FanFic: DEJAME PROTEJERTE

Jan 16, 2011 23:29






TITULO: Dejame Protegerte

FANDOM: Supernatural

AUTOR: Yo mismo, DestielWinchi. jiji.

PAIRING: Descubranlo, muaaaa, soy malo.

ADVERTENCIAS: Lo tipico, uso de lenguaje no apto para menores, escenas porno y claro por supuesto es SLASH asi que si no te gusta, ahi esta la puerta y es muy grande.

DISCLAIMER: Nada de supernatural me pertenece, todo es propiedad de Kripke, creanme si fueran mios la serie estaria clasificada como Slash y pago por evento, jajaa, esto lo hago sin fines de lucro, no gano nada, solo mi perverso gozo.

RESUMEN: Dean esta abrumado por todo lo que `pasa a su alrededor, es el blanco tanto de angeles como demonios, la situacion con Sam y Cas se pone tensa, un extraño y enigmatico ser le cuida y para colmo descubrira que esta enamorado desde los primeros años de su adolescencia y no prescisamente de lo que el esperaba.


FUERA DE CONTROL

(segunda parte)

Se aferro tanto al cuerpo inmóvil del ángel, que de haber estado consciente hubiera gritado del dolor, ahora solo esperaba ese golpe que le privaría del dolor y la sensación de vació que le provocaba el no haber podido salvar a todos aquellos a los que amaba, solo una ultima idea se instalo en su mente, a donde iría esta vez, lo mas seguro era que le mandaran nuevamente al infierno, ya que en el cielo no habría nadie que le aceptara, tal vez seria lo mejor, el simple hecho de toparse con Rafael, Gabriel, Michael o Zacharias le daba nauseas, solo esperaba que por fin encontrara la paz que tanto buscaba en esos momentos y por encima de todo que Cas estuviera bien y a salvo de toda esa mierda que le esperaba.

El sonido de las puertas al abrirse fue ensordecedor, los relámpagos empezaron a surcar el cielo de manera violenta, todo temblaba, un viento helado soplaba con fuerza inundando el lugar con un aura de poder inmenso casi palpable pero invisible. El rubio abrió los ojos solo para ver como la cabeza del vampiro caía a sus pies manchandole el rostro con la sangre que salpicaba de su cuello cercenado, junto a este, un joven que reconoció en medio de la oscuridad gracias a la luz de los relámpagos.

Aquellos ojos miel eran imposibles de olvidar, solo que ahora no eran apacibles y tiernos, en ellos brillaba la furia y el poder, su rostro era una mascara de frialdad y serenidad absoluta, esa expresión la había visto hace no mucho, justo el día que salio del infierno, pero la persona que la portaba ese día, yacía ahora en sus brazos, manchada de sangre y sin ... vida.

-Levantate o sera muy tarde para el, debemos salir de aquí si quieres salvarle.- una voz llena de autoridad le saco de sus pensamientos, mientras le obligaba a ponerse de pie.

-¿Quien eres?- pregunto aun en estado de shock con la voz temblorosa y ronca por el llanto.

-Confiá en mi, no te haré daño, ni a ti, ni a Castiel.- aseguro el joven tomando al ángel en brazos.

-¿Como sabes..?- volvió a preguntar intentando detener al joven que se llevaba a un casi muerto Cas.

-¡¡Te dije que no hay tiempo!!- le grito mientras acomodaba el cuerpo en uno de sus hombros y con el brazo libre le jalo a la entrada.

El grito del joven le volvió por completo a la realidad, cayendo en cuenta de que el ángel podría no estar muerto... aun, se coloco junto al joven quitandole el cuerpo, se miraron durante un segundo, pero fue suficiente para que se entendieran, ambos se dirigieron a una camioneta negra estacionada justo frente a las puertas del almacén, una vez que Dean se situó en la parte trasera con Castiel en brazos comenzaron el camino a quien sabe donde.

El rubio comenzaba a dudar si había sido buena idea ir con el joven, habían pasado al menos veinte minutos desde que salieron del nido y el cuerpo del pelinegro comenzaba a enfriarse de una manera verdaderamente alarmante, pero con todo y eso una vez que se hubo recuperado lo suficiente de la impresión de los últimos acontecimientos, hizo acopio de toda su cordura y fuerza para tomar los vitales del ángel, para su alivio aun tenia pulso, débil, vacilante y en caída, pero tenia pulso y eso le bastaba, lo único que le preocupaba ahora era como demonios le salvaría la vida.

A los pocos segundos habían parado en una casa en medio de una pradera, que estaba bastante lejos del pueblo, al entrar el joven le hizo poner el cuerpo en el centro de lo que era la sala, no sin antes quitar una enorme alfombra bajo la cual se encontraba un enorme sello grabado a fuego en la madera, lo reconoció de uno de los libros de Sam, era un símbolo enoquiano de invocación de ángeles o al menos eso creía, pues tenia algunas diferencias en los bordes que no coincidían con el del libro.

-Ahora me dirás quien eres.- insistió el cazador.

-No se por que insistes en lo mismo si sabes perfectamente quien soy Deannie.- respondió sin despegar los ojos del cuerpo de Castiel.

Fue todo, esa simple palabra le basto para entrar en pánico, aquel que le visito en sueños, con quien compartió aquellos años de su infancia que no conseguía recordar, estaba allí, frente a el, tratando de salvar la vida de su ángel guardián, tanto tiempo buscando respuestas y las tenia ahí en frente. En el bar aun no lo asimilaba del todo, su subconsciente aun intentaba protegerse de todo aquello, pensando en que quizás se había confundido y ese chico tal vez ni le conocía, pero ante lo que había escuchado ya no había forma de negarlo, era el, no se había confundido, su guardián había aparecido nuevamente en su vida, justo en el momento en el que creyó que todo estaba perdido salvándole de una muerte casi segura. Pero con un demonio el es un Winchester y no iba a permitir que se notara su miedo y lo abrumado que estaba por esto, no señor, se mantendría firme ante esto, sobretodo por que ahora lo único que le importaba era volver a ver esos ojos azules que ahora se encontraban cerrados.

El joven se arrodillo frente al cuerpo entrando en el circulo donde se hallaba, poso sus manos en la herida del abdomen, le miraba con gratitud y una calidez que reconforto al rubio, apesar de que no le miraba a el, acto seguido cerro los ojos comenzando a hablar en una lengua que no entendía, pero que ya había escuchado en los labios de Cas, era la lengua de los ángeles. Un leve resplandor comenzó a emanar de sus manos expandiéndose por todo el cuerpo de Castiel, intensificando su brillo hasta cegar al cazador que tuvo que cubrirse los ojos para que la luz no le lastimara.

Para cuando los volvió a abrir el pelinegro se encontraba recostado en el sofá, la herida ya no estaba, al igual que todo rastro de sangre, incluso noto que su propio cuerpo no le dolía en lo absoluto, no tenia herida alguna, sus ropas no tenían sangre, vaya se encontraba de maravilla, a excepción de los estragos emocionales que le quedaban de el día que había pasado y que aun no terminaba.

De manera automática se acomodo al lado del pelinegro, sus miedos desaparecieron en el mismo instante en el que le oyó respirar y revolverse incomodo en el viejo sofá.

-Le quieres mucho ¿verdad?- pregunto el joven a su lado.

-Le tengo aprecio que es diferente.-mintió

-Ya veo, pues debes apreciarle bastante para tomar su mano de esa forma.- señalo la mano con la que el rubio acariciaba tiernamente la del pelinegro. Acto seguido y como si algo hiciera click en su cerebro soltó la mano con suavidad y se incorporo para encarar al joven.

-Muy bien, ahora me dirás quien eres y por que nos has ayudado.- soltó clavando su mirada en unos ojos que le miraban con excesiva calidez para su gusto.

-Fácil Deannie, los salve por que ya es tiempo de corregir mis errores, en cuanto a quien soy, no me digas que no recuerdas quien soy.- contesto con calma sentándose en el mismo sofá donde estaba el ángel.

-No me llames así.- siseo amenazante.- Y en cuanto a quien seas, es obvio que no lo recuerdo, solo se que te he visto en mis sueños, que probablemente, no estoy seguro de ello aun, tal vez tu y yo nos conocíamos, pero eso es algo que no alcanzo a comprender del todo.- respondió con cierto grado de molestia en la voz.

-Supongo que es normal, de hecho hasta hace no mucho, una parte de mis poderes volvieron, creo que aun no has podido recuperar del todo tus recuerdos.- suspiro con cansancio- Bueno, puedes llamarme Liam, "Dean".-concedió el muchacho.

-A que te refieres con que hace poco recuperaste tus poderes.- pregunto sin entender las palabras del muchacho.

-Dime una cosa Dean, ¿Que crees que soy?, que clase de criatura crees que puedo ser, aun que de hecho lo sabes verdad, pero te niegas a creerlo todavía.- repuso con tono dulce.

-....- el rubio dudo un momento antes de contestar.- Creo que eres un... un... serafín.- "que mierda estoy diciendo"- pensó para si.

-No es ninguna mierda Dean, lo soy, soy tu serafín, el encargado de cuidar de ti y todo lo que amas.- confirmo el joven al notar los pensamientos del cazador.

Ante esas simples palabras no pudo evitarlo, la ira le inundo el cuerpo, un enojo mas allá de todo lo que había sentido jamas, todas sus penas, el dolor, los llantos, las perdidas, todo aquel sufrimiento de tantos años le invadió el cuerpo cegándolo, acorto la distancia entre ambos tomando al joven de la camisa con una fuerza de la cual el mismo se sorprendió pero no le importo, ahora lo único que quería era hacerle pagar por todo lo que había padecido por su culpa.

-Así que tu debiste haberte encargado de cuidar que nada me pasara, pues te informo que fracasaste monumentalmente.- reclamo en un tono tan bajo que parecía un susurro, pero en sus ojos se denotaba el fuego que le consumía por dentro.

-Lo se- respondió tímidamente.

-¡¡Lo sabias!!- grito- ¡¡Con un carajo, lo sabias y no hiciste nada por evitarlo, que clase de puto guardián eres, MIERDA, donde demonios estabas cuando el maldito de Azazel mato a mi madre y marco a mi hermano!!- grito casi descontrolado.

-Yo no podía Dean aun no..- dijo en voz baja sosteniendo apenas la mirada a esos ojos que parecían quemarle de la forma tan acusadora en que le observaban.

-¡¡Aun no que... maldita sea, todavía no te daban la orden, esta bien aun no te asignaban mi jodida alma para que la cuidaras, ok, ok, entonces donde estabas cuando me volví cazador, por que no me alejaste a mi y a lo que quedaba de mi familia de esta puta vida que nos ha quitado tanto, donde coño estabas cuando mi padre vendió su alma por salvar la miá, o cuando Sam murió, DONDE!!- grito con las lagrimas corriendo por sus mejillas.

-Dean yo...- apenas y se oyó su voz un nudo se le había formado en la garganta.

-¡¡No que, para ese entonces creo que ya nos habíamos conocido, por que me abandonaste de esa forma, por que me dejaste solo tanto tiempo a merced de todos estos desgraciados, que hice mal para que te fueras así, que hice mal para que ... para.. PARA QUE ME DEJARAS PUDRIRME EN EL INFIERNO POR CUARENTA AÑOS, dime de una puta vez que hice mal!!- volvió a gritar con la voz rota por el llanto y el dolor de tantos años, saliendo por ella después de tanto tiempo de guardarse todo lo que le hacia daño.

Soltó al joven vencido por su propio dolor, dejándose caer de rodillas frente a el escondiendo el rostro entre sus manos mientras lloraba de una forma desgarradora.

Liam se arrodillo ante el, pasando una mano por el cabello rubio del joven para consolarlo, pero apenas el otro sintió su mano la aparto bruscamente de un golpe, mirándole con odio.

-No me toques.- siseo nuevamente.

Pero el joven no se amedrento ante la amenaza, esta vez le abrazo pegandole a su cuerpo, el cazador se revolvía tratando de liberarse, pero Liam no cedía y le estrechaba con mas fuerza, de pronto la voz del joven comenzó a inundar el lugar, el canto era hermoso y le resultaba familiar, pronto dejo de luchar y cuando para cuando se dio cuenta lloraba pegado al pecho del joven, la calidez de ese cuerpo le reconfortaba y no sabia el por que, pero le gustaba, aun que no conseguía borrar la furia que aun le invadía.

-Lo siento, esta bien.-susurro el joven con los labios pegados a su cabello.-Prometo que te explicare todo, no quería abandonarte, nunca debí hacerlo, tienes todo el derecho de odiarme me lo he ganado no lo voy a negar, pero que algo te quede claro, tu no tienes culpa de nada, no hiciste nada malo.- la voz del joven sonaba dolida, pero consiguió calmarle un poco.

Continuaron en esa posición durante un largo tiempo, dejando que el llanto limpiara todo el dolor del alma del cazador, hasta que por fin se quedo dormido por el cansancio, la ira y la tristeza.

CONTINUARA...

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