- dijo Youngbae con voz dulce.- Tienes que comer algo, estas muy delgado.
-Por favor déjame ir- murmuró Jiyong, sintiendo como sus ojos se humedecían de nuevo.
-Pero allá afuera te lastimarán- dijo Youngbae, alarmado- Jiyong-ah, no sabes de que serían capaces…
-Me tienes secuestrado en mi propia casa, ¿y quieres protegerme?
-Aquí yo puedo cuidarte, no dejaré que nadie te lastime- insistió Youngbae, tomando suavemente el rostro de Jiyong- Aquel chico que siempre te hace llorar no volverá a lastimarte.
Jiyong hizo una mueca de dolor, pero Youngbae la ignoró y le acercó de nuevo el mandú a la boca.
-Por favor, Jiyong-ah, no quiero que te enfermes…
La comida olía deliciosa y su estómago pedía a gritos algo de alimento, solo por eso Jiyong mordió el alimento que le ofrecían.
-¿Qué tal esta?- preguntó ansioso Youngbae.- Creo que le puse un poco más de sal que de costumbre, pero no debe de notarse mucho…
Jiyong no respondió pero siguió comiendo todo lo que Youngbae le acercaba a la boca.
-Vaya que tenías hambre- exclamó Youngbae una vez que terminó de alimentar a Jiyong.- La próxima vez prepararé ramen de kimchi. Te gusta, ¿no es así Jiyong-ah?
Jiyong permaneció en silencio unos cuantos minutos.
-Es injusto que tú sepas mi nombre y yo no conozca el tuyo- dijo en voz baja, intentando no temblar demasiado.
-Oh, es cierto- dijo Youngbae, casi sonriendo- Esta bien si me dices Bae.
-Entonces, Bae-shii- murmuró Jiyong- ¿podrías soltar mis manos?
Youngbae suspiró, negando suavemente con la cabeza, y acarició la mejilla de Jiyong.
-No aún, cariño- dijo- Todavía no confías en mí…
-Entonces, ¿podrías quitarme la venda de los ojos?- insistió Jiyong, comenzando a perder la calma de nuevo.
-No. Hasta. Que. Confíes. En. Mi- repitió lentamente Youngbae.- Es hora de dormir, Jiyong-ah
Youngbae lo llevó a su cama, y lo arropó. Era muy incómodo, porque a pesar de estar aterrado por la presencia de Bae, Jiyong no podía evitar notar la ternura en sus gestos.
Aun así le tomó varias horas por fin quedarse dormido. No pudo escuchar que Youngbae saliera de la habitación, así que no sabía en donde estaba y prefirió no moverse.
Youngbae lo observó durante toda la noche, contemplando su belleza mientras el deseo de proteger a Jiyong se hacía cada vez más fuerte.
_________________________________________
El sonido de las manecillas al moverse parecía volverse cada vez más fuerte.
Youngbae había preparado el desayuno aquella mañana (ramen de kimchi, como había dicho), y después de desayunar, se había sentado a su lado en la sala a leer en voz alta un fragmento del nuevo libro de la autora favorita de Jiyong.
Youngbae actuaba muy normal, y en otras circunstancias, Jiyong habría pensado en eso como una cita. Porque Bae era una persona amable, porque no había intentado lastimarlo… al menos no aún.
-Bae-shii- le llamó Jiyong suavemente, haciendo que Youngbae interrumpiera su lectura y lo mirara- ¿por qué estás haciendo esto?
En silencio, Jiyong contó los segundos que Youngbae tardó en contestar. Uno… Dos… Tres… Cuatro…
-Porque necesitas que te protejan- fue la respuesta, y Jiyong no pudo evitar pensar que el chico estaba sonriendo.- Estas herido y yo puedo curarte.
-¿Herido?
Una mano se posó en su mejilla, haciéndolo encogerse un poco.
-Sigues peleando con él, ¿cierto?- murmuró Youngbae- Aunque tal vez no debas preocuparte, él no está viendo a nadie más…
-¿Hablas de Seunghyun?- el miedo volvió a Jiyong, Bae conocía a Seunghyun… Lo conocía y podía lastimarlo…
-No te preocupes, lastimarlo a él querría decir lastimarte a ti y yo quiero protegerte- dijo Youngbae, sorprendiendo a Jiyong, mientras retiraba su mano de su mejilla- ¿Su nombre es Seunghyun?
Jiyong asintió en silencio.
-Haz estado siguiéndome- dijo con voz temblorosa.
-Tú apareciste en mi camino una y otra vez-dijo Youngbae sonriendo.- Sabía que no iba a gustarte verme cerca, así que solo estuve ayudando de lejos…
-¿Cómo?
-¿Te gustaron mis regalos, Jiyong-ah?
Jiyong se congeló.
Hasta ese momento no había relacionado los regalos con la presencia de Bae, pero todo tenía sentido. Ahora, Jiyong no sabía si debía tener miedo porque aparentemente Bae conocía todo de su vida y él no sabía quién era…
-Fuiste muy considerado- murmuró Jiyong, intentando controlar su voz.- Siempre me pregunté quién podría estarlo haciendo. Quería agradecerte…
-No es necesario- dijo Youngbae rápidamente.- Solo quería que supieras que alguien se preocupaba por ti.
-Seunghyun se preocupa por mí- dijo Jiyong.
-Entonces, ¿por qué no ha intentado llamarte?- dijo Youngbae y Jiyong pudo escucharlo pasar las páginas del libro de nuevo- ¿Por qué nunca intenta disculparse si él tiene la culpa?
Jiyong no pudo responder a eso.
_________________________________________
Youngbae intentaba no hostigar a Jiyong, después de todo era la primera vez que tenían contacto y estaba seguro de que el menor querría llevar las cosas con calma. Además estaba seguro de que Jiyong no iba a olvidar tan rápidamente a Seunghyun.
Durante los primeros días, Youngbae no intentó nada, simplemente se limitó a convivir con Jiyong e intentar averiguar más de él. Cuando debía salir por víveres dejaba a Jiyong encerrado en el armario (Es solo por precaución, decía) y se aseguraba de cerrar con llave la puerta.
Todos los días le ofrecía a Jiyong algo nuevo para probar, e incluso cuando Jiyong dijo que no le gustaban los pimientos, Youngbae dejó de comprarlos. Jiyong podía notar que Youngbae solo quería que él estuviera bien. Si Jiyong quería algo Youngbae lo conseguía para él, como llevaba haciéndolo desde hacía algunos meses.
No había querido preguntar mucho (no importaba que ya llevaran tiempo juntos, aún tenía miedo) pero Jiyong había podido averiguar algunas cosas acerca de Bae. No tenía familia aquí, su compañero de habitación estaba con su familia y prácticamente pasaba todo su tiempo solo.
-Dae decía que era raro que estuviera haciendo tantas cosas por un desconocido- le dijo Youngbae una noche mientras preparaba la cena.- Pero espero que entiendas que solo quería ayudar.
-No tenías porque hacerlo- murmuró Jiyong.
-Vales la pena- dijo Youngbae sonriendo.
-Sabes… que esto podría meterte en problemas, ¿cierto?- tartamudeó Jiyong.
-Claro que no- respondió Youngbae, riendo levemente.- ¿Es malo qué quiera ayudarte?
-Es malo que secuestres personas- respondió Jiyong.
-¿Secuestrar?- preguntó Youngbae, sorprendido.- Yo solo intento protegerte, Jiyong-ah...
-No creo que sea la manera correcta- dijo Jiyong, mordiendo levemente su labio, ideando una manera de que el mayor lo liberara- Tal vez… si me dejaras verte, si me quitaras las cuerdas de las manos… Tal vez, podríamos intentarlo…
Hubo un momento de silencio. Jiyong esperaba pacientemente a que Youngbae tomara su decisión. Sabía que lo estaba considerando porque era algo que Jiyong quería, pero no sabía si le daría tanta libertad.
-Te quitaré la venda- anunció Youngbae después de un rato- pero tus manos se quedarán así un poco más.
Jiyong asintió enérgicamente, aliviado de al menos tener esa opción.
-Cierra los ojos un momento- le pidió Youngbae, acercándose a él. Jiyong lo obedeció y sintió con la tela que había estado cubriendo sus ojos desaparecía.-Ahora, ábrelos lentamente…
La luz le molestó un poco después de casi una semana en completa obscuridad, pero cuando consiguió acostumbrarse, notó el par de ojos que lo miraban gentilmente.
-¡Vaya!- exclamó Bae, sonriendo levemente- Había olvidado lo bonitos que eran tus ojos, Jiyong-ah.
Ese rostro y esa sonrisa no parecían los de un secuestrador, eso fue lo primero que pensó Jiyong, pero de nuevo lo eran. Aun así Youngbae parecía no ser consciente de que lo que hacía era malo y seguía sin querer lastimar a Jiyong, ni siquiera levantaba la voz cuando Jiyong se negaba a seguir sus instrucciones.
-Gracias, Bae-shii- murmuró Jiyong. La sonrisa de Youngbae se ensanchó.
-Espero que no te moleste pero he estado ordenando tu casa. - dijo Bae, caminando de vuelta a la cocina- Había muchas cosas fuera de su lugar, y pensé que tal vez sería mejor si las ponía en donde pudieses encontrarlas fácilmente después.
Jiyong no dijo nada. Simplemente se concentró en el apetitoso olor que emanaba de la cocina, mientras Youngbae continuaba hablando de cosas que Jiyong no alcanzaba a entender.
_________________________________________
Jiyong se preguntaba porque nadie lo estaba buscando.
Ya había pasado más de una semana, y Jiyong creía que para ese entonces Seunghyun debía de estarlo buscando. Debía de estar preocupado e incluso ya debería de haber hablado con su madre o contactado con la policía.
Sin embargo nadie había llamado y tampoco habían ido a buscarlo a su casa. Era muy extraño, porque por muy voluble que Jiyong podía llegar a ser, jamás desaparecía tanto tiempo sin avisar a alguien.
Noche tras noche deseaba que alguien fuera a buscarlo, que alguien le dijera que todo estaba bien y que habían estado muy preocupados por él, pero nadie lo hizo. Ese pensamiento lo hacía llorar en las noches, la sensación de que no le importaba a nadie y que no era indispensable…
Una noche Youngbae alcanzó a escucharlo, y de pronto hubo un par de brazos rodeando a Jiyong.
-¿Qué ocurre?- preguntó Bae, acariciando suavemente su cabello. Jiyong no pudo responder, la desesperación que sentía en ese momento era abrumadora- Todo estará bien, Jiyong-ah, te prometo que voy a…
-¡No todo va a estar bien!- gritó Jiyong- Estoy prisionero en mi propia casa y a nadie parece importarle…
-Me importas a mi- dijo Youngbae con voz suave.- Estoy seguro de que están preocupados por ti, que están buscándote…
-¡No es cierto! Nadie ha llamado, nadie ha venido a ver si estoy bien…- sollozó Jiyong.- Quiero volver a mi vida normal, quiero volver a ir a la escuela y a mi trabajo… ¿Por qué nadie quiere devolverme eso?
Youngbae no dijo nada, dejó que Jiyong continuara desahogándose mientras él acariciaba su brazo de manera protectora.
-Sabía que iba a herirte- murmuró cuando Jiyong dejó de quejarse.- Lo lamento.
-Bae-shii, por favor déjame ir- pidió Jiyong, sin esperanza en la voz.
Youngbae suspiró.
-No puedo hacer eso, seguirán lastimándote…
-Me duele estar aquí- susurró Jiyong, sus lágrimas aún continuaban corriendo por sus mejillas.
-Lo siento…
-Tal vez si no le hubiera gritado a Seunghyun- dijo Jiyong.- Tal vez entonces él habría venido a buscarme…
-No es tu culpa…
Jiyong no se dio cuenta cuando fue, pero terminó quedándose dormido en los brazos de Youngbae.
_________________________________________
Youngbae no lo dejó ir, pero sabía que seguir reteniendo a Jiyong de esa forma no iba a mejorar su relación. Así que al día siguiente, Youngbae quitó las cuerdas que retenían a Jiyong.
-Tal vez tú aún no confíes en mí- dijo ante la mirada confundida de Jiyong- pero yo confío en ti. Sin embargo, a partir de ahora la puerta de tu habitación estará cerrada con llave…
-¿No tienes miedo de que me escape?-preguntó Jiyong, mientras Youngbae caminaba hacia la cocina.
-Confío en ti- repitió Youngbae, haciendo que Jiyong asintiera en silencio.
-Él no confía en mí, ¿sabes?- murmuró sin pensar mucho en lo que decía.- Si llegaba tarde era porque había estado con otro, si no llamaba era porque mi amante estaba conmigo… Nunca noté cuando se volvió así.
-Creo que fue cuando hiciste ese viaje a Japón para tu recital de piano- dijo Youngbae despreocupadamente.- Estuvo una semana con el teléfono en la oreja intentando llamarte.
Jiyong miró a Youngbae sorprendido.
-Según lo que estuve investigando, algunos teléfonos no funcionan en el extranjero- continuó Youngbae- Tal vez haya sido por eso que no pudo localizarte.
Jiyong asintió levemente.
-Bae-shii, ¿no hay nadie esperándote?- preguntó, sintiéndose repentinamente curioso- Ese chico, Daesung, ¿no está esperando por ti?
-No hay mucho que pueda hacer por él ahora- dijo Youngbae- Tú me necesitas más.
-¿Le ocurrió algo?
Youngbae no respondió de inmediato, y Jiyong volvió a contar los segundos. Uno… Dos… Tres… Cuatro… Cinco… Seis… Siete…
-No, él está bien…
-Estas mintiendo- dijo Jiyong, inconscientemente. Youngbae lo miró, esta vez sin ninguna emoción en el rostro.- Nunca tardas tanto en responder.
Youngbae sonrió levemente, pero su sonrisa se desvaneció pronto.
-Él tuvo un accidente- susurró, dándole la espalda a Jiyong de nuevo- Su auto se estrelló contra un poste… Él está en el hospital…
Los ojos de Jiyong se agrandaron al escuchar eso, y los recuerdos del chico rubio tendido en el piso volvieron a su mente. Jiyong no lo había notado antes, pero ahora recordaba a Bae sosteniendo la mano del chico en el hospital…
Youngbae estaba queriendo protegerlo, Youngbae no quería que Jiyong fuera quien terminara en una cama de hospital inconsciente. Las cosas comenzaban a tener sentido, pero aún así Jiyong tenía miedo.
Lentamente se acercó a Youngbae y quitó el sartén de sus manos, dejando al mayor sorprendido.
-Es mi turno de preparar el desayuno- anunció Jiyong, sonriendo levemente. El rostro de Youngbae se iluminó en respuesta y asintió, dejando a Jiyong solo en la cocina.
Jiyong sabía que él no era el mejor cocinero del mundo, Seunghyun varias veces se quejó de que su comida no era buena, pero Youngbae se la comió como si nada supiera mejor.
Y Jiyong sintió algo… Algo que hacía mucho no sentía.
_________________________________________
-Volveré pronto- dijo Youngbae.- ¿Estás seguro de que podrás estar solo?
Jiyong asintió tímidamente, y Youngbae besó su frente antes de salir, dejando al menor paralizado en su lugar.
-Por favor ten cuidado- dijo Youngbae mientras cerraba la puerta.
Por primera vez en más de dos semanas, Jiyong estaba solo en casa, completamente libre de poder caminar por toda la casa… De salir y dejar esa pesadilla atrás.
Contó hasta veinte, asegurándose que Youngbae no estuviera en el piso para cuando él saliera, y se acercó a la puerta de prisa.
A penas saliera de ese lugar, sabía que podría recuperar su libertad, que podría intentar recuperar su vida con Seunghyun...
Entonces su mano se congeló antes de que pudiese tomar el picaporte.
Volvería a su vida con Seunghyun… Seguirían peleando, gritando y lastimándose, Seunghyun seguiría siendo indiferente a todo lo que hacía y Jiyong continuaría llorando por él. Volvería a sentirse solo en la presencia de alguien a quien ya no amaba…
Iba a renunciar a alguien que cuidaba de él por no querer quedarse en ese lugar.
El teléfono comenzó a sonar, sacando a Jiyong de su trance. El número de Seunghyun aparecía en el identificador de llamadas, pero aún así Jiyong no se apresuró a responder.
-Jiyong, ¿estás bien?- escuchó la voz preocupada de su novio al otro lado de la línea.- ¿En dónde te has metido?
-¿En dónde te has metido tú?- preguntó Jiyong, molesto.- He estado esperando que llamaras por dos semanas.
-Estuve de viaje, ¿recuerdas?- respondió Seunghyun- Te lo mencione la última vez que nos vimos…
-La última vez que nos vimos me gritaste por llegar tarde- dijo Jiyong entre dientes- porque según tú seguramente había estado revolcándome con alguien más…
-¿Por qué haces esto, Jiyong?- preguntó cansinamente Seunghyun- He estado esperando tu llamada por tres días, he estado preocupado por ti…
Jiyong suspiró, intentando controlar sus emociones.
-Lo siento…
-¿Estás bien?- preguntó el mayor de nuevo- Puedo ir a verte si…
-No, no vengas…
-Jiyong, ¿qué está ocurriendo?
-Solo no vengas. Todo está bien…
La línea se cortó antes de que Jiyong pudiera terminar la frase. Jiyong se giró para encontrar a Youngbae de pie tras él.
-Si sigues hablando con él va a seguirte lastimando- murmuró Bae, tomando a Jiyong del brazo y encaminándolo a la habitación.- Tal vez sea mejor que te quedes aquí hasta la cena…
-No, juro que no volveré a hablar con él- dijo Jiyong, intentando soltarse del agarre del mayor-Por favor, Bae-shii…
-Sabes que lo hago por tu bien, Jiyong-ah…- dijo Youngbae, acariciando su mejilla antes de cerrar la puerta con llave.
_________________________________________
La puerta del apartamento se abrió bruscamente y varios hombres armados entraron al lugar.
Youngbae los miró sorprendido mientras ellos arrojaban contra la pared y lo esposaban. No entendía que estaba ocurriendo, ¿lo arrestaban por mantener a Jiyong a salvo?
Jiyong escuchó todo el alboroto afuera de la habitación, pero no hizo el intento de moverse. Youngbae había dicho que se encargaría de ello, que lo protegería. Sin pensarlo mucho, Jiyong se escondió en el armario, pero fue inútil.
De pronto un policía le apuntó con una linterna y le dijo que todo iba a estar bien, que su pesadilla había terminado. Jiyong pensó que tal vez se había vuelto loco porque la pesadilla había terminado hacía mucho.
Cuando lo sacaron del apartamento, Seunghyun estaba esperándolo.
-¿Estás bien?- preguntó tomándolo de los hombros.
-¿Qué está ocurriendo?- preguntó Jiyong, desconcertado.
-Tranquilo Ji, no te volverá a lastimar…
-Nadie me ha lastimado, Seunghyun…
Pero no importaba cuantas veces lo repitiera, nadie parecía escucharlo.
Aparentemente, el que Bae hubiese desconectado el teléfono había sido lo que los alertó. Seunghyun había llamado a la policía después de toda una semana de intentar contactarlo, y aunque en un principio todos pensaron que Youngbae solo era el amante de Jiyong, el hecho de que hubiese sido hallado en un armario y que las marcas de las cuerdas siguiesen visibles en el cuerpo de Jiyong hacían que todos pensaran que Youngbae lo había lastimado.
-Él no hizo nada de eso- dijo Jiyong cuando le preguntaron- Él estaba cuidando de mi-
-Desapareciste por un mes, Jiyong-shii- insistió el policía.- Aquel hombre te tuvo prisionero…
-No es cierto, Bae-shii ha estado cuidando de mí.
-Lo investigamos, Jiyong-shii- dijo el policía- Este hombre ha estado siguiéndote por cerca de un año.
-Pero Bae-shii nunca me lastimó- dijo Jiyong.
-Varias personas lo vieron seguirte a tu casa el día en que desapareciste…
-Bae-shii no lo hizo…
Pero no pudo hacer que cambiaran de opinión. Tenían pruebas, testigos y la declaración de Seunghyun acerca de los regalos que Jiyong había estado recibiendo por cerca de un año. Para ellos, Youngbae era culpable.
Lo enviaron a la cárcel, lejos de Jiyong para que no pudiera lastimarlo.
De nada sirvió que durante el juicio Jiyong insistiera en que Youngbae solo había estado protegiéndolo, dijeron que le habían lavado el cerebro, que estar un mes encerrado con aquel monstruo había nublado su capacidad de pensar, que todas las torturas a las que lo había sometido lo habían hecho creer que así era la vida…
Dejaron que Jiyong volviera a su vida normal, lo enviaron con una terapeuta que insistía en hacerle entender que lo que Youngbae le había hecho estaba mal… Pero Jiyong lo entendía, entendía lo que Youngbae había hecho y porque lo había hecho…
Aunque supiera que estaba mal, Youngbae simplemente lo había protegido.
Seunghyun estuvo a su lado, intentando hacerle creer que Youngbae era ese monstruo que todos decían que era, pero sus actitudes no hacían más que demostrarle a Jiyong que eso era lo que Youngbae intentaba evitar.
Por más que lo intentaron, nadie podía hacer que Jiyong saliera de su apartamento. No importó cuanto insistieron sus amigos, ni cuantas veces su madre le suplicó que saliera, pero Jiyong quería conservar los recuerdos de Youngbae. Aquellos recuerdos que lo hacían sentir a salvo
-Él no me lastimó, Bae-shii jamás lo haría…
-Jiyong, tienes que superarlo- insistía Seunghyun- Todo lo que ese tipo te dijo está mal, tienes que salir de aquí…
Pero Jiyong no podía, simplemente no podía.
Hacía poco había llegado una carta de un remitente que no conocía, con una letra que jamás había visto pero con un nombre que le devolvió la esperanza.
"Volveré para protegerte, Jiyong-ah. Solo espera
Bae."
Jiyong había decidido esperar, porque eso era lo que le hacía sentir seguro.
Y el tiempo corría mientras las heridas comenzaban a cerrarse.