MANIOBRAS PELIGROSAS (12-2/12 Prólogo + Epilogo) [ReverseBang!_es 2012]

Jun 11, 2012 09:20








Es hipnótica la manera en que las llamas danzan delante de sus ojos, atrayendo su mirada con cada movimiento sinuoso que se despliega en el aire, al mismo tiempo que el crepitar del mismo fuego encandila sus oídos, enajenándolo de todo sonido externo por momentos, momentos que a veces se ven interrumpidos por el sonido de las hojas secas al crujir bajo sus pies cuando se mueve sin darse cuenta, sus movimientos pasando inadvertidos hasta para sí mismo de tan hundido que se encuentra en esos momentos.

El pequeño saco oscuro ondulando al viento, sostenido únicamente por su mano derecha, en espera del momento en el que ardera dentro de aquella hoguera donde Tom ha arrojado todos sus miedos, sus problemas y dolores, junto con todo ese amor que le consume por dentro como el fuego a la madera.

Sus dedos se cierran con fuerza sobre la tela, dejándole percibir con mayor intensidad su textura, su suavidad y los recuerdos que la acompañan, apuñalando su piel como si de verdad fueran cuchillos y no solo la simple metáfora en la que su mente los ha transformado. Tom simplemente puede observar el fuego delante suyo, notando como todo, absolutamente todo, es igual a aquel día de su infancia.

El mismo cielo oculto tras el verde de las hojas, el viento otoñal y el miedo atenazante en su pecho, solo que ahora ese miedo no es por culpa de alguna travesura, más bien es el miedo que causa la incipiente soledad que se cierne sobre su cabeza. En espera de conseguir una nueva adquisición a su colección de almas abandonadas.

"El cierre perfecto", no puede evitar pensar, ladeando su cabeza un poco hacia la izquierda, observando cómo su brazo comienza a ascender para dejar el saco justo por encima de las llamas, que ávidas, parecen querer devorarlo en el instante. Las lenguas de fuego alzándose, de entre el corazón de llamas que descansa sobre la madera y las hojas, en busca de su premio final, hambrientas por cobrar ese pequeño tesoro que por años causó felicidad a su dueño.

Sus dedos están a punto de liberar la prenda cuando un sonido dentro del bolsillo de su pantalón le distrae, ocasionando que salga de ese extraño trance y aparte la prenda del fuego. Su descontento es más que obvio en su cara, maldiciendo internamente a aquel que interrumpe ese acto que marca el final de una parte de su vida.

En un comienzo decide ignorarlo y continuar con lo que estaba haciendo, pero descarta la idea al instante al darse cuenta que quien sea que le llame, no descansara hasta que conteste, así que, sin siquiera mirar la pantalla del aparato, responde, pensando en primera instancia que se trata de su hermana. Su voz estancándose en su garganta cuando la voz en su oído no es la de Emma.

- No me cuelgues, Tom, te lo suplico. Permíteme explicarte. - grita, suplica a partes iguales la voz de Christopher al otro lado del auricular; rogando por una oportunidad que piensa, le será negada de manera inmediata.

- ¡¿Explicar, que?! - estalló sin siquiera poder, o querer contenerse. - La manera en que te revolcabas con esa mujer mientras yo lloraba sobre la tumba de mi padre, ¡¿Eso me vas a explicar?! - rugió Tom, cerrando tanto su puño sobre la tela hasta el punto de hacerse daño el mismo. - No quiero saber nada de lo que tengas que decir, ni de ti. - siseó con odio y dolor mezclados en sus palabras, batallando consigo mismo por no derramar una sola lagrima más.

- ¡Nunca me acosté con ella! ¡Me drogaron, Tom! ¡Nunca te engañaría, NUNCA! - devuelve Chris gritando también, las palabras de Tom enardeciendo ese odio hacia las personas que le arruinaron la vida, al mismo tiempo que le destruían. - Solo escúchame, por favor. - rogó una segunda vez, su voz convertida en un sonido lastimero de dolor puro.

- Deja de inventar excusas, Hemsworth. - Tom escupió el apellido como si fuera basura, veneno quemándole los labios, imprimiendo en la palabra todo el desprecio que podía, haciéndola sonar como un insulto al mismo tiempo. - Solo admite que estabas jugando conmigo y déjame en paz. ¡Deja ya tu pose de amante dolido y enséñame tu verdadera y jodida cara de una vez por todas! - volvió a gritar Tom, deseando que Chris diera por terminada esa tortura al continuar fingiendo que lo amaba, que le importaba.

- ¡No estoy fingiendo nada! ¡Este es quién soy, un estúpido idiota que no sabe que hizo para tenerte en su vida, pero que te ama con toda su alma! Eso es lo que soy, Tom, ¡ESE ES QUIEN SOY! - grita con todas sus fuerzas, intentando que todo lo que siente por Tom se transmita en sus palabras. Deseando con toda su alma que Tom entienda, que le crea.

- Por favor… no me mientas más. - suplicó Tom, dejándose caer sobre la tierra, apenas conteniendo las ganas de creer en las palabras que Chris le gritaba. - Deja de lastimarme, Chris, por favor.

- Por favor tú… créeme, no estoy jugando a nada. Créeme, Tom, te a... - Tom no llega a escuchar el fin de la frase, lo único que puede apreciar a través del auricular es el sonido del metal al retorcerse, el sonido característico de un auto al chocar y el grito que Chris profiere antes de que la línea se corte en un sonido constante y monótono que pone completamente fuera de sí a Thomas, quien solo alcanza a gritar un "¡Chris!" desesperado que le desgarra la garganta contra el teléfono.

Su cuerpo perdiendo toda fuerza ante lo que ha escuchado, al menos hasta que consigue llamar a una ambulancia en medio de la niebla que le embarga. Sintiendo una plena impotencia cuando la operadora le pregunta el lugar del accidente y el no sabe qué demonios decir porque lo ignora. El mundo desbaratándose a pedazos delante de sus ojos cuando lo único que puede hacer en esos momentos es rogar a todo lo que conoce que Chris este bien, que este vivo… y que le encuentren.



Siempre pensó que al morir, lo primero que vería seria el rostro de sus padres dándole la bienvenida al lugar a donde fuese a parar, que sentiría una tremenda y absoluta dicha al poder verles nuevamente. Siempre pensó que la muerte le conduciría por un pasaje de luz o alguna cosa parecida que mencionaban en los sermones de las iglesias.

Christopher nunca imaginó que al morir, terminaría en el bosque donde jugó de niño junto a sus hermanos, en aquella casa donde se celebró el funeral de sus padres y su vida dio un giro tan drástico que nunca volvió a ser el mismo. Aunque si lo pensaba un poco, no era tan mal lugar para pasar la eternidad, después de todo muchos de sus recuerdos más felices sucedieron en ese bosque, en esa casa.

El sonido de personas al acercarse llama su atención, la imagen del bosque desdibujándose frente a sus ojos hasta convertirse en el interior de la mansión, más precisamente, en el salón principal, el que justamente en esos momentos es ocupado por dos féretros de color oscuro, ambos cerrados y con tres niños, cada uno más pequeño que el otro, frente a ellos. Dos llorando frente a los ataúdes, un Liam bebé llorando inconsolable en los brazos de una joven Beth que reconoce al instante justo al lado de un Luke que lucha contra sus lagrimas sin mucho éxito, y el tercer niño que solo observa la imagen sin sentir nada en realidad, o más bien aparentando no sentir nada. Chris lo sabe porque ese niño es él.

Algo en su interior le dice que esto que observa no es su pasaje hacia la muerte o al cielo, pero antes de que siquiera pudiera identificar de que iba todo aquello, la imagen delante de sus ojos se desdibujo una vez más; ahora dando paso a una visión más completa del salón, que en esos momentos está lleno de personas que no conoce, o no alcanza a reconocer del todo. Al menos hasta que encuentra a Richard Hemsworth al lado del ataúd de su padre, acariciando el borde con una de sus manos, la repulsión que siente es casi inmediata y el estallido de furia en su pecho no se hace esperar cuando ese hombre, que alguna vez quiso como a un padre, se acerca a ellos y les sonríe, como la señal de un triunfo largamente esperado.

Ahora Chris puede ver que ese destello de locura y avaricia siempre estuvo en él, solo que no se dio cuenta de ello hasta que fue muy tarde.

Sin que pueda evitarlo, y con el deseo de advertir a sus hermanos, a Beth, o a si mismo del peligro que ese hombre les supone, todo cambia a su alrededor, dejándolo inmerso en un bosque que se oscurece a causa del sol que empieza a caer. Chris en esos momentos se encuentra siguiéndose a si mismo dentro del sendero en medio de los arboles.

Y se sorprende a sí mismo de no recordar esa escena, cuando las anteriores las tenía grabadas a fuego en su memoria.

Perdiendo el aliento cuando se encuentra con un niño que llora encogido sobre sí mismo, temblando por el miedo y por el frío del que es presa. Su corazón encogiéndose, enamorándose más al darse cuenta de que ese niño no es otro que Tom, cayendo en cuanta que todo eso, lo que le rodea en esos momentos, es el recuerdo por años olvidado del que tanto le hablo Thomas.

Sus ojos llenándose de lagrimas cuando ambos rompen a llorar, cada uno a causa de sus propios miedos, y terminan consolándose mutuamente cuando el dolor del otro se convierte en propio. La promesa olvidada renovándose delante de sus ojos, junto con un amor que sentía no podía ser más grande, inundándole entero al darse cuenta de que si, podía ser más grande e intenso de lo que nunca pensó.

Su corazón y su alma hinchándose por causa de un sentimiento cálido al mirar como ambos niños se mantienen tomados de las manos mientras pasan las horas y el cielo se oscurece, y en algún punto terminan abrazados.

Un abrazo que termina justo cuando una voz y una luz se notan a lo lejos. Dando paso a ese enfrentamiento con el padre de Tom al defenderlo, solo para continuar en un sendero, que a medida que lo recorre, comienza a recordarlo con más claridad. Hasta que llega el punto en el que ambos niños se despiden y donde Chris no quiere continuar porque sus siguientes recuerdos no son algo que quisiese revivir.

Es por eso que por primera vez desde que llego a aquel sitio, Chris grita con todas sus fuerzas, luchando para que sus recuerdos ya no avancen y se quede en ese sitio donde desea permanecer por la eternidad, o al menos hasta que, si tiene suerte, Tom llegue a reunirse con él.

Pero inexorablemente sigue al pequeño niño que se aleja de la mano de Beth, hacia un destino que Chris desearía cambiar con todas las fuerzas de su ser. Y es en ese momento que Chris parece darse cuenta que mas que estar en su camino a la muerte, o al cielo; en realidad este es su castigo por los actos que cometió en vida, condenado a revivir todos los momentos de su existencia como un completo recordatorio de lo que pudo haber cambiado si no se hubiese refugiado dentro de sí mismo y su rencor contra el mundo.

E incapaz de soportarlo, de revivir toda esa agonía de años, Christopher lucha por regresar al lado de Tom, a su recuerdo infantil que tanta paz le produce, hasta que su cuerpo no le responde y siente el agarre de unas manos sobre sus brazos, su pecho, obligándole a retroceder con una fuerza contra la cual es incapaz de combatir.

- ¡NO, TOM! ¡TOM! - grita hasta que la voz se le rompe y siente como su garganta comienza a sangrar, luchando contra esas manos invisibles que le impiden regresar a ese pequeño trozo de felicidad que por años le fue arrebatado. Desesperado por no desaparecer en el olvido de todos aquellos a los que ama.

- ¡Chris está bien, aquí estoy! - le grita una voz en la lejanía, en medio de esa oscuridad que le envolvió sin darse cuenta. - ¡Chris, Abre los ojos! - nuevamente le grita esa voz que ahora le suena tremendamente familiar, pero acompañada del pitido frenético de maquinas al fondo, idénticos a los sonidos de las de un…

- Hos-Hosp…tal. - termina diciendo con la voz rasposa, y detonando un dolor agudo en su garganta cuando nota el tubo que tiene metido en ella. Sus ojos abriéndose con asombrosa dificultad solo para ser cegados por la luz blanca que pende sobre su cabeza.

- Si, Chris… estas en el hospital. - la voz nuevamente le llama, confirmando lo que el mismo ha dicho momentos antes, sus ojos abriéndose para encontrar a un Tom que llora muy cerca de él, con la mejilla un poco hinchada y amoratada, pero que no le impide sonreír al verle despertar cuando creyó que jamás lo volvería a hacer.

- T-Tom… - alcanza a decir con pasmosa y desesperante dificultad debido al tubo que le atraviesa la boca, buscando confirmar que el hombre que ahora mismo le permite tocarle el rostro es real y no solo una alucinación causada por sus heridas o su experiencia cercana a la muerte.

- Aquí estoy, aquí estoy, Chris. - dice a su vez Tom, rompiendo en un llanto que desbarata al completo la poca entereza de Chris, quien termina derramando sus propias lagrimas cuando lo siente real justo a su lado, al menos hasta que las enfermeras les separan y la desesperación eleva su ritmo cardiaco hasta el punto de casi provocarle un ataque.

-¡N-nghh! - consigue articular apenas cuando el tacto de Thomas desaparece de su piel, el terror a perderlo quemándole el pecho de manera inclemente.

- ¡Dejen que permanezca a su lado! ¡No ven que le hacen daño! - ruge una voz que reconoce al instante como la de Luke, deteniendo el incesante movimiento a su alrededor por parte de las dos mujeres que le atendían.

La mano de Tom no tarda en volver a tomar la suya después de eso, devolviéndole la tranquilidad que creyó perdida por momento que le pareció eterno. Su mirada buscando a su hermano para darle las gracias, encontrándose con ambos, con Luke y Liam con la desesperación desapareciendo de sus rostros, siendo reemplazada por el alivio de verle vivo. La presencia de Tom manteniéndose firma a su lado incluso cuando el médico ordeno enviarle a hacer unos estudios, y ni siquiera cuando cayó profundamente dormido soltó la mano del hombre que amaba, y que casi pierde por una estupidez.



La segunda vez que Chris despertó, Tom se encontraba sentado a su lado, durmiendo todo lo que en cinco días no había hecho, demasiado destrozado como para tranquilizarse al enterarse de que Chris había entrado en coma después del aparatoso accidente que sufrió en medio la carretera, que casualmente, era la que llevaba hacia la casa de campo de los Hiddleston, al residencial donde ambos se conocieron.

El médico les había informado que había sido una suerte que otro conductor pasase por el mismo sitio cuando el accidente tuvo lugar, ya que de no haber sido así Chris pudo no haber sobrevivido. Esta demás mencionar que en cuanto Tom llego al hospital donde habían remitido a Christopher, fue recibido por un Liam completamente fuera de sí que, en medio de su desesperación, le golpeo acusándolo de que todo aquello había sido su culpa. Acusación que Tom aceptó porque, en efecto, era su culpa. O al menos lo sentía de esa manera.

Culpa que se vio agravada cuando Liam informó a los médicos que su hermano pudo haber sido drogado horas antes sin su consentimiento, hecho que fue confirmado por los propios médicos cuando analizaron la sangre del piloto antes de que pudieran proceder a intervenirlo quirúrgicamente.

Thomas se sintió la peor de las personas al no haberle creído a Chris, cuando éste se lo gritó días antes. Sintiendo un alivio que no creyó merecer cuando Christopher despertó tras cinco días, gritando su nombre y luchando porque no le separaran de su lado. Muriendo un poco por dentro al no haberle creído a ese hombre, que a todas luces, le amaba.

Fue de esa forma en que Chris le encontró en cuanto abrió sus ojos por segunda vez, su cabeza descansando a un costado de la diminuta cama del hospital, aferrado a su mano como si temiera que fuese a desaparecer de un momento a otro.

Incapaz de hacer otra cosa por lo débil que se sentía, Chris se limitó a apretar la mano que Tom le sujetaba, esperando que este despertara al sentir su agarre. Lo cual no tardo prácticamente nada, puesto que al primer apretón, Tom prácticamente salto del asiento con los ojos abiertos de par en par buscándole de manera instantánea.

- Oh, Dios, Chris despertaste. - mencionó en cuanto notó los ojos abiertos de Chris, ligeramente más pequeños debido a que aun se encontraba ligeramente adormecido por los medicamentos. Rompiendo a llorar momentos después, suplicando un perdón que sentía no merecer. - ¿Podrás perdonarme, Chris? Fui un idiota, un completo imbécil al no confiar en ti, al no creerte. Y que por si fuera poco casi te causa la muerte… Chris por dios, perdona, por favor. Sé que no lo merezco pero…

Con un esfuerzo enorme, Chris calló la letanía de disculpas de Tom, colocando uno de sus dedos sobre sus labios aprovechando el tenerlo cerca. Tragando un poco de saliva antes de siquiera poder emitir sonido alguno, y comunicarle a Tom que lo perdona, pero por encima de todo…

- Lo recuerdo… Te recuerdo, el bosque, tu padre…. Nuestra promesa. - consiguió decir de manera pausada, sonriendo como un tonto ante la expresión de incredulidad de Tom. - Recuerdo todo… el saco que te di… y la forma en que caí enamorado de ti desde el primer momento.

A partir de ese día, Tom no recordara el haber llorado tanto por culpa de ese hombre que se había convertido en su vida entera.



- Deja de hacer eso. - le regañó Tom a Chris como por vez mil en lo que iba del día, y apenas era medio día, observando de reojo como el enorme rubio, aun convaleciente, se estiraba todo lo buenamente que podía para alcanzar el control remoto del televisor.

- Pero Tooom, ese programa es aburrido, además la carrera final está por acabar y quiero ver quién va a quedarse con nuestro trofeo. - se quejó Chris, poniendo ese puchero que le aprendió a Emma en una de sus tantas visitas a la mansión Hemsworth, donde por el momento Tom vivía.

- Puedes simplemente pedirme que le cambie y no intentar abrir la cicatriz de la operación, te retiraron los puntos apenas hace un mes y aun no estás del todo recuperado. Te lo dijo bien claro el doctor, nada de esfuerzos grandes ni estirarse más de la cuenta. - le recalcó Tom, pareciendo mas su madre o Beth, que su novio.

- Hoy en la mañana no me recordaste nada de eso y mira que una parte de mi estaba muy…

- ¡CHRIS! - le interrumpió Tom, sonrojado hasta la raíz ante la mención de lo que habían hecho esa misma mañana, Chris simplemente sonrió amplio y satisfecho por la reacción obtenida.

Tom podía ser muy pudoroso fuera de la cama, pero en ella, ciertamente Chris siempre salía gratamente sorprendido por lo que su novio terminaba haciéndole o dejándose hacer, todo sea dicho. Por ello disfrutaba de hacerle sonrojar cada vez que podía, gozando esa faceta tímida de Tom que le enamoraba un poquito más cada día.

- ¿Qué? No dijiste nada en esa ocasión, es más, no diste señales de que te importara mucho si se me abría algo o no.

- Era… era diferente, si. - terminó contestando un tanto avergonzado el piloto de cabello oscuro, bajo la atenta y satisfecha mirada de Chris. - Ahora por dios, ¿puedes dejar de avergonzarme para que pueda cambiarle al bendito televisor?

- Como desees, cariño, pero recuerda que nadie puede oírnos, esta parte de la casa es exclusivamente mía y nadie va a venir a escucharnos. Sin contar que mis hermanos no están y Beth solo vendría si es hora de la comida y no hemos bajado… como la última vez. - se encargó de recordarle el rubio. Provocando que Tom muriera un poquito más debido a la vergüenza que aquello le provocaba.

Bethany Collin, Beth, les había atrapado en medio de una sesión de sexo desenfrenado unos días atrás cuando, por disfrutarse el uno al otro, olvidaron por completo que la hora de comer había llegado; y la mujer como buena ama de llaves, y prácticamente segunda madre de los hermanos Hemsworth, había subido para avisarles, amenazarles, para que bajaran a comer como la gente decente, topándose con tal escena, que hasta el día de hoy, persigue a Tom impidiéndole ver a la mujer a los ojos.

- ¿Podemos olvidar que eso paso, por favor? No entiendo cómo es que tú no muestras arrepentimiento o vergüenza alguna. Beth nos vio haciendo… eso. - señaló escandalizado Thomas, y es que en realidad no entendía cómo es que Chris no se disculpaba con su nana cada vez que la veía.

- Nah, Beth me ha visto hacer cosas peores, es más, creo que esto es lo más inocente que me ha atrapado haciendo. - Tom ni siquiera quería imaginar que sería malo dentro de los estándares de Chris. - Bueno, ¿Vas a cambiarle o prefieres que sigamos rememorando nuestros momentos gloriosos y de estiramiento? - preguntó con malicia Chris, elevando enérgicamente sus cejas repetidamente.

- ¿Qué canal es?

- El 324, cariño. - respondió Chris sonriendo más ampliamente, besando a Tom en la mejilla al tiempo que lo atraía hacia si cuando este hubo conseguido el control.

- Juro que un día de estos veré la manera de que dejes de ser tan descarado.

- No podrías, me amas tal y como soy, descarado y sin vergüenza. - Thomas no pudo evitar sonreír y negar con la cabeza porque, ciertamente, aquello era verdad.

- Eres un engreído. - le acusó con falsa molestia, centrando su atención en la pantalla cuando apareció la imagen de la pista de Johannesburgo que Stark mando a construir para la carrera final de su contienda en parejas. - Mira, la carrera terminó hace cinco minutos.

- Si no hubieras estado quejándote todo este tiempo quizá hubiésemos visto el final. - le reprochó Chris en broma, recibiendo un golpe en el brazo a cambio. -  ¡Auch! Oye que estoy recuperándome de una operación quirúrgica.

- Y te estarás reponiendo de otra si no mides tu lengua, cariño. - Chris tenía la réplica perfecta en la punta de la lengua cuando la estridente sonrisa de Tony Stark les interrumpió.

El millonario aun estaba vestido con su traje de carreras cuando lo enfocaron para una entrevista, en la que se mencionaba, el había sido el ganador junto con su pareja, Steve Rogers.

- Dígame, señor Stark ¿Qué les aconsejaría a los pilotos que entraron tras ustedes? - preguntó la reportera, una mujer un poco más baja que Tony, de piel clara y cabello castaño.

- Que la próxima vez dejen a sus abuelas conducir, quizá así tuvieran más oportunidades de ganarme. - respondió Stark, de esa forma tan suya. Steve a su espalda simplemente negó con la cabeza ante tal comentario.

- Ciertamente es algo que muchos tendrán en cuenta, y señor Stark, ¿Qué opina de los pilotos Hemsworth y Hiddleston que no pudieron estar aquí hoy debido al lamentable accidente de Christopher? - volvió a preguntar la  mujer.

- A ellos solo tengo una cosa que decirles. Los veo el año que viene. - dijo hacia la cámara Tony, lanzándoles el reto como si los tuviera en frente y no a kilómetros de distancia.

Mientras tanto, en California, un Chris sonriente aceptaba el reto de manera inmediata.

- Y ahí estaremos, de eso puedes estar seguro. - contestó Chris, estrechando un poco más a Tom. - ¿Verdad, Tommy? - añadió un momento después, volviéndose hacia Tom para darle un beso en la sien.

- Puedes apostarlo, Chris. Ahí estaremos, ahí estaremos.



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