Comunidad:
reto_diario.
Título: Conversaciones pendientes.
Fandom: Katekyo Hitman Reborn!
Claim: G/Cozart/Giotto (en cualquier orden).
Advertencias: Spoilers hasta el Arco de Sucesión, por los personajes. ¿Continuación de
esto? Trío. OOC ESPANTOSO ;_;. Plot inexistente. No es lime ni nada así, aunque es como... ¿un comienzo de lime? No lo sé. Cuestión que no es para mentes delicadas. (Aunque es más por lo espantoso que por cualquier otra cosa).
Notas: LO. DETESTO. De hecho, ya entiendo por qué me había negado a publicarlo antes. Pero -_- es lo que había rondando en mi PC, so... *Se tira a un pozo*. Es horrible, de verdad x_x. Y el OoC ME DUELE. DGSKJGHJSHDG.
Lo último que se esperó Cozart ese día al abrir la puerta de su habitación, había sido que un par de manos lo jalaran rápidamente de su lugar y lo empujaran contra una pared.
(Sólo que no era una pared, sino otro cuerpo más grande que el suyo, que despedía un aroma a tabaco muy familiar para él).
Escuchó el ruido de la puerta cerrarse, y el “click” característico que hacía cuando le echaban llave. Parpadeó sorprendido, aún tratando de procesar la situación, pero una vocecilla en su cabeza le dijo que desistiera, posiblemente presintiendo qué tipo de situación sería esa.
Presentimiento que quedó más que confirmado al ver la sonrisa en el rostro de Giotto mientras se acercaba hacia él, sin decir una palabra.
Oh. Así que finalmente iban a tener esa conversación que había quedado pendiente.
(Pero realmente. ¿Tenía que sorprenderlo así?).
Le sonrió de vuelta a su amigo, justo antes de que el tacto de unos labios sobre su cuello le hiciera estremecerse. Giotto frunció un poco el ceño mientras se dirigía hacia ellos, casi como diciéndole a su Guardián “¿No podías esperar cinco segundos?”.
Pero antes de que Cozart pudiera si quiera reírse por la expresión en el rostro de su amigo, éste ya estaba casi encima de él, tomando su rostro entre sus manos. Y no tardó en sentir los labios de Giotto sobre los suyos, atrapándolo en un beso tan calmo como exigente al mismo tiempo.
(Y también podía sentir las manos de G atrayéndolo más hacia sí, desabotonando su camisa y acariciando la piel de su torso descaradamente, si es que podía haber algo más descarado aún que acorralar a un jefe de la Mafia en su propia habitación para hacer un trío, como si no tuvieran suficientes elementos de dudosa moralidad y aceptabilidad social en sus vidas).
Si su mente no hubiera estado concentrada en cosas mucho más interesantes (como los labios de Giotto, las manos de G y el montón de sensaciones que recorrían su cuerpo en ese instante) posiblemente se habría preguntado si realmente había sido bueno para él conocer a esos dos.
Pero ya tendría tiempo de preguntárselo luego, justo antes de “¿Cuándo podemos repetirlo?”.