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"¿Qué crees que estás haciendo?"
Tao se detiene a mitad de camino de sentarse para mirar a Sehun que está apoyado en el marco de la puerta con la ceja levantada.
"Iba a acompañarte para la cena," responde con inseguridad. ¿Está haciendo algo malo? Evidentemente, el "veneno" no había sido realmente un veneno. Sólo fue algo para hacerlo sentir un poco enfermo y cansado, pero nada que no desapareciera después de un par de horas. Se siente mejor ahora, y piensa que debería aprovechar el privilegio de acompañar a Sehun en la cena como era costumbre.
"Por supuesto que no." Sehun niega con la cabeza con decepción mientras se cruza de brazos y se dirige a la cama. Tao no está seguro de por qué todavía está en la habitación de Sehun. Acababa de despertar de lo que había sido una siesta relativamente pequeña después de haberle sido negado el caminar de regreso a su propia habitación. El joven amo está haciendo esfuerzos sobreprotectores para asegurarse de que se quede en ahí y descanse, aunque él no se siente que necesite eso.
"¿Acaso sabes cómo cuidar de ti mismo?" Sehun toma asiento a los pies de la cama. "He enviado a alguien para que suba la comida."
"Gracias." dice Tao. Se apoya en las almohadas.
"Está nevando de nuevo," murmura Sehun suavemente, mirando por las ventanas. Copos de nieves cayendo en el exterior, acumulándose sobre la nieve en el suelo que ya alcanza un pie de alto. Tao asiente como confirmación.
"Has pensado alguna vez," Sehun continúa, "¿que esto se acabará?" Sus ojos parecen vidriosos ante la idea. "Que seré capaz de salir. Que volveré a la escuela y regresaré a mi vida normal. Que las cosas pueden volver a ser como antes. ¿Has pensado alguna vez que esto sólo podría durar para siempre, el estar atrapado aquí, porque todo el mundo piensa algo podría pasar? ¿No crees que toda esta precaución es impulsada por miedo?" Se gira para mirar a Tao, quien sólo puede arrugar las cejas al oír esas palabras. Siente una mezcla de lástima y algo más que devora su conciencia.
"Sehun..." Quiere decir algo, pero no puede predecir el futuro, y no puede detener el destino. Está entrenado para una sólida protección, no para un cuidado emocional.
El menor se siente cansado e intranquilo. Apenas sabe qué día es, si es un lunes o un viernes, y los relojes sólo proporcionan su constante el tic-tac para recordarle que no se han detenido. No hay nada que hacer en la antigua mansión, nada que decir, nada que sentir. Se gira hacia Tao con una mueca. "Lo siento, no fue mi intención hablar así."
"Está bien," Tao está bastante sorprendido con su repentino cambio de emociones. Parece que es inestable. Un poco. "Me gustaría retroceder el tiempo para ti," dice, y lo dice en serio. Se siente horrible sabiendo que todo lo que Sehun quiere es volver a los buenos tiempos, hace apenas algunos meses. Se siente aún más horrible sabiendo que él forma parte de todo este cambio.
Un sirviente viene un momento después con una bandeja y una mesa de cama para que Tao coma, interrumpiendo la conversación antes de que Sehun pueda responder. La comida y la mesa son puestas y Tao siente un sonrojo otra vez. No está acostumbrado a ser atendido, sino al revés. Es débil al tener que sucumbir ante esto.
Sehun se sienta en el suelo junto a él, con la espalda contra el lateral de la cama. Hay una bandeja frente a él también, ataviada con platos muy elaborados y demás. No toca nada.
"Sehun, deberías comer." Tao señala la comida delante de él.
Sehun se mofa. "¿Me estás diciendo qué hacer?"
Tao levanta una ceja. "Bueno, no te lo estás diciendo a ti mismo."
Sehun levanta el tenedor y pica algo del pequeño tazón de arroz en la esquina de la bandeja. Murmura algo incoherente y baja el utensilio. "No tengo hambre," dice con más claridad esta vez.
Se levanta un poco y deja caer su cabeza sobre la cama, junto al brazo de Tao. Sehun cierra los ojos y murmura, "Extraño el mundo exterior, Tao."
Tao deja escapar una risa, pero no tiene respuesta. Con cuidado, pone la mesa a un lado y endereza su espalda. Sus orejas se alertan. Hay un timbre sonando desde el otro lado del pasillo.
Lo odio, piensa. "Lo siento, Sehun, tengo que contestar la llamada."
"Sí." Sehun lo mira, curioso, sus ojos se arrastran tras el chico cuando sale de su habitación con rapidez. Se pone de pie, deja la comida, y se dirige al pasillo. Tao había tenido la intención de cerrar la puerta detrás de él, pero por la prisa no se había dado cuenta de que la puerta de su habitación se había quedado un poco abierta.
Es malo hacer eso, no va en absoluto con la moral de Sehun. Es simplemente grosero. Pero, ¿puede evitarlo? Está dominado por el deseo.
Se pone de pie justo al lado de la puerta, escuchando. Esperando.
-
"No sé de qué tenemos que hablar, Kyungsoo." Jongin traga saliva. No está listo para eso. Y, por lo que ve, Kyungsoo tampoco. Su ahora ex.
"¿Lo amas?" Kyungsoo pregunta, tratando de mantener su expresión firme. Había forzado la pregunta, la escupió con un pesado suspiro.
Directo. Contundente. Directo al grano. Era una parte de él que Jongin siempre había encontrado atrayente. Niega con la cabeza. "No." La palabra sale como un susurro.
"Entonces, ¿por qué?" Su apariencia se rompe. Sólo por una milésima de segundo, pero Jongin lo nota.
"No lo sé, Soo. Realmente no lo sé." Trata de buscar la respuesta por sí mismo. Debe estar oculta en algún lugar.
Kyungsoo está sin palabras. Sus ojos comienzan a escocer, su corazón está atascado en su garganta, puede sentir que su carácter se rompe.
"¿Qué se supone que debo hacer, Jongin?" Su voz se está rompiendo, haciéndose más y más silenciosa con cada sonido que obliga a salir de su garganta. Había querido que esta conversación vaya a algún lugar, no tener que quebrarse después de apenas dos minutos.
Jongin niega con la cabeza. "Realmente no lo sé Kyungsoo. No hay nada. No hay nada que puedas hacer."
Kyungsoo se lleva las manos a la cara y se tapa los ojos. Jongin no puede verlo llorar. No puede. No sería así. No puede ver cuán débil está en este momento, cuán frágil. Es un cristal tembloroso atrapado en una tormenta, es el lado de un acantilado recibiendo los golpes de las olas, es la hoja enrojecida a finales de otoño. "No digas eso," es dejado con los susurros del fondo de su mente. Debe sonar como un lunático en ese momento, soltando tonterías y dando vueltas con todos los sentimientos que han quedado en él. ¿Por qué no hay nada que pueda hacer? Siempre hay algo, tiene que haber algo. No se puede ser abandonado sin opciones... no puede ser.
"Lo siento, Kyungsoo." Jongin niega con la cabeza y se muerde el labio.
Kyungsoo frota sus ojos con las palmas de sus manos, impidiendo que los pedacitos de humedad resbalen por sus pálidas mejillas. "Jongin," se dirige a él.
"¿Sí, Soo?" Levanta la mirada.
Kyungsoo lo odia. Odia que lo llame "Soo" con tanto cariño. Odia que lo mire con esos ojos redondos llenos de indecisión y tristeza, que diga esas palabras con esos labios provocativos. Odia que lo haga odiarlo.
"¿Eres feliz?" Pregunta, conteniendo la respiración.
Jongin hace una pausa, tiene que pensar en ello. Trata de buscar la verdad dentro de su mente, porque Kyungsoo merece por lo menos eso. Es demasiado joven para preguntarse si es feliz. En lugar de eso, se pregunta si las cosas podrían ser mejores. Si había tomado las decisiones correctas. En lugar de eso, se pregunta por qué hizo lo que hizo, por quién lo está haciendo y por qué. Los segundos que se toma para pensar en estas preguntas se sienten como minutos, se sienten como horas, se sienten como años. "Creo que sí, Soo," finalmente contesta. Pero una vez que las palabras salen, siente el arrepentimiento creciendo en la boca de su estómago. Muchas decisiones finales se fueron con esas cuatro palabras, y ya era demasiado tarde para regresarlas. Las remedia con un, "No lo sé, pero creo que sí."
El otro chico asiente con la cabeza firmemente, con las manos fijas en su rostro. Ya no es porque no quiere que Jongin lo vea llorar, es porque no puede soportar ver a Jongin ahora. No quiere saber cómo se ve cuando dice que es feliz. No quiere ver a Jongin sonriendo, rebosante de Sí, mi vida es genial pero tampoco quiere verlo destruido, dudando de sí mismo y de sus propias emociones. No sabe lo que quiere. Su ángel quiere que Jongin sea feliz, pero su demonio quiere que se sienta culpable. Quiere que Jongin vuelva con él, pero sabe que nunca olvidará esto incluso si vuelven. Así que no piensa en ello, e inmediatamente se da la vuelta y sale de la habitación tan rápido como le es posible.
Si pude salir, entonces tal vez hay alivio en otro lugar. No queda nada en su corazón que se pueda romper, sólo los pequeños fragmentos de lo que un día fue son barridos fuera.
-
Hay unos pies arrastrándose contra la alfombra. Después el sonido de las cortinas cerrándose. El crujido de los resortes de la cama. Un pitido.
"¿Qué pasa?" La voz de Tao suena hostil. Sehun se esfuerza por oír la conversación.
Tal vez sea la adrenalina corriendo por sus venas. Espiar es algo que nunca haría, pero hay una cierta emoción en ello. No quiere ser descubierto, pero está esa pregunta en el fondo de su mente. ¿Qué necesita verificar su guardaespaldas con su agencia todo el tiempo? Si las llamadas fueran sólo ocasionales y cortas, entonces sería menos sospechoso. Llamadas de control, eso era lo que Sehun había pensado que eran. Pero no, las llamadas son frecuentes y parecen durar más tiempo del necesario.
"No hay necesidad de hacer eso, así que no veo el porqué," oye a Tao gruñir. No hay duda de que la persona con la que está hablando no es agradable.
"No me apresures," continúa.
¿Con quién diablos está hablando y por qué está siendo apresurado? Sehun piensa. Él es un guardaespaldas, ¿qué otra tarea tiene más allá de protegerlo? ¿También es necesario que encuentre al enemigo? No puede hacer ambas cosas; no tiene sentido.
"¿Por qué estás haciendo esto ahora?" La voz de Tao se está agitando cada vez más y más. "Sólo se paciente como antes. Hay un tiempo y lugar para todo, y estoy esperando el momento adecuado. ¡No puedes esperar que simplemente me arriesgue de la nada!"
Una pausa.
"¿Qué mierda quieres decir con eso?"
La persona en la otra línea claramente lo saca de quicio.
"Lo entiendo," Está tratando de contener su irritación. "Por favor no me llames así." Tao suena como si estuviera hablando con los dientes apretados.
La conversación comienza a ser más baja. Sehun se arriesga y da un paso más cerca de la puerta. Es demasiado tarde para dar marcha atrás. Tiene que entender las cosas.
"Sí, lo sé."
Está más tranquilo.
Las siguientes palabras salen en un susurro, "El arma está en el bolsillo trasero."
Sehun siente un escalofrío recorrer su columna. Las armas no le traen ningún buen recuerdo. Se estremece involuntariamente.
"Por favor detente."
Sehun vuelve a prestar atención. La voz de Tao de repente se ha vuelto seria.
"Él desaparecerá muy pronto."
...¿Qué?
"Puedo prometerlo, a su debido tiempo, los Oh ya no tendrán un heredero."
Pero... ¿qué?
"¿Por qué me haces decir estas cosas? ¿Qué hay de malo contigo hoy?"
Los engranajes en la cabeza de Sehun se han obstruido, se han atascado, se han detenido abruptamente.
Se congela ante las últimas palabras de Tao antes de oír un click y Sehun sabe que debe regresar a su habitación para no ser atrapado en el acto. Hay un zumbido en su oído y toda la sangre desaparece de su rostro.
"El joven amo morirá en mis manos."
-
Siente náuseas. Cualquier comida que haya comido en las últimas veinticuatro horas seguramente volverá a subir a su garganta. Un revoloteo en su estómago. No puede procesar sus pensamientos. Sus piernas no funcionan. Su cerebro no comprende.
Sehun cae de rodillas. En un intento por volver a su habitación, se obliga a gatear a través del pasillo. Llega a la puerta de su habitación antes de acurrucarse contra la pared, con los ojos muy abiertos y la boca jadeando por aire.
No hay oxígeno, no hay nada en sus pulmones. No puede respirar bien.
Traición. Ceguera. Ha sido un tonto.
Pasos se acercan. Tiene que alejarse. Pero no se atreve a levantarse. Todo su cuerpo se resiste a lucha inútil de su cerebro para hacer que sus extremidades se muevan correctamente.
"Sehun, ¿estás bien? ¿Algo anda mal?" Tao suena verdaderamente preocupado.
La cabeza de Sehun se levanta ante la voz, y rápidamente vuelve a caer en sus manos. Retrocede rápidamente contra la pared hasta que no hay más espacio para escapar. Su corazón late. Miedo. Una montaña de miedo se está acumulando sobre sus hombros, impidiéndole levantarse.
"Sehun, ¿qué pasa?" Tao da un paso más cerca.
Quiere desaparecer. Sin embargo, sabe que si sigue actuando de esta manera, sin duda alguna su guardaespaldas -no, solo Tao ahora- se enterará de lo que ha hecho. Ese podría ser su fin.
"E-estoy bien." Se obliga a levantarse gradualmente, pretendiendo restarle importancia. Se queda mirando al suelo, incapaz de mirar a Tao a los ojos. No hay manera de que pueda hacer eso ahora. No hoy, no en un corto plazo, tal vez nunca.
No. Lo último era una mentira.
"¿Quieres recostarte? ¿Necesitas algo?" Tao pone una mano en su hombro, y se pone tieso bajo el toque.
Pero maldita sea su corazón, la sangre corre a sus mejillas ante el contacto también.
"Estoy bien, Tao." Es un milagro que consiguiera pronunciar esas palabras. No creía que pudiera hablar. "Voy a recostarme un poco, sí."
Camina a la cama con pasos flojos. Un pie delante del otro, llega a su lado de la cama y se entierra bajo las mantas. Esconde su rostro en la almohada. Afuera, la noche cae.
Oh sí, ha sido un tonto.
"¿Quieres que te haga compañía?" La voz de Tao siempre ha sonado un poco ronca pero con un toque de frescura.
Asiente con la cabeza.
Un horrible tonto.
Siente a Tao meterse bajo las mantas. Un segundo después, un brazo se cuela alrededor de su espalda y lo atrae lentamente. Su frente choca contra el pecho de Tao, con su cabeza metida bajo su barbilla. Sabe que Tao lo hace porque piensa que está mal. Sólo porque se preocupa.
"¿Esto está bien?" El mayor le pregunta. Siempre inseguro de sus acciones. Qué lindo.
El peor tipo de tonto.
"Sí. Está bien."
Quien ha caído en las garras del peor tipo de sentimiento.
"Buenas noches, Sehun." La otra mano de Tao se posa en el cabello de Sehun. Frota círculos en su espalda para consolarlo. "Mejórate pronto."
Amor.
Se acerca a Tao y trata de dormir.
"Buenas noches."
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