[trad-esp] Metal - Capítulo 13 || 43%

Dec 15, 2015 18:52

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La espalda de Sehun está cubierta de sudor a la mañana siguiente. Quita rápidamente sus mantas, se sienta (demasiado rápido, se podría decir, ya que el movimiento hace que su cabeza de vueltas), y se quita su camiseta. El radiador obviamente había sido reparado durante la noche, pero ahora está sufriendo por ello. Con un golpe de calor no es como le gustaría ser recibido por la mañana.


Ahora desnudo de la cintura para arriba, abre su armario para buscar algo que ponerse. Decide cambiarse después de tomar una ducha. Sería la mejor manera de liberarse de este calor desagradable.

Coge rápidamente un par de shorts y una camiseta negra sin magas, y se asoma por la puerta. No debe haber nadie por ahí, aunque no está seguro de qué hora es. Debería haberse fijado.

El cuarto de baño está a sólo unos metros por el pasillo. Se supone que debería ser capaz de llegar sin ninguna interacción torpe con un pobre sirviente que estuvo el lugar equivocado en el momento equivocado, o incluso con Yi Fan quien lo ha visto sin camisa antes... cuando tenía diez años. Ahora es un estudiante de secundaria, y prefería no recordar el día en el que casi se ahoga en la piscina.

Con su ropa arrugada en un pequeño montón bajo su brazo, trata de caminar tan silenciosamente como le es posible hasta el final del pasillo.

Oye una puerta abrirse detrás de él y se detiene por la sorpresa. "Sehun, eres tú-"

Tao se congela ante la vista de un Sehun semidesnudo mirándolo a diez pies de distancia. Está tentado a retroceder lentamente y cerrar la puerta. Tose en su puño. El silencio sólo aumenta la tensión en el aire. "¿Tomarás un baño?" Pregunta.

Sehun asiente lentamente, con sus mejillas enrojeciéndose más y más con cada segundo. Su corazón está tamborileando contra su pecho, los latidos llenando su cabeza con extraños sonidos y ritmos. Quiere correr. En cambio, señala la puerta detrás de él, murmurando, "Yo, uhm, yo.... Sí..." Avanza de espaldas hacia el cuarto de baño, con los ojos fijos en Tao todo el tiempo.

Cerrando la puerta detrás de él, deja escapar un enorme suspiro que había estado conteniendo todo ese tiempo.

Ridículamente torpe.

Ducharse nunca ha sido tan estresante. Su proceso mental es algo así:

Dios mío, Tao me ha visto sin camisa. Mierda, qué carajos. Oh dios, oh dios, oh dios, qué carajos. ¿Qué mierda se supone que debo hacer? Maldita. Puta. Mierda. Mierda, mierda, mierda, oh por Dios.

Continúa así por un tiempo, soltando palabrotas en todos los idiomas que conoce y unos gemidos ocasionales que salen de su garganta cuando se hunde en su vergüenza. ¿Dónde está el botón para retroceder el tiempo cuando lo necesitas?

Las mañanas no son fáciles.

-

Tao ha recibido grandes golpes en su vida. Como cuando estaba solo en su habitación después de su tercer día de kínder y el hombre tenebroso le dijo, "Lo siento. Lo siento mucho, hijo mío, pero... tus padres. Tuvieron un accidente de tránsito. Tendrás que vivir con tu nuevo tutor."

Como cuando se enteró que su nuevo tutor pretendió inscribirlo en una "escuela de formación especial."

Como cuando descubrió que nunca tendría la oportunidad de ver a su antiguo perro, o a su nuevo maestro, o a su lindo vecino nunca más.

Como cuando se enteró de que Tu papá quería que sigas sus pasos, Zi Tao. Él quería que hicieras grandes cosas.

Siempre lo llamaban Zi Tao. Se sentía mal. Era un niño de cinco años cuando le entregaron una pistola.

Sí, ha tenido muchos momentos de sustos y experiencias cercanas a la muerte. Sin embargo, nadie lo había preparado para saber lo que debería hacer si ve al chico con el que vive medio desnudo. Para ese caso, le falta entrenamiento.

Cierra la puerta detrás de él, tomando una respiración. La espalda de Sehun tiene una piel pálida e impecable, delineada por firmes músculos que no son muy grandes, pero aun así definidos. Es una peligrosa imagen que tiene en su cabeza. Distracción. Tiene que volver a concentrarse tan pronto como le sea posible.

Yi Fan siempre lo llama en los peores momentos.

"¿Cómo estás, querido?"

Tao se siente enfermo ante el sonido de su voz. "Me viste ayer. Por favor, no me llames así."

"¿Está rogando por ello?"

Muy, muy enfermo. "¿Qué quieres?" Se muerde la lengua para evitar que la bilis en su garganta siga subiendo.

"Nada, querido. Solo quería ponerme en contacto contigo. ¿No es eso normal?"

"Para nada." Tal vez la bilis en su garganta no es imaginaria después de todo. Su estómago se revuelve ante el pensamiento.

"¿Cómo estás?"

"Yi Fan, por favor. No es un buen momento."

"Oh, ¿no lo es? No puedo imaginar qué estarás haciendo tan temprano en la mañana. ¿Estás siendo un buen chico?"

"Eres repugnante." Tao se inclina contra la pared y sube el dorso de su mano a su frente. ¿Está caliente o su mano está fría? Deja escapar un suspiro.

"¿Estás sintiéndote febril? Suenas un poco... aletargado, querido." La voz de Yi Fan parece alejarse cada vez más.

"¿Qué... mierda?" Tao desliza su espalda por la pared hasta que golpea el suelo con un ruido sordo.

"Sé que ayer querías permanecer despierto, pero realmente creo que no deberías beber café en medio de la noche. No es bueno para ti, ¿verdad? Nunca sabes cuando los superiores quieren probarnos."

"Eres un idiota, Yi Fan." Cuelga inmediatamente, sabiendo que lamentaría esa decisión después. Su cabeza está palpitando. Se levanta del suelo y camina penosamente a través del pasillo hasta el cuarto de baño. Lo menos que podía hacer antes de desmayarse es alertar al joven amo de que hoy no será un guardaespaldas muy útil...

-

Sehun está fuera de la ducha en quince minutos exactos, con sólo un par de pantalones de chándal y una pequeña toalla alrededor de su cuello. Está poniéndose su camiseta mientras sale del baño, sólo para detenerse con un brazo en la manga cuando ve a Tao desplomado contra la pared a tres pies de distancia.

"Oh Dios, ¿Tao?" Se arrodilla, empujando su brazo desesperadamente a través de la segunda manga de la camiseta. "¿Qué pasó?"

Tao gime silenciosamente a través de sus labios cerrados. La mano de Sehun se mueve hasta la cara enrojecida de su guardaespaldas, y siente su frente.

"Estás jodidamente caliente, Tao. ¿Qué carajos pasó?" Sin esperar respuesta, ayuda a Tao a levantarse colocando una mano bajo su brazo y lo lleva a la habitación de Sehun para acostarlo. Rápidamente cubre al muchacho enfermo con las capas de mantas y corre alrededor, acomodando las esquinas aquí y allá como una madre preocupada. "Tao, Dios, qué..."

Tao niega con la cabeza sumisamente. "No te preocupes por eso," murmura.

"¿Que no me preocupe por eso? ¡Por qué mierda no me preocuparía!" Se sienta cerca de los pies de Tao y gira su cuerpo hacia él. "¿Necesitas algo?"

Tao deja escapar una risa. "Por lo general, sería yo quién te pregunte eso."

"Bueno, no por hoy. ¿Qué necesitas?" Las cejas de Sehun tiemblan en irritación. Nunca ha cuidado de una persona enferma antes, pero no debe ser tan difícil, ¿verdad? Sobre todo porque Tao parece ser especialmente modesto y está especialmente terco hoy.

Si tuviera que ser honesto consigo mismo, diría que su garganta está seca y que siente comezón, y necesita agua. Pero odia tener que cargar esto sobre Sehun, más aún ya que todo es culpa de Yi Fan. Así que en lugar de pedir eso, sonríe. "Nada, Sehun. Estoy bien ahora." Algún día se vengaría de Yi Fan. Definitivamente no hoy, pero algún día.

Sehun entrecierra los ojos. "Muy bien," alarga las palabras. Se pone de pie, sacudiéndose la camiseta y los pantalones tan casualmente como le es posible. "Entonces ya regreso. Descansa un poco." Tao asiente en respuesta. Está vagamente consciente de que esta no es su habitación, pero su cabeza está un poco confundida en este momento. Se parece a la habitación de Sehun, y está casi seguro de que lo es. Sus párpados empiezan a caer y su pensamiento queda inconcluso mientras con lo que sea que Yi Fan le había intoxicado surte efecto.

Sehun se va y cierra la puerta detrás de él. Tonterías, piensa. Le traeré un poco de agua.

-

No quiere admitir que ya se está sintiendo mejor para cuando Sehun regresa. Sin lugar a dudas, las cosas que le había dado no habían durado mucho tiempo, y su mente ya se está despejando. Pero cuando el menor regresa, trae con él una toalla fría y húmeda, un vaso de agua, y un termómetro en la mano. Se apoya en su codo, pero se da cuenta que cuando lo hace, le duele la cabeza. Qué raro. Debería estar bien por ahora.

Sehun le entrega el vaso y después de beber lo necesario, Sehun le dice que se acueste. Coloca la toalla fría en la frente de Tao, quien enrojece debajo de ella. Qué embarazoso, tener que ser cuidado por el joven amo. Avergonzado y nervioso, se cubre la boca con el dorso de su mano. No quiere que Sehun lo vea morderse el labio. Está siendo mimado, y desprecia el sentimiento. En todo caso, debería ser él el que cuide de Sehun.

Sehun jala una silla y se sienta a su lado. Apoya su codo sobre la mesilla de noche. "Ayer te dije que te abrigaras más..."

"Lo siento mucho."

"¿Por qué?" El rostro de Sehun ve tan apacible. Una expresión sin emociones.

"No deberías tener que cuidar de mí."

"Si no lo hago yo, ¿quién lo haría?"

"Cuidaría de mí mismo," dice en voz baja.

"Eres absurdo," Sehun rueda los ojos. A decir verdad, está bastante nervioso. ¿Está haciéndolo bien? ¿Qué se supone que debe hacer ahora? Tao ve tan frágil cuando está enfermo. Pálido -más de lo habitual, al menos- moviéndose lenta y pausadamente, hablando en voz muy baja. También está preocupado. Esta fiebre o lo que sea, no puede empeorar, ¿o sí?

Preguntas sin sentido. Sólo está preguntándose eso para distraerse de sus propios problemas. Es un alivio, la verdad. Si tuviera algo más que hacer, entonces no tendría que preguntarse ¿Y ahora qué? Y esa es la pregunta que más teme. Tendría que volver a llamar a Jongin.

-

Jongin inclina el pico de la botella sobre su boca y traga el agua fría. Mira con indiferencia la ventana, el antiguo asiento de Sehun, y pasa los dedos por su pelo.

"¿Kyungsoo no viene hoy, Jongin-ah?"

Jongin se gira ante sonido de la voz. Es Byun Baekhyun. Eran mejores amigos el año pasado, pero después de separarse en diferentes clases este año, ya no hablaban mucho.

"¿Por qué estás aquí?" Jongin baja la botella de agua.

"Estoy, ah, visitando a Chanyeol." Apunta con el pulgar hacia el chico larguirucho que se ríe con algunos compañeros de clase. "¿No que Kyungsoo viene aquí todos los días?"

"¿Dónde has oído eso?" Levanta una ceja y se sienta recto.

"Chanyeol me lo dijo. Vamos Jongin, como si no estuviéramos al tanto." Golpea juguetonamente el hombro de Jongin, quien sonríe a cambio. Es verdad. Si no hubieran estado todos en una clase diferente este año, el grupo seguiría siendo el mismo de siempre. Pero ahora tiene a Sehun y a Kyungsoo. "Tenía," que tiene que recordarse a sí mismo. Chanyeol está allí todavía, pero también ha conocido gente nueva. Simplemente no es lo mismo.

Las comisuras de sus labios caen después de un segundo. "Kyungsoo no vendrá hoy."

Baekhyun frunce las cejas en confusión. Quiere preguntar por qué, pero tiene la sensación de que no debería entrometerse. "Entonces, ¿no tienes almuerzo?"
Jongin niega con la cabeza. Nunca ha sido bueno para cocinar, ni tampoco trae dinero para el almuerzo.

"Espera un segundo," Baekhyun corre de vuelta al escritorio de Chanyeol. Jongin ve que le está diciendo algo, le está explicando algo. Chanyeol asiente, sonriendo, y con un movimiento de su mano, envía a Baekhyun de regreso con un pequeño objeto en la mano. Se lo entrega a Jongin. "Solo es pan," dice, "pero debes comer algo."

Jongin desenvuelve el pan del plástico y mira a Baekhyun. "Gracias, Baek."

Sonríe. "No hay problema." Suena la campana, interrumpiéndolo. "Cuídate, ¿de acuerdo, Jongin? Deberíamos salir de nuevo." Se va antes de que Jongin siquiera pueda decir "claro".

Come el pan dulce en secreto debajo de su escritorio, asegurándose de que el plástico no haga demasiado ruido. En su cabeza están dos personas diferentes, y espera ahogarlas con el azúcar en su organismo, lo suficientemente dulce para adormecerlo.

El maestro habla monótonamente sobre ecuaciones y luego toca Inglés. Con el tiempo, pega sus ojos al reloj. Tic... tac... tic... Parece ir más y más lento. Tres horas simplemente no terminarían lo suficientemente rápido. Con cada minuto que pasa, la escuela comienza a convertirse en un infierno. Es insoportable.

Levanta la mano.

El Sr. Kim parece sorprendido ante el repentino movimiento.

"¿Sí, Jongin?"

"¿Puedo ir a la enfermería? No me siento bien."

El Sr. Kim asiente lentamente ante la petición. "Claro, claro."

Jongin empuja su silla hacia atrás con un fuerte chirrido mientras las patas de la silla raspan el suelo. Sale rápidamente.

Toma un desvío hacia el baño. Por supuesto que planea ir a la enfermería, pero eso podía esperar. Quiere perder tanto tiempo como le sea posible. Después de lavarse las manos y arreglar su cabello, se dirige a la enfermería.

Le dice a la enfermera que se siente un poco enfermo y mareado. "Ve a acostarse," le dice ella con el ceño fruncido. "Hay una cama vacía cerca a la ventana. Puedes cerrar las cortinas, si quieres."

Asiente y después de llegar a la cama, corre las cortinas.

Las mantas son delgadas y rígidas, y la almohada es pequeña. La enfermería huele a medicina y cloro. Se esfuerza por encontrar una posición cómoda y al final se recuesta sobre su espalda. Prefiere estar aquí que en esa clase infernal. Por lo menos aquí puede dormir, y honestamente nunca tiene suficiente descanso.

Se queda dormido por lo que parece ser una media hora, y se da cuenta de que resulta ser más cuando escucha sonar la campana, marcando el final del día. Se sienta, aturdido, sólo para detenerse cuando las cortinas son abiertas con bastante entusiasmo.

Jongin levanta la vista para ver a Kyungsoo mirándolo con ojos llorosos.

"Jongin," su voz se quiebra, "tenemos que hablar."

-

[Dos días antes]

"Jongin, por favor..."

Jongin levanta al pequeño de la nieve, la preocupación dibujando líneas en su rostro. "¿Kyungsoo?" Sacude la nieve de las rodillas de Kyungsoo. "¿Por qué estás aquí?"

Kyungsoo abre la boca para decir algo. La cierra.

"¿Soo? ¿Qué pasa?"

"Jongin," dice débilmente, "por favor... no hagas nada precipitado. Por favor. Por favor no hagas lo que creo que quieres hacer."

Traga saliva. "¿Qué escuchaste? ¿O viste?"

Kyungsoo niega con la cabeza. "No. No estoy bromeando, Jongin. Te lo ruego." Hay una locura que brilla en sus ojos. Esa grieta en su corazón se agranda. Está tan cerca del borde.

Jongin se muerde la lengua antes de responder. Lo sabe. "Kyungsoo, yo..."

El agarre de su novio en sus brazos se vuelve más fuerte. "No." Las lágrimas empiezan a derramarse de sus ojos. "Dije que no." Sus rodillas amenazan con rendirse.

"Quizás..."

"¡No, Jongin, te dije que no!" Grita.

"...deberíamos..."

"¡Por favor!" Su garganta duele por respirar fuerte y por el esfuerzo que hace al amplificar su voz. Tan alto como sea necesario. Hasta que llegue a su corazón.

"...darnos un tiempo."

"¡Él no te aceptará!" Kyungsoo se derrumba en la nieve, la humedad del hielo derretido se filtra en su ropa. "Él no te aceptará," repite, utilizando la última respiración en sus pulmones.

"Lo sé, Kyungsoo. Eso no es lo que yo-"

"Claro que no, mentiroso." Jongin se arrodilla y toca la mejilla de Kyungsoo. Kyungsoo pone una mano sobre la suya. "Es solo que tú quieres pensar eso," dice. "No aproveches la oportunidad, por favor."

Jongin besa ligeramente a Kyungsoo en la frente, luego se mueve hacia abajo para limpiar las lágrimas saladas con sus labios. "Te amo, Kyungsoo. Y lo lamento mucho."

"¿Cómo sabes que voy a esperarte?" Kyungsoo dice. "¿Por qué no crees que te dejaré por otra persona cuando te vayas?"

"No lo creo. Pero espero que lo hagas, Soo, porque me estoy yendo por ser un idiota, y no quiero arrastrarte conmigo." Jongin presiona su frente contra la de Kyungsoo.

"Preferiría que lo hicieras," su voz apenas se oye.

"Lo siento. Regresemos. Vamos." Hace un gesto para que el otro chico se levante, pero Kyungsoo lo despide con una mano.

"Vete," susurra.

Jongin se encoge. Pero se va.

Kyungsoo puede sentirlo. Ha estado ahí toda su vida. Comenzó como una grieta, demasiado pequeña para notarla, y a medida que crecía, la grieta crecía con él. Conoció a Jongin hace años, y él lentamente la reparó con sus dedos y ligeros besos y promesas. Pero siguió rompiéndose hasta que llegó al borde, y ahora finalmente había terminado.

Grita entre sus palmas hasta que su voz se rompe junto con su corazón. Y todo lo que queda es un montón de polvo y recuerdos, arrastrados por ligeros copos de nieve y la suave brisa.

Capítulo 12.- 41% || Capítulo 14.- 50%

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