"De vuelta al barro a paso ligero"

Jul 04, 2014 18:58

Y seguimos con Abercrombie. Me he puesto en plan Glokta y ahora me pregunto cada mañana ¿Por qué lo hago? Pero yo sí sé mis motivos: mi sobrina me ha pedido que la espere para leer juntas El nombre del viento y Aleación de Ley ¬__¬ ¡Marta, no tardes, por Dios!

Como en la ocasión anterior: advertencia de spoilers.




Título original: Before they are hanged (Antes de que los cuelguen, 688 págs.)
Autor: Joe Abercrombie
Editorial: Alianza, 2008
Idioma original: Inglés (traducción de Borja García Bercero)

El Superior Glokta tiene la misión de defender una ciudad sitiada por el ejército gurko y minada por la traición, además de descubrir qué ocurrió con su antecesor. Por su parte, los hombres del Norte han cruzado la frontera y han entrado a sangre y fuego en el territorio de la Unión; para detenerlos, no bastará con el ejército del Rey. A su vez, Bayaz, el Primero de los Magos, conduce a un heterogéneo grupo de aventureros en una peligrosa misión por las ruinas del pasado...

Hoy voy a ser más gráfica de lo habitual y voy a ilustrar mis sentimientos hacia este libro con un gift muy gracioso:



Retomemos la línea de La voz de las espadas, a ver si puedo contener la verborrea y no dejarme llevar demasiado por la desilusión y el desagrado (cosa que veo difícil).

Argumento: cualquiera diría que el segundo volumen de una trilogía solventaría los problemas a este respecto que pudiera haber presentado el primero, pero no. Antes de que los cuelguen me ha resultado, si cabe, aún más aburrido y tedioso que La voz de las espadas. El primer libro terminó con un cliffhanger interesante, que daba a entender que el segundo sería más movido y que la trama comenzaría a ponerse en marcha decentemente por fin. A ver, tenía la esperanza de que se hubiesen agotado las chorradas para rellenar. Pero no ha sido el caso y, aunque al final se preveía de nuevo el cliffhanger de turno para enganchar con el último tomo, confieso que me costó varios días leer los últimos tres capítulos, de lo asqueada que estaba ya. Y cerré el libro con la firme intención de no leerme el siguiente. He terminado empezándolo esta semana, a regañadientes, después de varios días de descanso; y sólo porque mi sobrina ha retrasado su visita y no puedo empezar con los otros. Al final decidí que no quiero ir al Celsius 232 sin terminarme la trilogía, a pesar de que El último argumento de los reyes se me está atragantando hasta decir basta.

En fin, en Antes de que los cuelguen, volvemos a tener tres líneas de acción principal: Bayaz y los chicos viajando a los Confines del Mundo, Glokta ocupándose del asedio de Dagoska y West y el Sabueso en la guerra del Norte contra Bethod. Y, una vez más, el peso del avance argumental recae mayoritariamente en Glokta, aunque la trama en el Norte también tiene mucho mérito, sobre todo desde que Tresárboles y sus muchachos se alían con la Unión y con todo lo de West a las órdenes del Príncipe Ladisla. De hecho, pensándolo mejor, quizá sean esos pasajes los únicos realmente interesantes de todo el libro, y eso que tampoco ocurre gran cosa: mucha caminata y luchas esporádicas. Pero he terminado encariñándome bastante con el Sabueso y los norteños. Siendo un personaje secundario, me ha parecido bastante más estable que los demás, y otro tanto con respecto a West. Esta vez han sido ellos los que me han enganchado.

Lo de Glokta en Dagoska... no sé, en ocasiones se sentía como una tomadura de pelo. Glokta sigue siendo mi personaje favorito, pero en Antes de que los cuelguen me ha dado la misma impresión que me dieron en su día las interminables secuelas de Shrek y Ice Age: un uso ya excesivo de un humor que fue genial en su primer momento, pero que comienza a hacerse cargante cuando se abusa de él. Tiene momentos buenísimos, claro que sí, pero otros sobran totalmente. Todas esas bromas sexuales con Vitari, propias de un quinceañero graciosete, me dejaron bastante fría y lamenté que mantuvieran durante todo el libro esa dinámica. Aquella línea argumental tampoco es que aportara gran cosa y la forma en que terminó todo en Dagoska te deja con la sensación de que fue una monumental pérdida de tiempo. En ningún momento tuve la sensación de que todo aquello fuese hacia alguna parte, de modo que era difícil no verlo como un mareamiento de perdiz de proporciones épicas. Ya ni siquiera recuerdo si el asunto sirvió para algo o si Glokta volvió a Adua sabiendo algo más o con algo más de información que aportar al lector. Tener las líneas argumentales tan fragmentadas termina provocando que las cosas se repitan veinte millones de veces y pierdas el hilo de quién sabe qué. A parte de que el "misterio" que tenía que resolver allí no valía ni para limpiarse el trasero, con perdón.

Pero la palma de la insufribilidad se la lleva sin lugar a dudas el viaje de Bayaz. Pocas veces he leído una cosa más insulsa en mi vida. Ya de por sí se me atraganta el concepto del viaje del héroe (por algo no soporto El señor de los anillos y por algo odié el último libro de Harry Potter, con el camping eterno), pero, cuando el viaje está lleno de aventuras y ves a los protagonistas crecer a lo largo de él, se puede soportar. Lo que no se puede soportar es un viaje que dura 700 páginas y en el que no ocurre NADA. ¿Una emboscadita ridícula de los soldados de un emperador loco que ni asoma la nariz en el libro? ¿Un ataque sorpresa de Shanka hacia el final? Sólo fueron excusas para enrollarse con unas escenas de batalla insoportablemente largas; y manda narices que la poca acción que tiene el viaje sea aún peor que la terrible inacción que domina buena parte del mismo. Escribir acción manteniendo un buen ritmo es muy complicado (incluso Sanderson, con lo que me gusta, podía llegar a ponerse bien petardo con las peleas alománticas), pero no es necesario hacer una descripción detallada de las astillas de hueso que saltan por los aires cuando le abres a un bicho la caja torácica de un mandoble o regodearte en cómo se le escurren las vísceras del vientre. Cuando la lucha, además, está pésimamente integrada, el resultado es aún peor.

Sin embargo, el enorme fallo argumental de esta novela es la idea que tuvo Abercrombie de vomitarte en la cara toda la historia a base de diálogos. Diálogos que, encima, estaban forzados por convenientes idas de olla del personaje de turno al que, de repente y sin venir a cuento, le daba por apretarle las tuercas a Bayaz exigiendo información. Eso no se puede hacer, a no ser que seas Miguel Delibes y estés escribiendo Cinco horas con Mario. Los personajes tienen que descubrir las cosas, para llevar al lector de la mano e introducirlo en la trama. Ya es bastante malo que Bayaz sea el que mueve absolutamente todos los hilos, como para que encima sea la voz en off que va machacando la mitología de La Primera Ley a lo largo de todo el maldito libro. Lo único que transmite es que a nadie le importa un carajo el pasado o el futuro o lo que sea que esté pasando en el mundo, todos son unos peleles que rodean a un Bayaz insufrible que sermonea sin parar; y, si a ellos no les importa, ¿por qué iba a importarme a mí? Qué idea tan peregrina darle un papel protagónico a un personaje que lo sabe absolutamente todo. A parte de una trampa argumental, me parece la cosa menos motivadora que existe. La trama de los hijos de Euz, la lucha entre Juvens y Kaneidas y la batalla de los Magos está muy bien y es interesante, pero está presentada de forma desastrosa. Pensé que nadie podría llegar a caerme peor de Jezal, pero Bayaz es un personaje al que sólo te dan ganas de matar a golpes. Todo aderezado con la maravilla de tener aglutinados en esa misma línea argumental a tres de los seis POV que existen en la saga: Logen, Jezal y Ferro opinando sobre la misma nada. Para echarse a llorar, de verdad. Hasta tal punto que, incluso siendo supuestamente éste el plot principal, me interesaban más los devaneos del Sabueso por las montañas.

Y eso sin tener en cuenta el tufo a rpg que rezumaba el viaje por todos sus poros. Cada vez que alguien mencionaba a Zacharus, yo sólo podía acordarme de los Sacerdotes de Zacharum de Santuario, de la saga Diablo. A partir de ahí, las conexiones se hicieron solas: el viaje místico contra las fuerzas del mal, con el grupo integrado por un bárbaro, una asesina/amazona, un paladín y unos magos. Incluso el tema de los demonios, el Mundo Inferior, las míticas luchas fratricidas, la Orden de los Magos, toda la mitología, ¡hasta el mapa, los escenarios y las culturas!, se me hacían muy, muy similares a Diablo. Y hablo desde la experiencia de haber pasado muchos años trabajando a fondo con el mundo creado por Blizzard...

No sé si Abercrombie pretendía hacer algún tipo de parodia del viaje del héroe y por eso ni hay aventuras ni hay crecimiento ni hay recompensa. Es una opción original y una idea muy loable, si era eso en lo que pensaba. Pero, en mi opinión, lo único que ha conseguido es hacer una parodia de sí mismo y restarle cualquier tipo de autoridad a la novela. Si quieres hacer algo innovador que rompa moldes, ten mucho cuidado de hacerlo bien, porque tu experimento, por muy innovador que sea, puede dar lugar a una experiencia de lectura catastrófica. Obligar al lector a tragarse 700 páginas que no dicen nada ni aportan nada es una experiencia de lectura catastrófica. Aplaudo a los que hayan disfrutado este libro y hayan visto todas sus virtudes; a mí me ha parecido un truño mal escrito, mal planteado y muy mal manejado. Y otra cosa que yo personalmente no perdono y no tolero en una novela con un mínimo de misterio es que me escupan "pistas" a la cara, que más que pistas parecen mazazos. ¿Bayaz sermoneando a Jezal sin parar sobre las virtudes de un buen rey? ¡Venga ya, a tomar por saco! Desde que ponen los pies en Calcis, en el primer capítulo en el que aparece el "grupo de aventureros", queda más claro que el agua que Jezal va a subir al trono de una u otra forma. Como que Bayaz tiene la sutileza de una apisonadora. Luego palma Ladisla, asesinan a Raynault y sale el tema de elegir nuevo rey por votación del Consejo Abierto. Ohhh, ¿quién será? ¡Qué suspenseee! *massive rolleyes*

¿Y qué demonios pasa con Malacus Quai? ¡Desde el minuto uno se ve a medio kilómetro que no es la misma persona que en el libro anterior! Aguanté con el ceño fruncido dos capítulos, hasta que cuentan la bonita historia de los Devoradores que adoptan la imagen de otros; y entonces me acordé del cadáver devorado que descubrió Severard junto a la casa de Bayaz en La voz de las espadas, asunto que nunca se llegó a resolver, y sólo pude pensar: Ya está, se han comido a Quai y lo están suplantando para robar la Semilla. Un Devorador que, además, por la forma en que habla y trata a Bayaz, casi parece hasta la propia Tolomei, aunque sé que esa teoría mía ya es demasiado descabellada y dudo que Abercrombie haya tirado por ahí. Todavía no sé si realmente es un Devorador con la pinta de Quai, pero EN SERIO, Logen ha viajado con él, BAYAZ ES SU MALDITO TUTOR, ¿y no les escama su cambio radical de comportamiento? Él llega a comentar claramente lo fácil que le resultaría matar a Bayaz mientras está KO, ¿Y A NADIE LE SUENA SOSPECHOSO ESE DETALLE? ¿¿EN SERIO?? ¡Pero si lleva escrito en la frente "Soy un farsante", maldita sea! El asunto de Quai ha sido una de las cosas que más me ha crispado los nervios a lo largo de la novela, por lo absurdamente obvio que es y lo ciego que parece todo el mundo. Como al final salgan con el cuento de que siempre fue malo, le pego una patada en el culo al autor cuando lo vea en Avilés, porque NO, el Malacus Quai de Antes de que los cuelguen es evidentemente diferente en todos los aspectos al Malacus Quai de La voz de las espadas. Espero que me sorprenda con algún giro inesperado del estilo de que el muchacho está poseído o algo así. A fin de cuentas, nunca se explicó por qué Bayaz lo consideraba tan prometedor, si siempre se estaba quejando de que era un inútil.

El tema se vuelve más complicado si tenemos en cuenta que, supuestamente, Bayaz debería ser capaz de presentir a los Devoradores, como hace Yulwei. ¿Está viajando con uno al lado y no se entera? Eso me lleva a preguntarme si toda la escenita en Shabulyan no sería una farsa para despistar al Devorador (venga, hombre, ¿Quai echando espumarajos por la boca preguntando hecho una fiera por la Semilla? Sí, sí, todo muy normal). Yo no me trago que el viaje haya sido en balde, creo que realmente Ferro tiene la Semilla, aunque ella no sea consciente. Quizá sea una especie de "poder espiritual", una cosa insustancial que se transmite, más que una piedra en sí. Pero no hay forma de saberlo. Bayaz podía estar furioso de verdad o estar fingiendo. De Bayaz hay que esperarse cualquier cosa, porque es el Rey del Universo.

El otro graaan misterio de Antes de que los cuelguen es el asunto de Valint y Balk. ¿Quiénes son? Teniendo en cuenta cómo desvió el asunto Sult en La voz de las espadas, que Mauthis se presentó ante Glokta en Dagoska justo después de que éste pidiera financiación al Archilector, que al final del libro vuelve a presionar a Glokta justo en el único punto en el que había intentando pasar por encima de su jefe, que más de una vez se comenta que tanto los banqueros como el Archilector siempre lo saben todo, e incluso viendo el enorme diamante del anillo de su cargo, igualito a los que le dieron a Glokta... bueno, me voy a arriesgar diciendo que Valint y Balk está controlada por Sult. Sólo es una teoría (el asunto me importa un pito, lo confieso), pero veremos cómo lo resuelven. Otra opción es que estén involucrados los chicos de Khalul, aunque no son teorías excluyentes. Habrá que ver si Sult actúa por su cuenta o influenciado por alguien más. Todavía alucino con lo malo que es ese personaje... y no malo de "malvado", sino de ridículamente construido.

En esta ocasión, las cuestiones argumentales han dado mucho más de sí que cualquier otro aspecto de la novela, pero eso no significa que los personajes no se hayan visto salpicados. Los mejores, como ya he dicho: el Sabueso y sus compañeros, y West. Me gustaron mucho, sinceramente. Personalidades definidas y fuertes, sin ambigüedades ni altibajos raros. Lo de Tresárboles al final incluso consiguió que se me saltaran las lágrimas, y eso es un gran logro por parte de una narración que lo máximo que me ha provocado ha sido hastío infinito. Glokta se ha mantenido en los puestos altos de la lista y ha seguido siendo quien me hacía reír y disfrutar, aunque no negaré que ha perdido algo de fuelle con respecto al libro anterior y su chispa a veces se pasaba de brillo, como también comenté arriba. Los secundarios de Dagoska fueron correctos, sin más. Sobre Bayaz y Quai ya he dicho todo lo que tenía que decir. Pielargo ha sido personaje florero durante toda la novela: no sé para qué demonios se molestó en crearlo, ni siquiera aparece cumpliendo la misión que supuestamente debía cumplir. Personaje innecesario donde los haya, que sólo ha sido usado de piñata en escenas a cada cual más absurda por parte de los otros tres. Y así llegamos al meollo: Logen, Jezal y Ferro.

Ha habido algo ridículo e incomprensible que ha marcado la trayectoria de estos tres de forma muy poco convincente. Empecemos con Logen: ahora que ya he empezado El último argumento de los reyes, puedo decir definitivamente que demuestra una personalidad distinta en cada uno de los tomos. Pero no de forma tan chirriante como Quai, sino que siempre fue tan inconsistente que puede hacer cualquier cosa sin mayores explicaciones y no pasa nada, a modo de comodín descarado. Y eso ha sido en este libro, un simple comodín. ¿Hacía falta que alguien promoviera un mínimo de buen rollo en un grupo en el que todos se odian de forma tan exagerada que resulta esperpéntica? Pues hala, que se encargue Logen. ¿Alguien que destripe Shanka? Logen. ¿Alguien que se folle a la única mujer del grupo? Logen. Todo para tener sus cinco minutos segundos de gloria en el último capítulo, al convocar un espíritu con el que, después de 700 páginas, intercambia tres palabras. ¿Para qué ha servido Logen? El buen rollo no fue creíble y no valió para nada, porque todos terminaron igual que habían empezado; las luchas y matanzas fueron totalmente arbitrarias, rellenos para dar algo de vida a un viaje amuermante; y su idilio con Ferro... en fin, igual de forzado y salido de ninguna parte que todo lo demás.

Me estaba gustando cómo estaba desarrollándose la "amistad" entre esos dos, la creciente confianza y tal. Quitando salidas de tono como ese surrealista momento en el que Logen se pone a chillarle que es una hija de puta, cuando están solos con los Shanka (¿de qué te sorprendes, Logen, si llevas viajando con ella dos meses? ¿De repente te pone histérico la bordería innata de Ferro?), las cosas no iban mal del todo. Pero ese mítico ¿Quieres follar?, que va a pasar a la historia también, acabó con ambos personajes para mí. Especialmente con Logen, que de repente se pasa empalmado todo el día pensando en ella (literalmente), haciendo chistecitos guarros tan infantiloides como los de Glokta con Vitari y llegando a afirmar que Ferro es lo mejor que le ha pasado en la vida. Vale, eso da una imagen muy gráfica de lo mierda que ha sido su vida, pero ¿en serio, Logen? ¿Tan pésimos fueron tu esposa y tus hijos, y tu padre, y tu pueblo, y tus amigos, y toda tu maldita existencia en general? ¿Ferro lo mejor que te ha pasado, cuando ni siquiera folláis por algún tipo de sentimiento amoroso, sino por hacer algo? Y gracias a Dios que no había sentimiento amoroso, porque eso sí que habría sido surrealista. Todo para acabar de golpe estúpidamente porque no encuentran la Semilla, ¿es que nada ha servido para NADA? ¿Y no han tenido tiempo en los tres meses de vuelta a Adua de arreglar la situación de alguna manera, conviviendo 24 horas al día? Eso no tiene ningún sentido, pero es que no hay nada en ese maldito viaje que tenga el menor sentido, en realidad.

Jezal, increíblemente, ha conseguido gustarme en este libro, en gran parte porque su gilipollez se aplaca bastante. Sigue siendo uno de los personajes mejor construidos, a pesar de toda la tontería que lleva encima, y por eso he terminado transigiendo. Que lo molieran a palos (o, mejor dicho, a mazazos) en aquella escaramuza le dio el escarmiento que estuve esperando durante todo el libro anterior, y fue estupendo que le bajara los humos de una vez. No sé hasta qué punto su cambio de perspectiva está bien estructurado y presentado, porque la sombra aleatoria de Logen está por ahí en medio; pero, en el caso de Jezal, creo que Abercrombie ha hecho mucho mejor trabajo, porque se cuidó bastante de no darle un cambio radical que no hubiese sido realista. Jezal aprende bastante a lo largo del viaje, más en el plano de las relaciones humanas que otra cosa, pero no se convierte en una persona diferente, por mucho que él quiera autoconvencerse de que sí. Por eso, a pesar de agachar tanto la cabeza, me gustó que se pasara semanas intentando ver su reflejo en la espada para averiguar cómo se le había quedado la cara tas el ataque, por ejemplo. Sigue siendo el mismo Jezal, sólo que con un baño de realidad. Eso es lo que lo salva, dentro de un grupo que se ha destacado especialmente por los altibajos y las reacciones erráticas de sus miembros.

Y llegamos a Ferro, con la que iniciaré nuevamente un apartado especial dedicado a las nuevas féminas de La Primera Ley. Confieso que el personaje me fue gustando más poco a poco, según avanzaba el libro. Sin tener en cuenta los exabruptos idiotas cuya única misión era forzar a Bayaz a vomitar un poco más de información para el lector, Ferro está bastante mejor trabajada que en La voz de las espadas. Por lo menos, tiene cierta línea de pensamiento, que ya es más de lo que tuvo en el libro anterior. No me gustó su amorío con Logen, pero sí vi creíble que follar fuera la única forma de demostrar afecto que entiende una persona como ella, y me hubiese gustado que se explorara mejor esa línea, en vez de dejarlo como un follamiento random para darle morbillo a la trama. Del mismo modo, me fastidió muchísimo que, al no encontrar la Semilla, todo se fuera a la mierda. ¿Por qué? ¿Sólo porque los personajes son unos pobres desgraciados abocados a una vida de mierda hasta que vuelvan al barro? Qué bien. Eso no me parece excusa, igual que no me parece creíble que pasaran los tres meses de vuelta sin arreglarlo. Ferro la imperturbable, y eso que era ella quien buscaba a Logen. Me parece más realista que intentaran quedarse juntos y, después de un tiempo, la cosa se estropeara por incompatibilidad. Pero claro, eso no habría encajado con los planes de Abercrombie, que a veces parece tener dificultades para decidir qué hacer con sus propios personajes...

Ahora, hay dos cosas concretas de Ferro que no me gustan:

1) Que todo lo badass que tiene sea gracias a que es medio demonio. Me acordé de aquel mítico curso de verano sobre novela gráfica que convocó la universidad hace unos años y de aquella ponente experta en cómic norteamericano, que acusaba de machistas a DC y los grandes del género por crear superheroínas que siempre eran diosas o seres mitológicos, en vez de mujeres reales de carne y hueso. Y no fue un recuerdo agradable, más aún teniendo en cuenta lo tirante que estaba ya con Abercrombie por este tema.

2) Que todas las cosas geniales que sabe hacer sean gracias a que se las enseñó alguien con quien folló. ¿En serio era necesario remarcar eso? ¿Los hombres intercambian entre ellos sexo por conocimientos? Casi hubiese preferido que lo supiera por ciencia infusa, que tampoco habría desentonado tanto con la cantidad de chorradas que pasan aquí. Pero no, Ferro es una gran arquera y una experta en curar heridas, porque en algún momento de su vida se acostó con algún tío que sabía hacer esas cosas. Argh.

Teniendo en cuenta la impresión que me había llevado con Ardee en La voz de las espadas, no me gustó ese giro que, de repente, sexualizaba de forma tan explícita a Ferro, que hasta ese momento me había parecido bastante asexual (y me gustaba así). La cosa no mejoró en absoluto cuando fueron apareciendo el resto de mujeres de Antes de que los cuelguen. La más neutra fue Eider y, aun así, no se salvó del todo de intentar seducir muy veladamente a Glokta y, al final, lograr ablandarlo con su noble corazón para que la liberara (oh, Glokta, qué gentil; te destripa sin pestañear, pero es incapaz de ver llorar a una mujer). Vitari también es un estupendo personaje, cuya condición de mujer no tendría ninguna relevancia en la trama ni en el desempeño de sus funciones... si no fuera por las constantes bromitas sexuales que protagoniza con Glokta o incluso con Nicomo Cosca (por cierto, qué suerte que estuviera allí Vitari para torturar a Eider durante el interrogatorio, porque, claro, tres maromos torturando a una pobre mujer habría sido políticamente incorrecto...). Cuando Cathil hizo su aparición en escena, sólo pude pensar El interés romántico de West; ¿y para qué otra cosa sirvió, además de para ser objeto de deseo de la mitad de los norteños e interés romántico de West, al que rechazó estúpidamente tras follarse al Sabueso? Ah, sí, también dejó muy clarito que, si consiguió sobrevivir en la colonia penitenciaria, fue porque se folló al Inquisidor de turno, y muy orgullosa que estaba de ello, porque, si hay que follar para sobrevivir, se folla y punto. Vaya panorama. Después, sexo norteño y flechazo en las costillas: venga, sí, Cathil, muérete, que para lo que has servido... (¿para qué te pones a hacer planes de futuro justo antes de una batalla, Sabueso? ¡Ésos son los primeros en morir! ¿Es que no has visto V?). Y la gota que colmó el vaso fue Cawneil, la madre de todos los putones (¿otra más? ¡sí!), miembro de la Orden de los Magos que, no conforme con ser ex-amante de Bayaz, también se ha debido pasar por la piedra a la mitad de sus "hermanos" y, después de mil años (literalmente), sigue en plan amante despechada porque Bayaz se la pegó con Tolomei. Toma ya. La cena que comparte en grupo con ella, antes de partir a Shabulyan, chillándose con Bayaz quién se follaba a quién, fue la cosa más WTF de la novela y me puso de tan mala leche que perdí las ganas de seguir.

Al final, la más sensata e interesante ha sido la pobre Ardee, y eso que no sale más que en dos capítulos. Y gracias a Dios que estaba bajo el prisma de Glokta, bastante más prosaico que Jezal.

Yo no digo que estas mujeres no puedan ser así, pero ¿por qué ESO es lo único que se dice de ellas? ¿Por qué esa manía tan enervante de machacar sus asuntos sexuales así, de entrada? Hasta el momento, no he visto que me hayan hablado de la vida sexual de Pielargo, Quai, Yulwei, Zacharus, Pike, Tresárboles, Tul Duru, West, EL PROPIO GLOKTA, Sult, Severard o cualquier otro tío que tenga un papel medio relevante en la trama. Quitando a Jezal, que es un mujeriego declarado, de los demás no se dice ni mu. Sí, a Severard le gustan las protitutas y Logen deja caer de vez en cuando el poco atractivo que tiene para las mujeres. Glokta comenta lo mujeriego que fue en sus años mozos, antes de acabar como acabó, sólo cuando alguna mujer (Eider, Vitari, Ardee) le hacen pensar en ello. Y en el Norte nadie habla jamás de sexo o mujeres, antes de la aparición de Cathil. En serio, si Abercrombie pretendía algún tipo de reivindicación feminista con sus mujeres, yo sigo sintiéndolo como todo lo contrario y me insulta cada vez más. ¿Hasta las chicas más irrelevantes tienen que dejar constancia de con quién se acuestan antes de desaparecer de escena? ¡Vete a la &%$@#, señor mío!

*pausa para recuperar la compostura*

Cuando leí Nacidos de la Bruma por primera vez, me quejé bastante de cómo había construido Sanderson a Vin. Me parecía un personaje femenino un poco errático a veces. Con las relecturas posteriores, fui apreciándola cada vez más. Y ahora, leyendo La Primera Ley, me he dado cuenta de lo fantástica que es Vin en realidad. Quizá no sea perfecta, pero es una protagonista como la copa de un pino. Comparte una trayectoria similar a la de Ferro y, sin embargo, es mucho más humana y más creíble, pasa sus pruebas y sus dudas como todo ser humano, se enfrenta a sus demonios y crece. A lo largo de la trilogía, la ves desarrollarse y madurar. Ninguno de los personajes de Abercrombie, tan supuestamente fabulosos, ha conseguido nada semejante. Y Vin no sólo es la protagonista indiscutible de Nacidos de la Bruma (Kelsier y Elend la acompañan, pero no le hacen sombra), sino que jamás pierde su individualidad. Jamás es un mero elemento o interés de otro. Forma equipo con Elend y, aunque trabajan juntos, cada uno sigue ocupándose de sus propios asuntos, complementándose a la perfección. Todo lo que consiguió fue porque era fuerte y astuta, no porque supiera abrirse bien de piernas. De hecho, nunca se menciona si era virgen o no, porque NO IMPORTA. Sus compañeros siempre la trataron con respeto, como a un ser humano, no como un trozo de carne. Sus enemigos la menospreciaban por ser pequeña y parecer débil, no por ser mujer. Y ese gusto algo chirriante que sentía por los perfumes y los vestidos de baile, que tan tonto me pareció en su día, ahora me parece que le da personalidad. Porque ¿acaso no puede disfrutar algo trivial una chica callejera? Mejor eso que no disfrutar nada ni sentir nada y ser un arquetipo de cartón. Así, a pesar de tener prácticamente una única mujer en toda la trilogía, Nacidos de la Bruma me parece mucho más feminista que La Primera Ley. Creo que Vin pasa con creces el test de Mako Mori... dudo que las chicas de Abercrombie lo pasaran.

Dije que era imposible no hacer comparaciones, y es cierto. En El Pozo de la Ascensión también hay un traidor en el grupo y también hay un joven aprendiendo a ser rey. Ambos temas cien mil veces mejor manejados que en Antes de que los cuelguen. Nada de lo que cuenta este libro puede tomarse en serio, porque no parece haber sido escrito con seriedad. A veces pienso que parece una novela escrita por el propio Glokta, con su retorcida concepción del mundo, vacía y decepcionante. ¿Ése es el mérito de Abercrombie? Si queréis leer un libro vacío, os recomiendo Nada, de Camen Laforet. Ése sí que deprime y está mil veces mejor escrito. Yo, por mi parte, no leo para perder el tiempo, sino para aprender cosas y que me ayuden a crecer.

Estoy pensando que será interesante encontrarse con Abercrombie en Avilés. Tengo ganas de oír lo que tenga que decir de sus propios libros y su forma de entender la literatura. No sé si yo me atreveré a interpelarle. Lo dudo mucho. Pero a la vista está que su concepción no puede diferir más de la mía, en muchos, muchos aspectos.

"Diferencias irreconciliables", como en los divorcios.

1.5. fantasía, 1.3. contemporáneos, 1. para ratones de biblioteca

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